GOTAS DE LLUVIA SOBRE MI CABEZA


Autora: Clumsykitty

Fandom: DC

Género: AU -Sci-Fi/Omegaverse

Parejas: Superbat, JayDick, Halbarry como principales.

Derechos: Los personajes pertenecen a DC y los abogados. Yo solo soy un gusanito.

Advertencias: Pues esto no será agradable, hay mucho dolor, sangre, sufrimiento como lo propio de un Omegaverse. Gente mala haciendo cosas malas. Yo pensando mil locuras con eso. Inspirado en la saga "Injustice".

NOTA CLUMSY: Por las dudas, esto que leeréis aquí no es una oda al canon, hay cambios de hechos y circunstancias para mi complacencia pura y vil. Si no estáis cómodos con eso, os invito a partir en busca de mejores historias que os hagan sentiros a gusto.

Gracias por leerme.


Conflictos.


"No sé cómo distinguir el desamor del dolor, no sé si ya dejé de amarlo o simplemente me encuentro mal por sus traiciones."

Autor desconocido.


—Objetivo moviéndose a las nueve en punto.

—En persecución.

El grupo se dispersó, ampliando su alcance para detener el paso de un tren bala que pasaba por el circuito de puentes en desuso de Nueva Metrópolis en dirección a la zona de la Élite, llevando consigo alimentos y medicinas. Todos los Insurgentes se colocaron en su posición, listos para el conteo regresivo, esperando quietos en sus trajes protectores bajo una lluvia que comenzaba a menguar ya, dejando solamente esa neblina fría que se unía a la nieve alrededor. Con un suave siseo, el tren apareció, junto con los drones que lo custodiaban, siendo los primeros blancos de las armas a lo largo de las vías del tren. Oliver esperaba encaramado sobre la cabeza de una gigantesca águila de piedra cubierta de moho y nieve, observando a los otros moverse, deteniendo la marcha del tren. Otros drones salieron, con soldados disparando por las ventanillas abiertas.

Aquel intercambio de fuego no duró mucho cuando las vías del tren cayeron, haciendo que el transporte comenzara a mecerse y luego caer por el costado izquierdo al suelo nevado con un eco sordo y los gritos de los soldados que fueron sedados rápidamente. El resto de los drones habían sido neutralizados. Green Arrow asintió, todavía sin entrar en acción, pero cuidando a ese grupo de Insurgentes abriendo los vagones para llevarse los contenedores una vez que comprobaron que no eran bombas ni tampoco cebos. Habían tenido disgustos y decepciones aquellos días. Pronto todos los transportes y motonetas se marcharon de la escena, dejando solamente en el interior a los soldados atados, sin sus armas, protegidos de la lluvia como del frío. Al contrario del Régimen que no se contenía para masacrarlos, ellos no tomaban vidas, salvo en excepciones muy desesperadas.

Hora de revisar el tren, Flash.

—Ya estaba haciéndome viejo de esperar.

Allen salió de un edificio, bajando rápidamente las escaleras y saltando al tren para recorrer todos los vagones en busca de la central de transmisión que conectaba a la red del Régimen. La encontró en el medio, dentro de una columna falsa del vagón. Barry sonrió, besando el dispositivo que conectó a la central para que Cyborg pudiera hackear y robar datos de la red mientras seguía haciendo su inspección por más evidencias que les ayudaran en los movimientos del Régimen. Habían cesado sus planes luego de la captura de Batman, pero cuando Allen como Queen volvieron y los tres batichicos hablaron con los Insurgentes, volvieron a actuar, esporádicamente como si solo fuese una intentona más para confundirlos, hacer que bajaran la guardia. Había funcionado de cierta manera, sobre todo para la comida y medicamentos que se necesitarían en invierno, una temporada difícil para la mayoría de los habitantes en Nueva Metrópolis.

—Qué interesante.

¿Qué sucede?

—Encontré otra central de transmisión, no está conectada.

Envía imagen.

Barry presionó su brazalete para mostrarle a Víctor aquella pequeña caja negra que no tenía lugar alguno donde conectarse, pero su lectura mostraba que era un dispositivo de transmisión de datos de alta velocidad, de momento apagado.

Debe funcionar por señal inalámbrica.

—¿Por qué una cosa tan bonita en un tren de comida?

Al fin te empieza a funcionar el cerebro.

—Gracioso, Greenie.

Llévala al búnker Gordon, la analizaré allá.

—Entendido, Cyborg.

