Digimon y sus personajes NO ME PERTENECEN. Solo hago esto por diversión y para su entretenimiento.
Habían pasado 3 años desde la última aventura de los niños elegidos. Habían crecido y tenían muchas responsabilidades. El superior Joe estaba ya en la Universidad, estudiando para ser doctor. Taichi, Yamato y Sora tenían 17 años y estaban a punto de terminar la secundaria, junto a Izzy y Mimi, quienes a pesar de ser un año menor que ellos, estaban en su mismo grado. Izzy por ser un genio y Mimi por haber pasado un tiempo en Estados Unidos. Cuando se mudó a Japón nuevamente, muchas materias fueron convalidadas y terminó en el grado de sus amigos. La segunda generación, exceptuando a Cody, se encontraban cursando sus primeros años de secundaria.
Gracias a las múltiples obligaciones, no tenían mucho tiempo para compartir y parecía como si se estuvieran distanciando…cosa que no agradaba a cierta castaña.
─ Sora…tenemos que hacer algo ─ dijo Mimi de la nada.
Las dos chicas se encontraban en la biblioteca de la escuela terminando unos deberes pendientes.
─ ¿De qué hablas, Mimi?
─ Hablo de una reunión de digielegidos. ─ expresó como si fuera lo más obvio del mundo ─ Piensa, Sora ¿Cuánto hace que no nos reunimos todos a pasar el rato? ─ Sora lo pensó por unos instantes.
─ Tienes razón, Mimi, pero no es nuestra culpa, todos estamos muy ocupados ─ razonó ella ─ A parte de la escuela, todos tenemos actividades extracurriculares: Tai, Davis y Ken tienen equipo de soccer, Yolei e Izzy tienen club de electrónica, Tk tiene equipo de basketball, Hikari tiene gimnasia, Yamato tiene una banda, yo tengo practicas de tenis y club de lectura, tú tienes club de teatro…a penas tenemos tiempo de respirar ─ Mimi frunció el ceño; Sora siempre tenia razón.
─ Pero aun así, Sora─ refunfuñó la chica ─ ¡Aunque sea un miserable día debemos tener todos libres! ─ exclamó, siendo callada por las personas a su alrededor; después de todo estaban en una biblioteca─ No me "shhhshen"; cállense ustedes ─ Sora rápidamente jaló a su amiga del brazo.
─ Cálmate; veremos que se puede hacer ─ respondió Sora. Mimi sonrió satisfecha; esa reunión ya era un hecho, ella se encargaría de eso.
─0─
Luego de intensas insistencias de parte de la Tachikawa, todos los chicos estuvieron de acuerdo en hacer alguna especie de reunión, que incluyera a sus compañeros digitales, por lo que Taichi sugirió un mini campamento en el mundo digital; todos aceptaron de inmediato.
─0─
Se encontraban en la habitación de Izzy, arreglando los últimos detalles de su improvisado campamento.
─ ¡¿Ya estamos todos?! ─ preguntó un muy emocionado Tai.
─ Aún falta Mimi ─ respondió Sora.
─ Eso es raro ─ intervino Yamato en un tono sarcástico. Para nadie era un secreto que Yamato y Mimi, apenas se toleraban. Nadie entendía cual era el problema de esos dos; pueden que fueran diferentes, pero hace 7 años que se conocían y aún no superaban sus diferencias ─ Siempre hay que esperar a que la princesita se digne a aparecer.
─ Para tu información, rubio oxigenado ─ empezó una voz acercándose ─ tuve que resolver unos asuntos en mi casa y por eso he llegado tarde ─ El rubio miró a la recién llegada Mimi.
─ Siempre llegas tarde, ¿no será que eres una irresponsable? ─ Mimi lo miró indignada.
─ Eres un…
─ ¡Basta los dos! ¡El viaje no ha comenzado y ya están peleando! ─ regañó Sora ─ Sólo estaremos en el Digimundo por un día, ¿creen que puedan pasar un día sin pelear? ─ preguntó Sora. Ambos chicos asintieron ─ Bien… ¿ya podemos irnos?
─ ¡Bingo! ─ exclamó Yolei, apuntó su D3 a la pantalla ─ ¡Puerta al Digimundo ábrete! ¡Niños elegidos vámonos! ─ Y en un abrir y cerrar de ojos, habían desparecido.
