¡Muchas gracias por los reviews! Ahora si, en recompensa y porque ademas, estaba muy emocionada de poder continuar, disfruten de un nuevo capitulo y los veo en el próximo capitulo, ¡disfrutenlo!
El día predecía ser monótono y apacible, por no decir, corriente y aburrido, pensaba Jp de camino a la escuela en su primer día de clases, ese año sintiendo un fuerte espíritu de combate y voluntad para continuar porque, después de todo, este era su penúltimo año; solo un año mas y pronto estaría en la universidad siendo la idea emocionante y atemorizante a la vez. Pero, aun no era tiempo, podía pensar en su futuro mas adelante porque ahora, solo tenia en mente el último mensaje que había recibido esa mañana de Zoe diciéndole:
Espero que ya estés despierto o juro que si llegas tarde a tu primer día, te matare
Ella siempre tan gentil. Una sonrisa paso por su rostro. El la adoraba de esa forma. Nada en el mundo lo haría pensar lo contrario. Sin embargo, un mal presentimiento lo ataco horas después y eran respectos a Zoe pero intento convencerse a si mismo de que solo eran paranoias y comenzó a considerar la idea que sus amigos le decían: que realmente estaba obsesionado con ella. Intento distraerse pero al final de jornada aquella incomoda sensación era demasiado para soportarlo y fue allí cuando ese misterioso mensaje que hace años atrás había cambiado su vida, regresaba otra vez, para dar un giro de 360 grados su mundo de maneras que el aun desconocía.
La carrera desde su escuela hacia la ya conocida Estación de Shibuya se asemejaba al extenuante entrenamiento que recibía en béisbol, ahora agradecía las incontables horas que había pasado corriendo alrededor del campo y a las palabras de confianza y aliento de su entrenador. Atrás habían quedado los trucos de magia y sobornos, aunque claro, esta primera seguía siendo su placer culposo que sus amigos siempre disfrutaban observar cada vez que se veían.
-Debo llegar, debo hacerlo, ¡los demás cuentan conmigo!
Jp de ahora casi 17 años, irreconocible de su rechoncha forma que poseía a los 11, corría como si su vida dependiera de ello.
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Takuya hervía de coraje. Se sentía un completo idiota por haber ignorado por mucho tiempo su teléfono, aunque Koji le dijo que no era culpa de nadie; aun así, se sentía sumamente responsable.
-¡Vamos, el tren pronto saldrá! -Koichi levanto la voz entre el tumulto de gente, Koji y Takuya lo siguieron a través del control, prácticamente saltando las vallas y lanzándose al tren antes de que algún guardia los atrapara. No tenían tiempo que perder.
Una vez dentro del vagón aun no podían darse el lujo de respirar tranquilos, todavía tenían un largo trayecto hasta Shibuya y la adrenalina continuaba corriendo por sus venas desde que leyeron el misterioso mensaje que los citaba en dicho lugar cuando ya estaban a mitad de camino a casa, en sentido contrario de donde iban ahora. Y para empeorarlo, Zoe les comunico que iba y que no podía comunicarse aun con el resto, eso significaba que estaba sola.
-¡Maldición! -Takuya golpeo la puerta, sin importarle el daño a su mano o las personas alrededor que lo observaban pero no podía evitar reprimir su rabia.
-Enfadándote no hará que lleguemos antes -dijo Koji, dándole la espalda y actuando de forma mas calmada-. No eres el único que se siente mal por ignorar los mensajes de Zoe y Ophanimon.
-Koji tiene razón, pero no debemos pensar en eso, sino concentrarnos en contactar a los otros, intentare hablar con Tomy, ustedes encárguense de Jp ¿si? -Dijo Koichi ya con el teléfono en su mano.
