Pues es 7/7 y la tradición continua. Honestamente, no pensé que podría actualizar nada este año, pero lo logree de alguna forma. Como algunos ya saben por mi Instagram, estoy trabajando en publicar novelas de mi autoría, eso consume muchísimo tiempo, sin contar el trabajo que financia todo. Me disculpo por la tardanza, pero no me es posible actualizar como me gustaría, pero con Dios y salud, seguiré actualizando como pueda. Muchas gracias por la comprensión, espero poder seguir cumpliendo más años con ustedes por aquí y que, cuando mis novelas salgan, puedan disfrutarlos tanto como los fics. Un abrazo.
Digimon y sus personajes NO ME PERTENECEN. Solo hago esto por diversión y para su entretenimiento.
Yamato Ishida no podía creer que sentía ese nivel de ansiedad por convivir con los padres de su novia. El matrimonio Tachikawa siempre le pareció relajados, excéntricos y joviales; nunca pensó que podría estar en el lado malo de los dos personajes más alivianados que conocía. Con nada más que buenas intenciones, llegó a la puerta de la residencia Tachikawa. Le escribió a Mimi para dejarle saber que había llegado. En un par de minutos, la castaña apareció en su campo de visión, usando un atuendo más casual del que esperaría para la ocasión. No por eso, la encontraba menos hermosa.
─Estás más que en tiempo. Aun no llegan.
─Lo sé; quise venir a ayudarte con la cena.
Lo ideal sería que solo tuviese que llegar, cenar, conversar y ganarse el afecto de los padres. Su realidad es que el matrimonio estaba fuera y aspiraban a llegar justo para la cena. Mimi trató de disimularlo, pero era obvio que ni siquiera querían emplear su tiempo o energías en brindarle lo que sea. Para Yamato, toda la situación era más que estúpida. Nunca fue un extraño para ellos, lo conocen de siempre y le parecía una inmadurez del tamaño de una casa que le tuvieran manía por los dichos de un tercero. Aun así, tenía que cooperar. Eran los padres de su novia y tenía que llevarse bien con ellos, aunque significase ser el maduro de la situación.
─Ni siquiera sabes qué tengo planeado para la cena.
─Me ajusto al plan, sin problemas. Te recuerdo que soy el chef designado de mi hogar.
─Ya lo sé. ─ lo dejó pasar. Observó la figura de su novio, vestido con un estilo diferente al que acostumbra. Pareciera que tomó prestado la esencia del pequeño Takeru. El aire rock star seguía en él, su rostro siempre ha cargado ese aire de chico malo, pero verlo en jeans y sudadera, le entregó una imagen mucho más inocente de lo que acostumbraba. De manera general, Yamato era mucho más ingenuo de lo que su apariencia entrega al mundo. ─ ¿Son platillos complicados?
─No creo, por lo menos no en cuanto a armarlos. ─ sonrió con complacencia mientras la seguía a la cocina. Mimi amaba cocinar, por lo que, compartir la actividad con Yamato, es un plus que le encantaba experimentar. Estar de novia con Yamato es surreal, teniendo en cuenta que ya lo conoce, por años literalmente hablando. Explorarlo de manera intima no se sentía tan amenazante como si fuese desde cero. ─ ¿Por qué? ¿Quieres intentar algo más?
─Tengo en mente un postre. Claro, si me permites intentarlo.
─ ¿Cómo que si te lo permito? ¿Ahora soy la toxica que te prohíbes cosas?
─Puede ser…─ Mimi lo empujó levemente en el hombro.
─Asalta la alacena y no fastidies. ─ Yamato sonríe con complacencia. Mientras presenció cómo tomaba la vainilla en sus manos, la joven castaña no pudo evitar sonreír ante la dicha de solo tenerlo en ese momento. Esperaba que sus padres fueran benevolentes con él.
