~Devil Town~
Taichi había salido a algún lugar sin haberle explicado antes de correr fuera de su salón, estaba demasiado exhausto por una semana de exámenes como para seguirlo y pensó en disfrutar por una vez de su almuerzo en silencio, sin embargo, años de amistad con Taichi le habían acostumbrado al ruido de la platica mientras comía. Así había terminando volteando con su otra amiga, que le había mirado de manera extraña cuando entendió que quería mantener una conversación con ella.
—No porque hayamos terminado el proyecto significa que no podamos seguir siendo amigos. — le había dicho para poder hacer que borrara aquella mirada confundida de su rostro.
Alix no era una mala chica, era divertida y tenían bastantes gustos en común como para poder hablar tranquilamente, era cómodo. Hablar con Taichi era como cambiar los canales de televisión, el chico se aburría a medio tema y cambiaba por otro, lo que hacía algo difícil seguir su conversación aunque debía admitir que era algo del encanto de su mejor amigo.
—¡Oh! —exclamó después de un bocado de su almuerzo. —¿Recuerdas aquella película de la que estábamos hablando el otro día? — Ella asintió, estaba recargada sobre su escritorio y su rostro descansaba perezosamente sobre su mano, aún con su postura indiferente, Kotaro notaba el brillo en sus ojos y la pequeña sonrisa de sus labios por lo que sabía que no estaba precisamente aburriéndola con su conversación. —Taichi odia las películas subtituladas y realmente no quiero ver esta doblada, así que...¿quieres ir conmigo?— su postura no cambió pero pudo verla abrir los ojos de sorpresa y su mirada desviarse.
—Pues—
—¿La invitaste al baile?
—¡Kanbara! — exclamó la chica, casi saltando de su asiento, había estado tan concentrada en Kotaro que no lo había visto aparecer.
—¿B-Baile? —murmuró, mirando a su amigo con enojo por su repentina llegada a la vez que su curiosidad picaba.
—Sí, la presidenta dijo que habría uno en…— pareció pensar en lo que se desplomaba en su silla, a lado de Kotaro. —No recuerdo, ¡hey, presidenta! —Kotaro y Alix dirigieron su mirada a la chica, sentada unas bancas delante de ellos, Taichi sonrió. —¿Cuando dijiste que era el baile?
La chica se sonrojó y negó con la cabeza al escuchar los murmullos en el salón empezar.
—¿Por qué creí que sería buena idea contarte, Kanbara? —suspiró y lo miró con dureza. —Ni una palabra más, hasta que haya autorización de los profesores. Shibayama, espero que lo mantengas callado.
—Sí, señora.— dijo Kotaro y se volteó a golpear el hombro de su amigo, Taichi rió.
—¿Pero dirías que sí? —preguntó a la chica detrás de él.
—¿A qué?
—El baile, ¿si Kotaro te invitara, dirías que—?
—¿Y si te callas, Tai? —los murmullos callados por su mano en la boca de su amigo le decían que no estaba ni cerca de callarse pero aguantaría aquello si significaba que no lo siguiera poniendo en ridículo en frente de su amiga, sonrió, intentando pedir disculpas por las imprudencias de su amigo. Alix sólo le sonrió de vuelta y pudo apenas leer sus labios "¿película?" Jamás había asentido tan fuerte.
—¿Creen que sea lo suficientemente sospechoso como para que Lucemon tenga algo que ver?
Los chicos pensaron en silencio, ya que había sido una semana algo dura para ellos en la escuela, habían decidido tomar un desvío y visitar a Bokomon y Neemon para poder obtener algo de información sobre el siguiente paso que darían. El resultado de ello era todos amontonados en la pequeña casa. Kaito estaba probablemente dormido en una esquina, Ayame y Tsubasa no estaban muy lejos de ello, los mayores tenían mayores dificultades que los pequeños, lo cual les parecía divertido porque Akira no parecía para nada afectado por la monstruosa semana de finales.
