¡Hola a todos! Si, he vuelto, tras un largo e innecesario tiempo pero no hay porque hablar de aquello.
Finalmente, acabe con este capitulo que me ha costado horrores, sin mencionar el enorme bloqueo que me causo y del que por suerte, me libre. Y antes de comenzar la lectura, les advierto que debido a problemas con mi maldito Word, es posible que los guiones largos no se aprecien. ¡Maldito Word!
Ya sin mas, lean y disfruten y no olviden de dejar un review, ¡nos vemos!
-¡Quiero ir a casa! -Dijo Takuya con los brazos en alto y lanzando un bostezo, sentado en su pupitre y rodeado por los gemelos. La hora del descanso corría y él quería aprovecharla echando una siesta para reponer energías del día anterior.
Koichi le dirigió una mirada a su hermano y este asintió, dándole pie a sus pensamientos -Ehm, ¿Takuya?
-Mmh -un gemido provino de su ya medio encorvado cuerpo sobre la mesa.
-¿Hablaste con Agunimon ayer?
-No -irrumpió dicho digimon, desde el digivice sobre el pupitre-, se supone que haríamos eso, pero el cabeza hueca cayó dormido antes de quitarse los zapatos.
-¡Soy un chico en pleno crecimiento, necesito dormir! -Se excusó su compañero humano.
Agunimon soltó un suspiro -Eres un caso perdido.
-Bienvenido a mi mundo -dijo Koji en apoyo.
-De todas formas, me sorprende que te admires del comportamiento de Takuya -continúo Lobomon.
-¿A qué te refieres? -Graznó el gran digimon del fuego.
-Porque eres igual de estúpido.
-¡Estúpido serás tú!
-¿¡Si, que hay con eso de que somos estúpidos!? -Takuya levanto la cabeza, revivido con una imponente energía que hacia hervir la sangre dentro de sí. Un ardiente sentimiento de arrebato y orgullo los poseyó a ambos. Nadie se reiría de ellos y menos si se trataba de alguien como Koji y Lobomon.
En cambio, los ahora reunidos guerreros de la Oscuridad observaban en plan silencioso el intercambio de palabras, para Koichi era refrescante puesto que extrañaba esta aura de diversión que una vez experimento en el Digimundo. Aunque, claro, era de forma diferente. Antes, no tenían a sus digimons presentes de forma tan física y real como ahora y para ellos, era por igual. Finalmente poder prestarse de manera más eficiente y corpórea a su causa ya no los hacía sentir peso de culpa sobre sus hombros.
Koichi se dejo llevar por sus pensamientos de júbilo hasta que de repente sus cuatro amigos callaron abruptamente, no supo al principio porque hasta que sus oídos captaron un golpe y su atención se volvió hacia la puerta de su salón.
-¿En donde están? -Pesada la voz, por igual de sombría y atemorizante, provino de Miyu Yamamoto, la chica del cabello pelirrojo del salón contiguo y que ahora, de pie y desprendiendo un aura amenazante de proporciones bestiales, posó sus ojos en los tres jóvenes. Estos experimentaron profundo terror.
-¿M-miyu?
-Al tejado. Ahora.
Ordenó, procurando pronunciar cada palabra con el mismo grado de intensidad.
Sin mucho que protestar debido al pavor, los tres chicos obedecieron la orden y la siguieron en silencio. Ninguno de ellos estaba preparado para pronunciar una palabra y correr el riesgo de hacer enfadar a esa chica, que como ya bien comenzaban a comprender en estos años de su vida, hacer enfadar a una mujer eran negocios que podían costarles la vida.
Llegaron hacia el tejado en poco tiempo, el cielo estaba despejado y el sol en su punto máximo. La puerta se cerró tras Koji y los cuatro aguardaron silencio, mirándose a los rostros y el ceño fruncido de Miyu sobresalía por sobre el resto.
-Bien. Finalmente estamos aquí —pronunció ella.
-¿Para qué? -Dijo Takuya, no pudiendo controlar su carácter impulso. De inmediato, se arrepintió al recibir una mirada fiera de Miyu.
-Los reuní aquí porque…sé su secreto.
El corazón se les detuvo. Eso no era posible. Ella lo sabía. Debía haber un error, Koji lo pensaba.
-Bien -sonrió, confiado-, dinos ¿Cuál es nuestro secreto?