Las últimas semanas no fueron excepcionales. Sora las vivió en automático, sin sentir aspectos intensos en su interior. Su único highlight fue Joe, siendo el dulce novio que era. Independientemente de todo el fiasco de Taichi, la pelirroja se había puesto la misión de ser la novia que merecía y disfrutar en el proceso. Con la nueva mentalidad, podría decir con seguridad que experimentó una relación sana, por lo menos, por parte del superior. Ella seguía tapando el sol con un dedo. Su ciclo del sueño se había esfumado, su ánimo en la soledad no se sostenía y por más que lo intentase, no podía controlar su ansiedad. Por supuesto que, ante el público, todo estaba en orden.
A veces le asustaba lo buena que era en esa materia. Amaba a su madre, pero temía convertirse en ella en cuanto a sus emociones. Lo que su madre tendía a hacer cuando las cosas se ponían feas, no era saludable y ella lo sabía. Por eso le molestaba tanto seguir sus pasos a consciencia. Es solo que…no se sentía como ella misma. Estaba confundida, dolida y no sabía cómo gestionar la decepción. No se sentía digna de su emblema, ella no sabía del amor propio y mucho menos del que debe entregar. No se sentía digna, no se sentía a gusto y mucho menos feliz.
─ ¿Sora? ─ la joven pelirroja da un pequeño salto ante la mención de su nombre. La figura de Koushiro le observó desde las alturas.
─Hola, no pensé encontrarte por aquí. ─ Koushiro no era de los de estar en cualquier tipo de espacio abierto, por lo que, verlo cerca de las instalaciones del campo de tenis era inusual.
─Estaba en la sala de cómputos, tratando de idear lo que tenemos que hacer con el tema de los digieegs. Sé que tenemos que hacerlo, pero tiene que haber una forma de que Davis y los demás puedan utilizar el poder de manera indirecta.
─ Oh, entiendo. Te ves cansado. ─ comentó la joven sin muchas ganas.
─ Podría decir lo mismo. ¿Todo en orden, Sora? ─ como le encantaría desahogarse con él y dejar salir cada pensamiento contradictorio, pero Koushiro no entendería.
─Sí, es solo que estoy cansada; mi ánimo no es el mejor.
─ ¿Por algo en específico? Tal vez, pueda ayudarte…─ sonríe con tristeza.
─Gracias, Koushiro, pero no es algo que pueda manejar a voluntad. ─ no respondió de inmediato, analizando cada palabra como era costumbre en el chico. Sora vio como la realización llegó a su rostro.
─ ¡Ah, entiendo! Es el asunto femenino, ¿no? Entiendo…
─No es…─ la pelirroja interrumpió su propio tren de pensamiento al interiorizar lo que acababa de mencionar su compañero. Su mente comenzó a correr a mil por hora, tratando de sacar las cuentas de ese tema que inocentemente su compañero había traído a colación. Haciendo cuentas, ese 'asunto femenino' debió haber dicho presente según calcula por las fechas. Sudó en frio, la cabeza le da vueltas ante la posibilidad que baraja su mente. Ella siempre fue como un reloj, en tiempo, en momentos. Tenía una semana de retraso, luego de lo que pasó con Taichi. Siente que le falta el aire.
─Sora, ¿qué ocurre? ¿Te sientes bien? ─ Koushiro notó de inmediato el cambio de semblante en su amiga. La joven Takenouchi no podía responder a su pregunta; no sabía si estaba bien.
Mientras despedía a Yamato en la puerta, la castaña no sabía cómo excusarse con Yamato por el comportamiento de su padre. El joven Ishida cayó nueva vez en gracia con su madre o por lo menos, en mejores términos que al principio. Aun así, fueron bastante fríos y malagradecidos con su novio. Yamato había sido parte importante de la reunión, ayudándola a cocinas y recoger un poco el lugar para el encuentro, lo cual no le correspondía como invitado. Fue educado durante todo el encuentro, respondiendo las preguntas de sus progenitores y tratando de que la conversación fluyera. Que sus padres le respondieran en monosílabos fue más que frustrante.
─Creo que mi plan no funcionó como debería.
─No fue tu culpa, lo intentaste. ─Yamato asintió, sin saber qué realmente decir. ─ Si sirve de algo, muchas gracias por ayudarme con todo. No hubiese estado listo a tiempo.
─No hay problema; encantado de ayudar. ─ se inclinó para regalarle un beso a la castaña. ─ Te escribo luego para ver cómo ha sido el aftermath.
