Buenoooo, no me voy a disculpar a estas alturas que me suena más a escusa barata: me tarde demasiado para mi propio gusto.
Disclaimer: The Legend of Zelda: Ocarine of Time no me pertenece, solo tomo su grandioso universo para hacer cosas como esta (mis pequeños pedazos de basura~).
Advertencia: Contiene referencias de Breath of the Wild, como algunas palabras del idioma Gerudo las que facilito el final de los capítulos, pero nada trascendental del juego. Contiene Spoilers de trama de Skyward Sword. Y pues esto se publicará en simultaneo en AO3, literalmente será un copy paste.
Nabooru nunca ha terminado de entender a Ganondorf.
Es decir, conocía su carácter, sus rarezas e incluso los sueños que de vehvi tenía para su pueblo, las esperanzas que tenía puestas en su gente y en lo que aspiraba a convertirse de mayor.
Pero ella ya no lo conocía.
Desde su vuelta desde el Castillo de Hyrule a la Fortaleza del Desierto el -ya nombrado y reconocido- Rey del las Gerudo parecía ligeramente cambiado y había pocas ocasiones en las que no se le viese flanqueado por Koume y Kotake en sus escobas. En un inicio no le pareció extraño; el peso de las responsabilidades cambia, en más de un aspecto, a las personas.
El problema no eran los nuevos hábitos de Ganondorf ni su nueva "escolta" -si podía llamarlas de esa forma sin que se sintiesen insultadas-, era que últimamente habían demasiados momentos en los que miraba a su Rey y lo sentía como una bestia extraña, no como el compañero en el que había aprendido a confiar.
Bueno, quizá confiar era una palabra muy fuerte; seguía considerándose a si misma una loba solitaria.
Y por eso -por más que lo necesite- nunca expresa sus preocupaciones en voz alta, ni siquiera a la antigua matriarca que parece tener preocupaciones similares a las suyas, tomando en cuenta esa mirada, esa actitud tan a la defensiva que comenzó a tomar en presencia del voe. Por un tiempo, se contenta con escuchar, con observar, con espiar... y entre más pasa el tiempo más le molesta lo que ve.
Hasta que un día se rompe, en el mismo instante en él sepulta el código de las Gerudo que compartían y toma la vida de un inocente.
De alguna forma toda la tensión entre los líderes Gerudo estalla un día.
Aunque en los últimos años las gemelas Twinrova se han puesto en la labor de acompañar a su Rey todo el tiempo, hay rituales específicos al amanecer que parecen difíciles de romper; ellas visitan el Templo del Espíritu mientras él practica el arte de combate en los campos de entrenamiento. Fue durante la guardia de Aveil que la segunda al mando hizo su aparición en los campos y, sin mediar palabras, el combate comenzó.
Esa era la primera pelea entre los dos que era tan seria, ruidosa, sucia y carente de las burlas habituales. Mientras transcurre, Aveil no termina de entender porqué están peleando con tal fiereza esta vez pero sabe que algo anda mal. Puede ver a Nabooru luchar con desesperación en cada movimiento y a Ganondorf, aunque templado, desatando parte de su arsenal mágico para contenerla.
No tiene la autoridad -ni tampoco el valor- para intervenir, así que los deja. Se aleja esperando proteger a la tribu de presenciar como sus altos mandos se destruyen entre sí.
La derrota nunca le había sabido tan amarga.
Ahora, atendiendo las heridas leves que trajo consigo, Nabooru entiende lo que es sentirse desorientada, fuera de lugar. En el combate, Ganondorf parecía un más fantasma vengativo que el voe que conoció. Sí, podía reconocer el estilo Gerudo en cada movimiento pero todo parecía incorrecto y perverso... y aún así, en los peores momentos del enfrentamiento, en los que se veía a si misma morir a sus manos, él estaba allí profundamente perdido; lo había visto, tenía la certeza de que estaba luchando desde dentro.
Una magia muy antigua rodeaba a su Rey, como un aire crepitante y pesado. Un aliento lleno muerte y conocimiento.
Se sentiría herida por el hecho de que no confiara en ella cuando todo empezó a pesar sobre él ¿Pero no era así como habían acordado lidiar con el liderazgo de la Tribu Gerudo? ¿Cómo dos lobos solitarios? Además él tenía a Kotake y a Koume para... contuvo el aliento.
¿Para qué? ¿para hablar?
Ese nunca había sido el caso hasta que tuvo "la edad" necesaria para aprender las artes arcanas de las gemelas, no había sido el caso hasta que las pesadillas comenzaron, hasta que empezaron los susurros -que ella misma ayudó a disipar- de cómo Ganondorf parecía diferente, más retraído y cansado.
¿Podría ser que en realidad esas ancianas fueran la causa? En retrospectiva, parecía que esas brujas -no era como so se atreviera a insultarlas de esa forma de frente- nunca habían movido un dedo para mejorar la situación de su protegido; de hecho parecía que lo habían provocado y empeorado con sus lecciones.
Pero claro, hallar a las culpables ya no solucionaba nada, era demasiado tarde para alejarlas, demasiado tarde para confrontarlas y demasiado tarde para levantar a la tribu en su contra. Lo que debía averiguar ahora era ¿sería capaz de deshacer por completo lo que habían hecho las gemelas?
A pesar de sus esfuerzos, Ganondorf desaparece poco tiempo después, como humo entre las nubes que representa este intruso.
No puede explicarlo pero lo ve desaparecer frente a sus ojos mientras escupía con desdén de los otros pueblos del Reino de Hyrule y sus Dioses.
Nabooru no va a mentirse y decir que su líder era un voe amable y lleno de luz; siempre había sido más un amigo de la oscuridad como todo su pueblo. Una oscuridad que lo hacía negarse a ser controlado, a ser dominado, a recibir órdenes, a que otros hablaran por él... Irónico que ese algo proveniente de esa misma oscuridad no fuera tan diferente a él en ese sentido.
Entonces la realización llega, este... monstruo suplantó a su Rey.
Este monstruo asesinó a su Rey.
Este monstruo no iba a parar hasta poner todo Hyrule bajo sus botas.
Este monstruo debía ser detenido.
Ya podría llorar a Ganondorf en un futuro, pero ahora tenía una rebelión entre manos y un pueblo que proteger.
Mientras el Heraldo de la Muerte comprende que esa parte de él se negará a poner un solo dedo sobre las Gerudo aún siendo solo un vestigio del hombre que fue.
Desde lo profundo, esa parte de él entiende que esto es a lo que se referían Koume y Kotake cuando le decían que sería más que un Rey Tribal; era un voe con el poder más que suficiente para alzarse sobre todo Hyrule solo tenía que aceptar este odio ardiente.
Y eso estaba bien para ellos, para él.
Sus ambiciones, se alinearon por primera vez y fueron el nexo que les faltaba para ser uno, para ser Ganon, el Rey Demonio.
Vehvi: Niño/a.
Voe: Hombre.
Y este es el final, has sido un largo viaje, ahora... ¡Ven Tears of the Kingdom y destruye mi interpretación!