-Es cierto, ella debe estar queriendo chantajearnos -pensó Koichi, apremiando la astucia de su hermano en tratar de persuadir a esta chica -.Aunque, ¿Por qué querría chantajearnos?
-No tiene sentido -pensaba Takuya, por su parte-, ¿Cómo es posible que lo sepa?
Miyu se cruzo de brazos y se ruborizo hasta las orejas, detalle que desconcertó a Koji pero que no se dejo ver, necesitaba obtener respuestas.
-Bueno, pues, yo…verán…, demonios ¡ni yo sé cómo explicarlo!
Se cubrió el rostro, cohibida. Así, los tres jóvenes se vieron incapaces de comprender el comportamiento errático de la chica. Sin embargo, los digimons estaban inquietos, en especial Agunimon que no evito hablar desde el digivice.
-Conozco esa presencia -Miyu se sobresalto al oír la profunda voz.
-¿Q-quien dijo eso?
-¿Muchachos? -Respondió una voz femenina, suelta en el aire, y los chicos la reconocieron de inmediato.
-Esa voz, ¿no es…? -Vacilo Takuya.
-Si, es ella -respondió Agunimon.
-Oye ¡Miyu! ¡Sácame de aquí! -Mando la voz. Miyu dudo unos segundos pero de su chaqueta saco un aparato reconocible como digivice, de colores aqua, verde y blanco. Su pantalla brillaba con un símbolo, también, más que familiar.
-¡Hola muchachos!
-Demonios, sabía que era ella -se quejo Agunimon. Takuya incluso podía imaginarse a su compañero estrellar su mano contra su rostro debido al tono.
-¿Ranamon? ¿Pero…? -Balbuceo Koji completamente sorprendido.
-¿Cómo la conoces y como obtuviste eso? -Se adelanto Koichi tratando de examinar el digivice en manos de Miyu, pero, está lo aparto mezquinamente.
-Ah no, primero ustedes me dirán ¿Qué es esto? Ella me lo explico ayer pero no comprendí mucho de lo que dijo -Miyu hizo pucheros, aun avergonzada-, entonces, Ranamon dijo que si los encontraba, ustedes me darían respuestas.
-Claro, todo después de que te desmayaras una vez que me oyeras por primera vez -acusó bromista Ranamon.
-Cualquiera se desmayaría al oírte o verte por primera vez -comento Agunimon, agrio.
-¡Pero ¿Qué dices, chispitas?! ¡Ya decía yo que estar tanto tiempo alejada de ti era demasiado bonito para ser real! -Exclamo irritada la digimon manipuladora del agua.
-Lo mismo decía yo.
Unos chillidos provenientes de Ranamon escaparon del aparato y antes de que el digimon de fuego devolviera un comentario, la pequeña digimon se materializo frente a ellos tras un remolino de datos del digivice.
-¿Así que te crees tan listo, chispitas? ¡Pongámosle fin a esto, aquí y ahora!
-¿Con que quieres guerra, eh?
Ahora fue turno del imponente digimon de armadura roja de aparecer frente a ellos con brazos cruzados y una mortal mirada que haría temblar las piernas de sus enemigos; efecto que no causo resultado alguno en Ranamon, claro esto pues esta se veía decidida y preparada para atacar en cualquier momento. A su vez, los chicos humanos observaban sin decir nada, en parte, para nada sorprendidos aunque Miyu estaba al borde del desmayo, tal como lo delataba su rostro que había adoptado un tono parecido al del papel.
-Koji, sostenme -la voz le tembló mientras se aferró al brazo del menor de los gemelos. Este para nada acostumbrado a la cercanía de una fémina, la sangre se le subió a la cara.
-Esto es demasiado problemático -farfulló.
Lobomon y Lowemon tampoco se hicieron esperar y aparecieron para evitar que se armara una batalla entre Agunimon y Ranamon, mas que listos para abalanzarse sobre el otro en plan de asesinato.
No paso mucho para que Miyu finalmente se desmayara, pálida como un fantasma.
Solo un buen tiempo despues, los cuatro jóvenes se reunían en un círculo, sentados con las piernas cruzadas al mejor estilo indio tras varios intentos de sofocar las llamas de la discordia entre Agunimon y Ranamon, y de lograr que Miyu recobrase el sentido, notándose ya más calmada. Por consiguiente, se decidieron a explicarle con mayor detalle la situación, viéndose en la necesidad de hacerlo debido a que ella portaba un digivice, en este caso, el del agua.
