Estarán preguntándose ¿Dónde diablo se metió sakura_rika? Y porque no ha seguido este fic. Pues, así como muchos, que ya se sabe, el virus toco mi familia incluyéndome y realmente tuve una gran pérdida que fue mi padre. Tuve meses donde la inspiración no me llegaba, pero sinceramente he aprendido a sobrellevar este año de perdida. Debo disculparme por no seguir esté fic anteriormente, pero después de un gran descanso, decidí que ya es tiempo de empezar a retomar todos mis fics que he parado. Y por supuesto comenzando con esté.
Agradezco a los que me dejaron mensajes, lo cual espero responderles en el siguiente capítulo, y a los que aún no se atreven anímense hacerlo, porque eso me motiva a continuar esté fic, que está lleno de muchas cosas inesperadas.
Esperando que sea de su grado está nueva actualización.
Sujeto la mano del joven con la suya propia, viendo como los paramédicos se hacían cargo del castaño. Sentía que era su culpa todo lo ocurrido. Su mirada solo se mantenía fijo en el joven de cabellos castaños que yacía recostado en una camilla
— Seiya. —Observo al nombrado que mantenía sus ojos cerrados, inconsciente, mientras fijaba su atención a la persona que le atendía. — Seiya. ¿Estará bien? ¿verdad?
—Haremos todo lo posible para que este bien, señorita. Solo tómelo con calma —Aseguro el paramédico que trataba de detener el sangrado del joven que llevaba en el costado izquierdo.
Saori no pudo evitar que sus ojos se llenaran de lágrimas debido a lo ocurrido. Se suponía que el lugar era seguro y, por ende, ningún tipo de accidente iba a ocurrir o al menos ella, así lo había creído. Sujeto con más fuerza la mano del joven, queriendo transmitirle que se encontraba con él. Si no fuera por el castaño, era seguro que ella hubiera sido la afectada.
—Todo estará bien, Seiya. —Susurro la joven que permanecía sosteniendo de la mano del chico, para así solo cerrar los ojos, y pedir que el joven pudiese salir de ello.
Todo había sido tan repentino … Ahora que lo recordaba…
Una conversación tan amena estaba teniendo con aquel joven de cabellos castaño oscuro y ojos marrones, lo cual la hacía sentirse demasiado segura y más confiada en él, nunca antes una persona le había hecho sentir aquello. El poder entablar una grata conversación con aquel chico, le hacía sentir en el fondo muy feliz.
—Seiya… sabes… —Está se sonrojo al instante bajando la mirada dispuesta a decirle lo bien que se sentía el haberse topado con él.
— ¡Cuidado, Saori!
Sus ojos se abrieron de pronto había sentido como el castaño se había colocado al frente suyo, recibiendo una especie de ¿rayo? Nunca pudo detallar que había sido. Solo sintió que el chico soltó un quejido seguido de haber escupido sangre de su boca, por lo que el cuerpo de él cayó sobre el de ella. Estuvo por caer, pero lo sostuvo como pudo y sus ojos se abrieron de tal manera que solo pudo fijar su atención hacia al frente y visualizar una persona disfrazada con una larga túnica y una capucha de color rojo vino sobre su cabeza, pudo divisar una sonrisa en sus labios y, que en sus manos parecía tener una especie de hoz.
— ¡Mueran, Athena, Pegaso!
Había escuchado claramente esas palabras, pero cerró los ojos con fuerza al ver que dicho filo del arma iba arremeter contra ellos sin misericordia, lo único que pudo hacer fue abrazar con fuerza el cuerpo del joven, como si aceptase dicho final para ambos.
—¡No te lo permitiremos!
Fue en segundos que una voz lejana se escuchó. Abrió los ojos observando a dos muchachos altos, seguido de un tercer que se le acerco a toda prisa para ayudarle con el cuerpo del castaño.
— ¿Estás bien? No te hizo daño ¿verdad? —Fue la repentina pregunta de un joven de cabellos lilas que observo fijamente a la chica seguido de observar el estado del castaño.
— Seiya, el…
— Descuida. El estará bien, te lo aseguro.
