Rivaille regreso al palazzo a primera hora de la tarde, Eren lo esperaba en el dormitorio; La conversación que pensaba que era una cuestión de privacidad, que nos preocupaba tanto que alguien sospechaba algo irregular como los planos de la boda que no le agradecía que hablarían de pruebas de paternidad en una habitación en donde algún empleado pudiera oírles.

-¿Cómo está tu tío? - pregunto el castaño, levantándose cuando Rivaille entro a la habitación.

-El médico piensa que está bien. Bueno, tan bien como suele ser, la expresión de Levi indica que no estaba totalmente de acuerdo.

-Debes tener confianza, después de todo lleva su caso

-Pues yo lo veo raro. Como en el viejo le diera un principio de queja

-Tiene suerte de tenerte cerca.

-Pues debería agradecerme más seguido ¿No?

-Sé que te encargaras de que recibas los mejores cuidados

Levi no contesto. Pensé abrió el armario y sacó uno de sus muchos trajes. Parecía tan preocupado por su abuelo que decido reconfortar, pero que no aceptaría consuelo por parte de él.

Más allá de lo que se puede entender, se puede tener en cuenta una prueba de paternidad en ese momento, pero por otra parte, si se han arreglado las cosas entre ellos, se puede apoyar durante la enfermedad de Kenny.

-Levi- Eren tomo aire y se preparó para una conversación difícil- ¿Tienes unos minutos para hablar?

Rivaille se volvió hacia el castaño, con un traje gris oscuro en una percha, y el cielo, el último que quería en ese momento era hablar. Ya era bastante la conversación, mejor dicho, el texto que había tenido, tan solo recordar sus palabras le dan ganas de desquitar su ira con cualquiera.

-¡¿Qué es qué?! - Grito Kenny con mucha furia e indignación.

- doncel. Él es un doncel

-De todas las malditas estupideces que hazte eco en este mundo. Tenías que meterte con un fenómeno

Rivaille se tomó el cabello y suspiro al ver como su tío se levantaba de la cama y empezaba a caminar con paso corto hacia el armario, saco dos armas y empezó a dispararlas hacia la pared de la habitación, las jóvenes que se encargaban del cuidado del Ackerman mayor corrieron despavoridas, era tan grande el enojo del azabache que temían que les llenara de plomo sus cuerpos. Por su parte Levi, solo miraba enojado a su tío y espero a que se calmara.

Eso tardo aproximadamente una hora.

-Que sea rápido- dijo el azabache, colocando el traje en la cama y volviendo a elegir una camisa-Tengo una reunión en media hora

-Sera rápido. Lo prometo

-Entonces habla ahora Eren. No estoy de buen humor

-Tienes que escucharme bien- Levi apretó los dientes y se volvió hacia el castaño. Solo llevaba un día de vuelta en su vida y ya empezaba a sacarlo de quicio. Cuanto se deshiciera más rápido de el y del bastardo, su vida sería como antes.

-Estas molesto conmigo porque crees que te fui infiel- dijo Eren echándose uno de sus mechones de cabello de enfrente. Ya estaba muy largo y no le permitía ver mucho

-¿Molesto? ¡Vaya. El fenómeno quiera hacerse la victima!

-No voy a dejar que tu acusación siga en pie

-Eren, ni eres capaz de mantener tu virginidad ¿Cómo poder mantener una mentira? Debes tener mucho talento

-No te fui infiel- Eren decía en tono sereno.-Y no sé porque lo piensas, nunca he hecho nada para poder haberte dado esa idea

-Tal vez el pequeño bastardo que llevas dentro te diga todo.

-Vuelve a decir que mi hijo es bastardo y podrás olvidarte de tu heredero Ackerman- Levi frunció el ceño a más poder, no iba a permitir que un estúpido como Eren le viniera a arruinar la vida.

-Tch. ¿A qué quieres llegar con toda está perdida de tiempo?

-Demostrar mi inocencia

Levi se preguntó cómo podía soñar tan sincero y firma ante sus palabras, cuando él sabía que era tan culpable como el pecado.

-Tienes razón- admitió el azabache.-Cubriste tu rastro muy bien. Pero eso no cambia el hecho de que me traicionaste.

-No lo hice- protesto Eren.-Y el que atrevas a pensar eso de mi supone la misma tracción, pero no puedo seguir así. Quiero una prueba de paternidad que demuestre que eres el padre del bebe.