-¡Claro, ya recuerdo ese día! -Exclamo Miyu-. Estaba en casa de mi abuela porque era su cumpleaños cuando recibí un misterioso mensaje en mi teléfono diciendo si quería el jugar para decidir mi destino.
-Así es, al igual que nosotros y otros cientos de niños -le dio la razón Koichi.
-También recuerdo haber ido a la estación de Shibuya y recuerdo que en efecto, había otros niños y otro mensaje me dijo que tomara algún tren de allí, así que lo hice.
-Igual que nosotros -pensó en voz alta Koji.
-Entonces, llegaste ahí y supongo que otro mensaje te dijo que debías volver a casa ¿no es así? —prosiguió Takuya.
-¡Sí! Y la verdad, estaba un poco decepcionada de que tuviera que irme luego de llegar a esta extraña pero increíble estación industrial, que, incluso llegue a considerar quedarme pero la idea de estar sola era aun más aterradora. Simplemente tome el mismo tren y volví a casa -explico Miyu con gran melancolía-. Pase meses pensando "¿Qué habría sido todo eso?" y "¿Qué hubiese pasado si me quedaba como había pensado?" -rió avergonzada-. Creo que al final me convencí de que era una tonta al pensar eso y lo olvide.
Takuya, Koji y Koichi intercambiaron miradas, convencidos de lo mismo. Aquel deseo de permanecer allí y seguir un llamado invisible podría significar que realmente ella estaba destinada a ser una elegida por Ophanimon.
-Oh, vamos cariñito, tal vez paso mucho tiempo pero finalmente ¡estamos juntas, como debe ser! -Salto animada Ranamon, ya dentro del digivice.
-¿Finalmente?
-Te lo explicaremos luego, es una historia larga -dijo amablemente Koichi poniendo su mano en el hombro de ella.
-Una larga, larga historia -suspiro Lowemon también dentro del aparato.
-Tal vez sea larga pero ¡Hey! Al fin el grupo se está completando. Eso debe ser algo bueno, ¿no? -Intervino Takuya alentando al grupo, al percibir (especialmente) cierto desanimo alrededor de su mejor amigo y lo comprendía. Tras lo sucedido en el Digimundo, pasaron muchos meses en los que Koichi cargaba consigo la culpa y remordimiento de sus actos y no fue hasta que una noche, Koji fue el hombro en el que su hermano lloro.
-Sabes que podías confiar en mí desde el principio.
-Solo cállate.
-Koichi…-
-Solo cállate y abrázame.
También fue aquella la noche en que Koji descubrió que su hermano amaba los abrazos, especialmente viniendo de él. Su madre tras enterarse, comenzó a bromear de ello:
-Me recuerda cuando en los ultrasonidos el médico me decía "pareciera como si se abrazaran, como si no pudieran vivir sin el otro". Al parecer tenía razón.
Koji no quiso destruir esos buenos recuerdos de su madre con protestas pero tampoco era un entusiasta del contacto físico, mucho menos de los abrazos, sin embargo, con el tiempo y un poco de insistencia por parte de su hermano, se llego a acostumbrar. Pero, mientras menos abrazos, mejor para él.
-Volviendo a lo que nos compete, sería mejor que nos reunamos con el resto lo antes posible, debemos encontrar a los restantes del grupo -sugirió Lobomon, con voz seria, como de costumbre.
-Por casualidad Ranamon, ¿no sabes dónde está Mercurymon? -Pregunto Koji al recordar la conversación de ayer.
Ella estaba a punto de responder cuando, un lejano recuerdo la invadió.
"No pueden decir esto a nadie ¿me entendieron?"
"¡¿Por qué, que intentas hacer una vez llegues ahí?!" replico Ranamon.
"Mercurymon-"
"No es mi decisión Lowemon, pero les aseguro que hare todo lo posible por encontrarlos en la Tierra. Es una promesa".
Las palabras de Mercurymon hicieron eco en los recuerdos de Ranamon. Lo mismo pasó con Loewemon, debían mantener el secreto al menos por ahora hasta que su compañero volviera, si es, que regresaba.