Aun con el cargo mental de estar enfadado consigo mismo, Takuya decidió seguir el consejo de su amigo e intento contactar a Jp, tras una ronda de profundas respiraciones que ayudaron a calmarlo. Por su parte, Koji se mantenía en perpetuo silencio con la mente enfocada en que se trataría ahora lo que sea que estuviese afectando el equilibrio del Digimundo, no tenia mucho que tomar de referencia y descarto la idea de ciertos personajes volviendo a aparecer en escena. Lucemon era un claro ejemplo que, por alguna razón, no quería apartarse de su mente, por mas improbable que sonara eso. Pero de momento, Koji se concentro en la posibilidad de que Ophanimon estuviese de nuevo en peligro como la ultima vez, algo se retorcía en su interior, no sabia identificar cual de sus hipótesis podría ser y el hecho de no poder llegar mas rápido a la estación para averiguarlo lo hacia batallar con su propia paciencia.
De repente, el tren se detuvo abruptamente, sacudiendo a todos los presentes dentro del vagón y la confusión no se hizo esperar.
-¿Qué demonios? -Oyó decir por lo bajo a su hermano, apreciando que aun tenia su teléfono pegado a la oreja.
-Genial, lo que nos faltaba -Takuya no tardo en quejarse, casi en la misma posición que Koichi-. Vamos, Jp, contesta el maldito teléfono.
-Lamentamos informar que hay un desperfecto en las vías cercanas al Distrito de Shibuya, tomara un tiempo arreglarlas, les recomendamos que guarden la calma y esperen. Sentimos los inconvenientes ocasionados.
-¡Ahora si, hicieron mi día! -Exclamo exasperado Takuya tras el anuncio lanzando los brazos al aire.
-Debemos irnos de aquí cuanto antes -dijo Koichi a Koji.
-¿Has podido hablar con Tomy?
-No. Le dejare un correo de voz, en algún momento deberá oírlo.
-Hasta que eso suceda, nosotros podremos llegar a la estación -añadió Takuya encaminándose hacia el otro lado del vagón. Los gemelos se miraron entre si, confundidos-. ¡Vamos! No estamos tan lejos, podemos ir a pie.
-Los guardias no nos dejaran -advirtió Koji al acercarse hacia su amigo-, además, este vagón esta sellado por todos lados, al menos que tu quieras romper los vidrios.
La expresión en el rostro de Takuya dirigido hacia una de las ventanas le dio a comprender a Koji que su compañero de aventuras realmente lo estaba considerando como una opción.
-¡No hablaba enserio!
-¡Entonces, confía en mí! Se como salir.
Dicho esto, Takuya retomo su camino hacia la puerta no lejos del grupo, en cambio, Koji se volvió al sentir la mano de su hermano en su hombro. Este traía consigo una relajada sonrisa.
-Esta vez, Takuya tiene razón, no podemos hacer esperar mucho a Zoe.
Y antes de que dijera algo, Koichi siguió a Takuya. Koji proceso por unos segundos antes de suspirar y seguirlos, aun reluctante a esta ridícula idea que solo accedía a seguir por el simple hecho de que el tiempo se les estaba acabando.
Por favor, Guerreros Legendarios, los necesitamos. El Digimundo los necesita
Evadir al guardia fue más sencillo de lo que pareció y le sorprendía la confianza con la que Takuya lo logro, comenzando a creer que este tal vez no fuese el primer escape perpetrado por su amigo. Lo cual de inmediato lo llevo a la conclusión de que tampoco era la primera vez de Koichi, Koji podía presentir un dolor de cabeza a medida que el trió de jóvenes seguían el camino de las vías, tomando desvíos y atajos para evitar encontrarse con mas personas que los detuvieran en su cometido de llegar a la estación de trenes subterránea bajo Shibuya, impaciencia era el combustible que los hacia caminar mas a prisa, pero, sobre todo, pensar que su buen amiga se encontraba sola vaya a saber en que situación, los motivaba.
Pero la inminente puesta del sol y el cielo que comenzaba a teñirse de oscuridad no era buena señal, gente cercana a ellos comenzarían a preguntarse donde estarían y de tratarse un pedido de ayuda del Digimundo, las posibilidades de tener que irse en ese instante provocando un sabor amargo a sus familias, era algo que Koji preferiría evitar.
