Disclaimer: Aún no puedo obtener los derechos sobre los personajes de: Rumiko Takahashi. [Pero sí sobre los míos.]


A empezar| Chapter 3.


Mierda.

Mierda.

Mierda.

¡Mierda!

¡Y mil veces mierda!

InuYasha quiso patear algo. Kagome, iba a protestar, no a ella, no ahora…

—¡¿Qué no eran Kōga y Minako?! —Y que por favor InuYasha no se quejara. Él no era el único asombrado y aparentemente en contra, con la noticia.

Todos en la sala, se quedaron en silencio. Aby, retomó su discurso en el momento en el que el ambiente estaba demasiado tenso, nadie decía nada—. Infiltrarse en la organización de Naraku, requiere de mucha cautela, como ya sabrán, todos allí debes ser pareja. Naraku de seguro les invitará a vivir en su mansión, así que es mejor que se comporten con un buen matrimonio ¿está claro?

—Pero, Aby-sama…

—Sin excusas, Kikyō. —Interrumpió a la joven—. Se supone que los contactos ya están hechos, InuYasha, hacer rato que quieren tu historial. —Avisó la imponente mujer—. ¡De ustedes depende que este caso funcione, muchachos!

Ya no había mucho que hacer.


Se puso el rojo brillo sobre los labios y sonrió con satisfacción. Se acomodó el vestido rojo pasión y se cercioró de que su cabello estuviera perfectamente recogido y en su sitio.

—¿Lista? —La voz de Kiriyawa, llamó su atención. Kagome se giró a sonreírle con afirmación, la mujer suspiró con cansancio y caminó hasta Higurashi—. Realmente no tienes que hacer esto, Kagome, yo puedo decirle a Aby que cambie a Minako, no es necesario que te arriesgues a estar casada con InuYasha.

Kagome, sacó la mano de su amiga, que estaba arreglando unos detalles de su vestido. Miró a Kikyō con mucha determinación, no era justo que siempre creyeran que era ella la que no podía estar bien, que era la única que debía sufrir, que no podía mantenerse, que tenía cursis sentimientos.

—Te equivocas, Kikyō—Kagome sonrió con suficiencia—. El que me vaya a casar con InuYasha para mi trabajo: es la mejor idea que me ha podido dar Aby. —Giró sobre sus talones para mirarse de nuevo y evadir cierta parte de su discurso, arreglándose el maquillaje. Kikyō, nuevamente no entendió a su amiga—. Sí, es hora de que yo demuestre que soy Kagome Higurashi —volvió a girar para sonreír, orgullosa—, y que puedo salir adelante siendo otra.

—Kagome…

—Y es hora de que vayamos al civil —anunció la joven detective—, tenemos un matrimonio que fingir.


Las cámaras y luces estaban por todos lados, cada escenario estaba listo y los maquillistas y productores, corrían de aquí para allá, arreglando todo.

—Me siento como si grabara una novela, ¿tú no, InuYasha? —Inquirió Kagome, con una felicidad muy extraña.

No sabía que le pasaba ese día, pero sí tenía idea de que estaba muy extraña—. ¿No te molesta toda esta situación?

—Por qué habría de hacerlo, es mi trabajo. Creo que debo llevarme bien con mi compañero, ¿no crees, esposo? —Le guiñó un ojo, pícara mientras se levantaba para ir a hacer cualquier cosa.

InuYasha, por un momento, se sintió idiotizado, ¿es que podía ser más hermosa y perfecta? Todavía no se podía creer que ella estuviera vestida de novia, tan hermosa, ¡y se casaría con él! ¡No era broma! Más bien era trabajo… pero sentiría como si fuera cierto, como si de verdad la estuviera desposando.

Algo que quiso toda la vida.

No pudo evitar sonrojarse cuando se levantó y la tomó del brazo. Ella, sonreía como si lo disfrutara y eso lo perturbó, lo mareó y le gustó. Le gustó. Tenía que posar, tenía que hacer como si de verdad estuviera con su esposa, sumamente feliz.

—¡Va la primera! —Oyó decir al camarógrafo.

Él, con Kagome asida de la cintura y ella sonriendo, felizmente al igual que él, solo que con sonrisa arrogante.