-No, no tengo idea en donde esta, ese idiota -esto último salió referido mas para ella que para el resto. No podía evitar sentirse molesta por las actitudes egoístas de Mercurymon, aun si se trataba de algo que los beneficiara, se suponía que eran un equipo y que siempre se apoyaban.
El receso acabo y cada uno retomo a lo suyo, clases de Historia para Koji y Koichi, Arte para Takuya y Miyu debía soportar la peor clase para ella, Matemáticas, con la esperanza de que los muchachos cumplieran con su promesa.
"-Conocerás al resto, tenemos mucho que explicarte. Además, ¡estoy seguro que Zoe estará feliz de saber que ya no es la única chica!"
¡Esto es tan rápido! ¡Ojala fuese un sueño! Miyu deseaba esto pero era tan real que la aterraba, ella no pidió esto y no lo quería, pero, de solo pensar lo egoísta que estaba siendo la hacía sentir como basura. No iba a decir que no, sin embargo, cuidaría sus pasos de ahora en adelante. Y por otra parte, conocer a esta chica Zoe no le parecía tan malo, al menos, no estaría sola en esto.
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Saltearse clases no era una afición suya y mucho menos el segundo día, pero, había prioridades más importantes que cubrir y Tomy era consciente de ello, por lo cual no ignoró la petición de Katsuharu y Tepei de encontrarse con él, en el depósito detrás del gimnasio de su escuela durante clases.
Su relación con este par había mejorado considerablemente luego de retornar del Digimundo y a la fecha los podía considerar como partes de su grupo de amigos, a pesar del pasado que compartieron. Se habían ganado incluso un lugar especial y reservado en el grupo de los antiguos guerreros legendarios, o sea, ellos. Un lugar que ni siquiera Chiaki o Terou pudieron jamás llegar a alcanzar debido a que, tras los eventos del Digimundo, ninguno de estos podía reunirse con los chicos cuando la idea de una reunión salía y al parecer, tampoco les afectaba poder verlos. Había pasado más de seis meses de la última vez que había recordado ver a este par. Y si, Tomy los recordaba muy distantes ese día.
Llego al lugar citado y tras procurar que nadie lo siguiera, entró al pequeño edificio, recibiendo de golpe una humareda de polvo en el rostro.
-Oh, este lugar luce viejo -comentó Kumamon.
-Ni que lo digas, jamás he estado aquí -dijo Tomy internándose mas en el lugar oscuro y cubierto de instrumentos de mantenimiento y equipamiento deportivo-. ¿Hola, Tepei, Katsuharu?
-¡Por aquí!
Una voz resonó y el joven adolescente la siguió hasta el fondo, casi escondidos en las sombras encontró al par. Sobresaliendo por su altura, Katsuharu le guiño un ojo y Tepei, unos centímetros más bajo que este le sonrió con ambas manos en sus bolsillos.
-Hey, Tomy.
-Yo los recuerdo a ustedes -dijo de improviso Kumamon y Tomy casi da un salto preocupado de que sus amigos se enteraran.
-¡Oye! ¿No es ese humano al que le robe su digi-spirit aquella vez en los pastizales? -Hablo otra voz, grave y quisquillosa y Katsuharu tomo del bolsillo de su camisa un pequeño objeto.
-¿Qué tú hiciste qué? -Cuestiono el joven.
-Espera -señalo el más pequeño, sorprendido por el aparato en manos de Katsuharu, reconociéndolo de inmediato-, eso es un digivice, no hay dudas. ¿De dónde lo obtuviste?
-¿Estos? -Tepei saco uno similar, excepto con colores terroso, diferentes al morada y bordo del mayor-, los recibimos ayer y bueno, ellos nos dijeron que debían encontrarse con el resto de los guerreros legendarios.
-Entonces, supongo que ustedes poseen a…-
-Yo tengo a un tipo llamado Grumblemon -contesto Katsuharu, inquieto a su respuesta.
-Y yo tengo a Arbormon, aparentemente -añadió Tepei.
-¿Qué hay de Ranamon y Mercurymon? -Salto Kumamon a la conversación, ignorando lo que los jóvenes decían.
-Si supiera no estaríamos en este aprieto ahora mismo -gruño Grumblemon-, además, se supone que ustedes seis estarían juntos.
-No te preocupes por ellos, ustedes eran nuestro problema.
