Ok hola, seguramente deben odiarme por perderme tanto y no actualizar esta cosa jejeje espero de verdad que nadie estuviera esperandola porque asdfgh me da mucha pena con todos ustedes uwu, todas mis promesas las mande al cuerno y de hecho he abandonado un tanto fanfiction y me movi a wattpad ;u; ademas el hecho de tener muchos proyectos y una vida me seca el cerebro para escribir :v en fin nada de esto importa espero disfruten una de las infinitas partes que al parecer tendra esta historia que reitero claramente debio haber sido un fic aparte de todo esto...

Gracias por seguir la trama a pesar de todo a quienes lo hacen los amare por siempre T.T

oooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo

Cesó sus pasos traviesos al escuchar la voz compungida de su madre, retrocedió permaneciendo detrás de la pared en absoluto silencio. Sabía que no podría ser reprendido por su hermano mayor como era costumbre, pues este se encontraba entrenando en aquel sitio donde llevaba ya un par de años haciéndolo. Él mismo había querido acompañarle varias veces para saciar su curiosidad, pero tan solo obtenía negativas de todos y una mirada indescifrable del primogénito.

-Sabías que este día llegaría, es considerado el más grande honor y aun así...

-¡Preferiría mil veces que le cedieran ese honor a alguien más!

-Esta aldea le queda pequeña...

-¡Esta aldea es su hogar!

-Nosotros queremos verlo así, pero jamás lo fue, desde que nació llevaba esa estrella, no podemos oponernos a la voluntad de los Dioses...

De pronto todas las piezas del rompecabezas se unieron en su mente.-Se irá.-Murmuró poniéndose la pequeña mano en la boca, recordando aquel destino que, en otra ocasión semejante a esta, había escuchado que los de su estirpe tenían. Sería enviado a aquel santuario a servir a una diosa ajena a sus creencias, al pequeño Arles aun no le quedaba claro el origen de esa tradición sin sentido, pero sospechaba que moriría con esa duda.

Arles corrió al ático, los rayos del atardecer se colaban débilmente por el tragaluz, alumbrando aquello que sabía podría ayudarle, ellos eran una familia de renombre y tenían a su resguardo documentos importantes. El menor adoptó la mala costumbre de escuchar tras las paredes y en una de esas conversaciones descubrió que había un antiguo mapa a lo que era ahora la nueva lemuria, más no tenía idea del porque se había resguardado tan celosamente en vez de exhibirse en algún museo o replicarse para hacer su comunidad más grande. Tan solo sabía que, si se lo daba a su hermano mayor, al contrario del resto de los lemurianos enviados al santuario podría volver.

Como suele suceder, tras paredes uno escucha la mitad, y la edad te va enseñando a discernir lo que está bien y lo que no, el pequeño Arles estaba a punto de cometer una imprudencia sin precedentes.

...O...

Sentía que el corazón se le saldría del pecho, juraba que los demás podían escucharlo a pesar del bullicio y aunque Shaka iba justo al lado suyo esto en vez de causarle seguridad le preocupaba todavía más, su rubio era terco como él solo y a pesar de que confiaba ciegamente en sus habilidades, no quería que llegasen al grado de tener que hacer uso de ellas.

El peli lavanda los había mantenido ocultos todo este tiempo, evaluando la situación conforme caminaban y al parecer nadie hacia un intento por saber quién era él ni que estaba haciendo ahí, cosa que le llamó poderosamente la atención.

Estaba en eso cuando un hombre corpulento le cerró el paso, ostentaba una cara de pocos amigos y una mirada que le escrudiñaba sin un ápice de disimulo.

-¿Lo tienes?-Preguntó tajantemente, por lo que Mu supuso que se refería al pergamino.-Entrégamelo y puede que así te perdone la vida por traicionar a tu propia estirpe.

-Llegue aquí por una razón y no pienso abandonarla, estoy buscando a Arles, hermano de mi maestro Shion de Aries.-Dijo viéndolo con determinación, su voz firme y serena.-Mi nombre es Mu, mi misión es encontrarlo y pienso retirarme en cuanto lo haga, no tengo ningún interés de permanecer aquí y sospecho que usted sabe perfectamente el porqué.

Aquel hombre le sonrió.-Muchacho recibiste tremendo castigo por meter tus narices donde no te llaman, ahora entrégamelo.

-¿Castigo?-Preguntó al aire, pero con esperanzas de obtener una respuesta.-Respecto a Arles, quiero verlo, dígale que tengo un mensaje de su hermano...

-No hare tal cosa.-Dijo aquel hombre aun con la mano estirada esperando por el documento, más el tibetano lo vio desafiante.

-Primero lléveme con Arles, le entregaré el pergamino después.

El corpulento hombre arqueó una de sus tikas, Mu le parecía pequeño y débil calculando que podía noquearlo de un solo golpe y tomar el documento, aun así, mostraba una seguridad y determinación dignas de un guerrero.

-No cabe duda que eres un santo de Athena, por respeto a ello y al hermano del señor Arles cumpliré tu petición.-Le vio con una expresión indescifrable, era cosa de los lemurianos ocultar su sentir y para ello se volvían hábiles, convencidos de que era una manera más de protegerse.-Sin embargo.-Continuó.- irás solo.