─Si sobrevivo…─ el murmullo hizo que el rubio sonriera de manera triste. En cuestión de segundos, Mimi observó la figura de su novio desaparecer por los pasillos. Entró nuevamente a su hogar, encontrando a sus padres en la cocina, lavando los platos. Sabiendo que con lo incomoda y enojada que está, no poseía el mejor momento de raciocinio, los ignoró, siguiendo directo a su habitación. Hablar en esos momentos, significaría el estallido de otra batalla entre ellos.
Cerró la puerta con llave. Su teléfono ameritaba carga, por lo que, le permitió hacerlo. Eran altas horas de la tarde, pero como no había dormido nada la noche anterior ante lo preocupada que estaba por el encuentro, decidió tomar una siesta. Cuando es consciente de sus alrededores nuevamente, el sol se había ido por completo. Su reloj rezaba las 7 p.m. y su estómago no hacía más que confirmar ese hecho. Se desperezó como pudo y tomó su teléfono que se había cargado. Tenía varias llamadas perdidas de su mejor amiga, más de las normales. De inmediato se preocupó ante la insistencia. No perdió más tiempo antes de devolverlo.
─Sora─chan, ¿qué ocurre?
─ ¿Puedes venir y pasar la noche aquí?
─ ¿Por qué?
─Mamá no está y…no quiero estar sola. ─ Mimi frunció el ceño. Sora era una chica valiente, independiente y que estaba más que acostumbrada a las noches de soledad en su apartamento, gracias al trabajo de sus padres. No le convencía su explicación, mucho menos creía que pudiese ser algo tonto. No se hizo de rogar; tampoco es que sintiera ganas de lidiar con sus padres. Inventó una excusa de que tenía que pasar la noche con la pelirroja por un tema de la tarea que creía entender, pero al final se le complicó y necesitaba de su mejor amiga para terminar la asignación a tiempo. Sus padres, como era natural cuando se trataba de estudios y Sora, no opusieron resistencia. En cuestión de pocos minutos se encontraba frente al lugar de los hechos. Tocó un par de veces, antes de encontrarse de frente con la pelirroja.
─ ¿Sora? ─ se veía horrible, mucho peor de lo que creyó encontrar por como sonaba del otro lado de la línea. ─ ¿Qué pasa? ─ la expresión sombría en su rostro era atípica en ella. Mimi cerró la puerta para adentrarse en la privacidad de la residencia Takenouchi. Dejó su mochila en la entrada, tomando la mano de su mejor amiga para dirigirla a la habitación ya conocida. ─ Me estás asustando…─ se sentó en la cama, cubriendo su rostro con las manos. Mimi se mantuvo de pie, observando a la pelirroja con la preocupación a tope. ─Sora…
─Mimi, ¿qué haré si…? ─ la castaña no era un ente paciente, menos en una situación como está.
─Sí… ¿qué? ─ descubrió su rostro, observando a su mejor amiga.
─Si…estoy embarazada. ─ Que ella se quedase pasmada, no ayudaría a la situación.
─ ¿Por qué piensas que lo estás? ─ preguntó con cautela mientras se sentaba a su lado.
─Estoy atrasada…muy atrasada.
─Bueno, pero eso puede ser…
─He estado cansada, con fatiga de todo, con mañas…
─Sora, no has dormido bien, tampoco te has alimentado como corresponde, puede ser…
─Estoy tan asustada. Es demasiado…─ no quería decirle palabras vacías de confort, ante la situación extrema que suponía lo que vive. Era obvio que el padre era Taichi, el chico que le destruyó, el ex mejor amigo al que odiaba. ¿Como manejar una dinámica tan tóxica, siendo adolescente, embarazada de básicamente un enemigo?
─Escucha, ─ trató de que su voz sonara firme, pero conciliadora. ─ No nos apresuremos a los acontecimientos. Lo primero es confirmarlo, ¿bien? Luego veremos qué hacer.
─ ¿Qué harías tú?