—Sea sospechoso o no, podríamos echarle un vistazo. —opinó Kyoya, procurando no moverse para que su hermano se acomodara en su hombro, aún si dormido no parecía reparar en que estaba inclinándose hacia él.
—Es un punto estratégico, si lo piensas. —dijo Kotaro.
—¿A qué te refieres? —preguntó Taichi.
—El pueblo del origen es un lugar donde nacen todos los digimons, es decir, los nuevos datos de este mundo florecen ahí. Si Lucemon necesita datos para hacerse fuerte, sería lógico que atacara ese punto. — explicó.
—Tiene sentido. —acordó Kiria. —Sería como tomar directo de la fuente.
—Pero Lucemon no tiene más soldados, ¿qué podría hacer? Si hubiera poseído a otro digimon, los guardianes del pueblo del origen deberían de haberse dado cuenta y acabado con él, ¿no? —preguntó Tsubasa.
—Tiene un soldado. —mencionó Kotaro. —Ella misma fue capaz de arrebatarnos nuestras digievoluciones, aún no sabemos cual es la posición de Khalam en esto, ¿es una súbdita de Lucemon o...es al revés?
—Probablemente sea la jefa. —murmuró Kaito, aún sin abandonar su posición.
—¿Te importaría despertar y decirnos de qué hablas? —dijo su hermano, esta vez sacudiéndose para que despertase. Kaito se talló los ojos y los mantuvo cerrados mientras hablaba, parecía estar tratando de despertarse del todo pero lo miraron fruncir el ceño como si estuviera pensando bien en sus palabras.
—Lucemon parecía hablarle a alguien siempre. A veces sonaba como si estuviera pidiendo permiso...
—¿Estás sugiriendo que esa chica no estaba controlada por Lucemon, si no que ella lo controla? —preguntó Ayame, Kaito asintió para pesar de todos.
—Sea cierto o no. — se apresuró Tsubasa, notando como el ánimo de los chicos había caído con aquella suposición. —Deberíamos de ver si todo está bien en el pueblo del origen.
—No perdamos el tiempo entonces. —exclamó Taichi y se levantó de un salto, casi arrasando con el techo de la pequeña casa de Bokomon y Neemon que gritaron en pánico.
—Dioses, ¿cuántas horas dormiste esta semana? —murmuró Akira cuando el chico a su lado casi se desplomaba al levantarse.
—¿Cuánto es lo normal?
—Podemos descansar antes de hacer esto. —recalcó Hikaru al ver a su primo y su propio hermano en aquel estado agotado. —No van a aguantar un viaje así.
—Claro que—
—No lo harás. —dijo Akira y tomó la mano del mayor de los Minamoto. —Te llevaré.
El cansancio pareció haber abandonado el cuerpo del chico cuando volteó a verlo con los ojos abiertos como platos ante su acción.
—D-De hecho. —comenzó— No sabemos a donde vamos por lo que Bokomon y Neemon tienen que llevarnos y para eso tendríamos que viajar todos juntos, teletransportación o no, pero…— le dio un ligero apretón a su mano tratando de agradecerle el gesto, las mejillas de Akira se tintaron de rosa pero no lo soltó.
—Listo para irnos. —avisó Kiria, tratando de distraer la atención de sus dos pobres amigos.
Aquel lugar parecía tener vida propia, desde el pasto de alrededor hasta las fuertes ramas de sus árboles, realmente podían ver como el propósito del pueblo era ese mismo, el dar vida. Era hermoso, con la pequeña brisa agitando sus hojas, los arbustos y el pasto, el sol hacía que el aire pareciera resplandecer, era una vista totalmente mágica. Sin embargo, era bastante normal para un pueblo sobre el que había rumores de estar invadido por su peor enemigo.
—No parece que—
Taichi, caminando siempre al frente del grupo, se había detenido abruptamente, como si hubiese chocado con una pared, se quejó un poco y se cubrió la ahora golpeada nariz antes de extender un brazo y tocar el aire frente a él, definitivamente, había algo impidiéndole el paso, aunque sólo hubiera aire frente a él, empujó pero no hubo nada que lo dejara pasar.