La siguiente, fue con las copas. InuYasha se sintió tan cursi en ese momento, pero a la vez, el hombre más afortunado de todos. Poder mirar a Kagome de esa manera tan profunda bajo la excusa de que era trabajo, era como la mismísima gloria. Ver sus ojos chocolates brillando, había sido lo más increíble del mundo.

Las otras fotos varias, eran solo de demostraciones cursis amorosas de recién casados, en el patio de la mansión perteneciente a la asociación secreta.

—¡Llego la foto del beso! —Todos en el set, chillaron excitados ante ese momento.

InuYasha se tensó, mas Kagome, puso una sonrisa de oreja a oreja. InuYasha estaba perplejo, ¿por qué Kagome lo tomaba con tanta espontaneidad?

Sintió como ella se acercó de forma lenta, él, la agarró de la cintura. En ese momento, no existía nadie más. Kagome, pegó su rostro con el de su 'esposo' y allí, con los labios tan cerca, no pudo hacer más que cerrar los ojos y sonreír de manera dulce, recordó aquellos tiempos en los que ella era una niña tonta enamorada de él.

Bueno, aunque las cosas no habían cambiado mucho.

En ese momento, la foto fue tomada, cuando estaba a punto de hacerlo.

InuYasha no supo del tiempo, solo sabía que cada segundo que ella demoraba en pegar sus labios con los de él, era una maldita tortura, ¿hacía cuanto que no la besaba? Kagome, comenzó a acortar distancia entre labios, hasta que por fin pudo probarlos.

Fue un momento mágico…distinto. Kagome pudo sentir como pequeñas lágrimas de emoción querían rodar, pero ella las detuvo, el beso, fue siendo más fuerte, pero de odio. La Higurashi, comenzaba a morder el labio de InuYasha, y este, creyendo que el beso era más apasionado, la estrechó más contra su cuerpo.

Todos los presentes, se quedaron mudos. De acuerdo, el beso ya tendría que haber terminado, de hecho, la foto estaba lista.

Kagome, mordió el labio inferior de InuYasha con mucha fuerza, tanta que lo hizo sangrar.

Se separaron jadeando—. ¡¿Por qué hiciste eso?! —InuYasha se llevó una mano a la boca y pudo sacarse algo de sangre. Todos se quedaron en shock.

—No es nada. —Por un momento, Kagome no pudo fingir 'felicidad', pues estaba muy enojada. Había revivido cada momento que ella atesoraba, pero que recordarlos, le hacía daño.

Unas enfermeras se acercaron a InuYasha para poder ayudarlo y Kikyō corrió hasta su amiga.

—Déjenme en paz. —Murmuró InuYasha, sin dejar de mirar con resentimiento y dolor a Kagome. Por un momento había creído que ella estaba besándolo.

—¿Qué fue eso, Kagome? —Inquirió Kiriyawa, mientras secaba el hilo de sangre que le había quedado a Kagome, de InuYasha. Kagome solo suspiró.

—Después te cuento, Kikyō.

—¡Kagome, InuYasha! —Escucharon llamar a Aby—. ¿Qué fue eso?

—No es nada. —Repitió Kagome—. Estamos listos para empezar con la farsa, Aby-sama.


Todo estaba en silencio. Luego del incidente de la tarde, ellos, se habían quedado en la gran casa que ahora era su 'hogar de recién casados', todo porque al otro día terminarían de arreglarlo todo y saldrían a empezar con la operación maestra más grande Tokyo.

Las luces estaban apagadas, en toda la casa no había nada, solo la luz de la luna.

InuYasha, se encontraba sentado en una silla, en la 'recamara de recién casados' estaba cerca de la ventana pensando en lo acontecido esa tarde. Kagome estaba muy, muy extraña.

Escuchó la puerta abrirse y se tensó, ¿en serio iba a dormir en la misma cama que él?

—InuYasha. —El tono de Kagome, fue neutral. Él, la miró y en ese momento, sintió su garganta seca—. Voy contigo. —Su caminar, fue lento, mientras trataba de colocarse la blusa, lo más atractiva, posible.