─0─
Ese había sido un día extremadamente divertido. Cuando llegaron al digimundo, sus compañeros digitales los taclearon en un abrazo, felices de ver a sus camaradas después de un buen tiempo. Se pusieron al día con sus digimons; fue un día realmente especial. Cuando comenzó a atardecer, encendieron una fogata y se sentaron alrededor de ella.
─ Chicos, que tal si jugamos algo ─ propuso Agumon ─ ¡las escondidas nocturnas! ─ todos los digimons exclamaron emocionados.
─ ¿Que son las escondidas nocturnas? ─ preguntó Kari.
─ Son como las escondidas normales solo que de noche, así es más desafiante y divertido ─respondió Wormon.
─ Las jugamos todo el tiempo ─ agregó Gatomon.
─ Pero… ¿no sería peligroso? Pueden haber digimons salvajes ─ intervino Joe.
─ Tenemos mucho tiempo jugándolo y nunca se ha aparecido uno ─ explicó Gomamon.
─ En dado caso, yo sí juego ─ afirmó Taichi.
─ ¡Yo secundo esa moción! ─ exclamó Davis.
─ Puede ser divertido─ dijo Tk. Todos los demás asintieron, excepto dos personas.
─ Yo no iré; si quieres ve tú, Gabumon ─ el digimon asintió feliz.
─ Ve tu también, Palmon; yo estoy muy cansada ─ respondió Mimi.
─ ¿Están seguros que no se mataran estando solos? ─ preguntó Tk con algo de humor.
─ Mientras tu hermano se comporte…─ Ishida rodó los ojos.
─ Pues nosotros nos vamos ─ dijo Taichi ─ ¡Vámonos! ─exclamó, yéndose seguido por los demás y así, Yamato Ishida y Mimi Tachikawa quedaron completamente solos.
Se podía sentir la tensión en el aire. Ninguno de los dos decía nada, tratando de mantener la distancia entre ambos. Yamato la miró; estaba sentada al frente de la fogata con sus manos extendidas, buscando algo de calor. La chica vestía unos shorts, con una sencilla blusa blanca de mangas larga; tenía su pelo recogido en dos coletas bajas, haciéndola ver condenadamente adorable. Yamato abrió los ojos como platos. ¿De donde salió eso? Mimi Tachikawa es una brujita que hechiza a todos con su rol de princesa de cuento barato. Era linda, debía admitirlo, pero era tan insufrible…
─ ¿Qué tanto me ves? ─ preguntó ella irritada ─ Vas a gastarme de tanto mirarme ─ y ahí estaba ¡Mimi Tachikawa siempre ha sido insoportable!
─ No estoy viendo nada… además, si lo estuviera, puedo verte todas las veces que me dé la gana ─ Mimi infló las mejillas.
─ ¿Y si no quiero que mires? ─ Yamato sonrió de lado.
─ ¿A la princesa le molesta que la mire? Pensé que a las princesas le gustaba la atención ─ respondió Yamato; le encantaba hacerla rabiar.
Mimi cerró los ojos y respiró hondo, en un intento para calmarse. Yamato era un idiota; era simplemente insoportable. Contó hasta 10 antes de abrir sus ojos y encontrarse con la mirada burlona del rubio.
─ Me voy ─ la sonrisa del chico desapareció.
─ ¿A dónde se supone que vas tú sola, de noche, en el digimundo? ─ preguntó el rubio.
─ Lejos de ti ─ se levantó y comenzó a alejarse. Yamato suspiró. Por más tentadora que sonara la idea, no podía dejar que se fuera sola, conociéndola, no tardaría mucho en perderse. Se levantó y corrió tras ella. Cuando la alcanzó, la tomó del brazo y la detuvo. La chica lo miró enojada ─ ¡Suéltame!
─No…si te vas sola puedes perderte.
No sabía por qué la estaba ayudando, si claramente todo lo que estaba haciendo era uno de sus tantos berrinches, pero sabía que si algo le pasaba, le pesaría en la conciencia.
─ No me importa… ¡déjame ir! ─ Yamato la sujetó más fuerte, por lo que Mimi, forcejeó para soltarse. Dio un paso hacia atrás y tropezó, perdiendo el equilibrio, cayendo al suelo, arrastrando a Yamato, quedando él encima de ella.
