Candy le sostuvo la mirada a Albert, de pronto él sintió escalofríos (la sensación que da cuando escuchamos alguna melodía o voz hermosa de ópera); tuvo el impulso de declararle su amor en ese instante, pero las palabras no pudieron salir de su boca, parecía como si estuviera atorado. Candy estaba feliz de acompañarlo, sabía que él era el hombre con quién quería pasar el resto de sus días. ──Preséntame como tu novia, pero, ¿por qué tendría que ser secreta?

Llegó el mesero y salvó a Albert de darle una respuesta comprometedora a Candy.

—Buenas noches, ¿me permiten tomarles la orden?

—Por supuesto —contestó Albert.

Mientras le daba las indicaciones al empleado del restaurante, Candy observó el lugar, se quedó perpleja al ver un afiche de Terry. Albert volteó y se dio cuenta de lo que llamó su atención, apretó los labios al ver aquella imagen.

—No te preocupes, le pediré a George que consiga los boletos para ver la obra, te aseguro que moverá cielo y tierra para hallar lugares en un palco exclusivo. Quizá hasta podamos conseguir que entres a los camerinos.

Eso era lo que menos deseaba oír, ella no quería que Albert pensara que Terry todavía le interesaba, ya habían tenido varios acercamientos como para que hubiera ese malentendido entre ellos. A partir de ese momento Albert no dijo nada más. Trató de disimular los celos que lo carcomían por dentro.

Regresaron al tren, la acompañó hasta su compartimento. Candy lo invitó a pasar, pero él se negó. Al cerrar la puerta del suyo, se quitó furioso la bufanda «Tiene esperanzas de verlo, por eso vino conmigo, para encontrarse con él, pensé que ya lo había olvidado, soy un estúpido, lo ama demasiado, una pasión así es difícil dejarla de sentir; es como la mía, desde que viví con ella en la casa magnolia he estado enamorado de ella y no puedo dejar de amarla» —pensó Albert.

El tren llegó a New York, ya los esperaba un chofer en la estación. George se dio cuenta que Albert estaba serio con Candy. Mientras iban en el auto Albert dijo—: George, conseguirás boletos para la obra donde actúa Terry Graham, Candy está deseosa de verlo.

George comprendió que Albert estaba celoso. Llegaron a una de las propiedades de los Andrew. Salió a recibirlos la ama de llaves.

—Señora O'Sullivan, ella es Candice, una de las hijas de los Andrew. Me acompañó en este viaje, porque viene a ver una obra de teatro que le interesa mucho (miró a Candy con cierto recelo). Quiero que le prepare una recámara en el ala este de la propiedad. Y no quiero que le informe a la tía Elroy ni a ningún otro miembro de la familia, de que la señorita está hospedándose aquí, quiero que sea discreta, ¿Me entiende? Adviértale eso a los demás empleados.

—Comprendo Señor Andrew, ahora mismo la guiaré a la recámara de los huéspedes, le diré a Reece que lleve las maletas.

—Candy ve con la señora O'Sullivan

—George vamos al despacho para que hagamos el itinerario del día.

Candy se sintió mal que no la haya presentado como su novia «¿será que se molestó porque miré el afiche? ¿por qué tenía que estar en esa pared? De ahí se le quitaron las ganas de hablar a Albert, ¿será que le dieron celos?» —Pensó

Cuando se cerró la puerta del despacho, Albert fue directo a la vitrina donde tenían los licores, sacó una botella de brandy y unos vasos (todos los días limpiaban por si se aparecía cualquier miembro de la familia Andrew de improviso).

—¿Quieres que te sirva a ti también?

—No William, ya sabes que no suelo tomar.

—Yo tampoco, pero estoy que reviento.

—¿Se disgustó con la señorita Candy?

—Ella no hizo nada, tan solo se quedó viendo embelesada un afiche de Terry.

—¿Y eso te molestó?

—Tengo que desahogarme, ¡Claro que me molestó! ella sigue haciendo locuras por él, pensé que ya lo había superado.

—Pero ¿te dijo algo más? Qué lo seguía amando ¿tal vez?

—No me lo dijo, pero no es necesario, sus acciones hablan por ella, abordó el mismo tren que nosotros para venir a verlo.

—Quizá quería estar contigo.

—¡Qué más quisiera!

—No dejes que tus celos nublen tus pensamientos, debes ser comprensible con ella. Todavía es muy joven.

—Si, trato de mantenerme sereno, pero ya me cansé de que solo me vea como su paño de lágrimas, yo quiero que me ame como lo que soy, un hombre que puede y quiere hacerla feliz.

—Confiésale lo que sientes.

—Tengo miedo de que me diga que no siente lo mismo por mí.

—Si no siente lo mismo, cuando menos lo intentaste, el amor es paciente, algún día se dará cuenta…

—Se me está agotando la paciencia, quiero que sea mía, quiero ser el único que reine en sus pensamientos. Consigue entradas para la dichosa obra. Me revestiré de serenidad porque de seguro cuando lo vea querrá ir a su lado. Querrá abrazarlo. No quiero ser el que la entregue a él. Pensé que lo de rockstown era la prueba de que ya lo había superado.

—Ten más confianza en ti, yo veo cierto brillo en sus ojos cada vez que te mira, la veo feliz a tu lado. Disfruta estos días que estarán juntos. Llévala de paseo. Yo me encargaré de las operaciones en la bolsa.

—George no quiero cargarte la mano.

—Me gusta mi trabajo. Disfruto haciéndolo. En cuanto tenga los boletos te los mandaré. ¿o no quieres que encuentre boletos? Podríamos decir que se agotaron.

—La llevaré, que sea lo que Dios quiera.

Albert solo tomó un sorbo de aquel brandy y se fue a su recámara a descansar.

A las 12 del día estaba dispuesto el desayuno, Candy ya tenía hambre, Albert había caído rendido porque no descansó nada por pensar en ella.

En el comedor...

—Hoy iremos a comprar un vestido de gala para que vayamos al teatro.

—No te molestes, puedo usar el mismo de la fiesta de los Legan.

—Estamos en New York, la capital de la moda en Norteamérica, quiero comprarte ropa bonita.

—Yo quería acompañarte a tu trabajo.

—Yo quiero llevarte de paseo a Central Park. Quiero que vayamos a navegar en el río Hudson.

—Pero ya es muy tarde para ir a navegar.

—Entonces nos iremos de compras.

Candy se sintió contenta de que se le había pasado el coraje a Albert, aunque no estaba segura de que fue lo que exactamente lo hizo enojar.

Chicas yo creo que este fic será el que le de fin antes de que entre a clases.

O ¿cuál otro sugieren?