-Por cierto, oímos de un ataque ayer -por fin hablo Arbormon, contrastando la dureza del digimon guerrero de la tierra con su pacifista personalidad.
-Si, nos encontramos con Kimeramon y otro digimon raro con armadura -contesto Tomy.
-Debe ser Klayndemon.
Los tres chicos se miraron entre sí sin llegar a entender de qué estaba hablando Grumblemon.
-Y, ¿Quién demonios es Klayndemon? -Mascullo Katsuharu.
-¿Qué acaso Agunimon no les dijo nada? Dios, si será un bueno para nada.
-Él es respetable -argumento Arbormon.
-Es un cabeza hueca.
-Al menos tiene mejor temperamento que tu -agrego Kumamon, con una pizca de sarcasmo que bien sabia, Grumblemon tenía ciertos problemas para detectar, mas si este se encontraba enfadado.
-Y es más fuerte —puntualizo Arbormon, dando la estocada final contra la paciencia de su compañero.
-¡Patrañas, todas ellas son patrañas! ¡Jamás ese cabeza de cerrillo será más fuerte que yo, lo repito, jamás!
Cada uno de los jóvenes respondió de manera diferente a la rabieta de Grumblemon, Katsuharu suspiro fastidiado y en el caso de Tepei y Tomy, ambos rieron para aliviar la tensión.
-Ignorando lo que este demente dice -dijo Arbormon, un "Hey" de su compañero se oyó de fondo-, tal vez sea el momento de que todos nos reunamos y discutamos lo siguiente que haremos.
-Si lo ponen así, sería lo mejor -asintió convencido Tomy-. Intentare contactar al resto y les pediré que nos reunamos luego de clases en los juegos viejos del Parque no lejos de aquí.
-Wao Tomy, ya hablas casi como un adulto -Katsuharu desparramo su cabello con cierta fuerza a modo de juego, Tomy seguía siendo el mismo niño (maduro) ante sus ojos.
El pequeño no podía evitarse reír por el gesto -¿Tu crees?
-Por supuesto, has madurado mucho.
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Clases de historia, era aburrida hasta el Digimundo y vuelta, solo datos y nombres y fechas, lugares, cosas inservibles pensaba Zoe pero sabía que le serian útiles algún día el cual obviamente, no era hoy. Se dedico la mayor parte del tiempo a hacer garabatos y fantasear.
Había tanto con que. La adición mas reciente era el regreso de los digimons a su vida y vaya que tenia material con el que poner a trabajar su cabeza. La noche anterior había sido demasiado intensa que si apenas pudo dormir debido a los relatos de Kazemon, largo un bostezo al recordarlo pero ni se preocupo por las ojeras aparecer en su espejo esa mañana, el simple gusto de maravillarse de nuevo con historias del Digimundo, lo valía.
Sin embargo, no todo era color de rosas, las cosas malas que habían comenzado a transcurrir, las guerras y enfrentamientos la devolvieron a la realidad de la situación, ya no era una niña y ella tenía un deber con ese mundo. Debía dar lo mejor de sí ahora más que nunca.
Zoe remarcó con furia negra el garabato de Takuya en una de las esquinas de su cuaderno.
-Sientes algo por él, ¿no es así? -Encontrado el momento libre y a solas, Kazemon pregunto confiada de que Zoe se negase a la verdad que ella ya conocía.
-Él es un idiota.
Sonrió la digimon.
-Como digas, pero te advierto algo, he estado contigo mucho tiempo y sé lo que sientes.
-¡Ash, no es cierto! ¡El solo es mi amigo y…y, ni siquiera sé porque te doy explicaciones a ti! -Levanto la voz la chica de cabello dorado y se quito de un resoplido un mechón sobre su frente, segura de que su rostro estaba de todos los colores menos el que debía ser.
Entonces, o al menos por el momento, Kazemon decidió dejarla en paz pero aguardo al momento en que trajera de vuelta el tema a conversación.
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La hora había llegado, solo faltaban Zoe y Tomy, Jp suspiro melodramáticamente al ver la hora. Tomar una pequeña siesta hasta que llegara el resto se veía como buena opción así que se recostó sobre el césped y cerró los ojos, disminuyendo su respiración.