Taishō, quedó en shock. ¡¿Qué carajos…?!

—Acabo de ver una película porno —esa sonrisa lúdica y lujuriosa, mató a InuYasha…¿desde cuándo Kagome veía esas películas? Se parecía tanto a…—. Quisiera contártela —mintió un poco, realmente tenía todo planeado.

—Kagome…

—Él, estaba en una silla, mientras ella se desnudaba —empezó a subirse la blusa blanca pegada al cuerpo mientras se mordía el labio. Oh, oh…estaba provocando a InuYasha—. Y luego se agachó hasta sacarle el pantalón —Kagome se humedeció los labios mientras se acercaba más a InuYasha.

Soltó un gruñido cuando sintió las manos de Kagome, meterse de manera atrevida por su camisa abierta, tocando suavemente su pecho. La Higurashi se sentó sobre las rodillas de InuYasha, mientras comenzaba a acercarse hasta el pecho descubierto para lamerlo un poco.

InuYasha cerró los ojos, mientras suspiraba ante la acción.

—Y luego, se acercaba a su centro —siguió explicando—, para tocarlo con la lengua —sí, empezaba a ver el bulto que se formaba en los pantalones de InuYasha. Eso le gustó—, para succionarlo —su voz, mostraba excitación letal— y hacerlo gritar hasta…—pasó suavemente sus manos por el pecho de él.

InuYasha, abrió los ojos, con un extraño brillo de pasión y le agarró la muñeca—. ¿Por qué haces esto? —Preguntó con voz ronca, mientras sentía que no se detendría si Kagome seguía con eso.

—Porque quiero tener sexo contigo. —Explicó ella, de manera fiera mientras se apegaba y esta vez, rosaban sus sexos, provocando más placer y gemidos.

—Para ya, Kagome. —Pidió, empezando a perder la conciencia.

Higurashi, sacó la camisa de InuYasha, para empezar a besarle el cuello, sus manos, bajaron atrevidas hasta el pantalón de Taishō, para empezar a acariciar el miembro duro del ambarino.

Se sintió en la gloria cuando esas manos comenzaron a masajear y apretar de manera experta aquella parte, que deseaba a gritos ser liberada dentro de ella—. Kagome…—Gruñó cuando la muchacha desató su correa y pudo meter las manos dentro del bóxer. De piel, a piel.

—Inu…Ya…sha. —No pudo evitar gemir ella, cuando él la agarró por la cintura y le sacó la blusa, para empezar a lamer sus senos desnudos. ¿Hacía cuanto que no la tenía así?—. ¡Ah, más! —Jadeó subida de tono, ella, mientras se arqueaba contra él y lo agarraba del cabello.

Pronto, la necesidad de sentirse fue grande. InuYasha, besó a Kagome, de manera pasional, mientras trataba de sacarle las bragas, y ella los pantalones. Gimieron al tiempo, cuando la adrenalina los invadió al verse sacándose las ropas rápidamente. Los ojos de los dos brillaron, cuando tuvieron adelante la desnudez del otro.

—Maldita sea Kagome —murmuró excitado, mirándola con pasión—, te deseo de una manera ilógica. —La besó de nuevo.

Bien, Kagome había cumplido su cometido. Sonrió entre el beso.

Se separó un poco y entró.

—¡Ah! —Soltaron los dos. InuYasha fue quien la agarró de la cintura y tiró la cabeza hacia atrás. Kagome sonrió satisfecha, sintiendo la excitación y el placer, recorrerla de manera abrupta.

Volvió a salir y a entrar. Soltaron jadeos igual—. Oh…InuYasha. —Empezó Kagome, mientras comenzaba a desesperarse y a moverse dentro de su amante, de manera circular, mientras aumentaba gradualmente sus salidas y sus entradas, y los arañazos en la espalda de InuYasha.

—Kagome…—No podía decir mucho. Necesitaba tenerla más. Era tan estrecha, siempre había sido tan suya—. Oh…Kagome. —Soltó él, cuando sintió las uñas pasar torturosamente por su espalda.