No te quiero presionar, pero detecto movimiento subterráneo masivo.

—¿Infectados, Arrow?

Si esta cosa lee bien, más de cien.

—¿Qué…?

Allen miró a todos lados, atónito, guardando el aparato en una mochila adherida a su espalda. Frunció su ceño, observando el tren que recorrió de nuevo, haciendo cuentas.

Deja de pasearte como ave asustada.

—Esperen, este tren es para una carga veinte veces mayor a lo que se llevaron los chicos, aun contando a los soldados y drones, apenas ocuparon un tercio de los vagones. Había algo más aquí.

Puedes filosofar sobre ello más tarde, avanzan hacia el tren.

Flash, sal de ahí ahora.

No fue necesario que se lo dijeran de nuevo, las coladeras prácticamente salieron volando en el aire con los infectados cual perros salvajes dirigiéndose al tren. Barry abrió sus ojos, estupefacto, saliendo de ahí para ir hasta el último vagón, bajando. Por la velocidad era claro que no le habían podido detectar, sin embargo, se quedó quieto, pensando en el tren. Era nuevo, en perfecto estado con soldados con armas de alto calibre igual que drones de última generación. Mucha protección para simples cajas de víveres que la Élite podía reponer a la hora siguiente.

¡Barry, deja de hacerte el gracioso y lárgate ya!

—Olie, hazme un favor y cúbreme, son demasiados. Si huyo, se irán al distrito más cercano y atacarán a la gente. O podrán olfatear el rastro de los demás. Voy a llevarlos al muelle.

¿El muelle que está a cinco kilómetros?

—Wow, ahora lees la mente.

Toma el camino de la izquierda y luego dobla a la derecha, baja por el túnel y de ahí directo al muelle —intervino Cyborg— Espero estés en condiciones de correr porque no será sencillo.

—Sólo observen al maestro, chicos.

Con una señal de su mano que Green Arrow podía ver a lo lejos, se volvió al tren, esperando por los infectados. Su primera sospecha se hizo realidad, ignoraron a los soldados, saliendo de aquel vagón donde los habían metido para ir tras él cuando les saludó. Una flecha lejana tiró una parte del puente sobre ellos, impidiendo que volvieran. Era como una marea de dientes castañeando, siseos y chillidos agudos que fueron tras Flash a una velocidad que lo impresionó, no que fueran a alcanzarle alguna vez, era muchísimo más rápido… si se esforzaba al máximo. Los esperó, siempre con Queen disparando para irles cerrando el paso por detrás hasta llegar al túnel en línea recta donde aquellos inquietantes sonidos tuvieron mayor eco. Barry hizo cuentas rápidamente, mirándolos por encima de su hombro, esperándoles para luego correr de nuevo.

—¿Saben algo, muchachos? Estos infectados iban en el tren, los dejaron correr por el sistema de drenaje como protección, sospecho de esta cajita bonita. No me quieren hincar el diente, quieren esta caja, será su módem de… ¿Chicos? Respondan… Hey… No es gracioso.

Nada.

—Cyborg, Green Arrow, si es una broma es pesada ya.

Estática.

—Ah, maldita sea, ¿por qué esto iba a ser pan comido en mi primer día?

Los infectados rugieron, acelerando su carrera hacia él. Barry siguió la ruta que Cyborg le había dado, pensando en las opciones que tenía. Estaba seguro de que la caja era la razón de su persecución, el aroma de carne fresca no había estado lejos de ellos, ni siquiera les había importado quedar cercados por las explosiones. Buscaban lo que él había tomado en los controles principales del tren, pues había sido en ese momento cuando aparecieron, no cuando robaron la comida y medicinas. Igual que los drones, tenían como directiva no permitir que se apoderaran de esa caja, que no dudaba además era su central de comando. Aquellos apestosos estaban siendo controlados, sí o sí. El muelle apareció a lo lejos, con las grúas abandonadas, más vagones oxidados cubiertos de nieve. Aquella parte tenía un mar profundo, la plataforma caía en vertical.

—Vengan conmigo, bastardos.

Una alarma sonó, anunciando una nevada fuerte que obligaba a todos a encerrarse en sus hogares. La clase de nieve que podía colarse en hogares desprevenidos, fría como asesina. Flash torció a su izquierda, dirigiéndose a una alta torre de electricidad que rodeó con una carrera, golpeando dos de sus soportes y luego trepando hasta lo alto, quitándose la mochila que meció como si fuese un cebo a los infectados. Una vez que lo ubicaron, todos fueron en masa hacia la torre, comenzando a trepar, amontonándose para lograrlo.