Rivaille lo miro y se le hizo un nudo en el estómago, quería una prueba de paternidad, justo a lo que le mas temía. Pero había sabido que llegarían a ese punto antes o después. Aunque Eren debía de haber estado acostándose con dos hombres a la vez, confiaba en la posibilidad de que el fuera el padre.

Para Eren una prueba de ese tipo era la lotería, el premio mayor de un programa de televisión barato. Pasaría un tiempo antes de que pudiera realizarla y estaba dispuesto a apostar por su suerte, era un riesgo que merecía la pena correr; él no tenía nada que perder, dado que Levi ya lo creía infiel.

Pero Rivaille Ackerman tenía mucho que perder, para él la prueba no podía tener un buen resultado, no podía ganar. Sabía que no era el padre porque aquel secreto rebotaba en su cabeza como una pelota.

Él no podía tener hijos.

-No habrá prueba de paternidad- Levi apretó los puños. No se sometería a una prueba física y publica de que no era el padre del hijo de Eren, si su tío descubría que el niño no era un auténtico Ackerman, su felicidad se vería empañada para siempre. De por sí ya tenía con Kenny la furia de que su prometido fuera un doncel...

Algo como esto, lo mataría de un infarto.

Esa era la verdadera razón de casarse con el castaño, y tenía que aguantar hasta que llegara el momento de poder librarse de ellos dos, de esos estorbos. Aunque Eren seguía sin admitir haber hecho algo malo, era la forma perfecta de que Levi aportara un heredero a la familia e hiciera feliz al viejo antes de su muerte.

Y la otra razón por la que no se sometería a la prueba. La razón que le helaba la sangre, no podía soportarlo era incapaz de que enfrentarse de nuevo a su incapacidad de ser padre.

-¿Por qué no? ¿Por qué no hacer una prueba de paternidad y dejar eso atrás?

-Si el padre fuera yo, eso no demostraría tu fidelidad-

Solo su ex esposa, Isabel y su experto en fertilidad, conocían su situación. El recuerdo de la expresión desdeñosa de la pelirroja agitando el informe médico ante su cara le dolía casi tanto como su infertilidad. Nunca admitiría su carencia ante nadie, y menos aún ante Eren

-Pero...- Eren titubeo el ver su expresión, había algo diferente que no había visto antes, pero no tenía tiempo para analizarlo. Había sido difícil iniciar la conversación y aun no la había acabado, se debía a sí mismo una explicación, una manera de llegar a Rivaille.

-¿Dónde nos deja esto? ¿Si no tenemos confianza, hacia donde podemos ir?

-Eso no se trata de nosotros- repuso Levi con frialdad.-Se trata de salvar a tu bebe de una miserable vida como hijo ilegitimo

-No puedes negarme una prueba de paternidad.

-Claro que puedo. Tú no tienes una pisca de autoridad ante mí.

-¿Cómo puedo defenderme si no sé qué pruebas tienes en mi contra?

-Lo que has hecho es un acto de traición. Es injustificable.-Rivaille agarro el traje y la camisa y fue hacia la puerta- No tengo por qué darte más información para que tejas tu telaraña de mentiras a tu alrededor.

Salió y lo dejo solo y compungido. Los dos últimos dos días habían sido un cumulo de hechos desconcertantes. Empezó a temblar

Se sentó en una silla y su mano se posó en algo cálido y suave, lo levanto. Era el suéter de Levi, el suéter color negro de cachemir. Se lo llevo a la cara y lo apretó contra su piel, inhalando el aroma del azabache.

-¿Por qué tengo que sufrir?

Los ojos color jade de Eren se llenaron de lágrimas al recordar la última vez que lo había abrazado llevando ese suéter, él había vuelto de la ciudad neblinosa con una noticia que darle, se había sentido seguro en sus brazos, creyó que era importante para él y que lo protegería sin importar el que.

Pero todo había sido una ilusión vana.

Cinco minutos después de haber vuelto a él, desde entonces su vida fue un torbellino de miseria y tristeza que escapaba a su control. Y esta última discusión había sido la peor, con Levi negándole una información que necesitaba para la defensa.

Estaba harto. Esta vez no me refiero a la acusación de Rivaille, pero si puede controlar algo. Dejaría de pensar en la relación especial que había creado con el azabache, se concentraría en el futuro y sacara el mejor partido posible de su nueva vida. Miro el suéter negro que funcionó en su regazo, era un recuerdo de cómo había cambiado su vida, como había acabado con su libertad.

Un recuerdo que ya no necesitaba.

Se eliminó, cruzó la habitación, abrió la ventana y lanzo el suéter al canal-

-Si así lo quieres ... Empecemos este juego entonces Levi