Personajes de Mizuki e Igarashi.

Capítulo 8. El punto "U".

Candy se sentía en las nubes, era como un sueño donde sólo ella y su príncipe del amor bailaban al compás musical, que invitaba a recorrer con la vista, con las manos, con la boca cada parte del ser amado, porque amar es tener la virtud de contemplar el lado más hermoso del ser humano. Mientras bailaban Albert, le susurró a su oído:

― Candy, el suave olor de tu hermoso cabello me transporta a un mundo paralelo; viajemos juntos a ese mundo, ¿te gustaría?

― Llévame, donde gustes―. Respondió Candy.

El tiempo se paralizó para esta pareja, los cuales bailaban al ritmo de la música. Por un momento se miraron sin parar de bailar y, estando tan cerca, sintieron la necesidad de rozarse los labios, pero al darse cuenta; que estaban en clase, rodeados de alumnos, volvieron inmediatamente a la realidad. Albert carraspeó:

― Chicos la música es el lenguaje del amor, complementándose con cada elemento que hemos estudiado, los cuales son: las zonas erógenas, las palabras, el tono de voz, el tacto, las fragancias, y por supuesto la mirada. El acto del amor no se reduce al simple coito como se ha visto desde la época más remota antes de Cristo; es decir, en forma vulgar, el entrar y salir de la mujer, con el fiel propósito de procrearse; ahora es tiempo de liberar nuestras almas, nuestros cuerpos, pues se ha descubierto que con cada orgasmos mejoramos nuestro estado de salud, ¿han sufrido de insomnio?

― sí― respondieron algunos.

― ¿Saben, cuál es la cura?

― No.

― Sencillo, ¡hacer el amor antes de dormir!― contestó Albert con picardía.

Por su parte Candy pensó: ‹‹Con razón vivo amargada, me hace falta desahogarme.››

Albert, interrumpió los pensamientos de Candy, con su explicación: ― como no podemos hacer el amor cuando nos dé la gana, bien sea, porque no tenemos parejas o porque estamos indispuestos, existe una técnica de relajación, ¿alguno sabe cuál es?― Preguntó Albert.

En seguida, un joven de aspecto tímido que se encontraba sentado al final de la clase, se levantó y respondió con voz entrecortada, pero firme:

― Profesor Albert, la masturbación es la única técnica que yo conozco.

― ¡Correcto!―dijo Albert.

Por otro lado, Candy meditaba: ‹‹ ¡Sí, qué bien! Se incluyó en el grupo de los que no tenemos pareja, ¿será que esa mujer del bar, era una amante ocasional?››

Albert, al percatarse de la distracción de Candy, optó por preguntarle: ―Señorita White, ¿qué opina usted de la masturbación?

― ¡Ah! No sé― habló con tono de voz bajo. Sus compañeros rieron por su contesta.

― Como usted no sabe, señorita, le diré― Albert, giró de medio lado y caminó en dirección a la pizarra, parándose al frente del alumnado, expresó― la masturbación es una forma de darse placer; aunque la mayoría de las mujeres lo consideran un tabú, ¡chicos quitémonos la venda de la timidez y empecemos a darnos placer!― hablaba el joven profesor con toda seguridad. Candy embelesada le prestaba toda la atención que requería para entender el tema.―Existen aproximadamente 28 técnicas de estimular sexualmente a una mujer y una de ellas es el punto "U", que se ubica arriba de la uretra, sí, justamente aquí― el rubio proyectó en la pared una diapositiva que ilustraba a la perfección el área genital femenina― en esta parte por donde la mujer expulsa la orina, esa parte que está encima de la uretra, es donde se halla el punto "U" y es justo ahí donde vamos a estimular en forma circular con ayuda de nuestro dedo o nuestra lengua― Candy no pudo evitar suspirar, pues por un momento creyó que su joven profesor le acariciaba en aquella zona, que el tanto mencionaba de manera magistral. ― La función principal de la masturbación es alcanzar el máximo nivel de placer, mediante la estimulación que puede ser propia o asistida por su compañero sexual, con el único deseo de alcanzar el orgasmo. Chicos, la tarea para su hogar es: relajarse y disfrutar de su cuerpo, mediante la masturbación ¡Háganlo, sin tabúes!