—Eso, vengan con papá.

Sus cálculos no fallaron, todos ellos estaban en la torre cuando esta por el peso se venció en los soportes que había dañado, llevándose consigo cables que aún tenían electricidad, cayendo hacia el mar con todos encima. Barry tomó aire mirando las primeras caras horrendas de cadáveres queriendo morderle con sus huesudas manos tratando de alcanzar su mochila. Un sprint y corrió sobre aquella marea cuyo peso fue imposible de reordenar a tiempo, cayendo con esa electricidad que fue suficiente para freírlos a todos, hundiéndose en el mar con una columna de humo. Jadeó, con una mano sobre su corazón. Aquello había sido espantoso como riesgoso, la adrenalina corriendo por su cuerpo en una olvidada sensación que le hizo sonreír, mirando su mochila intacta con su preciada carga. El cielo tronó, dejando caer los primeros copos de nieve.

—Se siente bien volver —musitó para sí, colocándose su mochila para volver, tocando su comunicador en su oído— ¿Chicos?

Levantó su mirada, quedándose mortalmente serio al ver una luz amarilla en el cielo descender a lo lejos. Barry consideró esquivarlo, pero en su lugar prefirió caminar tranquilamente hacia el Metahumano que recién acababa de llegar. Curiosamente sabiendo dónde. El asunto de los infectados comenzaba a tener un tinte macabro. Sus hombros y cabeza ya comenzaban a tener nieve cuando se detuvo a pocos metros de un serio Hal Jordan, en una versión más moderna del uniforme que una vez le conoció y usó junto a ellos, mismo que se detuvo también.

—Barry.

Éste suspiró, apretando sus puños antes de sonreír tranquilamente, mirando alrededor.

—¿Sólo has venido tú? Me siento ofendido.

—No he venido a pelear.

—¿Ah, no? Ya sé, espera, espera, has venido a corregir el error de hace años.

—No —Hal le extendió una mano que hizo bufar al rubio.

—¿Crees que lo haría ahora?

—Por eso volviste, ¿no?

—Tienes ideas muy raras en la cabeza, tu Metahumanidad te ha convertido en alguien más. Por cierto, el amarillo te va espantoso.

—Hablemos, Barry.

—Claro, cuéntame de J'onn.

Hal se quedó serio, negando apenas. Allen tomó aire, acercándose otro poco. Le observó con una sonrisa quieta, mirando su mano aún extendida que tomó como si fuese a aceptar su oferta de abandonar la Insurgencia como él lo hizo. Con un tirón veloz le atrajo hacia sí, tomando su rostro entre sus manos para darle un beso, empujándole después. El castaño no tuvo tiempo de reaccionar, parpadeando y luego tocándose sus labios con una expresión confundida.

—Eso era todo lo que quería de ti, ahora estoy satisfecho.

—Barry, ¿qué…?

—Ah, bueno ya sabes, era joven, idiota, mi novia había muerto y tú apareciste en mi vida para llenarla de alegría. Me enamoré de ti. Pero no tuve el valor de decírtelo, quizá eso te hubiera hecho cambiar de parecer, quizá hubiera hecho esto peor de lo que ya es. Tú, un Alfa impresionante que se engalanaba de ese poder tuyo, ¿qué podrías ver en un Beta cuyo único mérito es tener pies rápidos y un metabolismo acelerado? En esas cuestiones de atracción, los Beta la llevamos de perder. Por eso no te dije nada, lo callé incluso cuando me rompiste las piernas.

—Espera…

—No —Barry negó, levantando sus manos— Antes guardé silencio, pero no lo haré ahora, me da igual ya lo que pienses. Cuando vi que no te detuviste para asesinar a J'onn, la primera persona en apoyarte dentro de nuestro movimiento, quien siempre sanó tus heridas sin explicaciones, que te dijo como hacerte más poderoso. Lo mataste frente a mis ojos y destrozaste mi corazón igual que mis huesos. ¿Sabes qué hice cuando te marchaste como un cobarde? Me arrastré al río más cercano para ahogarme porque me dolía tanto lo que habías hecho que ya no quise vivir. Traté de suicidarme porque aún con tu traición, seguía queriéndote. Pero heme aquí, vivo, rescatado por unos pobres pescadores que me llevaron a una pobre isla donde me escondí. Esa es la verdad.