-¡Váyanse! ¡Es peligroso!
De repente, los chicos oyeron alguien gritar en la distancia y notaron que eran personas que corrían en dirección hacia ellos, aterrados, intentando huir de algo que provocaba explosiones no muy lejos de ahí. Una columna de humo era una mala señal. Ignoraron a los que parecían ser operarios y estos tampoco se detuvieron por ellos, simplemente corrieron para alejarse del monstruo que los perseguía.
-¿De que corren? -Dijo Takuya.
-¡Pronto lo averiguaremos! -Dijo Koichi antes de estar suficientemente cerca de la nube de polvo como para ver una enorme sombra moverse en ella. Notaron alas y brazos, al menos dos pares y un par de brillantes y atemorizantes ojos rojos que se fijaron en ellos.
-¡¿Qué es eso?! -Se detuvieron y el suelo tembló bajo las pisadas de la bestia que ahora se acercaba a ellos, por lógica, sintieron miedo pero lucharon contra este sentimiento, después de todo, habían estado en peores situaciones-¡Vamos, sal de una vez!
-¡Por el amor de dios, Takuya, deja de animarlo o moriremos rápidamente! -Koji grito, sorprendido por lo inconsciente que Takuya algunas veces podía llegar a hacer solo para acelerar las cosas.
Un rugido potente emergió del polvo y luego, le siguió un par de brazos, luego alas, cuernos, patas de diferentes formas, llegándose a asemejar cuando un niño tomaba diferentes partes de muñecos y las unía en una. Esa criatura no tenia sentido, ni siquiera parecía un digimon a pesar de que los tres reconocieran miembros de algunos digimons en el; los ojos de la bestia brillaron, esta abrió la boca y una bola de energía se formo antes de salir disparada como rayo hacia el trió, logrando esquivar el ataque saltando hacia un lado pero sin posibilidades de poder levantarse. La bestia volvió a rugir y abrió de nuevo las fauces con intenciones de atacar de nuevo, cuando de repente, Takuya tuvo una idea y se levanto rápidamente y sacudió las manos en el aire, intentando llamar su atención.
-¡Oye, bestia! ¿Nos quieres? ¡Pues, ven por mí!
Echo a correr en sentido contrario, rogando a que ese digimon lo siguiera y no se quedara con sus amigos. Esperaba que ellos supieran que debían hacer.
-¡Takuya! -Grito Koichi y Koji iba a seguirle el ejemplo pero una ráfaga de viento los distrajo, era la bestia que emprendía vuelo en dirección de donde su amigo había salido corriendo -¡No!
-Mierda, ese idiota hará que lo maten -Mascullo Koji, llegando al límite de su paciencia. Se levanto, aun desorientado, e intento seguirlo pero, se detuvo al ver una figura pasar por su lado a una increíble velocidad que no le dio tiempo de ver de que se trataba y miro a su hermano que se veía igual de perplejo que él -¿Qué demonios…?
-Es Zephyrmon.
-¿Qué? ¿Estas seguro? ¡Es imposible! ¡No tenemos nuestros digivices!
-Nosotros no -acoto Koichi, mirando en dirección a donde Takuya había huido-, pero Zoe si.
Entonces, Koji lo entendió. Zoe había sido la única en, aparentemente, llegar a la estación y tal vez esa figura que ahora volaba a lo lejos, era ella transformada con el Digi Spirit Bestia del Viento. Tenia sentido, tenia demasiado sentido y él lo sabia, sin embargo, eso confirmaba sus miedos; el Digimundo los necesitaba de nuevo.
-Oigan, ¿necesitan que los lleven?
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Takuya corría lo mas que podía, sentía a ese digimon detrás de él, peligrosamente pisándole los talones, los pulmones le quemaban y las piernas por igual, pero no podía detenerse, debía alejarlo de Koji y Koichi y ganar tiempo hasta que el resto (o algo) llegase a rescatarlos. Pensó en lo ridículo que sonaba pero tenia esperanzas. También pensó en lo estúpido que había sido por lanzarse a hacer un plan tan suicida como ese, claramente era una de las desventajas de ser impulsivo cuando se trataba de proteger a sus amigos, la imagen de su derrota ante Duskmon le vino a la mente.
