FIC
de Historias de Albert y Candy
presenta
Nada Personal
Por Mayra Exitosa
Capítulo 6
Candy efusivamente recibida por su abuela, al regresar con más de una semana de antelación, la duquesa se sorprendía y ella la abrazaba sin poder contarle lo que su abuelito y ella guardaban como un secreto, algo que podían decir que no había sucedido o que solo se quedaría por un tiempo más sin mencionar lo que por un juego habían iniciado, terminaba siendo ahora una mujer comprometida antes de ser presentada.
Las semanas pasaban y el baile de presentación como toda damisela llegaba, aun sin mencionarse que ella era la duquesa de Sutherland. Candy lucía mejor que nadie en su presentación, el vestido más elegante y fino jamás visto, levantaba a una dama en todo su esplendor, una tiara de duquesa se reflejaba para poder mostrarle a su reina que estaba orgullosa de serlo, la reina hacía media sonrisa, satisfecha por conocer por fin a quien como toda mujer se mostraba como lo que era por derecho de nacimiento la duquesa de Sutherland, miraba a su abuelita asintiendo en forma de aprobación y augurando que pronto estaría en un excelente compromiso. - Querida Danielle, tu nieta es preciosa, no menospreciando a las otras ya presentadas, estoy conmovida por ver cuánto me recuerda a tu hijo. Hizo bien él en dejarle el ducado, romperá muchos corazones y será la más peleada de tus descendientes - Gracias su majestad, para mi ella es mi mayor tesoro, y la menor de todas mis nietas. - Tendrás noticas mías para los compromisos de ellas, te aseguro que estaré pendiente de que queden en excelentes familias. - Es usted tan considerada, su majestad. La abuela soltaba el aliento al no haber mencionado el ducado de su nieta al publico general, no deseaban que se supiera y si la reina lo mencionaba que siempre había sido desde niña, Candice la duquesa, las nietas serían menos preciadas
Su primo Niel Legan con cara de pocos amigos era el indicado hombre de la familia para recibirla, al ser el único nieto varón del ducado Sutherland, después de que la misma reina le daba el visto bueno y le daba un par de besos en su coronilla de su prima, al verla en la presentación y contar ahora con cuatro damas en la familia sin propuesta aceptable, la presión de la llegada de Candy como la duquesa de Sutherland les restaba a sus primas los años desperdiciados al rechazar propuestas, por ambición del tío Eugene Marlow y de su tío Robert Brighton quienes por envidia evidente relegaban a Elizabeth Legan. Para Niel era una incomodidad al dejar a su única hermana en una encrucijada, había invitado a los primos escoceses y llegarían al primer baile después de la presentación, había una cita con Anthony y posible venía uno de los Cornwall.
En el primer baile, llegaban todos los hombres disponibles, con el conocimiento que ya estaba en presentación la duquesa de Sutherland, misma que no se anunciaba específicamente cuál de ellas era, sin embargo, para Candice encubrirse era mucho más acertado que presentar su título por cómo estaba su situación de su compromiso secreto en Escocia, en pleno baile dos damas con vestidos adecuados la custodiaban por orden de su abuelito y la vigilaban constantemente siguiéndola en todo momento.
Su abuelita, la duquesa de Sutherland, le presentaba a uno de los jóvenes más atractivos y al que ella daba su visto bueno. Anthony Brown quedaba maravillado, orgullosa la duquesa insistía en que bailara solo una pieza, Candy aparte de recordar no darle dos piezas a nadie jamás, se aseguraba que no fuera la pieza atrevida y con mayor distanciamiento que los modernos bailes. Archivald bailaba con otra de las jóvenes pertenecientes a Sutherland, Alistar hacía lo propio, solo que no era una duquesa, sino la hija de un inglés muy orgulloso y con una fortuna enorme, siendo así Patricia O´Brien la más asediada al saber de quién era hija, el problema más notorio es que el padre deseaba casar con alguien de muy altos ingresos, de preferencia ingles nativo y sin mezclas con personas no gratas, era prejuicioso y se notaba que eso intimidaba a muchos caballeros, más no a Alistar que parecía apreciar a la joven por su timidez y su manera tan sutil de aceptar, poniéndose en evidencia casi de inmediato, por el joven que se atrevía a nombrarla pidiendo todas las piezas que ella deseara otorgarle. Para Patricia, era un honor que alguien se atreviera a pedirle bailar, muchos caballeros que conocían a su padre le habían sacado la vuelta, porque sabían que el señor los humillaba y maltrataba si no poseían un buen nivel socioeconómico o que fueran don nadie ante sus ojos.
