Personajes de Mizuki e Igarashi.
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Candy se sentó en las piernas de Albert, él no tardó en besarla y meter sus manos por debajo de esa diminuta bata blanca, que apenas y se sostenían con ayuda de las muy delgadas tiritas, sus besos, eran profundos y demandantes.
― Albert, mi amor, hazme sentir mujer ―le pidió Candy a medida, que ella sin dejar de besarlo se acomodaba con las piernas abiertas hacia a él. Ella sentía la dureza masculina, que la friccionaba en su clítoris, él la sostenía de las caderas, a la vez, que le succionaba la lengua, los labios, se comían con las manos con los besos. Albert, la arrimó un poco más arriba de su pelvis de modo de poderse quitar la hebilla del pantalón, no quería lastimarla, sin dejar de masajearle el trasero con su mano izquierda, buscó la forma de desabrocharse el pantalón con la mano derecha, seguidamente se liberó su grueso pene, de tamaño promedio, se masturbó un poco para lubricarse lo suficiente, sabía que debido al grueso de su pene la podría lastimar al penetrarla; sino tenía la suficiente humedad para su ingreso en ella, le hizo a un lado su pequeña panty, que a duras penas le cubría su feminidad, seguidamente metió dos dedos de su mano izquierda para sepárale la vulva, Candy gimió y se hizo hacia atrás, Albert, no lo permitió, soltó por un momento su pene para tomar a Candy por la nuca y atraerla otra vez a su boca para continuar besándola. Nuevamente, retomó su labor con la mano derecha; masturbarse hasta obtener el líquido pre seminal necesario que le facilitara la lubricación, Candy continuó meneándose entre los dedos de Albert, que usó él para separar la parte interna de la vagina de Candy y así iniciar su penetración, él la bajó un poco y fue acercando su pene a la entrada vaginal de ella, Candy respiró hondo.
― Candy, preciosa, tranquila, te lo haré con amor.
Le habló sin dejar de besarla.
― Eres el maestro, estoy a la espera de tu enseñanza a detalle.
― Eso haré― Albert, reclinó el asiento hacia atrás. En ese movimiento la penetró con cierta dureza, que Candy disfrutó.
― ¡Ah!
―Muévete de arriba hacia abajo―. Los dos transpiraban.
En aquel momento tan fogoso y lleno de lujuria Albert y Candy, disfrutaban de su sexualidad a plenitud, al transcurrir de unos minutos Albert y Candy, logran tener un maravilloso orgasmo al mismo tiempo. Pareciera que ambos cuerpos se fundieron en uno sólo, ante tanto placer.
Albert se levantó con Candy, todavía sostenida a su pene, y suavemente la acostó sobre la alfombra. Candy, aún extasiada sintió como aquel hombre, retiraba su pene de la vagina.
― ¡Oh, qué rico, qué placer más grande! ―dijo ella feliz por el momento vivido, mejor que en sus sueños. Albert, se paró, se acomodó su bóxer, y abrochó su pantalón, se sentó a descansar un minuto; mientras Candy, continuaba acostada en la alfombra; recuperándose de aquel instante tan lleno de placer.
― ¿Te gustó?― preguntó Albert.
― ¡No me gustó, me encantó; eres todo un macho!
―Y tú, una verdadera hembra en celo ―dijo Albert, a la vez, que recuperaba el aliento y su respiración volvía a la normalidad. Candy, ya más tranquila se iba a levantar de la alfombra cuando Albert, ofreció su mano para ayudarla. Ambos se abrazaron por largo tiempo, lo cual reflejaba el sentimiento mutuo, que sentían estos dos enamorados.
El móvil de Albert, lo hizo despegarse de ese momento mágico del cual él no quería salir:
― Candy, disculpa debo contestar la llamada; es Georges, mi mano derecha en los negocios.
―Responde con tranquilidad, preparé algo de té para conversar antes de que te marches.
― Gracias, amor.
Antes de hacer el té, Candy fue al baño para asearse sus partes íntimas; aunque en realidad no quería quitar de su cuerpo la esencia de aquel hombre, que todavía seguía adherida a su piel.
Albert, posterior a haberse lavado las manos en el fregadero, ayudó a Candy a servir el té; en ese instante no se dijeron tantas palabras, todavía estaban impactados por lo sucedido, definitivamente su trato ya no sería el mismo.
― Candy, en cuanto a tus historias de erotismo, debes ser más atrevida en el momento de narrar el acto sexual, puedes usar términos obscenos. A la mayoría de los lectores les fascina, les hace sentir que viven el momento. Mañana nos vemos en clase, cumplirás la asignación y luego nos veremos el viernes, deseo que pases conmigo el fin de semana, hoy no rendí como debía, lo siento, pero me dejé llevar.
― Estaré ansiosa, que llegue el día viernes para estar contigo― expresó con una sonrisa sin dejar de mirarle a los ojos.
Al escuchar la bocina del auto, que llegó para llevarlo a su residencia, Candy, lo acompañó hasta la puerta. Albert se despidió de su amante con un sutil beso en los labios, ella vio como aquel hombre se alejaba y abordaba el taxi. Ella cerró la puerta de su apartamento y se fue a descansar pensando en lo distinto, que había sido el día, lleno de trabajo rutinario y lo nuevo lleno de sexo apasionado y desbordante. Así, concilió el sueño y terminó otro día para Candy.
Continuará.
Gracias a todas por comentar y apoyar el fic de los rubios Albert y Candy. Como saben mi fuerte no es el erotismo ja, ja, ja. Sólo faltan 2 capítulos y listo, de esta forma me despediré. Chao. Dios nos bendiga.