Le había dolido bastante la caída; ahora sí estaba furiosa. Abrió los ojos para gritarle a Yamato, pero no pudo; quedó sin aliento al ver la mirada intensa que el chico le profesaba. Mimi no era de las que se quedaban sin palabras, pero en estos momentos, no sabía que decir; estaba muy ocupada sintiendo esas sensaciones que jamás pensó que sentiría con él. Su mirada se centró en esos labios entreabiertos que se veían tan…tentadores. ¡Por Dios, si se trataba de Yamato! El chico con el que no podía entablar una conversación que no termine en pelea.
Yamato tenía una verdadera batalla en su interior. El aroma de Mimi lo tenía en una especie de trance. Esos ojos color miel lo miraban inocentemente. ¡Dios, se veía tan hermosa! ¿Desde cuándo Mimi tenía ese efecto en él? Sabía que estaba al borde de cometer una locura.
Mimi acarició el rostro de Yamato como si tratara de comprobar que no era un espejismo y que de verdad Yamato Ishida, estaba sobre ella, a pocos centímetros de su rostro. La leve caricia en su rostro fue lo que apagó completamente el sentido común del chico y sin medir consecuencia, unió sus labios con los de ella, probando por primera vez sus labios. El contacto envió una descarga de adrenalina por los cuerpos de los jóvenes. Con sus ojos cerrados, sentían la sincronía con la que se movían sus labios, saboreando ese dulce momento. No tardó mucho para que el besó se volviera más profundo. Mimi suspiró al sentir como las manos de Yamato habían empezado a explorar sus costados, ella por su parte comenzó a acariciar el bien formado pecho del músico. La falta de aire hizo que rompieran el beso, pero con tal de no romper el contacto, el chico comenzó a depositar pequeños besos y mordiscos en el cuello de la chica quien gimió ante esa caricia. Sintió como su mano se había colado debajo de su blusa, acariciando su plano abdomen. Sabían que la situación se les estaba saliendo de las manos, pero a estas alturas…ya no les importaba.
─0─
Observó como Gomamon y Biyomon pasaban frente a ella, sin haberla descubierto. El juego estaba entretenido y suponía que iban ganando. Después de haber lanzado una moneda, les tocó a los digimons buscar a sus compañeros y por eso, se encontraba detrás de una gran roca. Miró a su alrededor y pensó que no estaba oculta muy bien, por lo que caminó hacia un llano cerca de ahí y vio una figura conocida por ella.
─ ¿Ken? ─ el chico giró a verla ─ ¿Qué haces? Deberías estar escondido ─ dijo ella divertida, pero al ver que el chico trató de forzar una sonrisa supo que algo andaba mal ─ ¿Qué ocurre, Ken?
─ Es algo tonto, Hikari ─ la chica se sentó a su lado y le sonrió.
─ No importa; puedes contarme, ¿sabes que no me voy a reír?
─ Es que…cuando llegaste, te paraste justo debajo de eso ─ dijo señalando hacia arriba. Kari se sorprendió ─ Lo noté cuando llegué, pero no pensé que alguien me encontraría ─ dijo muy apenado. Sobre ellos había…muérdago. ¿Cómo había llegado muérdago al digimundo? Ni siquiera era Navidad.
─ Sólo debemos hacerlo y ya ─ Ken la miró extrañado.
─ ¿Lo dices en serio?
─ Sí, no es gran cosa; solo una tradición ─ respondió ella. Ken sonrió: él era un chico muy tradicionalista y cumplía cada regla por más estúpida que fuera. Sabía que Kari había aceptado para calmar su ansiedad; ella sabía que él debía hacer eso ─ Ven aquí ─ él obedeció. Kari colocó sus manos en su hombro, mientras él las posicionaba en su cintura, y sin más que decir, se acercó y la besó tiernamente, siguiendo la tradición del beso bajo el muérdago.
Lo que Kari y Ken no sabían, era que dos personas miraban la escena sin saber la verdad detrás de ésta.
Tk apretó los dientes y observó furioso. Ken y Hikari compartiendo un beso; ¡cómo le ardía la sangre! Prefirió irse antes de lastimar a alguien porque sabía que su autocontrol desaparecería si seguía observando.
Por su parte, Yolei miraba la escena dolida. Lagrimas de rabia descendían por su rostro, mientras veía a su supuesta amiga besar al chico de sus sueños. No soportó más y salió corriendo del lugar.
Era oficial: Tk y Yolei tenían el corazón roto.
─0─
─ Sora… ─ escuchó como susurraban su nombre ─ Soy Joe…por aquí ─ Sora se acercó al superior y lo notó preocupado.
─ ¿Qué pasa, superior Joe?
Joe se veía nervioso, bueno, más de lo habitual y eso preocupaba a la chica.