Al castillo escoces llegaba los rumores de que los descendientes Andrew estaban muy interesados en las nietas de la duquesa de Sutherland, que se habían postulado muchos hombres en cuanto a la presentación de la nieta menor a lo sin esperarlo surgía casi de inmediato un viaje de negocios del Patriarca, lo hacía salir de su tierra, con más de una docena de hombres, quienes lo custodiaban, siendo que Johnson se encontraba en Edimburgo en la búsqueda de la Lady del Patriarca, sin embargo al enterarse de la salida, se regresaba de forma inmediata, pues algo estaba sucediendo y no podía imaginar que apareciera la Lady escocesa y él no estuviera cuidando de su arribo en el castillo escoces.
No había pasado más el primer evento en los que Candy se había presentado, cuando llegaban las propuestas de matrimonio a las Sutherland. Causando cierto revuelo, por saber que buscaban a la duquesa y Candice no se había presentado directamente como la duquesa con la finalidad de continuar con el objetivo de su abuelita y que contrajeran buenos matrimonios sus primas, de ser posible antes que ella obtuviera el ducado declarado al anunciarse su compromiso eso ya no podría ser ocultado. Eso sucedía cuando ella mostrara su dote como duquesa.
Uno de los hombres pedía permiso para llevarla junto a su dama de compañía a pasear, a lo que Candy se disculpaba por sentirse enferma y la abuela atónita al darse cuenta, por lo inesperado de la noticia, mandaba traer al médico de la familia. Pero mientras tanto las jóvenes nietas de la duquesa que permanecían en el castillo viendo al joven Brown, lo pasaban para que conociera a las demás damas y estas se encontraban ahí con cierta casualidad. Anthony reconocía a Elizabeth a quien saludaba mimosamente y felicitaba por su escandalosa belleza. Susana notaba que había lazos consanguíneos lejanos por lo que ella era la apropiada. Sería más probable que ella fuera quien saliera a pasear con él. Su manera de ser al poseer el cargo de nieta mayor, le daba cierta prioridad ante Elizabeth, eso desde luego ella se incomodaba y se alejaba un poco de su prima Marlow.
Anthony quien estaba en espera de una cita, charlaba ahora con dos de las nietas de ella, Susana y Annie, la joven rubia y nieta mayor de la duquesa era atractiva y más atenta para con él, sospechaba que al declararse la nieta mayor podía ser ella la heredera al ducado, más no se podía tocar el tema sin verse interesado o ambicioso, así le pedía invitarla a salir con la compañía que mejor le pareciera.
Susana lista solicitaba a su madre las damas de compañía de mayor nivel, incluso las dos que eran parte del servicio, para así poder verse más protegida. Annie era invitada a que también la acompañara, siendo así cómplices y relegando a Elizabeth que por ser pariente podía declarar al joven Brown que ninguna de ellas era la futura duquesa.
El medico informaba a solas a la duquesa de Sutherland, - La joven se encuentra un poco agotada, con descanso y dejarla en tranquilidad, se recuperará pronto, Duquesa, no hay de qué preocuparse. - Mi nieta siempre ha gozado de excelente salud. - Y lo seguirá haciendo, es solo un poco de agotamiento. Le recomiendo mandarla una temporada al campo a relajarse antes de que venga el invierno.
Candy por su parte se daba cuenta que el pretendiente que había surgido en uno de los bailes ahora salía a pasear con la mayor de sus primas y soltaba el aliento, si su abuelo estuviera ahí y se diera cuenta de lo que estaba sucediendo, como iba a evitar esas cosas. Como arte de invocación a la semana siguiente llegaba su abuelo, al enterarse que se había solicitado un médico para su nieta.
- ¿Dónde se encuentra mi niña? Duquesa, ¿Qué le han hecho a Candy? - Tranquilícese mi apreciado señor Gordon, sabe bien que si no le informe directamente es porque solo fue un poco de agotamiento. - ¿Agotamiento? ¿La puso a realizar para que se agotara? - No es eso, han llegado varios pretendientes y ya desean hacer negociaciones para conocer la dote de mi nieta Candice. Gordon al escucharla se iba de espaldas, la duquesa asustada al verlo caer en el sillón se iba corriendo hacia él gritando que llamaran al doctor.
Candy en la villa de campo en las orillas de la costa salía con sus ahora seis damas de compañía a caminar y tomar aire. Su abuelita la había enviado para que se relajara y que no se sintiera presionada por tener mayor suerte que sus primas al ser tan pretendida solo al presentarse a bailar por primera vez, en la parte noreste de Inglaterra, un bosque y parte de playa se visualizaba en aquel paraje escondido. Perteneciente precisamente al ducado de Sutherland y esa propiedad era para ella de su uso exclusivo. - Señorita, se ve usted triste, - Estoy bien, solo un poco de nostalgia, si mi abuelo llegase, como vendría hasta aquí para verlo, lo echo de menos, además entre los dos siempre resolvemos problemas que solo él puede lograr encontrar una solución apropiada, - Usted es como él señorita, algún día también podrá resolver cosas con mayor facilidad, ahora ve algunas situaciones difíciles, con el paso del tiempo, cambian y cuando recuerda la situación sonríe por como de maneras inconcebibles se solucionan. - Sabios Consejos Romina, muy sabios. - Gracias madame. Romina y Artemisa eran las damas escocesas, sus costumbres eran más liberales y menos prejuiciosas, pero no se confiaban y dependían sus vidas de que estuviera a salvo la joven heredera del Clan Gordon y para ella era como su fuera de su familia.