La joven solo pudo asentir con la cabeza ante las palabras de aquel joven, enfoco su mirada hacia donde estaban los otros dos chicos y observo como aquel encapuchado desapareció frente a estos. Volvió a mirar al castaño siendo atendido por el joven de cabellos lilas, seguido alzo la vista para ver a dos chicos uno de cabellos largos rubios y el otro de cabellos azules
— Quienes…
No pudo terminar la pregunta el sonido de una explosión se escuchó a lo lejos, lo cual alerto a los jóvenes, presentes.
— Mu quédate con ellos; Shaka y yo nos haremos cargo, seguro los demás están allá.
— De acuerdo. —Asintió este sin más, mientras volvió su mirada hacia aquel chico su mano se depositó sobre el costado del chico viendo como aquel ataque había hecho efecto en el joven y no dejaba de sangrar.
— Es…estaré bien… Saori… no te pre-o-cu-pes… —Fueron las palabras repentinas del castaño que llamó tanto la atención de la joven como la del chico. Seiya abrió por unos instantes sus ojos enfocándolos directamente hacia la joven, sonrió dándole entender que todo estaría bien. Soltó un leve quejido por lo que al instante empezó a cerrar los ojos.
—¡Seiya!
El grito de la joven Kido llego a los oídos del castaño, que no pudo más que sentir que caía en un vació y era tragado por la misma oscuridad.
Capítulo 6
Recuperación.
Caminó a pasos rápidos mientras era seguido por los dos gemelos, por lo que lanzo con molestia, el casco que llevaba en su mano, estaba tan irritada lo cual poco le importaba todo a su alrededor, sintió la mano de alguien posarse sobre su hombro, lo cual causo que ella retirara bruscamente dicha mano. En esos momentos sentía una gran molestia debido a lo ocurrido, sino hubiera invitado al castaño, seguro nada de eso le hubiese ocurrido.
— No tienes culpa. —Hablo aquel joven de cabellos azules oscuros que observo la barrera que empezaba a colocar la castaña en esos momentos. Conociéndola estaba siendo muy dura consigo misma, y culpándose ante ello.
El silencio se hacía entre ellos. La chica solo avanzó a pasos rápidos mientras se detenía al reconocer a lo lejos al grupo de amistades del castaño, decidió mejor no intervenir, después de todo, ella solo, tenía más conversación con el castaño. Sus ojos se desviaron hacia donde yacía la joven de cabellos lilas que permanecía sentada en uno de los muebles con un rostro preocupada.
Su mirada se fijó en unos recién llegado Dohko y Shion, que pasaron a su lado, la mirada del hombre de cabellos amarillos por unos segundos se fijó en ella, más no era necesario las palabras para saber que tenía una seria conversación con el mayor. Justo en ese momento un doctor salió de la sala de operación, por lo que ambos mayores se acercaron junto con el resto de las amistades que yacían ahí.
— Descuiden. El joven ya está mucho mejor, pudimos detener el sangrado y poder cerrarle la herida, lo bueno es que no tuvo daño en sus órganos. Así que solo necesita recuperación.
Esa noticia no pudo más que calmar y hacer feliz a más de uno, principalmente a la joven Kido, que se abrazó junto a la peli naranja que la había acompañado en su gran preocupación por el joven castaño.
— Menos mal. Ese idiota nos tenía preocupados —Soltó un suspiro cierto rubio de ojos celestes que se sentó en una de las sillas, sintió la mano de uno de sus amigos sobre su hombro, este alzo la vista para ver al de cabellos verdosos sonreírle.
— Es Seiya, el suele salir bien hasta en las peores situaciones, Hyoga —Menciono Shun con una sonrisa muy aliviado de que su amigo, estuviese fuera de peligro.
—En eso tiene razón, Shun —reconoció el pelinegro de largos cabellos oscuros que miraba hacia donde estaban Dohko y Shion conversando con el médico. —Pero creo que ahora nos tocara enfrentarnos a otra cosa.
— ¿A qué te... —Y Hyoga no pudo seguir hablando al percartarse de la presencia del director y su profesor.
Ambos mayores se despidieron del médico para así de esa manera mirarse y luego enfocar su mirada hacia el grupo de jóvenes, por lo que Dohko decidió tomar la palabra en esos momentos al ser el coordinador de aquel grupo.