─Desde hace tiempo he querido decirte algo…y pensé que esto del juego me daría la oportunidad perfecta para hacerlo.
─ Vamos, Joe…dime.
─Bueno, es que yo…─ tomó una gran bocanada de aire ─ estoy enamorado de ti ─ Sora se sorprendió; eso sí no lo vio venir.
─ Joe, yo…
─ No debes explicarme nada; yo sé que estas enamorada de Tai y creo que deberías decírselo pronto ─ La chica guardó silencio por un instante; eso era cierto.
─ Yo…no sé cómo; me atemoriza perder su amistad…somos amigos desde siempre.
─ Yo también tenía ese miedo y aquí estoy…diciéndotelo, ¿eso arruinará nuestra amistad? ─ ella negó con la cabeza ─ ¿Ves? ─ Sora le sonrió agradecida.
─Gracias, Joe…se lo confesaré pronto─ hubo un silencio incómodo─ Joe… ¿desde cuándo…sientes eso por mi? ─ el futuro médico miró a la chica, sonriéndole tristemente.
─ Creo que…desde la primera aventura en el digimundo. En ese tiempo no le presté mucha atención porque pensaba que estaba mal, o sea…tú eras menor que yo ─ rió de manera triste ─ luego, cuando me había animado a confesarte mis sentimientos…comenzaste a salir con Yamato, así que ya no le vi caso, aunque debo admitir que me sorprendió esa relación. Luego, ustedes rompieron y no me ilusioné porque sabía muy bien que tu siempre habías amado a Tai…entonces, solo quería decírtelo, para quitarme ese peso de mis hombros y estar más en paz conmigo mismo ─ Sora miró a su amigo con tristeza; odiaba cuando sus amigos estaban afligidos en especial, si ella era la causante ─ Yo sé que no me amas y está bien, en verdad, yo…solo quiero pedirte algo.
─ Lo que sea ─ respondió rápidamente, acercándose más a él.
─ Bésame… ─ Sora se sorprendió ─ No quiero que pienses que soy un aprovechado o un oportunista, solo…quiero quedarme con un recuerdo tuyo y luego…volver a ser los amigos de siempre ─ dijo él ─ Claro que si no quieres…
─ Lo haré
─ ¿De verdad? ─ no podía creer lo que escuchaba; ¿de verdad había accedido a cumplirle ese deseo?
─ Sí ─ la chica rodeó el cuello de su amigo y rozó su nariz con la suya ─ ¿Listo?
─ Listo ─ le sonrió. Posicionó sus manos en su cintura y la besó como había soñado tantas veces. Tal vez ella no le correspondía sus sentimientos, pero en ese momento, no le importaba; sentiría que todo era real. Por su parte, Sora estaba besándole lo mejor que podía; quería que de alguna forma este beso sirviera para cerrar ese capítulo entre ellos, o por lo menos, le sirviera de consuelo al superior, quien no se merecía sufrir por amor. Joe acariciaba la espalda de la chica, mientras ella jugaba con su pelo, caricia que el chico estaba disfrutando, sin saber que tenían un espectador: Taichi Yagami.
Miraba la escena cargado de ira. No podía creer lo que veía, simplemente no podía, ¿Sora y Joe? ¡¿Cómo diantres pasó eso?! Estaba dolido, de verdad pensó que podría tener una oportunidad con Sora, ya que había roto con Yamato, pero se equivocó. Estaba harto de esperar por ella, de amarla en silencio, cuando ella siempre terminaba lastimándolo; parecía que disfrutaba hiriéndolo. No sufriría más por una mujer que no le correspondía…ya no más. Para no realizar un acto del que se arrepentirían después, decidió marcharse del lugar. Ya no podía seguir viendo eso.
─ Gracias, Sora ─ dijo recuperando el aliento después de tan apasionado beso.
─ De nada, Joe ─ respondió.
Ninguno de los dos podían imaginar las consecuencias que tendría ese beso más adelante.
─0─
─ Son buenos…no pudimos encontrarlos a todos─ escucharon que alguien se acercaba al campamento.
Yamato y Mimi se separaron de inmediato. ¡¿Qué diantres fue eso?! Lo que acababa de pasar carecía de toda lógica. No se entendían, es más, ¡no se soportaban! , pero eso no impidió que se besaran, que se acariciaran y quien sabe que más si no hubieran sido interrumpidos.
