Los dos estaban extasiados por ese beso, Albert bebía el aliento de Candy fue la misma sensación que tuvo la noche anterior, ella le acarició el cabello el sintió que estaba perdiendo el control de la situación y recuperó la cordura y se separó de su cuerpo.

-No me acuerdo de la técnica perdóname

-Luego ¿Qué hiciste para mantenerme caliente?

-Tuve que quitarte la ropa mojada pues temía que te diera hipotermia y te puse una de mis playeras.

-Quiere decir que me viste desnuda

-No fue con mala intención, no había lascivia de por medio, eras tan sólo una niña-trataba de justificarse Albert, temía que Candy pensara que era un perverso.

-Calma, no te estoy acusando de nada, ¡achiiiiu!

-¡Estas empapada! No quiero que te enfermes, vamos a la cabaña para secar nuestras ropas-sugirió Albert

Se volvió a repetir aquella escena, colgaron sus prendas cerca de la chimenea, ella sólo se tapó con una sábana y se acercaron a la lumbre para agarrar calor.

-Antes podíamos hablar de todo, después que supe que eres el tío abuelo se me dificulta expresarte mi sentir.

-Habla Candy, seguimos siendo los mismos, puedes contarme todo, no te cohíbas conmigo

-¡Quisiera decirte que te amo!, ¡ que no quiero que te vayas a Brasil! y si te vas que me lleves contigo-pensaba Candy

-Ahora sólo por medio de cartas puedo expresarlo.

-Quiero que vayas conmigo a Florida a la inauguración del complejo hotelero de los Legan, no quiero que te vayas a negar, cuando llegue el momento mandaré por ti.

-Está bien, como usted lo ordene tío …

Albert le puso el dedo en los labios suplicándole -No lo digas por hoy.

Ella puso la cabeza en el pecho de Albert y el la apretó delicadamente contra él, le frotaba la espalda para que entrara en calor.

Regresaron a la mansión de Lakewood, Candy se enfermó por la noche, esto hizo que Albert no se fuera al día siguiente.

-Ya ves, no debiste tirarte al río, ahora tienes fiebre.

-Bendita enfermedad que permite que te quedes otro día conmigo-musitó Candy

La señora Elroy entró sorpresivamente a la recamara

-William ¿Qué haces en la habitación de Candy, la mucama la atenderá.

-Tía, soy el culpable de su estado por tal motivo me quedaré hasta que se mejore, yo me haré cargo de ella.

-¡Tienes que irte a Chicago! ¡Tienes negocios que atender!

-He estado trabajando sin descanso desde que recuperé la memoria, no sólo lo hago por ella sino también por mí, me hará bien vacacionar estos días.

-Eres tan obstinado-espetó Elroy salió enfurecida y pensó: Haré lo que me aconsejaron Eliza y Sarah le escribiré a Eleonor Baker diciéndole que Candy todavía sigue enamorada de su hijo-Ella se dirigió a la biblioteca y escribió una carta.

Señorita Eleonor Baker, espero que al recibir esta correspondencia se encuentre bien de salud.

Tengo el atrevimiento de dirigirme a usted, porque veo el sufrimiento de mi protegida la Señorita Candice White Andrew , ella sigue amando intensamente a su hijo Terrence, quisiera pedirle su intervención para que ellos se encuentren y de esa manera quizás reanuden su relación amorosa.

Se despide de usted, Elroy Andrew

Mientras en Nueva York.

-Esta noche brillaste con luz propia

-Gracias Susana

-Se escuchan rumores que te volverán a dar un papel protagónico.

De hecho tendré una cita mañana con los productores.

-¡Terry me alegra tanto por ti! Quisiera ponerme de pie para abrazarte y darte un beso.

Terry se acercó a Susana y susurró: No es necesario que te pongas de pie para besarme- él se imaginó que era a Candy a quien besaba.

En Lakewood Albert abría el frasco para darle el jarabe a Candy.

-Dijo el doctor que sanarías más rápido con una inyección.

-¡No quiero que me inyectes!

-No lo haré yo, puedo decirle a…

-Es que no quiero sanar todavía, sí me dieran a elegir a quien quiero para que me inyecte, sería a ti

-Candy, yo no sé inyectar

-No importa, yo te guiaría, sólo es que yo me acomode boca abajo, tú me alzas el camisón me bajas los calzones.

-Candy ya no sigas

-No tiene nada de malo, solo es un tratamiento médico ¡tal y como lo receta el doctor, a una torunda de algodón le pondrías alcohol para desinfectar el área a inyectar

-No quisiera perforar esa pompis con una aguja-Albert pensó- esa blanca y redondita….¡Pero que estoy pensando! ¡Que se borre esa imagen de mí cabeza!

Lindo fin de semana chicas.