El rubio tragó saliva, limpiándose sus ojos por encima de su antifaz protector.

—¿Crees que iría contigo luego de eso? Tú sí que has perdido tu humanidad. No, Hal. La verdad es que todo ese tiempo nunca pude odiarte, ni tampoco deshacerme del sentimiento. Aún siento algo por ti, sé que tú no. Es el estado de las cosas, pero no te voy a perdonar haber lastimado a Batman, ni tampoco que nos hayas traicionado, así que te digo esto: más vale que tengas buenos trucos bajo la manga, porque la próxima vez que nos veamos, yo seré quien acabe contigo.

—¡Barry! No entiendes, yo…

—No, no quiero hablar ya contigo. Adiós.

Hal Jordan solo vio una estela de nieve frente a él, Flash había desaparecido, dejándole saber que ya era más veloz que antes. Y más fuerte. El rubio corrió aprisa, sintiendo todavía las lágrimas en sus ojos que el viento helado terminó por secar, tomando otro camino para ir hacia el búnker Gordon. En cuanto dejó el muelle las comunicaciones se reestablecieron, anunciándole a sus dos amigos que estaba bien, que se había deshecho de los infectados y llevaba aquella caja para ser analizada. Al llegar al refugio, se dio unos segundos para recomponerse. Había creído que simplemente rompería en llanto de solo ver al amor de su vida frente a él, se alegró mucho de haber tenido semejante fortaleza para hacer lo correcto. Una vez que entró con el código de acceso y pasó por el área de desinfección, se quitó su máscara para ir hacia los otros que salieron a recibirle.

—No vuelvas a darnos ese susto —Oliver le dio un fuerte abrazo.

—Lo siento, no sé porque falló esta cosa.

—Interferencia —Víctor también le abrazó, esperando por la mochila— Vamos a ver que sucede con la caja.

—Oh, también me traje una muestra de los infectados.

—¡Ew, Barry!

—La doctora Leslie querrá echarle una ojeada, estoy seguro.

Allen rió, llevando aquel tubo en su mano hacia el contenedor de muestras, buscando algo qué comer mientras Cyborg analizaba la caja, silbando.

—¿Algo bueno?

—Por supuesto, está hecho de un material que no hay en Nueva Metrópolis, una aleación de carbono con un material inteligente. Lo llevaré a la celda de contención, esto se puede poner peligroso. La comida está en la gaveta de la izquierda.

—Eres mi preferido, Víctor.

—¡Hey! ¿Qué hay de mí?

—Eres el segundo, Olie.

Los tres rieron, observando los brazos robóticos colocar dentro de una cámara de vidrios dobles y reforzados la caja. Barry se llevó a la boca un emparedado, mirando curioso aquella caja.

—¿Estás bien? —murmuró Stone.

—Sí, fue un susto lo de esos infectados, pero me revivió esas aventuras de rebelde.

—No preguntaba por eso.

—¿Eh?

Víctor sonrió. —Te ves triste.

—Tengo hambre, me pongo triste cuando tengo hambre.

—¡¿Qué carajos…?! —el arquero gritó, haciendo respingar a los otros dos.

Cuando se retiró el oxígeno de la cámara, la caja reaccionó, el material estirándose como un simbionte que trató de salir. Esos tentáculos negros comenzando a deshacerse, dejando una baba violácea sobre los cristales que fueron fracturándose.

—¡JODER! ¡ENCIERRA ESO VÍCTOR!

—¡Eso hago!

Paredes de metal cayeron del techo, los tres saliendo de la celda por completo con la alarma de contagio biológico activándose. Una pequeña explosión seguida de un pitido anunció que la caja había sido pulverizada con éxito. Queen presionó un botón para levantar las paredes metálicas, notando que el material había alcanzado incluso ese refuerzo, pero solamente habían quedado los rastros de quemaduras por dentro. Las paredes de vidrio estaban hechas trizas, humo siendo absorbido por los conductos de limpieza. Una mancha negra era el único vestigio de aquella misteriosa caja sobre la mesa metálica.

—Por favor, díganme que no era algo vivo lo que estuve cargando en la espalda.

—Temo que sí, Barry.

—Voy a vomitar. Necesito desinfectarme de nuevo, Víctor.

—¿Qué era eso? —preguntó Oliver, aún estupefacto.

—Si les digo que era Metamaterial, ¿me creerían?

—¿Pudiste sentir algo? —Barry le miró con ojos abiertos de par en par.