─ ¿A qué te refieres? ─ viniendo de Sora, Mimi no podía imaginar que se estuviera refiriendo a qué haría con elninno. La Sora que conocía, nunca tendría este tipo de dudas. ─ En cuanto… ¿qué hacer con el bebé? ─ la pelirroja no le respondió. Esto se alejaba tanto del personaje que siempre representó su mejor amiga. Se veía tan rota y ella no sabía cómo podría ayudarla como la pelirroja le había ayudado por mucho tiempo. ─Ok, por ahora, vamos a confirmar los hechos. ¿Tienes las pruebas? ─ negó con la cabeza lentamente. ─ Está bien, las conseguiré, aunque no quiero…─ una idea surcó su mente. ─ Te molestaría que le pidiera el favor a Yamato?
─Mimi…
─Sé que no es un tema público, pero Yamato es súper discreto. Así conseguimos la prueba y yo…
─Podemos ir por ellas.
─No estás en condiciones de estar en público y yo no pienso separarme de ti por ahora. ─ La pelirroja no tuvo otra opción. Además, hablaban de Yamato, el rubio era súper discreto, aunque aún le incomodaba el hecho de que era el mejor amigo del susodicho y en teoría, su exnovio. Ante la respuesta afirmativa por parte de la pelirroja, Mimi no perdió tiempo. Era un poco tarde, pero seguro que Yamato podría arreglárselas, si se ponía manos a la obra de
Mimi debería ser un poco más clara cuando lo involucraba en situaciones como aquella. ¿Que se supone que pensara cuando su novia, poco después de conocer a sus padres, le enviara un mensaje diciéndole que necesitaba que fuera por unas pruebas de embarazo? Releyó el mensaje mil veces antes de enviar un simple '?!'. No era exagerado decir que se quedó de piedra. Ellos habían tenido sesiones subiditas de tono, pero no el acto en sí como para que ella requiriera de una prueba de embarazo. Cuando por fin, le explicó que no era para ella, se tranquilizó un poco, pero la otra posibilidad no era más amena. Significaba que alguna de las chicas tenía que tener esa sospecha y para él, era claro que se trataba de Sora.
Existía la posibilidad de que el idiota de Taichi fuera padre, lo que hacia la situación más difícil. Esos dos no estaban en buenos términos, Un bebé no ayudaría a la causa, especialmente, siendo dos estudiantes de secundaria, sin trabajo y sin estar en una relación. La situación era por demás complicada para agregar a un indefenso tercero a la ecuación. Ni siquiera quería pensar en cómo se sentiría Joe si esto llegase a ser una realidad. No sabía si el grupo soportaría algo como aquello.
Volviendo a su predicamento inicial, le tomó unos minutos tranquilizarse y mentalizarse para lo que iba a comprar en un lugar público. No debería suponer tanta vergüenza para el comprar un simple producto, pero existían muchos tabúes en cuanto a un adolescente comprando ese tipo de cosas. Además, temía que alguien lo viera. No era la súper estrella del momento, pero tampoco era desconocido de manera local y lo último que quería era que se generará el rumor de que esperaba un hijo. Se colocó una gorra y una de las mascarillas de la temporada de gripe antes de dirigirse a la farmacia. Llegó en un par de minutos. La misión era rápida e impersonal. El dependiente no estaba interesado en él, cosa que agradecía. Le entregó lo solicitado y procedió con el pago. Todo sencillo.
─ ¿Yamato? ─ pero en su vida, las cosas no eran tan fáciles. Ante la conocida voz, giró hacia la joven que él observaba con curiosidad. ─ ¿Qué haces a estas horas por aquí?
─Podría preguntarte lo mismo, pero no lo haré. Así como tampoco te contestaré. ─ antes era amable con la chica, pero su animosidad hacia Mimi, no interactuaba más de lo necesario con ella. Dando por terminada la conversación, intentó pasar por su lado, pero la chica no se lo permitió.
─ ¿Por qué tan incógnito? ¿Qué llevas ahí?
─Nada que te interese, permiso. ─ se escabulló, sin esperar respuesta. Por supuesto que a la hermana de Daisuke no le hizo gracia verlo partir. Como siempre, culpaba a Tachikawa, sin tan siquiera intentar entender sus acciones. Aun con la curiosidad encendida a tope, se acercó al mostrador.