En cuanto pronunció estas palabras Mu abrió los ojos como platos, notando que sus acompañantes habían sido descubiertos y Shaka sintió un torrente de adrenalina recorrer sus venas, lo más preciado que tenía sería apartado de él inevitablemente y debía resignarse. Crispó los puños por la impotencia y Mu lo vio por sobre su hombro tratando de darle a entender que debía obedecer.

-Estaré bien.-Le sonrió levemente y Dohko sostuvo a Shaka por los hombros pues ni él mismo virgo se había dado cuenta que dio un paso al frente.

-Muchacho relájate, se trata de Mu, él puede manejar esto solo.-Le reprendió el antiguo caballero de libra, a lo que Shaka se quedó muy serio y desvió la mirada.

-Lo sé.- Murmuró.-Pero no tendría por qué hacerlo si me tiene a mí...

El habitante de la aldea sonrió de lado y al hacerlo una fuerte ráfaga de viento heló el ambiente, junto con la sangre de los ex caballeros dorados...frente a sus ojos, la aldea se desvaneció, quedando solo las montañas nevadas y el mismo paisaje que transitaron anteriormente.

El de aries sintió una gota de sudor frio recorrer su sien al comprender que aquello que vieron era tan solo una ilusión, por ello la gente no reaccionaba a su presencia, por ello todo parecía transitar con normalidad...no habían llegado a la Nueva Lemuria, fueron engañados...

-¿Pero qué...?-Murmuró por lo bajo el tibetano, girándose con serenidad, pero viendo a su guía como si con ello pudiese atravesarle.- ¿Cómo es posible? El mapa indicaba que este era el lugar...-Le miró inquisitivamente mientras pensaba en voz alta, esperando una explicación que nunca llegó.

Frente a ellos apareció de pronto un enorme arco 50 veces su tamaño, de un material parecido al mármol blanco pero que ninguno pudo ubicar con precisión y con una inscripción grabada en presunto lemuriano en la parte superior, bastante similar al que vieron alguna vez en el inframundo, tenia grabados múltiples símbolos tan desconocidos como el material mismo, aunque no pudieron apreciarlo a placer pues de inmediato aquel hombre le hizo a Mu una seña para que lo siguiera.

Su pregunta ahora se contestaba sola, Mu lo entendió de inmediato y asintió con la cabeza, caminando después a paso firme tras de él sin mirar atrás, no quería encontrarse con los ojos de sus compañeros y provocar que Shaka mandara todo al carajo y se le uniera a la fuerza, causando un conflicto aun mayor.

-Si pasas por esta puerta, no habrá marcha atrás...-Susurró.-Aun puedes entregarme eso y olvidarte de todo...

Mu negó con la cabeza.-He llegado demasiado lejos como para retroceder ahora.

El guardián sonrió levemente.-Como quieras...-Con ello ambos hombres ingresaron, desapareciendo a simple vista. Sin embargo, el arco al carecer de su guardián no corrió la misma suerte

...O...

Nueva Lemuria, varios minutos después.

-El pergamino que llevas en tus manos muchacho fue robado un par de siglos atrás.-Dijo el guardia con un tono un tanto más amable.-Una terrible tragedia que llegase a tus manos, entrégamelo de una vez...

Mu negó con la cabeza, sin entender aun la relevancia de un documento que por sí solo no te dirigía a la ciudad.-Quiero respuestas y pienso que usted me las puede dar, estamos totalmente solos y adivino que lo más sencillo para usted seria enfrentarme y quitarme el pergamino a la fuerza, pero no se lo recomiendo. -Le sonrió.

Tienes muchas agallas, una boca muy grande para un cuerpo tan pequeño. -Se burló con una amplia sonrisa, a lo que Mu permaneció impávido. –A mi ver tienes un deseo de muerte y gustoso te lo concedería pero me es imposible.-Se giró dándole la espalda y continuo caminando.-Ya estamos por llegar al palacio del Señor Arles.

...O...

-Su cosmos...-El rubio sintió un aire helado revolver sus cabellos y con ello, también se le heló la sangre.-Ya...no lo siento más...-Murmuro casi de manera inaudible, pálido como nunca antes.

-¡Mierda!-Apretó los puños.- ¡Dohko!-Se giró bruscamente para encontrarse con el castaño, el rostro desencajado de Shaka le indico al antiguo maestro que estaba a nada de quebrarse, el de Libra no se lo creía, si algo caracterizaba al ex guardián de la sexta casa era su capacidad analítica y carácter sereno, pero con cada minuto que pasaba le estaba quedando más claro que los sentimientos que guardaba para con Mu le nublaban el juicio.

-Aguarda muchacho, hubiese esperado tal impaciencia de cualquier caballero menos de ti.-Le dijo con seriedad, gesto que le bastó a Shaka para recuperar el semblante, viéndolo serenamente.

-He hecho muchas cosas que estoy seguro jamás se hubiese esperado de mi, por Mu.-Suspiró quedamente antes de volver el rostro al sitio en el que había estado su lemuriano, en el momento en que lo hizo la angustia encontró a sus ojos.

-"Por Buda...porque ya no puedo sentirle, es acaso que...?"

El virgo alzó la vista, notando los grabados en el arco y entonces, entendió todo.

-"Deseri ner fi, narem ha, arja, arja rish khel bar..."-Murmuró.

Los rostros de sus compañeros giraron espantados al notar otro cosmos desvanecerse.

Shaka ya no estaba.