—¡InuYasha! —Volvió a gritar Kagome, cuando sintió como el ambarino, la agarraba más fuerte y ayudaba a entrar y salir con más rapidez—. ¡Oh, más rápido, InuYasha! —Esa melodiosa voz, fue música para los oídos del excitado hombre que la estaba poseyendo.

El sudor y la excitación, mojaba sus cuerpos. La adrenalina subía y ellos se necesitaban a cada momento más. Kagome se sentía con las piernas casi tiesas, alrededor de InuYasha. Él, pasaba las manos por su espalda fina hasta llegar a su nuca y besarla fieramente en los labios. Estaba experimentando lo que era hacer el amor, nuevamente.

Hacía mucho que deseaba eso.

—¡Más! —Oyó casi ahogadamente mientras ella se arqueaba. Sentían como ya iban a explotar, el momento de acercaba y ellos solo deseaban sentir aquello que había perdido.

Amor y deseo.

InuYasha, aumentó el ritmo de las entradas y salidas, mientras sentía cómo esque su miembro se ponía más duro y recto dentro de Kagome, era el momento. Lo sabía.

Iban a explotar.

¡Ya!

Fue como una liberación de espíritu llegar a aquel orgasmo que había deseado ambos por tanto tiempo. Aun, sintiendo la ola de placer, Kagome quiso seguir saciando sus últimas entradas y salidas dentro de InuYasha, mojándolo con su exquisita lubricación.

—Kagome…—Susurró él, besándola de manera dulce. Estaba demasiado feliz, no encontraba palabras para describir aquel sentimiento mágico. Deseaba tanto decirle que la amaba, que había esperado eso…

Las lágrimas quisieron salir de los ojos chocolates, cuando tuvo que aceptar su realidad. Lo amaba, lo amaba más que a nada en el mundo y ahora tenía que volverse una muñeca de trapo. Se tragó aquellas palabras "InuYasha…te amo" Aquellas que le decía cada vez que terminaban de hacer el amor.

Salió de él, dejando de sentir al instante. Quería gritar y llorar de la impotencia.

¡Mierda!

—¿A dónde vas? —Su voz, era casi dolido. Se quedó perplejo al sentir como ella salía y se encaminaba hasta su ropa y se empezaba a vestir.

—¿Qué? —Trató de sonar descomplicada—. Únicamente tuvimos sexo InuYasha, no es para tanto. —Explicó de manera tranquila, tratando de no estallar en llanto.

—Pero yo creí que…

—Me voy a dormir —terminó de ponerse las bragas—. Buenas noches, InuYasha. —Quería salir de allí, quería correr y llorar toda la noche.

Pero no quería que él se enterara.

—¡Kagome! —Ya era muy tarde.

La Higurashi se había ido.

Continuará…


Espero no haberme demorado más de lo normal, niñas.

Neri Dark.- Muchas gracias por tu hermoso review, mi princesa. Me encanta que siempre sigas mis locuras y te guste como escribo, eres tan adorable… :3

Oaky-chan.- Me reí mucho con tu review, reina xD gracias por postear.

Marlene Vasquez.- Que bueno que te gusta el comportamiento de Kagome, mi niña. Muchas gracias.

KEwords.- Asadafaja, eres tan Asadafaja te adoro, reina *o* vos no sabes cómo me hacen sentir tur reviews, ¿en serio crees que soy buena escritora? Eres un jodido amor c: muchas gracias, vos también estas en mis favoritos. (Y no va cualquiera, créeme). Besos, mi amor.

Elvi.- Me encanta que te guste lo que hago, reina. Es para deleite de todas que me esfuerzo, muchas gracias.

July-chan.- Que bueno que lo ames, princesa, para mí es un honor que te pases, gracias.

Vanu-chan.- Oh, mi reina, muchas gracias por pasarte, espero te siga gustando mi historia. (Debo confesar que estoy nerviosa por si no te llegara a gustar a ti y a las demás u.u)

KagomeTaisho22.- ¡Muchas gracias por pasarte, linda! Me encanta que cumplas tu promesa de seguir mis proyectos, estaré esperando siempre tu review, gracias por todo, reina.

Y las adoro con mi corazón, reinas.

Esta vez me inspiré en la canción: "Daría" de La quinta estación.

Besos desde Ecuador.