"Bocadillo Nocturno."

La luna se alzaba sobre el cielo, una luz brillante se reflejaba en todos los cristales del Valle, el viento se llevaba consigo algunas de las hojas caídas de los árboles, y el sonido de algo sólido siendo machacado le producía un tic en la oreja izquierda a la Maestra del estilo del Tigre -quien trataba de conciliar el sueño en su habitación-. Con esta, ya iba una semana entera en la que ese sonido no la dejaba dormir en paz. Tenía una idea de quien podría estar detrás del ruido, pero prefirió abstenerse a detenerlo por si misma... Hasta esa noche. Una vez era pasable, una semana ya era irritante.

Llevando una de sus patas a su frente, suspiró y se levantó para salir con cautela de su habitación, al caminar por el pasillo que llevaba a la cocina del palacio fue escuchando como el ruido se hacía más fuerte. Se detuvo al ver que la luz que emitía una de las lámparas de papel de la cocina mostraba la sombra de alguien montado en una de las estanterías. Por la complexión de la sombra, acertó en la sospecha que tenía; era el panda. Este no la oyó entrar y siguió metiendo su pata en el tarro de galletas de Mono para después sacar otra galleta y proceder a metérsela a la boca.

Masticó y masticó, hasta que un [Ejem...] lo desconcentró y se le resbaló un pie de apoyo. Tigresa hizo una mueca y cerró los ojos, anticipando la caída del panda, quien cayó de espaldas al suelo y luego del estruendo que produjo le preguntó, "¿Así es como entrena el Guerrero Dragón después de derrotar a Tai Lung?"

Po soltó un breve quejido de dolor, se sobó la espalda con su pata derecha y, sentándose en el piso, le contestó adolorido, "No... Del todo." la mirada intensa que tenía encima le indicaba que la felina no estaba de buenas. Ésta se mantenía allí parada de brazos cruzados. "No le dirás a Mono, ¿o sí?"

"Jmn, no. No le diré..." Su atención se dirigió a la alacena en la que Mono guardaba sus galletas. Al ver que había tres tarros tumbados que ya no tenían ni una galleta, arqueó una ceja y miró nuevamente al panda, que parecía aliviado por su respuesta. "Por ahora... Pero el ruido que haces al masticar sus galletas no me deja dormir."

"Um... Lo siento, Maestra Tigresa." Po bajo la cabeza, la miró a los ojos y enseguida desvió la mirada. "Es... Algo que no puedo controlar cuando me siento preocupado." La Maestra sonrió por un instante, el que fuese un panda y comiese cuando se preocupaba le había hecho cierta gracia.

"Si eso es cierto... Entonces, ¿qué te tiene tan preocupado como para que lo hagas todas las noches?" Torpemente, éste se levantó del suelo y al reincorporarse se quedó jugando con sus dedos con la cabeza gacha. Tigresa -mientras esperaba una respuesta- trató de arreglar el desastre que dejó en los estantes; recogió, cerró y puso cada tarro en su debido lugar.

"Eh... Bueno... Sé que no he estado aquí por mucho tiempo, pero creo que nada de esto era lo que esperaba." Confesó el panda con la mirada puesta en algún punto del suelo. Tigresa se le quedó viendo con un signo de interrogación gigante en el rosto que no pasó desapercibido por él.

"¿A qué te refieres con eso?"

"Me refiero a que no esperaba que mis ídolos fuesen tan... Diferentes a como me los imaginaba." Aclaró con una sonrisa falsa que trató de ocultar. "Tú eres mucho más insensible de lo que imaginé; Mono es menos serio de lo que me parecía al principio, Mantis puede ser insoportable cuando no deja de bromear o hablar con sarcasmo, Víbora es más suave de lo que esperaba de una Maestra, y Grulla es mucho más estirado de lo que llegué a imaginar..." Todo eso lo dijo sin siquiera tomar en cuenta que tenía justo en frente a una tigresa que frunció el ceño al oír lo que dijo de ella. Sus ojos se quedaron en el suelo hasta que levantó la mirada para encontrarse con una felina que lo fulminaba con la mirada.

Ella, al ver que la cara de Po se mantenía sin mostrar rastro de miedo o arrepentimiento por lo que dijo, dejó de mirarlo así y puso su pata derecha en el hombro del panda. "Po, nadie es perfecto. Ni nosotros, ni los más grandes Maestros del Kung Fu." Por primera vez en esa noche, el panda se mostró un poco más alegre al oír eso. "Todos tenemos nuestras propias fortalezas y debilidades. Creer que alguien no tiene debilidades, o creer que es exactamente igual a como te lo imaginas, no es nada realista. Y mantener expectativas altas siempre te hará decaer en algún momento." Tigresa dirigió su mirada al suelo, recogió la única galleta que encontró en el suelo y se la entregó. "Lo mejor que puedes hacer, es tener expectativas bajas. O directamente no esperar nada de nadie, para no desanimarte." Po miró la galleta que tenía en su pata, "¿Puedes prometerme que este será tu último bocadillo nocturno?" y asintió lentamente.

Tigresa se fue alejando de la cocina mientras dejaba a un Po meditabundo en medio de la habitación; no tenía idea de qué podría responder a aquello. "Solo tienes que recordar que idealizar a alguien nunca sale bien." Tigresa sostuvo la puerta de la cocina por un momento, y miró al suelo. "Te lo digo por experiencia propia..."

El Fin.


Uf. Ha pasado un buen rato desde la última vez que terminé algo, debo admitir que se siente muy bien.

Después de ver la primera película, esta idea me llegó a la cabeza y sentía que podría escribirla en una sentada. Resulta que, de hecho, lo hice en 60 minutos y solo me faltó corregir algunos errores. Pero por una razón u otra, dejé la historia a un lado y no volví a tocarla hasta más de un año después de escribirla, que finalmente me animé a terminar lo que comencé en su momento. No sé si esto signifique que me dignaré a terminar todo lo que comencé anteriormente, pero espero que lo disfruten.

Este año ha sido muy difícil para mí en cuanto a mantenerme escribiendo porque últimamente el tiempo que le dedicaba a esto ya no era el mismo. Y el mayor obstáculo que me ha mantenido tanto tiempo sin escribir algo no ha sido la inspiración, eso se los puedo asegurar (siempre se me ocurre algo nuevo aunque no lo esté buscando)... Sino la motivación; desde hace unos años para acá he notado que cada vez me cuesta más el no sentirme aburrido al sentarme a escribir más de 100 palabras en una página y, aunque tenga muchas ganas de escribir una idea, la mayoría de las veces llego a un momento en el que siento que ya no doy para más y lo dejo todo hasta el próximo intento. He buscado por meses alguna solución a mi problema con la motivación, pero por ahora no he encontrado ninguna que me sirva. Así que quiero disculparme sinceramente con todos los lectores que todavía siguen esperando actualizaciones mías; la verdad es que nunca fui muy bueno en eso de ser constante y sé lo mal que se siente esperar tanto tiempo por algo que te gusta/interesa. Si puedo, trataré de seguir en lo que queda del año con muchas de las cosas que todavía tengo pendientes (aunque, eso sí, no prometo nada).

No tengo mucho más que agregar, así que recuerden que el dinero no borra el dolor, Silksong son los amigos que se hacen por el camino, las veladas del gigante noble no dejan de sorprenderme, el ser humano siempre vuelve todo más complicado, y la esperanza es lo último que se puede perder.

Nos vemos y, ¡hasta la próxima!

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