—Eres un buen mimo. —comentó Kyoya.
—¡Cierra la boca y ve esto!
—Tai, no hay nada que ver. —le dijo Kotaro, pero extendió su mano también, sintiendo aquella pared invisible que los estaba restringiendo. —Firewall.— murmuró, los ojos parecieron iluminársele cuando miró a los demás. —¡Sé sobre esto! Es prácticamente un muro, para evitar ataques a la información, es seguridad extra, Bokomon, Neemon, ¿por qué no nos dijeron? De seguro deben de estar a salvo.
—Pues veras…— comenzó Neemon.
—Esto es nuevo, el pueblo del origen no tiene un acceso restringido o algo por el estilo. — dijo Bokomon.
—Kotaro, ¿cómo lo atravesamos? —preguntó Tsubasa.
—Ahm...no lo sé.
—¡Dijiste que sabías! —reclamó Taichi.
—¡Pero no sobre cómo abrir una brecha!
—Abrir una brecha...
Kyoya y Taichi compartieron una mirada, aquella que significaba problemas, como cuando estaban a punto de cocinar algo.
—¡Digispirit, digivolve, a!
—BurningGreymon.
—Kendogarurumon.
—¡Oigan! ¿Qué se supone que están haciendo? —les gritó Tsubasa.
—Abrir una brecha. —contestó el guerrero de la Luz.
Los demás chicos se apartaron mientras miraban a ambos guerreros lanzar ataques que eran detenidos por la pared invisible, esperaron a que se dieran por vencidos mientras ideaban otra solución, sin embargo, después del tercer ataque pudieron ver una fisura. Era como si a una pintura perfecta le hubieran hecho un rasguño y descubierto una nueva obra debajo, un lienzo con el caos retratado, observaron llamas fuera de los ataques del guerrero del fuego, rayos y destellos que probablemente vinieran de ataques.
—¡Dense prisa! —exclamó Yu. Bastó un último golpe de Kendogarurumon para que pudieran ver aquello quebrarse.
El hermoso paisaje se convirtió un vórtice de caos, pequeños incendios decoraban los llanos de pasto y arbustos, a lo lejos podían ver los destellos causados por los ataques y la parte que más les preocupa eran las plumas que les eran llevadas en oleadas expansivas de viento. No tardaron en lanzarse al ataque.
Zephyrmon, BurningGreymon, Beetlemon, Kumamon se encargaron de llevar a los demás chicos mientras que Kendogarurumon se les adelantó para explorar el pueblo. Sin duda había trazos de que una batalla estaba transcurriendo en ese lugar, los pequeños sonidos de explosiones se lo confirmaban, al igual que podía ver a algunos digimons parecidos a cisnes corriendo frenéticamente, quiso preguntar, pero era más que obvio que tenían demasiado en manos como para distraerlos.
Aún cuando se habían planteado el hipotético escenario, nada los preparó para ver a Lucemon enfrente suyo, sus pares de alas blancas le daban un aspecto majestuoso, el aura de poder que portaba era aplastante y no se debía sólo al hecho de que estuviera casi sin mover un dedo ante media docena de Swanmon lanzando sus ataques. Cuando el ángel al fin los notó, pudieron ver una sonrisa en su rostro antes de volverse hacia ellos con los brazos abiertos, los ataques parecían rebotar a su alrededor, nunca tocándolo y aquello le daba un aire aún más omnipotente de lo que tenía.
—Mis guerreros.—habló con un tono dulce que ninguno de los chicos se creyó. —Han sido malos, huyendo de mí y apuñalándome por la espalda.— su puchero cambió a una sonrisa maligna en segundos. — Me encanta que se vuelvan tan malos. Así que, regresen a mí, ¿quieren?— Kaito dio un paso frente a Akira y Kiria, un brazo protegiendo a cada uno de los chicos, observó la sonrisa de Lucemon agrandarse. —Kaito, Kiria, Akira, Tsubasa...Ayame y Hikaru, podríamos vencer al resto fácilmente, ¿no creen?