― ¿Usted lo hará profe?― indagó Luisa, a la vez, que mordía la borra de su lápiz de manera insinuante, Albert con naturalidad, le dijo:

― Por supuesto jovencita, necesito dormir en total calma.

― ¿Se vale imaginar?― Ahora era Candy, quien preguntaba de manera inocente, Albert con una sonrisa de medio lado le contestó:

― Se vale todo.

― ¿Profe y su sesión de placer, será asistida? ― Luisa, averiguó mordazmente.

― Por el momento no.

Albert, salió de clase y más atrás de él, los alumnos que no paraban de murmurar, entre ellos Luisa, quien le hablaba a su amiga de manera triunfal por haber investigado más sobre la vida sexual de su joven profesor, sin embargo a Candy le pareció un atrevimiento.

― ¿Otra vez te molestaste, mujer? No le coqueteé― Candy caminaba sin mirarle ― de acuerdo, sí, estuve de coqueta, pero descuida él, ni me da luces, a ti, sí, ya ves que siempre te elije y te sonríe, el resto para él no existe; así que deja los celos y agradece que estoy evaluando a tu futuro macho ¿A ver si te conviene o no? Apuesto a que terminará debajo de tus sábanas y dándote placer en tu punto "U" con su lengua, que se ve deliciosa, de seguro te hará gritar de placer hasta llevarte al orgasmo.

― Luisa, ¿por qué eres tan expresiva?

― Es inevitable, soy como soy ja, ja, ja― ambas se carcajearon ― ¿ahora, me das tu dedo meñique en señal de amigas por siempre en las buenas y en las malas? ―dijo Luisa.

― ¡Sí!― Aceptó Candy con alegría. Ambas amigas estrecharon sus dedos meñiques en símbolo de eterna amistad, posteriormente se fueron con el firme propósito de realizar sus rutinas diarias, ansiando con locura, llegar a su casa para cumplir con la tarea asignada por su profesor de ojos azul claro como el cielo despejado en una mañana de primavera.

Candy, al fin llegó a su apartamento, se quitó la ropa y entró a la ducha, mientras se enjabonaba su bien tonificado cuerpo, recordó las palabras de su profesor, acerca de darse placer sin tabú. Poco a poco fue llevando el jabón hasta su zona intima, allí se detuvo, justo debajo de su clítoris y, ubicando ese punto "U", comenzó a dar movimientos de manera circular, se imaginó que el dedo que le causaba aquella vibración corporal, era el de Albert, no pudo evitar inclinarse hacia atrás, sosteniéndose sólo de la pared de la regadera, se retorcía de gozo, su cuerpo se estremecía, definitivamente los escalofríos que tenía se le adjudicaban a esa área, que la estaba enloqueciendo de placer, gritaba: ―¡Albert, Albert!― sus gemidos se confundían con el sonido del agua tibia que recorría, su cabello, su rostro, sus senos y entrepierna. Imaginaba como su dedo producía todo aquel placer increíble para ella, con el cual al cabo de unos minutos alcanzó el tan ansiado orgasmo, al sentirse abatida reposó unos instantes en el suelo de la ducha; hasta recuperar sus fuerzas. Cerró las llaves de la regadera, secó su cuerpo y caminó desnuda hasta su cama; esa noche durmió sin ropa, únicamente se cubrió con una delicada sabana que bien se le adhería a su delgado cuerpo, cayó en un profundo sueño.

Continuará.

Llegamos a la semana final je, je, je. Gracias por comentar. ¿Alguna sugerencia? Pueden hacerlo con toda naturalidad.

Postdata: hubo un comentario que dijo: que el acto sexual "no es sólo meter y sacar", el cual incluí en el capítulo, porque me gustó; no sé, quién fue, busqué y busqué y no la encontré, sigo atenta a sus comentarios para este esperado final. Besos, Dios nos bendiga, después de terminar este sigo con la historia de Navidad son dos que están por ahí las términos y sigo con amada mía hasta culminarla en nombre de Dios.