— Jóvenes, saben que no se les es permitido estar en lugares como esos en primer lugar —Hablo Dohko con voz lleno de autoridad hacia todos los presentes. —Cabe resaltar que, debido a lo ocurrido, la academia tuvo que hacerse cargo de toda la situación que se dio. ¿Puedo saber quién es el responsable de dicha idea de ir a presenciar una carrera de autos? —Cuestionó Dohko, el cual miraba seriamente a todos los presentes.
Todos se miraron entre sí, por unos instantes. Sin embargo, una voz llamo la atención de ambos hombres al instante.
—Fui yo. — Tanto Dohko como Shion abrieron por unos segundos sus ojos para así voltear a mirar a una aparecida joven de cabellos castaños que se acercó con semblante serio mirándolos, no esperando que la joven saliera a defender al grupo.— Yo les mande invitaciones a todos ellos —Menciono la joven sin más para así colocar sus brazos detrás de su nuca— me era aburrido que nadie de la academia asistiera, así que supe, que al estar en un nuevo salón, pues mi intención era invitar a los nuevos estudiantes, a que vieran la carrera —explico como si nada la joven mientras mostraba una faceta despreocupada.
— ¡Karin!
— Hi, Shaina —Saludo la nombrada alzando una mano al ver a la peliverde.
— ¿Dónde diablos estabas? Sabes las semanas que tuvimos que cubrirte…—Y no pudo continuar porque sintió la mirada helada de Shion, lo cual se calló al instante. —mierda. Fue idea de ella.
—Señorita Shaina, somos conscientes de ello. —Mencionó Shion que miraba fijamente a la castaña que solo sonreía despreocupada.
— ¡Entonces tu eres… K! —Hablo Shun que se sorprendió, ya que dicho K, remitente misterioso, fuese una chica, por lo que solo decidió callar al sentir las miradas de los adultos serios. Al principio pensaba que no había remitente, pero al ver muy bien la carta, había una K al final que no había notado.
— Un gusto, K para servirles —Mencionó divertida la joven colocando su mano sobre su pecho e inclinarse un poco frente a los cuatro jóvenes. — Un gusto conocerlos, Shun, Hyoga, Shiryu. —Nombro la joven sorprendiendo un poco a los chicos que está supieran sus nombres. — Seiya me ha hablado de ustedes, pero dejando eso de lado —Su mirada se fijó en los adultos. — Director Shion, maestro Dohko. si van a culpar a alguien que sea a mí, por lo tanto, toda la responsabilidad cae en mí —comentó la joven para así mirar a Shion con una sonrisa. — de tal manera que, si así lo desean, puedo ser suspendida o mejor dicho expulsada.
— ¡En lo absoluto! No tendrás suspensión, pero si un claro castigo sumado a los anteriores — Shion, estaba muy claro las intenciones, para así mirar a la joven entendiendo lo que deseaba lograr, por lo que este sonrió. — Sin embargo, hablaré con la directora Pandora, la cual es la encargada de la sección femenina, ya que debe estar al tanto de esto. Por lo cual, no intentes escaparte Karin, sabes que tenemos a otros pendientes a tus movimientos.
La chica solo soltó un sonido de fastidio para así solo mirar de reojo a los gemelos que andaban en una esquina observando todo, sabia a lo que se refería, no solo por ellos, por lo que solo suspiró mientras de esa manera elevo sus manos en forma de rendición al menos en esos momentos.
— Ustedes ganan…—No pudo continuar en hablar. Ya que abrió sus ojos al instante al sentir un fuerte abrazo que la dejo sin palabras, asimismo que no pudo reaccionar sino minutos después—Saori.
— Por fin te dignas en aparecer… estaba preocupada de que no nos viéramos —Hablo la Kido que no dejaba de abrazar a la joven, lo cual sintió un poco de lágrimas en los ojos. —Hace cuánto tiempo no nos vemos.
La castaña solo sonrió para así de esa manera llevar su mano a la cabeza de la de cabellos lilas y darle leves palmaditas a ella para así hacer que esta se separase y de esa manera mirándole.
—Ya no eres una niña deja de llorar, que pensarán los vidajenos —Menciono al grupo en general señalándolos con el dedo pulgar que miraban la escena. —Ha pasado tanto tiempo —mencionó ella con una sonrisa en los labios. —Y sigues siendo muy llorona.