—Ni lo sueñes. —murmuró Akira.
—Déjanos solos. —exclamó Ayame.
—Lástima.— exclamó y se cruzó de brazos, que su defensa y su sonrisa no tambalearan les estaban dando escalofríos. —Tendremos que pelear.
—Apuesto a que sí.
—Esper—
—Digispirit, digivolve a...Gigasmon. —los demás tardaron un segundo más en dudar, pero viendo que uno de sus amigos más pequeños estaba listo para combatir no podían quedarse atrás.
—Digispirit, digivolve a...Petaldramon.
—Mercurymon.
—Leowemon.
—Ranamon.
—Pelea será. —exclamó Burningreymon antes de lanzar un ataque.
Lucemon ni siquiera se cubrió ante la nueva oleada de ataques, aceptó todos con la cabeza en alto, lo vieron desaparecer tras una cortina de humo que levantaron sus propios ataques, cuando ésta se desvaneció, el ángel seguía ahí, volando con los brazos cruzados y sonriendo como un maníaco.
—¡Esto es tan divertido! —extendió los brazos y apenas pudieron mantener sus posiciones ante la ráfaga de viento que ocasionó aquello, en cambio, miraron a los Swanmon sucumbir ante el ataque, siendo empujados lejos de la batalla, Kendogarurumon se apresuró hacia ellos.
—¿Están bien?—cuestionó el guerrero de la Luz.
—Por favor. —dijo uno. —Necesitamos proteger a los bebés y los digihuevos...no dejen que avance, protéjanlos.
—¿Dónde están?
—Algunos de nuestros compañeros estaban reuniendo a todos en el árbol, me temo que si Lucemon llega ahí—
—No dejaremos que eso pase. —interrumpió.— Los protegeremos. Creo tener una idea.
—Les ayudaremos a retrasarlo, sólo sálvenlos.
Kendogarurumon dudó de aquello, era peligroso, Lucemon parecía tener un poder inconmensurable a pesar de que sabían que apenas hace poco había sido su versión más débil, sin embargo, sabía que necesitaban toda la ayuda posible.
—Se los encargo. —dijo antes de correr, cruzando el campo de batalla, lanzando ataques a diestra y siniestra para que Lucemon no identificara un patrón extraño, evolucionó a su forma humana una vez se acercó lo suficiente al guerrero del metal que devolvía los ataques perdidos de los otros Guerreros, aumentando su potencia y cubriendo a algunos de los Swanmon que peleaban valientemente a su lado. —Necesito tu ayuda.
—Actualmente, ¿quién no? —Lobomon disparó otra vez antes de mirar seriamente al otro. —¡No pongas esa cara, anda ya, dime!
—Necesito que evacues a los digihuevos, los bebés y los Swanmon que quieran ir contigo. No podemos dejar que Lucemon los dañe, tomaría sus vidas y esa cantidad de datos...Sephirotmon podría evacuarlos a todos de forma segura.
—Entiendo. —abandonó su posición de defensa y miró a su alrededor, a los demás guerreros que estaban demasiado inmersos en la batalla, el propio Lucemon parecía maravillado, como si fuera un niño que estuviera deleitado ante sus nuevos juguetes, sus ojos desprendían exponencialmente más malicia que los de un niño, un tinte de sadismo incluso. —Dile a Petaldramon, Gigasmon y Ranamon que me sigan, creo que tengo un plan.
—Mercurymon...ten cuidado, si Lucemon llega por ustedes—
—Serían demasiados datos en riesgo, lo sé—
—Y tú. —le recordó y apuntó la espada en su dirección. —Ten cuidado.