Koichi y Koji le daban la espalda, ambos sentados sobre una muralla de piedras, apenas tan alta como un niño de primaria y a su lado Takuya permanecía apenas apoyado sobre la misma. La estrategia de Jp se veía tentadora a sus ojos. Y finalmente Miyu, quien se sentía tan fuera de lugar entre tantos chicos desconocidos, se quedo en silencio.
-¿Por qué tardan tanto? -Se quejo Agunimon.
-Sus escuelas están más lejos que las nuestras, démosles un poco más de tiempo -dijo Koji y noto lo callada que Miyu se encontraba, a la par de su amigo. Se veía tensa, sus hombros estaban listos para cualquier sobresalto y aun tenía el rostro un tanto pálido. No podía negar que una parte suya se sentía mortificada al verla de esa forma, debía ponerse en sus zapatos e intentar imaginar lo difícil y confuso que toda esta revuelta situación podía significar para Miyu.
-…Oye, que quede claro, no fue mi culpa causar ese alboroto -la voz de Beetlemon llego a sus oídos y lo centraron en la conversación del momento, las risas brotaron de sus amigos, inclusive de la ya no tan ansiosa Miyu.
-¡Claro que fue tu culpa! -Repuso Lowemon.
-Al menos yo estoy libre en todo esto -dijo Agunimon y Ranamon estallo en risas.
-¡Si y solo porque tú estabas en la celda de algún asqueroso castillo al sur, o ¿no es así?! Anda, dilo, ¿Cómo escapaste esa vez?, siempre quise saberlo.
-Lo lamento, ser inferior a mí, pero esa información es confidencial.
Una expresión de sorpresa escapo de la digimon del agua -¡No es justo!
-¡Hey chicos!
[…]
-Siempre tan hermosa, Zoe -apremio Katsuharu con un guiño y ella, poco dispuesta aceptar las bromas suyas, bufó y lo golpeo en el hombro generando en este una risa-. Y tan fuerte también.
Fingiendo gracia en vez de un punzante dolor en su hombro, Katsuharu considero el dejar de tomarle el pelo por ahora. Si es que quería conservar sus miembros intactos.
-¡¿Qué, enserio?! -Dijo asombrado Takuya una vez que Tepei les explico sobre la existencia de sus propios digivices-. Bien, pues, ¡adivinen que! -Anuncio y se acerco a Miyu, lanzando su brazo por sobre los hombros de ella -¡También encontramos a otra elegida, chicos, les presento a Miyu!
-Hola -dijo ella, con una mueca tensa en forma de sonrisa, claramente, incomoda por tanta atención puesta sobre ella sin motivo. El grupo la observo con diferentes expresiones y pensamientos cruzándose por sus cabezas, que de igual forma, solo hacían empeorar su ansiedad.
Vaya forma de hacerse amiga no solo de dos de los chicos más conocidos de su escuela, sino además del enamoramiento de la temporada de su mejor amiga. Sin agregar al repertorio lo más extraño, hacerse compañera de una criatura digital con poderes llamada "digimon"; bien, su nombre era Ranamon, más confuso aun porque no se le parecía nada a una rana real.
-¿A quién de ellos tiene? -Pregunto Tomy, ajeno a las confusiones de Miyu.
-Pues averígualo por ti mismo -sonó la voz de Ranamon desde el bolso de su compañera humana.
-Debí imaginar que sería ella -comento Grumblemon, disgustado.
-Es lo mismo que dije -expuso Agunimon.
-¿Podrían parar de una vez? Finalmente estamos todos juntos y ustedes solo piensan en fastidiarse entre sí -regaño, como símbolo de la voz de la razón, Kazemon.
-Así nos demostramos amor.
-¿Tu? ¿Demostrando amor a alguien más? —Ella soltó una pequeña risita áspera—, eso es de risa.
-Ignorando a estos dos, entonces, esta demás decir que -salto Lobomon - nos falta alguien.
Solo fue allí en que todos comprendieron algo, más allá de no solo estar casi los 10 guerreros legendarios juntos ni del hecho de que había una fuerza descomunal allá afuera que los obligara a reunirse, sino el hecho de que aun había alguien ausente.
-Hablas de Mercurymon -afirmo Koji, suspirando.
-El siempre misterioso, no es de sorprender -dijo Arbormon.
-Misterioso o no, debemos encontrarlo, somos un equipo de 10, no de 9 -apeló Beetlemon.