—Oye…—Dijo la joven secándose sus ojos para así ver que aquella niña de tiempo atrás, ya no era la típica niña callada o reservada. — Lo lamento fue la emoción. Luego de nuestra separación, pensé que ya no volvería a verte, inclusive el abuelo se rehusaba en decirme. Me dijo que estabas bien y que tus padres cuidaban muy bien de ti.
Ante ello la chica solo esbozo una sonrisa en los labios ocultando su rostro, por lo cual Dohko observo a Shion, el cual le miró para así el de cabellos amarillos dar unos pasos y acercarse para cortar la conversación.
—Señorita Kido, siento interrumpir el encuentro familiar, pero ahora es necesario que todos regresen a la Academia, ya habrá tiempo de que ambas conversen —Mencionó Shion que solo coloco una mano sobre el hombro de la joven castaña.
— Tiene razón, director. Creo que me emocione de volver a ver a Karin —Dijo Saori con una sonrisa en los labios mientras se disculpaba por haber actuado así. —Pero me gustaría quedarme con Seiya.
—Descuide señorita Kido. En estos momentos Seiya estará dormido y descansando, pero cuando despierte podrá venir a visitarlo —Comentó Dohko, ya que era el que se encargaría de cuidar del castaño hasta que este despertará para poder hacerle alguna que otras preguntas.
…Seiya…Seiya…
Sus ojos empezaron abrirse para así observar el rostro de aquella pequeña que tenía una expresión de preocupación en su rostro. Se sentó con dificultad para así observar a su alrededor y luego mirar a la pequeña que estaba elevada en el aire, su vestimenta seguía siendo un vestido blanco estilo griego.
— ¿Dónde estoy? ¿Qué ha pasado?
— Menos mal. —Soltó con tono de alivio la pequeña que se dispuso a sentarse en el suelo y sin pensarlo abrazándolo causando una sorpresa en el castaño. — Deberías tener más cuidado.
El castaño parpadeo un par de veces, por lo que poco a poco llevo su mano sobre la espalda de la pequeña esbozando una sonrisa en los labios sintiendo una agradable sensación de ser abrazada por ella.
— Estoy bien. Pero…
— ¿Cómo es que estás aquí?
El chico solo asintió leve con la cabeza, mientras bajo la mirada hacia la pequeña que lo miraba con esos ojos de color verdosos, está le sonrió, colocando un dedo sobre sus labios a modo de respuesta.
— Es un secreto.
Seiya parpadeo un par de veces observando la sonrisa de la pequeña que no dejaba de sonreírle, lo cual causo una sensación de tranquilidad, pero a la vez de curiosidad, ya que esa niña parecía conocerle sin duda, y no comprendía de dónde.
Pero… algo era seguro, la presencia de esa pequeña, causaba un sentimiento de protegerla las veces que parecía encontrarse con ella.
Dos semanas había transcurrido desde el accidente de Seiya, por lo que el castaño permanecía aún inconsciente, siendo casi la mayoría de veces visitado por sus mejores amigos. Por lo que ese día se encontraba cierto joven de cabellos verdosos, teniendo en sus manos un libro, mientras relataba la historia que leía para su amigo.
— No entiendo cómo es que te gustan esos tipos de lecturas, Shun.
Los ojos del chico se abrieron bajando el libro para así enfocar toda su atención en un recién castaño que estaba sentado mirándole con una sonrisa en los labios.
— ¡Seiya!
— Sí, soy yo.
El peliverde no pudo evitar soltar el libro seguido que se acercó al castaño y lo abrazo soltando unas cuantas lagrimillas al ver que su amigo, por fin había despertado.
— Shun ¿Porque lloras? —Cuestionó este no esperando que su amigo se pusiera de tal manera.
— Nos tenías preocupado Seiya —Respondió Shun que se separó limpiándose sus ojos mientras enfocaba su atención hacia su amigo. — pensamos que no ibas a despertar. Incluso al doctor le pareció muy extraño que no despertaras.
— ¿De verdad?
— Llevas más de una semana dormido —comentó Shun que recogió el libro y lo colocaba sobre la mesa que estaba de lado de la cama.
— ¿Qué?! ¿Cómo es que…
— Seiya…
Ambos chicos miraron a una recién llegada joven de cabellos lilas que miraba sorprendida al chico dejando caer una canasta que llevaba consigo seguro por la impresión de ver al castaño.