-No, eso no se repetirá aquí -pensó-, aquí moriré si me atrapa. Debo alejarlo hasta que vengan, ellos vendrán, lo presiento.
Vivir en el mundo de los humanos no era igual que hacerlo en el Digimundo, tener la suerte de volver luego de pensar que había muerto frente al Guerrero corrupto que poseía a Koichi era un milagro que no tenia el lujo de tener, aquí mueres y no regresas. No te conviertes en huevo y esperas a nacer con todos tus datos renovados, no eran seres digitales, esta era la realidad y en la realidad solo mueres una vez. Takuya era consciente de que su plan era realmente estúpido.
-¡No puedes huir, te atrapare y te devorare, Guerrero del Fuego! -Una voz provino del digimon y Takuya apenas tuvo tiempo de mirar sobre su hombro antes de ver una luz dirigirse a él, salto a un lado y rodó por la gravilla tras la explosión -¡Levántate, conviértete y lucha!
Levanto la cabeza y frente a el, su fin se encontraba. Un rayo igual de despampanante a una estrella lo ilumino y pensó en lo irónico de esa comparación, pronto, el prácticamente seria una estrella compuesta de polvo y olvido, quemando su vida hasta la muerte. Su aventura acabaría allí y sin la posibilidad de proteger al mundo que lo acogió y donde descubrió partes de su persona que jamás creyó tener; era una pena.
-Tal vez me lo merezco por no pensar.
Estas ultimas palabras se marcaron en su mente cual fuego y una extraña vacilación lo inquieto, reconoció el deja vu y una parte suya le dijo que no seria la primera vez.
Arrebatado de la realidad, Takuya no fue consciente de que el poderoso ataque se dirigía hacia el, sino hasta el último segundo y cerró los ojos, como si esperara que un escudo apareciera mágicamente. En cambio, una figura alada salto frente a él, salvándolo.
El cambio en el aire y una explosión a su derecha lo hicieron abrir los ojos y observo atónito a su salvador, Zephyrmon. Estaba que rebosaba de emoción, él lo había predicho, ellos vendrían. Ellos vendrían.
Zephyrmon lanzo otro ataque. Kimeramon, el digimon mutado de diferentes digimons según le había dicho Bokomon, había logrado infiltrarse hacia el mundo de los Humanos con un propósito del todo no claro, pero había una certeza de que su objetivo era hallar a los Guerreros Legendarios. Zoe no tuvo mucho tiempo para cuestionar cuando este digimon apareció no lejos de la estación de Shibuya y sin dudar un instante, tomo su digivice y a su compañera y se lanzaron a detenerlo, esperanzada de que no llegase hasta sus amigos antes que ella.
-Demonios, perdí demasiado tiempo -dijo Zephyrmon.
-¿Otro guerrero? ¡Bien, matare dos pájaros de un tiro y así el circulo se romperá! El amo estará mas que complacido -dijo Kimmeramon, retomando vuelo.
-¿De que estas hablando?
-Lo lamento, guerrero pero me temo que esa información es confidencial para ti-un impacto de luz lo golpeo y lo hizo colapsar, logrando interrumpir lo que decía y justo ante de que Zephyrmon aprovechara la oportunidad un par de figuras aparecieron saltando frente a ella.
-¡Kendogarurumon, Kaiserleomon, donde estas los chicos! -Exclamo consternada.
-Oh, Zoe, nos ofendes que no puedas reconocernos -bromeo Kaiserleomon y eso fue suficiente para Zephyrmon. Sonrió aliviada de ver que sus amigos seguían igual de siempre, aun en situaciones de riesgo.
-¡Oh, mas de los Guerreros! ¡Más fácil, más fácil, mi trabajo será más fácil y el amo estará más que satisfecho! -Kimeramon soltó una risa escalofriante que perpetro en el corazón de los chicos y los hizo sentir una cruda inseguridad por escasos segundos, incluyendo a Takuya que intentaba recuperarse de ese repentino ataque de dolor y que ahora, solo podía observar la batalla sin posibilidades de transformarse.