Ya al siguiente día, ella se levantaba muy temprano y miraba hacia al mar, sin esperar a sus damas y a los guardias que solían acompañarla a distancia, miraba el amanecer con cierta incertidumbre, como es posible que tenga ya un compromiso y él sepa cómo es ella, mientras que sentía que ya lo conocía. En esos momentos un caballo negro paseaba solitario con su jinete de pantaloncillos color arena y su jersey verde musgo, un caballero bastante alto y con la mirada en el amanecer, al girar al frente su dama estaba presente, y se veía completamente sana. - ¡Mi Lady! - ¿Usted? - No nos han presentado y no era apropiado. - Pero… me dijo que era un sirviente de los Andrew. – Se puede decir que trabajo para todos, o es que mi título no da trabajo a los demás, - Por supuesto, con razón cuando…bailamos, se me hizo conocido. - Realmente siento haberla asustado, pero… ¿Por qué esta usted sola ahora? - ¡Oh! Es muy temprano y no quería incomodar al personal con mi presencia, salí sin avisar. - Júreme que jamás volverá a hacerlo o tendré que traer mas guardias a cuidar de usted. - Lo siento, creo que… lo invoque con mis pensamientos. El hizo una sonrisa, le ofrecía el brazo y caminaba con ella, - Soy William Albert Andrew Duque de Edimburgo y considerado Patriarca por nacimiento en mi natal Escocia. Candy sonreía y se hacía hacia atrás dando una reverencia ella se presentaba después, - Soy Candice Kent Gordon duquesa de Sutherland, supongo que ya lo sabía, - No, pero lo deduje, solo que sentí que aun no era presentada y… vi su invitación a su presentación enviada por la reina, así supe que pronto estaría aquí.
Los dos caminaban mirando el amanecer cuando escuchaban agitación a sus espaldas, damas y hombres se iban corriendo a buscar, dos de ellas reconocían al hombre y se doblaban hasta el suelo, mientras que las demás que no lo reconocían las imitaban - Mi Lord, disculpe, buscábamos a la señorita duquesa. William continuaba en silencio y los hombres se paraban firmes, notando que algunos lo reconocían y otros aun no, este se quedaba en espera, - Le gustaría acompañarme un té, mi personal puede cuidar de su corcel... mi Señor. - Muy amable, si usted así lo pide, no puedo negarle nada a mi Lady.
Al decir esto ultimo el personal se quedaba impresionado, los hombres se acercaban a atender a su corcel y el iba con ella hasta su mesa en el jardín donde el personal ya servía te y bocadillos matutinos, frutas frescas y otros detalles agradables ante la pareja.
- Espero haber llegado antes de que le hicieran propuestas, - Al parecer dos de mis primas mayores fueron quienes las recibieron. - Puedo decir que me alegro, no creía posible que tuviera que competir por su amor, pero con gusto estoy aquí para hacerlo de ser requerido. - No me gustan esas muestras atención, de violencia y agitación entre hombres, cuando usted sabe que… ¿me comprometió? - Lo siento, no iba a perder esa oportunidad de oro de tenerla en mi mansión, en mi festejo. - ¿Oportunidad de oro? ¿Sabía que era yo? - Cuando nos vimos, antes de que su corcel la lanzara al río y un poco antes de que le diera un baño extra para esconderla de mi, créame… que si la vi.
Candy se cubría la boca recordando la escena y reía, haciéndolo feliz al verla, por supuesto que enamoraba con solo ver lo sencilla y amable que era con su gente, tan considerada, que ni siquiera los despertaba aun al ser tan temprano y estar despierta para ver el amanecer.
- Realmente, no sabía quién era usted, pero fue el día mas feliz de toda mi existencia, aun todavía puedo recordar a las dos mascotas brincando y peleando encima suyo y la guerra que se desataba con las municiones de manzanas silvestres que después cayeron. La carcajada de él aun ella lo disfrutaba.
El estar en pandemia encerrados y casi salir solo a actividades básicas, agreguemos que la creatividad se activa para evitar mi estrés eso puede ser algo bueno
por eso les agradezco enormemente sus comentarios, porque sé que puedo escribir a diario, pero es triste no leerlas
en Historias de Albert y Candy continuamos subiendo capítulos no solo de esta historia
Un abrazo a la distancia
Mayra Exitosa