—Poco la verdad, no era un ser vivo como tal, pero sí un ser artificial altamente agresivo.

—Y que dirigía a los infectados.

—¿Qué dices, Barry?

—Lo que oyes, Olie, me di cuenta de que los cadáveres esos me perseguían por la caja, la querían a toda costa. Están fritos en el mar por ello.

—Necesitamos a Batman —el arquero miró la cámara destruida— O al menos al pequeñito, ¿cómo se llama?

—¿Timothy?

—Él. También es un cerebrito.

Cyborg se giró a las pantallas principales, mirándolos después. —Tenemos los resultados de los infectados.

—Si me dices que son Metainfectados voy a vomitar sobre Olie.

—No te me acerques.

Víctor desplegó unas pantallas, mostrándoles los resultados que la doctora Leslie les había enviado de urgencia.

—No son Metainfectados, pero sí son peculiares. Estos infectados no fueron infectados, nacieron con el virus.

—Pausa, ¿estás diciendo que el Régimen creó en sus monstruosos laboratorios seres humanos infectados? ¿Por qué?

—Control —respondió el arquero, mirando las pantallas— Es como en un ambiente natural, tienes depredadores que controlan a la población.

—Suficiente es la peste, ¿cadáveres creados genéticamente para pudrirse más el resto de sus miserables vidas… siguiendo órdenes?

—Brillante, Barry.

—Me da escalofríos, Víctor. No, esto no está nada bien

—¿Quieren saber otra cosa?

—Bueno, es el día de las sorpresas. Venga.

—No creo que el Régimen los haya creado. Leslie encontró Metamaterial en su cadena de ADN.

—Voy a tener pesadillas en la noche. Olie, duermo contigo.

—Gracias, no. Víctor, ¿alguna idea de quien pudo ser? ¿Luthor Corp?

—Ni Luthor tiene semejante despliegue de tecnología. Reconozco ya sus modus operandi, esto va más allá del Régimen y Lex Luthor.

—Oh, no, no, no —Barry masticó aprisa unas galletas, levantando sus manos— Lo último que necesitamos es otro enemigo. Tenemos al Clan del Guasón sobre nosotros, al Régimen, Batman está prisionero, ¿y ahora me dices que hay otro invitado a la fiesta?

—Tim nos trajo una fotografía sobre un carguero de guerra sospechoso, y un video del Clan del Guasón con armas misteriosas que no dudo sean de Metamaterial. Sí. Tenemos a otro invitado a esta fiesta.

—¿Quién dijo que la Insurgencia era aburrida?

Los tres rieron con miradas preocupadas a la nueva información, terminando aquel informe para enviarlo a los grupos de Insurgentes dispersos en Nueva Metrópolis. Oliver se quejó de ya no tener que comer por culpa de Barry, quien se ofreció a comprarles comida, cambiándose de ropas. Se dirigió al viejo barrio donde solían comprar. Un lugar de ladrones, prostitución y buenos chismes si se tenían los oídos adecuados. La nieve no detenía las actividades, usando sus protecciones para andar en la calle, como el rubio quien no lo necesitaba debido a su inmunidad por su condición, más no era momento de levantar sospechas. Todas las verduras y alimentos similares se vendían en un largo callejón cubierto por múltiples lonas intercaladas entre los barandales de los altos balcones que los edificios tenían, cubriendo a la gente de la lluvia y la nieve.

Allen fue comprando lo que necesitaba para preparar una comida que había aprendido en aquella isla donde sanaron sus piernas. Había dicho de su fuga con barcos pesqueros para no decir la verdad de su intento de suicidio, ni tampoco que duró mucho tiempo sin correr. Y si lo hizo fue porque en la isla encontró una playa atestada de las flores favoritas de Iris, recordándole que no todo estaba perdido, así que, con huesos sanos y reforzados, volvió a ser velocista, perfeccionando su técnica con un único pensamiento: matar a Hal Jordan. Esa era su verdadera razón para haber vuelto a Nueva Metrópolis. Necesitaba cobrar venganza por la muerte de su mejor amigo, J'onn, y más tarde al enterarse sobre Bruce, sus ánimos vengativos se elevaron a los cielos siempre nublados. Un brazo le sujetó por la cintura a punto de golpear al insolente que le estaba confundiendo con un sexoservidor cuando escuchó la voz de Hal en su oído.

—No ataques, no traje el anillo conmigo. Vengo en son de paz.