—No actúes tan mandón. —le dijo pero alcanzó a sonreír un poco antes de voltearse y comenzar a correr, Lobomon hizo lo mismo en dirección contraria, apurándose para poder avisarle a los guerreros que había solicitado.
"¿Divertido?"
—Bastante, linda.
Es la primera vez que los guerreros lo vieron flaquear, fue rápido, como si su defensa hubiera sucumbido un segundo sólamente, pero había sido suficiente para dejar pasar uno de los ataques de Zephyrmon, una afilada pluma que cortó apenas su mejilla.
"¿Qué te dije sobre cómo llamarme?"
—Khalam— respondió de mala gana, desquitándose con otro potente ataque que hizo a los guerreros retroceder.
"Te mandé a robar datos, no a un paseo por el campo, apúrate, soldado"
—¿Soldado? —exclamó indignado.—Este "soldado" no va a dejar que lo traten así, muñeca.
Khalam hubiera reprendido en su contra de nuevo si no fuera por la manera en la que el ángel batió sus alas y sonrió hacia los guerreros antes de lanzarse en contra del árbol de la vida.
—¡No!
—¡Sephirotmon!
—Hazaña divina.— justo antes de llegar al árbol asestó una patada al aire, causando una ráfaga que impactó contra el árbol, segundos antes de que pudiera impactar contra él, de las ramas del árbol brotaron espinas que fueron lanzadas en su dirección, neutralizando el ataque.
—¿Qué?
Las ramas comenzaron a moverse, o a desenvolverse, mejor dicho, y de lejos, Petaldramon se sostuvo sobre sus patas delanteras para lanzar otro ataque de pétalos en contra de Lucemon, desprevenido, fue lanzado hacia la dirección contraria pero forcejeó en su vuelo, enviando un rayo de energía oscura hacia el árbol.
El impacto tuvo un efecto inmediato, haciendo que un montón de digicodes se desplegaran por el aire junto con los horrorizados sonidos de sorpresa de los Swanmon. Los guerreros observaron estupefactos, al ángel absorber el código, Kendogarurumon intentó avanzar hacia él, con claros motivos de venganza cuando los digicodes simplemente...pararon.
—Eso no puede ser todo. —murmuró Lucemon y por una vez, los guerreros estuvieron de acuerdo.
—¡Hey, rubiecito!
Grumblemon lanzó una piedra apenas lo miró, usando la misma técnica que había usado contra Sephirotmon, sólo puntería y una muy muy merecida venganza. Lucemon evitó la piedra fácilmente, pero aún parecia consternado por el poco efecto que los digicodes que había absorbido le habían proporcionado.
—¿Qué sucedió?
"Los datos siguen ahí, ¿por qué no los has absorbido?"
—¡Lo hice!
Y entonces lo notó, debajo del árbol de la vida debía de haber pasto o un agujero de códigos causado por él mismo, en cambio era tierra, tierra sólida y un guerrero de la tierra atacando.
—¡Allí están!— así que en cambió lanzó su ataque al suelo, que comenzó a agrietarse antes de que algunos códigos comenzaran a ser visibles.
—¡BurningGreymon, los Swanmon!
El guerrero se dio a la tarea de inmediato, mientras que los demás guerreros voladores intentaron ayudar a sus amigos. Cuando una buena porción del suelo fue consumida por el ángel, pudieron ver surgir a Sephirotmon.
—¡Ajá!
El ambicioso Lucemon voló hacia él, era todo lo que necesitaba, incluso ignoró los disparos de luz de Kendogarurumon detrás de él, estaba tan cerca. Ícaro también había estado cerca, sólo que no fue el sol el que quemó a Lucemon, era veneno, una nube de vapor venenoso nada más y nada menos que un ataque aprendido de Ranamon.
"Fuiste engañado"
Lucemon gritó, un sonido que les heló el alma a los presentes.
"Retírate, ahora"
—¡No crean que esta es su victoria!
El ángel se envolvió en sus alas, un segundo antes de aletear lejos.
—¡Alguien!
