Candy se puso seria y Albert se acordó del accidente de Anthony

-Perdóname no debí hacer ese comentario, quiero comentarte que en el lugar que falleció Anthony sembré un rosedal.

-¿Sabes cultivar flores también?

-Anthony y yo aprendimos con Rosemary, sólo que ella no podía encargarse completamente del jardín de Lakewood por su delicada salud, cuando forme una familia sembraré un rosedal en mi casa.

-Quisiera ver los rosales que sembraste en ese lugar y aprender a cuidarlas también

-Yo te enseñaré Candy

Se miraron a los ojos y ambos suspiraron

Al siguiente día Albert tenía que ver algunos terrenos y ella lo acompañó.

-¿Para qué quieres más terrenos?

-Tenemos el proyecto de un club de golf

Pasaron por unos naranjales.

-Sería una lástima que tiraran todos estos árboles frutales por poner un campo de golf-comentó Candy delante del vendedor de bienes raíces.

-Si no lo hace el Señor Andrew lo hará cualquier otro, florida se está convirtiendo en una gran zona turística

-Si compro los terrenos dejaré los naranjales-comentó Albert

Candy observó la faceta de Albert como hombre de negocios y pensó: Quizás debo aceptar que entre nosotros no puede haber ninguna relación amorosa, el necesita una mujer inteligente a su lado y yo no estoy a su nivel.

Cuando iban de regreso al hotel Candy no habló en todo el camino

-Hay demasiado silencio ¿Te pasa algo? Esta es la hora en que me estarías diciendo tus impresiones del paseo

-Me gustó ver la manera en que haces negociaciones, la mujer que te tenga a su lado será muy dichosa

-Entonces ¿Tú eres muy dichosa?

-¿Cómo? No entiendo tu pregunta

-Estás a mi lado ahora

-Me refería a la que será tu esposa

-Yo sólo vivo para hacerte feliz a ti Candy, sabes que para que te animes te llevaré a bailar en la noche, supe de un club donde amenizan músicos cubanos

-No sé si pueda bailar ese tipo de música

-El objetivo es divertirnos, quizás nos riamos de nosotros mismos al descubrir que no podemos bailar al son de la rumba o de la conga

En la noche Albert llegó con una guayabera, pantalón, zapatos y un sombrero blanco a la habitación de Candy, él había mandado a pedir para ella una falda y blusa roja con bolitas blancas y una pañoleta de la misma tela para cubrirse la cabeza en cuanto la vio sonrió parecía una muñequita

-¿De qué te ríes?

-No me estoy riendo

-Claro que si te ríes

-Estoy sonriendo

-Espero que haya otras con la misma vestimenta que yo

-verás que si

Llegaron al lugar al entrar se fijaron que los varones estaban vestidos como Albert pero las mujeres llevaban ropa de diseñador como Chanel y Vionnet se caracterizaban por sus grandes escotes y collares largos

Albert le dijo a Candy: Si quieres nos regresamos

-Casi nos llevamos media hora en el camino, ni modo en el pecado llevarás la penitencia, tendrás que soportarme a tu lado

Los llevaron a una mesa que él había reservado, algunos reconocieron a Albert, una pareja se les acercó para saludarlo

-William Andrew que gusto verlo por aquí

-Wilson también me da gusto

-¿Y quién es tu acompañante con ese atuendo tan pintoresco?

-Es protegida de mi tía Elroy, Candice White Andrew

-A sus pies señorita Candice, luce como una muñequita de trapo, se ve simpática

Se despidieron de ellos, Albert lucía sonrojado, no quería ni mirarla a los ojos porque pensaba que estaba enojada

Salieron a la pista unos bailarines, las mujeres vestían como Candy en cuanto la vieron se acercaron a ella y la obligaron a danzar con ellos, ella trataba de seguirles el paso, Albert se divertía por los apuros de Candy al finalizar la pieza musical, Candy se fue a sentar.

-Pedí que te fotografiaran, quiero que esta noche sea memorable

-Bueno a lo que venimos ¡Sácame a bailar!

-Pero Candy ya vi los pasos, no me creo apto

-Pues aunque así sea, tu dijiste que es por diversión

Empezó la conga y Albert tomó a Candy como si fuese un vals, nada que ver con el sonido de las percusiones algunos se reían de ellos

Candy perdona por hacerte pasar por esta vergüenza

-No le tomo cuidado a eso, lo estoy disfrutando

Al terminar de bailar salieron para recorrer el jardín, del club había algunas parejas dispersadas alrededor

-Mañana tendremos que presentarnos en el hotel de los Legan, disfruté estos días junto a ti

-Yo también los disfruté, mañana se acaba la magia es por eso que quisiera…

-Dime ¿Cuál es tu deseo? Si está en mis manos te lo concederé

-No está en tus manos, sino en tus labios

-No comprendo a que te refieres

-Quiero que esta noche la selles con un beso

-¿Estás segura?

-Si

Él se acercó a ella y le besó la frente, Candy había cerrado los ojos para disfrutar del momento se decepcionó un poco pues esperaba que Albert la besara apasionadamente

-¿Qué pasa Candy?

-Te comportas como mi padre, dándome un simple beso en la frente

-¿Dónde quieres que te lo de?