El rubio fue llevado a un recoveco entre dos edificios, lleno de bolsas con basura y cuerpos muertos pudriéndose con ratas comiéndolos. Nada pudo decir porque Jordan habló primero.

—Yo también tengo algo que decirte. Las cosas no son como crees, nada es como lo crees.

—Mira…

Fue su turno de sorprenderse cuando recibió un beso desesperado que casi le hizo soltar las bolsas que llevaba en mano. Empujó al castaño con un codo, frunciendo su ceño.

—¿Crees que no pienso en J'onn cada día? ¿Crees que no hay minuto en que no lamente lo que te hice? ¡Sin poder decirte que tenía que hacerlo para que siguieras vivo!

—Me importa un cuerno que no traigas el anillo contigo, no voy…

—¡Estoy tratando de protegerte con un carajo, Barry! —siseó Hal, mirándole con ojos húmedos— Las heridas inexplicables sí tienen una respuesta que ahora no puedo darte porque aún es demasiado peligroso. Una palabra más y tu vida estará en riesgo, eso no puedo… no puedo soportarlo.

—Tú… esto… estás loco.

—Creí que no sentías nada por mí, de haberlo sabido… Barry, si pudiera regresar en el tiempo para hacer las cosas diferentes lo hubiera hecho. Yo no esperaba que J'onn apareciera, tampoco el que tú no opusieras resistencia, ¡se suponía debías pelear! ¡Eso lo hubiera hecho más creíble! ¡Tuve que ser un maldito monstruo contigo para salvarte!

—No entiendo nada de lo que estás diciendo —el rubio parpadeó, asustado— ¿Qué…?

Hal rugió, tomando su rostro entre sus manos que sacudió apenas, recargando su frente contra la suya, acariciando apenas su nuca.

—Todos ustedes están en grave peligro, todos sin excepción. He estado tratando de encontrarlos, pero son demasiado listos, demasiado precavidos. Siempre están vigilando. Esa vez… me acerqué demasiado a ellos, tenía que mostrar otra intención o se irían contra todos ustedes, contra ti. Fingí que los traicionaba para justificar mis actos, tú debías enfurecer, atacarme y así nuestra pelea pudo haber terminado diferente. Pero no lo hiciste, y J'onn nos encontró… Barry, jamás lo hubiera tocado, pero no podía perderte. Eras tú o J'onn, ellos me hicieron elegir.

—¿Ellos? ¿De quienes ellos hablas?

—Los que controlan todo este mundo, los verdaderos amos.

—¿Cómo sabes eso? Están inventándolo solo para distraerme.

El castaño negó, señalando su cabeza. —Puedo percibirlos, pero no puedo identificarlos. Estar en el Régimen me ha permitido acercarme más.

—¿Ser traidor te ha ayudado a encontrar unos seres imaginarios que viven en tu cabeza?

—Sé cómo suena, pero tienes que creerme, Barry. Te lo suplico. No te acerques a ellos, ya no los busques. Acabar con vidas humanas no representa nada para sus planes, sobre todo si los entorpecen, tienes que alejarte. Por favor, si aun hay algo de ti que confíe en mí, debes evadirlos a toda costa. Me volveré loco si te pasa algo.

Barry le empujó, separándose con una mirada desconcertada.

—Has perdido la cabeza, tanto imaginar te alejó de la realidad.

—¿Cómo sabe el ratón que el laberinto donde vive no es producto de unas manos que lo pusieron ahí a propósito?

—Patrones —respondió al acto el rubio, parpadeando luego a una realización— El control del escenario con patrones para llevar a cabo…

—Experimentos. Tienes razón al odiarme, despreciarme, más te suplico que no olvides esta conversación porque sus vidas dependen de ello.

Hal levantó una mano que Barry evadió, aún receloso, pero sintiendo dentro de sí que las palabras del castaño tenían coincidencia con los eventos ocurridos en sus vidas. Jordan suspiró, acomodando su abrigo para salir de ahí y desaparecer entre el gentío. El rubio sujetó sus bolsas de víveres mortalmente serio. Metamaterial. Metahumanos. Virus del Agua. Un clima siempre constante apenas con cambios ligeros en estaciones. Aislamiento de comunidades. Apoyo secreto a grupos subversivos al mismo tiempo de liberación de depredadores. Ratoncitos en una caja de pruebas con patrones de pruebas para verificar… algo. Barry tragó saliva, llevando una mano a su boca que había sido besada, el vapor de su aliento cubriendo sus manos.

¿Qué estaba sucediendo en realidad con todos ellos?