-Pues, tendremos que ser nueve por ahora, porque ni ustedes ni nosotros tenemos la mas mínima idea de donde esta o quién es su compañero humano -dijo Jp, uniéndose al círculo de conversación, abandonando su lugar de descanso en el césped -, lo único que nos queda es movernos por nuestra cuenta y en el camino recolectar información sobre su paradero. No se ustedes, pero, tengo la sensación de que no tendremos mucho tiempo para hacer las de detectives con él.
-¿A qué viene eso? -Cuestiono Koji.
Jp le lanzo una mirada indescifrable antes de decir -Me sorprende que no lo sintieras ayer, durante la pelea.
-¿Pelea? -Se oyó por lo bajo decir a Miyu, desorientada por completo del tema a tratar. Pero entonces, recordó que Takuya seguía con su brazo alrededor de ella y sin dudarlo mucho, se lo saco de encima, obteniendo una disculpa rápida por parte de este.
Por un instante, la tensión se hizo tan palpable como la grieta de datos que Jp había presenciado ayer, la misma por la cual ese guerrero de armadura desapareció dejando en lugar de su ausencia, muchos misterios y preguntas que ni siquiera podían obtener de sus digimons. Koji suprimió el gesto de fruncir el entrecejo.
-Vamos, Jp, dejemos de dar vueltas; todos sabemos que no tenemos mucho tiempo y tú mismo lo viste, dos digimons cruzaron el paso entre el Digimundo y el nuestro y eso, hasta donde sabíamos, no podía ocurrir. Lo que intentas plantear no es tan fuera de la racionalidad.
-Woa, woa, tranquilízate Koji -intervino Takuya al percibir cierto aire hostil en sus amigos-, nadie dice que no es obvio y tampoco decimos que Jp esté equivocado. Si nos estamos por enfrentar a algo más grande que Lucemon, deberíamos prepararnos para el golpe.
-Entonces, ¿Cómo piensas que debemos prepararnos para aquello? -Disparo condescendiente el menor de los gemelos sintiendo en su bolsillo la gélidas de su digivice, Lobomon estaba conteniéndose de interferir, podía percibirlo.
Takuya tenía una respuesta pero no quería admitirla en voz alta pues, conllevaba a otro punto que venía rondando por su cabeza desde el día anterior. ¿Qué quería ese digimon consigo y, por que no podía quitarse la inquietante sensación de que había algo mas allí, oculto entre las palabras de los digimons? Temía sacar el tema de conversación alrededor de sus amigos sin antes consultarlo con Agunimon quien poseía un aura extraña, no maligna ni oscura, sino extraña a su alrededor. Eran secretismos o posible paranoia suya pero necesitaba averiguarlo.
-Por ahora, deberíamos poner al día a los chicos -señalo a Katsuharu, Tepei y Miyu-, porque estoy bastante seguro que están perdido por sus caras.
No puedo dejar que ellos nos vean vacilar, somos el pilar del grupo¸ reflexiono en su cabeza.
Bastaron unas risas y algunas bromas para aligerar la tensión y evitar el tema, al menos por ahora. Pero, a pesar de poder persuadir a los jóvenes humanos, la situación era diferente con los digimons quienes siguieron el juego hasta que tuvieran oportunidad de traer el tema de vuelta.
-No podemos evadirlo por siempre, tarde o temprano mas digimons peligrosos volverán, sin mencionar ese tipo Klayndemon -expuso Grumblemon-, y para colmo, ese idiota de Mercurymon decide desaparecer ahora, ¡dios, es molesto!
-No se preocupen por él, sabe cuidarse solo -respondió Ranamon de forma cortante.
-Detesto estar de acuerdo con la cara de bacalao, pero, es cierto. Mercurymon debe estar seguro de saber que hace al decidir andar por allí por su cuenta, confió en él -admitió Agunimon y un grave silencio se oyó entre ellos -¿Qué sucede?
-Que tú jamás estás de acuerdo con alguien, mucho menos con Ranamon -dijo Lowemon-, es…raro.
-Si, ¿Quién eres y que hiciste con nuestro amargado y estúpido Agunimon? -Se mofo con acidez Lobomon y el grupo estallo en risa, causando nada de gracia en dicho digimon de fuego.
