George pudo notar que Albert se puso tan rojo como una manzana. Albert para desviar esa conversación tan incómoda dijo —: Ya tienes que abordar el tren, llevaré tu equipaje.

Sonó el silbato y la campana que avisaban que los pasajeros que se dirigían hacia Nueva York tendrían que abordar. Ambos miraron hacia el escandaloso transporte.

—No te preocupes, yo puedo llevar mi equipaje, apúrate para que abordes tu tren parece que saldrá primero que el mío.

—Señor William, yo me adelantaré con nuestro equipaje.

—Ve con George, yo estaré bien.

Albert quería llevar el equipaje de Candy hasta su cabina, pero la campana del que se dirigía hacia Nueva York sonaba de manera insistente, se despidió de ella con un beso en la frente. Candy se dirigió hacia el que abordaría, pero al poner el pie en el escalón de la marquesina volteó y fue corriendo al tren donde se subió Albert.

George y Albert iban en primera clase, pidieron cabinas separadas, Candy quiso esconderse del hombre que pedía los boletos, ella no llevaba consigo el costo del viaje a Nueva York. El tren se puso en marcha, ella trató de ir a primera clase, pero en la entrada había otro hombre que requería los boletos, así que se quedó en segunda. Candy escuchó que un hombre discutía con una mujer.

—Yo las contraté a las dos, el anticipo también incluía a tu hermana, me hiciste pagar su pasaje ¡quiero que me devuelvas el dinero que invertí!

—Por favor comprenda, mi hermana se enfermó, con que yo toque el piano tendrán suficiente entretenimiento esos riquillos.

—¿No ves que ellos disfrutan más con una hermosa voz que amenice al ambiente?

—Yo puedo cantar —se entrometió Candy.

La pianista y el encargado del entretenimiento de primera clase miraron a Candy.

—A ver muéstreme —indicó el hombre.

Candy cantó el coro del himno de los Estados unidos—: ¡Oh, decid! Despliega aún su hermosura estrellada, sobre tierra de libres, la bandera sagrada —Lo hizo con tanta energía que logró convencerlo.

«Canta feo, pero tiene bonita silueta, de seguro los caballeros estarán complacidos, aunque las damas… ah, pero lo bueno es que hay más hombres de negocios en esta área y no viajan con sus esposas molestosas» —Está bien, tiene toda la mañana para ensayar, a la hora de la comida van a participar.

Albert siempre pedía la última cabina, después de su accidente en Italia creía que era la más segura, Candy y la pianista, estaban en la de a lado, la pianista dirigía a Candy con un jazz, Albert escuchó la voz y trató de taparse los oídos.

«Que terrible interpretación, es de lo peorcito que he escuchado en toda mi vida» pensó Albert, quería ir a tocarles la puerta para pedirle que se callaran, pero su caballerosidad no se lo permitía.

—Mejor debo de cantar música sacra, me sale mejor —comentó Candy.

—Probemos entonces con un himno sencillo, pero después seguiremos con el jazz, porque es más de una intervención que tendremos.

Albert se puso algo en los oídos para no seguir escuchando el ensayo.

Por fin llegó la hora de la comida, Candy se puso un velo para que Albert no la reconociera, le daría la sorpresa cuando llegaran a nueva York.

George ya estaba en el comedor del tren, Albert se sentó en la misma mesa que su hombre de confianza.

—Escuché que en este tren habrá música en vivo —dijo Geroge.

—Ni te entusiasmes mucho, escuché parte de los ensayos y todavía me duelen los oídos, la voz de la cantante se escucha nasal.

Candy pasó por donde estaban y escuchó aquel comentario, se detuvo frente a ellos, tras el velo había una cara enfadada, ellos contuvieron la respiración porque vieron que hizo puños, ella siguió su camino, pues anunciaron el dueto.

Damas y caballeros con ustedes el famoso dueto de "las rosas".

La pianista y Candy hicieron una reverencia. Se escuchó el preludio y Candy cantó un himno infantil…

. Cristo me ama, me ama a mí;
su palabra dice así.
Niños pueden ir a Él,
quien es nuestro amigo fiel.

Sí, Cristo me ama, sí, Cristo me ama,
sí, Cristo me ama, la Biblia dice así.

Lo hizo con una gracia, que todos los presentes sonrieron, a Albert le dio vueltas la cabeza, se preguntaba «¿Dónde he escuchado ese canto? ¡Candy!»

Hola chicas quise actualizar este fic porque veo que tiene meses que no lo tocaba, Si se portan bien, actualizaré otro fic este fin de semana. No se olviden de orar por mi (las que creen en Dios) por el asunto que afrontaré el 08 de Noviembre primero Dios.

hoy es un día grato para mi como protestante pues estamos celebrando la reforma. Les comparto algo de mis convicciones, las cinco solas: Sola Scriptura: La Biblia es nuestra máxima autoridad, obedecemos todo lo que ella ordene. Solus Christus: Jesucristo es el único camino para tener salvación. Sola Gratia: ¡Dios nos regala la salvación! La recibimos solamente por los méritos de Cristo. Sola Fide: ¡somos salvos por creer! Recibimos el perdón solo por creer en Jesús, no por las buenas obras que podamos hacer. Soli Deo Gloria: ¡Todo se trata de Él! Que todo el universo sepa que Él es Dios, Digno de toda gloria.