El invierno ha empezado en la ciudad de Chicago, es el año de 1918 y ya ha pasado un año desde que Candy convivió en el Hogar de Pony con todos sus amigos, un año en el cual han pasado cosas no muy relevantes en su vida, luego de su negativa a casarse con Neal y el apoyo recibido por parte de su protector William Albert Andrew, ella sigue intentando sobreponerse a su separación de Terry, lo cual no significa que ella haya dejado de amarlo, sino que como todos sabemos, es una chica fuerte que siempre lucha por salir adelante en la vida y conservar su alegría y sus ganas de vivir.
Así es Candy, dulce y gentil, bondadosa, cariñosa, alegre y sobre todo muy humana, es por eso que se gana el afecto y simpatía de todos a su alrededor, ya no es aquella niña acelerada que solía ser, ahora es una hermosa jovencita miembro de una de las familias más importantes en Estados Unidos, ella no obstante continua siendo sencilla, viviendo modestamente a pesar de la continua insistencia de Albert a compartir la mansión de los Andrew junto a él.
Albert por su parte se ha hecho cargo de los negocios de la familia, tomando el control absoluto sobre sus bienes y de esa forma protegiendo aún más a su querida Candy, quien es su razón de vivir, el centro de su universo, por quien podría dar la vida de ser necesario.
De nuestros demás amigos iremos sabiendo a lo largo de esta historia, ellos han cambiado en su forma de ser y pensar, ahora son un tanto más maduros, pero los que no cambian ni lo harán son los odiosos de Neal y Eliza, no los mencionaría pero siguen estando presentes en la vida de nuestra amiga.
Es así como se empieza a escribir un capítulo más en la vida de Candice White Andrew.