-Si, claro, ríanse de mi todo lo que quieran. A final de cuentas, todos sabemos que Ranamon adora que la adule; en el fondo, apuesto que ella intenta llamar mi atención porque no puede evitar sentirse atraída por mi -declaro en aires de grandeza, aun podían oírse risillas en el grupo.
-Como dirían los humanos, "Ni en tu sueños húmedos", chispitas. Aun que, no sé realmente que signifique eso.
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El aire estaba pesado y caliente. Y relajante y, agregando que, por demás silencioso. Justo lo que Takuya necesitaba. Un buen baño caliente y absurdamente largo, dejándose llevar por sus pensamientos, calmaría sus dudas, que por cierto eran demasiadas.
Levanto un pie y flexiono sus dedos, hizo lo mismo con el otro, abriendo y cerrando los pequeños dedos con tal banalidad propia de él. Se hundió más en la tina, apoderado por la somnolencia; el presagio de tener una buena noche de sueño era prometedor solo que, era demasiado pronto.
-Agunimon.
-Mmh -su distraída voz, provenientes del digivice sobre el lavamanos, no lejos de la tina, llego a sus oídos. Al menos, su digimon seguía despierto (si es que pudiese llegar a dormir, algún día le preguntaría)
-Oye -comenzó, con voz queda-, no quiero dar vueltas ni pretender cosas que no son, así que… ¿Por qué él me quería? Me refiero a ese tal "Klayndemon". Es decir, no iba ni detrás de ti ni de los demás, me quería a mí… ¿Qué significa eso?
No hubo respuesta al instante.
-Mira, se que intentas ocultar algo, así que-
-No intento ocultarte nada -irrumpió Agunimon-, estoy igual de blanco que tú en este tema, siéndote honesto. Y si crees que haya una razón por la cual yo deba ocultarte información sobre porque ese Klayndemon te quiere, pues deberías ordenar mejor tus pensamientos, Takuya. Un equipo con secretos solo lleva a la ruina. Eso lo sé por experiencia.
Esas últimas palabras crearon intriga en el joven adolescente pero no lo hicieron olvidar su motivo de porque las preguntas.
-¿Qué hay de Lucemon? Dijeron que no regreso pero que había algo más poderoso que él.
-Es cierto.
-Oye, eso no es muy convincente -apunto Takuya, apoyándose sobre el borde de la tina, una sonrisa apareciendo en su rostro.
-Pues tú no hiciste la pregunta correcta -jugueteo Agunimon con su respuesta con la intención de hacer molestar a su compañero.
-¡Hombre! -Takuya se hundió de nuevo en el agua, molesto-, jamás creí que fueras tan enigmático y aficionado al juego de palabras, y luego te quejas de Mercurymon, que vaya a saber uno donde podría estar ahora mismo.
-No me compares con ese friki.
-Por cierto, ¿sucede algo entre tú y Ranamon?
-¿Con esa demente? ¿Es una broma? Nuestra relación es exclusivamente de odio mutuo.
-Mmh, como lo imagine -el adolescente medito antes de hacer burbujas con su boca, medio rostro sumergido en el agua.
A este punto, a Agunimon no le sorprendía la pregunta de Takuya, no era la primera vez que la oía y no sería la última vez (presentía) y al contrario no lo incomodaba, podía negarse sin duda por el resto de la eternidad (a pesar si existía la posibilidad de que se cansara de aclararlo); no era un digimon conocido por llevarse de forma amigable con el resto, le gustaba ser reservado sin llegar a un nivel que Lobomon, podía ser accesible algunas veces excepto que no tanto como Ranamon o Kumamon o Kazemon.
-Genial, la digimon a quien menos necesitaba recordar.
Era conflictivo. No podía negarse a una cosa, a pesar de haber continuado con ese hábito por mayor tiempo del que pudiese recordar, no era lo mismo que con Ranamon a quien si detestaba en realidad; con Kazemon, la historia era muy diferente para su desgracia. Y temía que Takuya preguntase.
-¿Qué hay con Kazemon?
La mala suerte parecía perseguirlo incluso allí. Pero, ¿Quién decía que él sería el único afectado?
-¿Qué hay con Zoe?
Jaque Mate.
[...]
"Muchacho, no tengo mucho tiempo. Necesito tu ayuda. El destino de tu mundo y el mío dependen de tu determinación por descubrir quién eres realmente."