Sus miradas se encontraron, llenas de dudas, de confusión y sobre todo, temor porque ambos sabían que habían disfrutado ese momento de pasión entre ellos.
─ ¡Mimi! ─ escuchó como la llamaba su compañera digital.
─ Palmon… ¿ya terminó el juego? ─ respondió distraídamente, aún aturdida por lo que había pasado entre ella y Yamato solo minutos antes.
─ Al parecer…solo pudimos encontrar a Izzy, Davis y Cody ─ respondió desilusionada. Mimi la consoló, mientras veía como sus tres amigos mencionados se acercaban a la fogata; Izzy y Cody comentando algo, mientras Davis se quejaba de algo en voz baja.
Al poco tiempo, llegaron Joe y Sora, algo extraños; se notaba que algo había pasado. El segundo en llegar fue Tai, quien no se veía muy feliz, se veía triste, casi…dolido. Sora de inmediato notó su semblante y corrió a él, para averiguar que le pasaba, pero el chico no le respondió. Simplemente, la miró dolido y pasó a su lado, dejando a una muy contrariada Sora.
Luego llegaron Hikari y Ken sonriéndose y charlando amenamente. Detrás de ellos, llegó Tk, notablemente enojado.
─ Tk, ¿Qué te pasa? ─ El chico no se inmutó.
─ No me pasa nada, Hikari ─ dirigió una mirada fría hacia Ken y se alejó de ellos.
Kari estaba sorprendida. ¿De cuando acá él la llamaba Hikari? Entre Tk y ella había demasiada confianza como para estar en términos formales.
─ ¿Qué le pasa? ─ preguntó Ken extrañado.
─ No sé; parece que está enojado.
Momentos después, llegó Yolei; era claro que había estado llorando.
─ Yolei, ¿Qué te ocurre? ─ preguntó nuevamente la elegida de la luz, preocupada por el estado de su amiga. Yolei la miró furiosa.
─ Eres la persona más hipócrita que conozco, Hikari ─ dijo.
A estas alturas, Kari ya estaba mortificada. ¿Qué se supone que hizo para que Tk y Yolei estuvieran enojados con ella? No le gustaba estar distanciada de sus amigos y menos sin saber que fue lo que hizo mal. ¿Cómo iba a arreglar las cosas sino tenía ni la mínima idea de lo que había hecho?
─ ¿Qué fue eso? ─ preguntó Ken.
─ No tengo idea ─ Ken vio la preocupación en la mirada de la chica, por lo que se acercó y puso su mano sobre su hombro en señal de apoyo.
─ Todo se resolverá…vas a ver ─ Kari le regaló una sonrisa a Ken, sin percatarse, de las miradas atentas de Yolei y Tk que miraban disimuladamente a distancia, no muy felices con lo que veían.
─ ¡Ja! Es una clara victoria para el equipo humano ─ declaró Davis cuando los digimons que faltaban llegaron al campamento y se extrañó al sentir una especie de tensión entre algunos de sus amigos ─ Izzy, ¿Qué está pasando aquí? ─ susurró el chico. El genio se encogió de hombros.
─ No tengo la menor idea; supongo que algo pasó mientras estábamos jugando ─ respondió de la misma forma.
─ Hay una tensión notoria en el aire ─ agregó Cody. Él, Davis e Izzy parecían ser los únicos fuera de ese ambiente hostil.
Y no se equivocaba. El ambiente en la fogata estaba tenso; se notaba que algo había cambiado. Mimi y Yamato se miraban a cada rato, aún confundidos y aturdidos por lo que pasó entre ellos. Sora se sentía algo incómoda; no solo por la confesión y beso con Joe, también por la actitud desconcertante de su mejor amigo, quien la ha estado ignorando desde que regresaron, y no tenía idea de por qué. Cada cierto tiempo, Tk miraba a Ken con recelo; no decía nada, simplemente miraba al chico, ignorando completamente a Kari que trataba de atrapar una de sus miradas. Yolei hacía algo parecido, sólo que miraba de manera más disimulada.
Eso no iba nada bien; se supone que el campamento era para pasar un momento agradable entre amigos, no para crear una distancia más grande entre ellos. En la mañana volverían al mundo real, al parecer, más distantes que nunca.
First chapter done! Este es mi segundo fic de Digimon; que orgullo =D. Ojalá y les guste el comienzo de esta historia; no olviden dejar sus reviews :D, por favor. Me gusta leer sus opiniones.
Sin más que decir,
Bye!