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-¡Adiós Mama!
-¡Que tengas un lindo día de escuela cariño!
Cerró la puerta y la alegría estallo en su ya no tan pequeño cuerpo, Tomy podía literalmente saltar del júbilo hasta la escuela pues este era su primer año en secundaria, cosa que en el fondo lo aterraba. Era un nuevo mundo que se abría ante él y las palabras sabias de sus amigos venían acompañadas de nerviosismo:
-Así que, recuerda bien, Tomy, si llegas desvelado un día a la escuela luego de una larga noche de jugar videojuegos, solo debes sentarte en la parte de atrás, ponerte unas gafas de bromista ¡y listo! Nadie notara que estas durmiendo.
-¡Deja de darle malos consejos, Takuya!
-¡En realidad, es una buena idea!
-¿Lo ves, Koji? Jp también lo ha hecho.
-Eso no significa que debas seguir su ejemplo.
-Zoe, vamos, ¿no me digas que jamás lo has intentado?
-¿Pues tu que crees, idiota? ¡Yo si me tomo en serio mis horas de sueño!
¿Qué seria su vida sin ese grupo tan escandaloso y poco convencional? A estas alturas, y luego de casi 6 años de amistad, era ridículo hacerse esa pregunta pues no tenía intenciones de dejarlos ir; a pesar de que a veces su hermano no viera con buenos ojos sus "amistades" pero, Tomy no podía culparlo por sentir tal preocupación, mas bien, era una respuesta lógica si él fuese el mayor y presenciara, sin comprender, como su hermano menor de un día para el otro comenzara a relacionarse con otros niños mayores a él con tanta facilidad tras ser considerado un pequeño niño llorón y consentido toda su vida.
Sin mencionar, que concederle el beneficio de la duda a su hermano era beneficioso si es que quería mantener en secreto su increíble aventura en el Digimundo.
-Pero, ¿vale la pena pasar el resto de mi vida ocultando algo que pueda alejarme de Yutaka?
Habían interrogantes que siempre darían vueltas por su cabeza por mas que luchara por mantenerse ocupado y presente en aspectos mas importantes y concisos, pero Tomy sabia en el fondo que solo estaba engañándose. El día en que todo fuese inevitable, en el que no hubiera mas excusas, mentiras o secretos llegaría y solo habría un chico al desnudo frente al mundo, expuesto de sus engaños y secretos, listo a ser juzgado y castigado.
-¿Qué estoy diciendo? ¡Ya actuó igual que Koji! -Se dijo Tomy, exaltado por lo oscuros y profundo que se habían vuelto sus pensamientos. Ser adolescente seguía siendo un terreno desconocido para el mas pequeño de los elegidos para portar los Espíritus Digitales.
Y el asunto, solo empeoraría, tras recibir un mensaje de auxilio.
Un fuerte espíritu samaritano brillo en su ser. No podía negarse a ayudar, no después de todo lo ocurrido, lo bueno, lo malo, lo doloroso; el había hecho una promesa que no estaba dispuesto a quebrantar solo por indiferencia pre adolescente. Tomy Himi no era así y no se transformaría en un egoísta. No, jamás se transformaría en una versión vacía y conformista que habita de forma indiscriminada, abarrotada y lineal quemando aquellos valores y creencias que en un tiempo hizo a la humanidad avanzar, él no seria esa clase de humano y sabía que sus amigos, tampoco lo serian.
-¡Confió en ellos! ¡Takuya, todos, ellos jamás dirán que no!
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-¡Zephyrmon! -Grito KaiserLeomon manteniendo la carga de sus cañones a la espera del ataque de la Digimon del Viento en una idea rápida de combinarlos, mientras, Kendogarurumon distraía a Kimeramon que, exitosa-mente, se había alejado de las vías y ahora vagaba por plena ciudad de Tokio.
