Es hora del siguiente capítulo -realmente ha pasado mucho tiempo, más del que estimé-, pero les dedicaré unas palabritas: saber que alguien tiene curiosidad por esto realmente me motiva y les agradezco por esa motivación.

Y ahora, sigamos~

Diclaimer: The Legend of Zelda: Ocarine of Time no me pertenece, solo tomo su grandioso universo para hacer cosas como esta (mis pequeños pedazos de basura~).

Advertencia: Contiene referencias de Breath of the Wild, como algunas palabras del idioma Gerudo las que facilito el final de los capítulos, pero nada trascendental del juego. Contiene Spoilers indirectos de Skyward Sword. Y pues esto se publicará en simultaneo en AO3, literalmente será un copy paste.


Entrenar en el arte del combate, el robo y el sigilo -todo lo necesario para un ladrón exitoso- se había vuelto un hábito para él, uno que practicaba hasta el cansancio; le ofrecía una mayor distracción que la burocracia, economía y el sin fin de falacias necesarias para gobernar la tribu, una distracción que necesitaba con desesperación.

Simplemente fue una sorpresa... "fascinante", saber que para sus ausencias como soberano decidieran entrenar una vai.

Inhaló aire con brusquedad mientras bajaba el mandoble dorado para llevarlo a la armería; aunque la idea no le gustara, debía prepararse para las lecciones del día. Si la memoria no le fallaba ese día tratarían con relaciones públicas -que en su opinión era mentir y robar solo que con un poco más de elocuencia-.

Y la vería de nuevo.

Buscando ignorar ese pensamiento comenzó a caminar pausadamente, estirando sus músculos, observando los alrededores de la fortaleza y pronto su atención fue captada por el pequeño grupo que llegaba con nuevos suministros desde la Ciudadela de Hyrule. La diplomacia con sus vecinos les otorgaba valiosos recursos a un precio mucho más accesible que los asaltos; minerales extraídos del desierto en vez perder algunas guerreras. Pero no podían fiarse de esta alianza; históricamente los hylianos entraban en conflicto con otros hylianos con demasiada frecuencia como para no desconfiar de ellos.

Sonrió para sí con orgullo, después de todo conocer los antecedentes de las otras razas era algo básico al hablar relaciones públicas...

¿Cómo es que todos días, hasta el más pequeño detalle le terminaba recordando que se encontraría con la condenada vai que estudiaba con él?

Con la molestia a flor de piel retomó su camino hacia donde la matriarca lo esperaba, notando distraídamente que las gerudo se apartaban de su camino evitando todo contacto con él; no era como que intentara ocultar su estado de ánimo, pero tampoco esperaba ser tan evidente. Resopló redundando una vez más en el tema que surcaba su mente.

La vai se llamaba Nabooru, tenía casi la misma edad que él, además de ser la vai más prometedora de la generación, seguida de cerca por Aveil. Sin duda tenía mucho potencial: lo mismo que se decía de él.

Mentiría si dijera que le molestaba la perspectiva tener a alguien que lo acompañara en el futuro, más aún si ese alguien mostraba a leguas tener un don de mando, sin duda tenía el perfil de una valiosa subalterna: como futuro Rey apreciaba sus habilidades.

El problema era que, si sus sospechas eran correctas, la convertirían en su reina...

Tendría que casarse.

¡Que se enfriara el infierno primero! Eso no iba a pasar y se aseguraría de que Nabooru lo supiera de una u otra manera. Con ese pensamiento en mente apresuró sus pasos; mientras antes aclarara ese punto con la vai mejor, tendría un problema menos entre manos.

La encontró donde siempre; frente a las puertas del pequeño salón donde la matriarca les impartía sus conocimientos, esperándolo -después del primer regaño que les dieron por no presentarse al mismo tiempo se había vuelto costumbre que ella llegara antes que él-.

Wasaaq, Nabooru— le espetó, asintiendo a modo de saludo.

Wasaaq, Ganondorf.

Como de costumbre, ella le respondía con un tono monocorde, pero con la suficiente educación como para mirarlo y corresponder el gesto. Antes de que ella se adelantara a golpear la puerta él volvió a hablar.

—Hay una cosa que quiero que sepas— comenzó intentando mostrarse calmado—, esto— alzó uno poco la voz mientras hacia señas que iban de él hacia ella y viceversa—; jamás pasará ¿Comprendes?

La vai lo miró atentamente, quizá con un resquicio de curiosidad en esos ojos tan dorados como los suyos. Ganondorf le sostuvo la mirada con algo de la altanería que las gemelas Twinrova le habían inculcado.

—Creo que ahora si nos entendemos— ante la ausencia de respuesta continuó con una sonrisa, la primera que él había visto en su cara—. No tienes ningún interés en cumplir con la "expectativa" de la matriarca y yo tampoco. Me considero una loba solitaria y pretendo seguir así.

Por unos segundos Ganondorf no supo como responder. En general, las vais de su rango etario buscaban su aprobación y compañía -hasta algunas vais mayores lo hacían- por lo que esto era territorio inexplorado...

—Me agradas— contestó, decidiendo que era digna de su respeto—. Nada mal para una segunda al mando.

Cualquier contestación fue interrumpida cuando la matriarca abrió las puertas desde dentro del salón, no tenía duda de que había escuchado al menos la última parte en vista de la sonrisa que les estaba dando mientras los instaba a entrar. Le dio una mirada a Nabooru y fue suficiente para entender sus intenciones: si las otras gerudo creían que podía pasar algo entre ellos dos los dejarían tranquilos.

Y él, sin duda les podía seguir el juego.


Vai: Mujer.

Wasaaq: Hola.

Ser humano que has llegado hasta aquí, gracias. Siéntete en la libertad de comentar preguntar y/o compartir puntos de vista respecto a esta historia, este extraño estudio de personajes de la tribu Gerudo con obvio eje en Ganondorf.

Esperemos que el siguiente me tome menos tiempo.