— Hola Saori. —Saludó el despreocupante castaño alzando una mano en forma de saludo hacia la joven que estaba cerca de la puerta mirándole sorprendida.
Parecía ser que su despertar iba ser recibido de puros abrazos, por lo que el chico solo se sorprendió y ruborizo al sentir como la chica se lanzó para abrazarle, por la mirada de su amigo, lo cual de seguro, este ya estaba malinterpretando cosas que no eran, decidió solo intentar ignorarlo.
— Creo que iré a buscar al doctor. —comentó Shun con una sonrisa en los labios.
— Lo siento… fue la emoción —Expresó una apenada Saori que se separó inmediatamente y se sentaba en la silla que estaba cerca.
— Descuida. Creo que actuaría de igual manera —mencionó este mientras se rascaba la cabeza ante lo que había dicho.
Saori no pudo evitar sonrojarse al instante bajando la mirada, minutos después el médico y una enfermera entraron para así revisar al castaño.
Mantenía su mirada fija en un punto. Cerró los ojos por unos breves segundos y con ello colgar la llamada, esbozo una leve sonrisa en los labios, para así de esa manera voltear, siendo observada por cierto grupo de chicos.
—¿Qué miran? Se les perdió algo.
— Al parecer tu novio despertó —Expresaba uno de ellos que con su voz mostraba que no estaba conforme de cierta relación.
Soltó un suspiro, ya que detestaba, que siempre tenía que ser vigilada por un grupo de chicos, que parecían ser sus hermanos mayores.
— Puedo, saber ¿Por qué diablos todos están aquí? Ya les dije que no me iba a escapar a ningún lado.
— Eso menciónaselo al maestro Shion —Volvió hablar aquel chico de cabellos azulados que solo miraba una revista de modelos, lo cual solo miro de reojo a la joven que estaba con el ceño fruncido— ¿Qué?
— Vete al diablo Milo.
— ¿Y ahora qué diablos hice? —Cuestionó el escorpiano al recibir tal comentario de parte de la joven.
—No empiecen, Milo.
— Camus. La escuchaste, yo no dije nada, ella me ofendió —Bramó ofendido el de cabellos azules.
— Más que ofenderte, me parece que te mando lejos —Expreso de lo más tranquilo cierto rubio de ojos azules que mantenía su atención en un cuaderno y al parecer resolvía un problema.
— Enserio, shaka. Estás haciendo tarea un fin de semana —se quejó un castaño que miró con horror al peli rubio que estaba de estudioso en esos momentos.
— Es lo más normal que un estudiante debe hacer, cuando dejan tareas los profesores, Aioria.
La peli castaña rodó los ojos mientras se encaminaba hacia la puerta, sin embargo, una mano la detuvo para así alzar la vista y ver a cierto joven de cabellos lilas que le miraba fijamente, lo cual causo que ella reaccionase bruscamente quitando la mano del susodicho.
— Sabes que nuestra intención, no es hacerte sentir incomoda, pero nuestro deber es cuidarte, Karin.
— Nadie les pidió que lo hiciesen —Soltó sin más la castaña que miraba seriamente la puerta, demasiado molesta de tener que ser vigilada por ellos. Realmente era incómodo y molesto al menos para ella.
— El maestro fue quién lo ha pedido —Expreso con aquel tono tranquilo, el de cabellos lilas que solo observo a la joven.
Era muy consciente que el gran Shion y Dohko, le había criado desde pequeña, sin embargo, detestaba el exceso de protección que ellos tenían con ella, sobre todo, porque había sido entregada por sus "padres" a lo dos hombres. Soltó un suspiró cansina para así abrir la puerta y con ello mejor optar en regresar a su habitación.
— Será mejor que vayas Milo –Cerró el libro el acuariano que fijo su mirada en su amigo que le miró.
— ¿Y yo por qué? Sabes bien que ambos chocamos, y no vaya hacer que de nuevo salgamos de pelea
— Es que te encanta provocarla —Dijo sin más Aioria que conocía claramente la manera de ser del escorpiano.
— Olvídalo, Milo —Hablo Mu que decidió mejor levantarse del sillón, ya que en pocos minutos se había sentado. — Yo lo haré.
— No es necesario, iré yo –Zanjo inmediatamente el joven del signo de escorpio que miró serio al del signo Aries.