—No, tenemos que poner a todos en un lugar seguro primero.
Y desgraciadamente, tenía razón. Así que sobrevolaron la zona hasta llegar a un lugar seguro. Sephirotmon bajó sus defensas sólo para permitir salir a algunos Swanmons que había auxiliado con el rescate, y la mayoría de los digihuevos, Ranamon ayudó a que todos salieran y se encontraran de nuevo a salvo en tierra. Cuando todos estuvieron fuera, Sephirotmon volvió a su forma humana.
—¡Hey!, me perdí la mayor parte de la pelea pero gran traba—
Apenas Ayame se acercó a felicitar a Kaito, el chico literalmente se desplomó en sus brazos, ella apenas pudo sostenerlo.
—¿Ayuda aquí, alguien? ¿No? Okay.
—Deben de estar exhaustos. —exclamó un Swanmon preocupado.
—Ah, no es nada, de hecho, estoy más preocupado por ustedes. —respondió Agunimon. Mirando alrededor, sí, estaban a salvo, pero ahora desamparados y sin idea de qué hacer.
—Nos las arreglaremos. —explicó el digimon. —Lo importante es que el futuro del digimundo aún está a salvo.
—Tengo una idea. —dijo Petaldramon y caminó lejos de ellos, una vez se alejó lo suficiente. Usó su cola para hacer crecer nuevas e intrincadas raíces desde el suelo, tratando de imitar la forma que recordaba del árbol de la vida, era un trabajo minucioso y difícil, pero era lo mínimo que podía hacer después de no haber sido capaz de proteger su antiguo hogar.
—¡Es grandioso!— exclamaron los Swanmons. Ciertamente no era como el antiguo, pero un cambio nunca viene mal.
Petaldramon regresó exhausto con sus compañeros y parece que esa era su última misión porque regresó a su forma humana y apenas pudo recostarse en el suelo antes de desmayarse.
—Pfft, débiles.— murmuró Kyoya, quien ya tenía experiencia en sobreesforzarse y terminar inhabilitado después de las batallas.
Ayame llegó cargando a duras penas a Kaito y mirando a Akira en el suelo, decidió que era el lugar perfecto para el vertedero de chicos fuera de combate, soltándolo casi encima del otro chico.
—¡Hey, hey, un metro de distancia!
—Muévelo tú si eso quieres. —le reclamó Ayame, igual de cansada se dejó caer a un lado, sonriendo cansadamente a Kyoya que seguía frunciendo el ceño hacia los otros dos.
—Desobedeciste órdenes claras.
—"Órdenes", ¡todo es órdenes contigo!
—Es la única manera de asegurar la victoria.
—Tal vez si salieras a batalla sabrías que uno tiene que actuar como mejor apunte la situación.
—No necesito pelear si domino la batalla, y lo haría si alguien obedeciera las órdenes que se le dan. Recuerda quién tiene el mando aquí.
Lucemon cerró los ojos un segundo, aún necesitaba de la humana para conseguir poder suficiente, no que le estuviera haciendo fácil la tarea de no intentar ir por ella.
Paciencia. Era todo lo que necesitaba.
Como diría Mushu, "¡Estoy vivooooo!" y yo me seguiré a aferrando a seguir esta historia hasta el fin de los tiempos porque tarde pero seguro, incluso si me estuve peleando con la página porque ya no me acordaba ni de como subir capítulos (aparte que tengo que poner mi nota aquí y no aparte, ¿ff me pegas si digo que amo ao3? XD)
Mit: Ahora sí te wua avisar pa que veas :v Me encantan los Minamoto-Kimura, mis bebés, y el akikai es mi pasión, agárrese que le voy a meter recio a estos dos 3
Era el pride y no pude ir entonces me puse a editar este cap. En fin, siempre prometo y no cumplo pero yo amo a mis niños, así que aquí está, es poco pero es trabajo honesto :v y ahí nos vemos, como dice la chaviza uwu