-¡Si, hagamoslo! -Sin perder tiempo, ella se posiciono en su lugar, voló sobre KaiserLeomon, aguardando por la señal de Koji.
Frente a ellos, pero dándoles las espalda, Kendogarurumon mantenía la atención de Kimmeraron exclusivamente sobre el y no había sido una tarea sencilla en tal abarrotada ciudad llena de humanos que no comprendían que sucedía entre estas bestias que habían aparecido de la nada misma, corrían despavoridas como gallinas en un gallinero invadido por un zorro; el caos era inminente y solo empeoraba a cada segundo pues el enemigo parecía no tener respiro.
-¿Eso es todo? Vaya, pero si eres un enemigo mediocre -Kendogarurumon disfrazaba sus palabras de confianza entre palabras entrecortadas por la fatiga y las evidentes heridas en su cuerpo; estaba al limite, no luchar por mas de seis años en su forma bestia era todo reto pero eso no significara que se rendiría. Aunque, Kimeramon tenía opiniones diferentes.
-¡Pero mírate! ¡Dan lastima! ¡Son una farsa, Los Guerreros Legendarios son solo unos chiquillos! ¡Morirán y su mundo caerá! -La bestia exclamo en un alarido de locura, riendo a estruendos que provocaron a Kendogarurumon chistar la lengua de disgusto.
-Por favor que alguien lo calle.
-¿Podemos quedarnos con ese honor?
La voz de proveniente de Zephyrmon llamo la atención de ambos pero antes de que Kimeramon tuviera oportunidad de atacarlos, un proyectil de energía oscura y pilares de plasma que lo contenía lo ataco, envolviéndolo en una torre oscura y desde el interior, Kimeramon gritaba del dolor. Instantes después, el ataque se disipo y la bestia yacía envuelta en un grueso anillo de datos teñidos de violeta. Datos corruptos, recordó Zephyrmon aquello que Bokomon le había dicho antes de la pelea y se acerco, Digivice en mano para recolectarlos.
El par de gemelos aun convertidos se acerco al lugar del impacto a verificar que todo había acabado.
-Era un oponente fuerte -comento Kendogarurumon.
-Me pregunto ¿Cuál era su intención aquí? Los digimons jamás habían cruzado el portal que conecta ambos mundos -murmuro KaiserLeomon antes de brillar y retomar la forma de Koichi-, creí que era imposible cruzar.
-Al parecer estábamos equivocados -dijo Zephyrmon, siguiendo el ejemplo del mayor de los gemelos y retornando a su forma humana.
Kendogarurumon levanto la mirada hacia el cielo nocturno y el mismo sentimiento preocupante en su pecho seguía allí.
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Finalmente, la oleada de dolor había cesado pero Takuya había quedado relegado del resto de sus amigos en la pelea, maldecía haber perdido momentáneamente la conciencia, sin siquiera detenerse a preguntar ¿Qué era ese dolor y porque ahora? Carecía de tiempo e interés, debía reunirse con sus amigos y ver una columna de humo a la distancia, camuflándose en la noche, lo preocupaba.
Se resolvió a ir a pesar de sentir ese dolor penetrante aun en sus huesos, busco una manera de salir de las vías e integrarse a la ciudad, cosa que fue sencilla, pues, un para nada disimulado camino de destrucción le daba esa oportunidad. Solo debía caminar con cuidado por entre los escombros y buscar a sus amigos, parecía fácil.
Pero antes de llegar al inicio de la descendiente montaña de destrozos una chispa exploto en el aire, cambiando la sensación de la misma y dándole a la vez, un mal presentimiento de algo oscuro detrás de la ahora grieta de datos que se abría frente a él, superándolo en tamaño, se acercaba.
-Guerrero del Fuego, eres demasiado fácil de encontrar.
La voz que emergía de allí lo hizo congelar en su lugar. Por primera vez en mucho tiempo, Takuya sintió el pavor y la desesperanza en su corazón tan pesado que dudo que alguien llegase a tiempo a rescatarlo.