Aioria miró a ambos chicos, por lo que más que nadie, sabía el pequeño roce de esos dos, lo cual solo observaba divertido la escena.
— Olvídenlo, mejor iré yo –Corto la pelea visual de ambos chicos, mientras se colocaba en el centro de estos dos— Ambos solo lograran irritarla. Además, soy el que mejor se lleva con ella —se señaló con orgullo el castaño. Y ambos chicos fruncieron el ceño, no tan seguro de sus palabras.
El castaño solo reía rascándose la nuca con una sonrisa despreocupado para así de esa manera luego mirar a sus amigos y de esa manera soltó un suspiro cansino, mirando hacia al frente, poniéndose algo más serio de lo usual.
— La verdad no lo recuerdo —Fue la respuesta de él, ante el cuestionamiento de sus amigos, que estaban curiosos de lo que le había ocurrido.
— ¿Cómo que no lo recuerdas? —Preguntó Hyoga elevando una ceja ante la respuesta de su amigo.
— No. —El castaño solo negó con la cabeza ante la respuesta.
— Será mejor no seguir insistiendo Hyoga, talvez Seiya necesitará tiempo para recordarlo.
— Pienso lo mismo que Shiryu. El aún necesita descanso.
El rubio solo suspiró rendido dispuesto a mejor no seguir con el interrogativo, aunque no estaba del todo seguro con dichas respuestas ante lo ocurrido. Supo por parte de los adultos Dohko, Shion, que Seiya y Saori andaban muy cerca de la explosión, que se había dado en el lugar, por lo que su amigo había protegido a la chica, llevándose la peor parte de ser perjudicado.
Por lo que cuando se acercaron a la joven Kido, a preguntarle, está parecía no recordar nada, y era lo más extraño. Solo recordaba ser protegida por el castaño y cuando todo había ocurrido tan rápido, ella ya estaba yendo en una ambulancia acompañando al castaño.
Departamento N° 12. Zona Oeste. A las afuera de la Academia.
— Ya les dije, soy la mejor opción. No sé qué hacen acá acompañándome —Hablo Aioria moviendo su mano derecha de un lado al otro para así solo encaminarse por los pasillos.
— Se supone que soy yo el que debería hablar con ella. —Zanjó con molestia Milo que caminaba a la par del castaño.
Detrás de estos se encontraba cierto joven de cabellos lilas que soló soltó un suspiró ante esos dos, se sabía que tanto Milo como Aioria solían irritar a la joven, por lo que era mejor estar prevenido y calmarlos a los tres. Desvió su mirada hacia la ventana por unos instantes parpadeando un par de veces observando la silueta de alguien alejarse se detuvo al instante para así escuchar un grito y en esos momentos volvió a soltar otro suspiro, ya imaginándose la situación.
— ¡Karin escapó!
— Si, ya lo sé — Fue la respuesta de Mu que fijo su mirada en Aioria que había sido el primero en adentrarse a la habitación seguida del escorpiano, que tenía el ceño fruncido y sin duda ya empezaba a irritarse. — De seguro se fue con aquel joven.
—Te refieres a… -se quedó en silencio el escorpiano, mientras fijaba su mirada en la ventana. — Será mejor informarlos a los maestros Dohko y Shion
Academia Saint Athena – Oficina Principal.
La habilidad que tenía esa niña en poder deshacerse de la vigilancia de otros parecía innata, esbozó una sonrisa en sus labios para así solo colgar el teléfono y de esa manera volver a sentarse en su puesto para así alzar la vista y observar a dos conocidos que estaba en reunión con él.
— ¿Pudiste encontrar algo Aioros?
Aquel joven de cabellos castaños oscuros miró seriamente al hombre, por lo que esté solo asintió levemente con la cabeza.
— Cuéntanos todo lo que pudiste investigar.
Hospital Privado, Ciudad Central de Grecia.
Sus ojos poco a poco se empezaron abrir para así visualizar a su lado a alguien sentado, se froto uno de sus ojos para así aclarar su vista y con ello enfocar toda su atención en la persona que estaba sentada en la silla lateral de su lado izquierdo, abriendo por unos segundos los ojos para luego esbozar una sonrisa en los labios.
— Pensé que no vendrías a visitarme. —Realmente hacia una semana y días que no veía a aquella chica causando que este sonriera ante su presencia.