─Hola, ¿me podrías dar dos de lo que acaba de comprar el joven? ─ el dependiente obedeció, haciendo que los ojos de Jun casi se salieran de sus órbitas cuando vio los ítems frente a ella. Estaba furiosa y necesitaba que Michael también lo estuviese.
Cerca de la medianoche, Yamato le informó que estaba en la puerta de los Takenouchi. Con sigilo, para no despertar a Sora luego de que le costó tanto que se durmiera, Mimi se escabulló como pudo. El rubio estaba frente a ella usando una gorra, lo cual era extraño para ella.
─Aquí están.
─Gracias, Yama. ─ respondió, tomando la bolsa farmacéutica en manos. ─ ¿Fue mucho problema?
─Para nada. ─ no valía la pena informarle sobre su encuentro con Jun. ─ ¿Cómo está? ─ preguntó, tratando de observar al interior de la vivienda.
─Nunca la había visto así, Yamato; estoy muy preocupada.
─Es normal que se sienta así, son muchas cosas. Pero Sora es fuerte.
─Demasiado para su propio bien. Dicen que las personas más fuertes son las que más cargan y tengo miedo que pueda ser demasiado. Lo de Taichi la destrozó; no puedo ni imaginar cómo debe ser temer estar esperando un hijo de alguien que no estás en tu vida, y no del chico amable y bondadoso que estas saliendo. ─ Yamato suspiró. Estaba en una situación donde no se sentía cómodo. Eran sus mejores amigos y odiaba no saber qué hacer para mediar o resolver la situación. Estaba fuera de control y no tenía forma de detenerlos en este punto.
─Entonces, ¿cual es el siguiente paso?
─Por ahora, confirmar la sospecha. ─Mimi permitió que el rubio pasara mientras guardaba las pruebas en el escritorio de la dormida pelirroja. Incluso dormida, su expresión no era relajada. Podía ver el dolor en su rostro. Una lágrima descendió por su mejilla. Mimi se sentía tan impotentes de no poder ayudarla, más allá que el estar de soporte. Sora no merecía semejante corazón roto siendo ella la personificación del amor. Comenzó su trayecto a la puerta para dejarla dormir cuando escuchó tanto su D3 como el de Sora, sonar al unísono. La pelirroja se sentó de inmediato y ella hizo lo propio al revisarlo. Le tomó unos segundos a Takenouchi, alejarse del sueño.
─Izzy dice que hay problemas, debemos ir. ─ la voz de Yamato apareció a sus espaldas. Sora no se inmutó al verlo allí.
─Pero…
─Estaré bien, Mimi.
─Sora, ni siquiera te has hecho la prueba, puede que…
─Estaré bien. repitió. Mimi sintió una sensación extraña recorrerla mientras veía a la pelirroja colocarse la chaqueta. Observó a Yamato, en busca de qué hacer, pero el joven solo se encogió de hombros, inseguro de qué decir o cómo detener a Sora. Si realmente estaba embarazada, no era la mejor idea que se expusiera de esa manera, especialmente con el cansancio que veían en su rostro. Al mismo tiempo, por la fortaleza del enemigo, la necesitaban. Al visualizar la preocupación en sus amigos, Sora suspiró. ─ Lo digo en serio. ─ pasó entre ambos. ─ Nos necesitan, chicos. Vámonos. ─ la montaña rusa de emociones que habían presenciado de la pelirroja no era tranquilizadora. No estaba en condiciones de estar en el campo de batalla. Mimi no podía quitarse la sensación de que algo terrible pasaría y estaba segura que tenía que ver con Sora.
Hasta yo tuve que releer la historia para ver donde me quedé. Mil disculpas y una más. No sé que me pasaba con esta historia que no podía seguirla, pero por fin, la pude seguir. Leí los reviews, pero por cuestión de tiempo no los he podido responder. Aun así, muchísimas gracias a Samy, brujita-27, Adrit126, Guest y Daniela-liceth
Cuidense y espero que no se me haya escapado algo pues solo pude revisar una vez.
Bye!