— Pues ya ves, soy una persona ocupada —Respondió sin más encogiéndose de hombros con una sonrisa en los labios. Se cruzó de brazos. — Sin embargo, no creía que iba pasarte esto al darte mi invitación, la verdad…
— ¡No es tu culpa! —Expreso inmediato el castaño haciendo que la joven le mirase un poco sorprendida, este se ruborizo rascándose la nuca. — en realidad no fue culpa de nadie. No recuerdo, lo que ocurrió, pero, al menos ya me siento mucho mejor, aun con algunos dolores, pero según el doctor puede que mejore en dos semanas más.
—Seiya.
El nombrado observo a la joven por unos momentos viendo un brillo peculiar en la mirada de la chica que extendió su mano frente a él, estaba por decir algo, pero sus ojos se abrieron por unos momentos viendo como la mano de la joven empezó a soltar una especie de destello, que empezó a envolver su cuerpo haciendo que quedara sin palabras.
No paso mucho tiempo hasta que la joven cayo sentada en la silla haciendo que el joven se preocupase y bajase para acercársele.
—¿Estás bien? —Preguntó preocupado al ver el rostro cansino de la joven que solo mantenía la mirada baja.
—No le digas a nadie. —Pidió ella sin más manteniendo la mirada baja. Los únicos que sabían de su habilidad, eran los que cuidaban de ella.
— Yo no.—Sintió que el dolor en su cuerpo había desaparecido, por lo que este solo sonrió e hizo que la joven la mirase colocando ambas manos sobre sus hombros. — Te prometo no decirle a nadie de esto—Su expresión era serio y decidido de guardar dicho secreto. — además me parece que es algo genial lo que puedes hacer en curar a los demás. Ya que no siento ningún dolor
La joven castaña solo abrió un poco más los ojos al escuchar las palabras del joven, para así luego bajar la mirada hacia el suelo y morder su labio inferior.
—Qué extraño eres, Seiya.
—Suelen decírmelo a menudo —Bromeo el causando que la joven esbozara una leve sonrisa en los labios. — pero… te prometo que guardaré el secreto, será nuestro secreto. —Agregó serio y seguro de sus palabras, como si lo que había visto, fuera lo más normal del mundo.
Los ojos de la joven se abrieron de par en par, recordando esas mismas palabras hace mucho tiempo atrás, a lo que está solo sonrió de medio lado para solo levantarse del puesto.
— Realmente eres extraño, Seiya —Alzo la vista mirando al chico por unos momentos para luego desviar la mirada. — Será mejor que me retiré necesitas aun así descanso.
— Karin… espera. —Sin pensarlo sujeto la mano de la joven que le miró. — Nos volveremos a ver ¿verdad?
La castaña permaneció en silencio por unos instantes para luego esbozar una leve sonrisa en los labios asintiendo con la cabeza.
— Tenlo por seguro. Solo cuídate hasta que nos volvamos a ver.
Largos cabellos oscuros, piel clara, ojos de color escarlata, sus facciones inexpresivas, su presencia demostraba autoridad ante la presencia de tres sujetos que se encontraban arrodillados en el suelo con la mirada agachada.
— Lo sentimos. No pudimos acabar con ellos
— Fueron protegidos por los caballeros dorados. No pensamos que ya habían despertado y eran conscientes de su misión, de proteger a Athena.
— La élite mayor de dicha diosa…—Susurro aquel que miró fijo a los tres sujetos que solo mantenían su mirada hacia el suelo. Achico la mirada por unos momentos. — Saben que no permito ningún tipo de error en la misión
—Mi señor le prometemos que no fallaremos la próxima vez, se lo aseguro —pidió otra oportunidad uno de ellos que sentía un gran escalofrío recorrer por su cuerpo, siendo consciente de su propio error, lo que menos deseaba era enfurecer a su señor.
— De acuerdo para que vean que soy benevolente, les daré otra oportunidad —Fueron las palabras de aquel joven que se levantó llevando consigo de igual manera una larga túnica de color oscuro portaba. — Ahora que sabemos que los dorados estarán más atentos ante cualquier ataque contra su diosa. Cambiemos los planes.
Los tres sujetos levantaron su rostro ante las palabras de su señor, que esbozaba una sonrisa en los labios en esos instantes mirándoles.
…CONTINUARA…
