Aún en la distancia

Por: Lily Ramírez

Parte VI

A Candy esa visita al padre árbol la había dejado más que contenta, se sentía en paz consigo misma, llena de esperanzas y alegría, misma que podía notarse a kilómetros de distancia, los días iban transcurriendo de lo mejor para ella, diario iba a visitar a la Srita. Pony, cuando regresaron los niños de visitar a Tom, se alegraron mucho al verla, pues ella no había querido que se les interrumpiera de esos días en el rancho Steve, a Albert se le había hecho costumbre acompañarle a todos lados y por más tretas que había utilizado para saber el motivo de su felicidad, ella desviaba la conversación, no porque no confiara en él, todo lo contrario, sólo que no estaba lista aún para hablar de su futuro al lado de Terry, pues primero él debería cancelar su compromiso con Susana, era extraño, ya no sentía culpabilidad al recordar a la chica que la separase tiempo atrás de su amado rebelde, más bien trataba de pensar en que era lo mejor, por el bien de la misma Susana , de él y de ella misma.

Los niños disfrutaron al máximo las visitas de la rubia pecosa, al igual que la de Albert, quien solía jugar con ellos y contarles historias fantásticas sobre África, cosa que a ellos les encantaba, había cumplido con lo pedido por la tía Elroy, diariamente estaba presente en el desayuno y en la cena, aunque la anciana no lo aceptara, su corazón la estaba traicionando y se mostraba complacida de ver a sus nietos reunidos, es de todos conocido su carácter, pero la magia de la pecosa por fin logró ese cambio en la reacia mujer.

Buenas tardes Tía Abuela – saludo ella alegremente.

Buenas tardes Candice, pensé que estarías paseando – respondió la anciana.

No, pensé que sería mejor quedarme hoy y ayudarle si me lo permite con los preparativos para la cena de mañana.

¿En verdad te gustaría ayudarme? – preguntó incrédula la anciana.

Si, por supuesto, aunque no lo crea, se cocinar.

No habrá necesidad de llegar a eso, pero puedes aprender a preparar la torta que tanto les gusta a los chicos, acompáñame a la cocina.

Ella la ayudó a levantarse y de su brazo la llevo hasta la inmensa cocina de la mansión, todos los sirvientes abrieron enormemente sus ojos al ver esa escena, pero ninguno dijo nada, la rubia les guiñó un ojo y ellos entendieron, volvieron a sus labores mientras ellas se disponían a preparar sus postres. La tarde transcurrió entre instrucciones y risas entre ambas mujeres, la tía de repente intentaba controlarse y adoptar su postura de siempre, pero la dulzura de la chica ganaba.

Archie y Albert habían estado en la biblioteca revisando unos papeles, por lo que no se habían percatado de lo que ocurría en la mansión, sólo hasta que una voz por ellos bien conocida los hizo llegar hasta el borde de la escalera, grande fue su sorpresa al ver a Candy junto a la Abuela, estaban a punto de subir la escalera cuando los chicos las alcanzaron, al ver el estado en el que se encontraba la rubia comenzaron a reír abiertamente.

Dejen de reírse, ¿qué les parece tan gracioso? – decía ella con una medio mueca de enfado.

Te ves muy graciosa – respondían ambos entre risas – con la cara cubierta de harina y hasta mermelada en las mangas de tu vestido.

Ah, es por eso, bueno, en vista de sus críticas, no comerán torta en la cena – dijo ella levantando dignamente su nariz.

¿QUÉ? – fue la pregunta de ellos al unísono.

Como lo han escuchado jóvenes, en vista de que no se han preguntado el porqué de ese estado, no comerán torta esta noche, si me disculpan voy a descansar un poco antes de la cena – dijo la anciana quien fue seguida por la chica.

No lo puedo creer Albert, ellas realmente prepararon nuestra torta favorita, ¿cómo lo habrá hecho?

Con harina y mermelada de frutas Archie, ¿con que más?

No, no me refería a eso, sino a la actitud de la Tía para con Candy.

Me extraña sobrino, sabes bien que quien la conoce tarde o temprano se rinde ante su dulzura y ternura.

Tienes razón.

Mientras tanto en Chicago, Terry y Eleanor habían aprovechado el tiempo para convivir más entre ellos, él le había abierto su corazón a su madre por primera vez en su vida y la relación entre ellos mejoraba segundo a segundo.

Bien Terry, ¿qué es lo que harás para cancelar tu compromiso con Susana?

Decirle la verdad mamá, que no estoy enamorado de ella y que no puedo hacer mi vida a su lado.

Será un duro golpe, pero será lo mejor, sólo espero que no te dejes chantajear por su madre, sabes bien que es ella quien realmente te hará las cosas difíciles.

Lo sé muy bien, pero no te preocupes, esta vez no lograra que mi decisión flaquee.

Después de eso, ¿qué pasará entre tú y Candy?

Tu qué piensas que pasará – respondió con una enorme sonrisa.

Te casaras con ella, eso ni dudarlo.

Bueno mama, eso te lo diremos a su tiempo, lo primero es terminar mi relación con Susana, luego veremos cómo se presentan las cosas.

Vaya, veo que aún no le pides matrimonio a esa linda enfermera.

No podría hacerlo en estas circunstancias, tú me entiendes.

Lo sé hijo, no te preocupes y cuenta con mi apoyo total.

Gracias madre, lo tendré en cuenta.

Así continuaron pasando las horas y el final de un año más se acercaba, en Lakewood todo estaba listo para la celebración de la noche, Candy había ido a desearles lo mejor a sus madres y a los chicos del hogar, pues ella debía regresar a Chicago al día siguiente para reportarse en el hospital a trabajar, además de ir a visitar a Eleanor y ver como seguía.

La noche llegó y los invitados con ella, sería una gran fiesta, debido al frío la celebración sería en los salones de la mansión, los cuales lucían bien decorados, Candy continuaba en su habitación indecisa en que vestido ponerse, ya se había peinado, sólo faltaba vestirse.

En ese momento llegó la Tía Abuela a su habitación y toco, ella la hizo pasar inmediatamente y detrás de la anciana entro una doncella con un par de cajas, mismas que colocó sobre una mesita.

Este presente es para ti, espero que sea de tu agrado y lo luzcas en la fiesta, te dejo para que te cambies, no tardes, ya hay muchos invitados, pasaré por ti en 45 minutos.

Si tía, gracias.

La anciana salió de la habitación y ella se acercó para ver el contenido de las cajas, abrió la primera que era la más pequeña y encontró un par de zapatillas, preciosas, eran color azul marino con unos pequeños motivos en la punta, en la siguiente caja encontró un precioso vestido del mismo color que las zapatillas, era entallado hasta la cintura, acentuando bien sus formas, tenía un escote discreto en forma de V en la espalda, mismo que se prolongaba al frente hasta la altura de los senos, era muy lindo ciertamente, las mangas solo cubrían los hombros, pues para completar el atuendo había unos guantes iguales en color del vestido, con los mismos motivos que decoraban la zapatilla, ella había levantado su cabello y sólo unos cuantos rizos escapaban, dándole un aire fresco y sensual a la vez, se quitó la cadena de la cual pendía el anillo que Terry le obsequiase, se lo probó sobre los guantes y se levantó para verse al espejo, coloco un poco de brillo en sus labios, acomodo un poco más su cabello, llamaron a su puerta y se dirigió a abrir.

Albert, se te ve muy bien.

Tú también luces preciosa, déjame verte. Sino fueras mi hija adoptiva sería el primero en cortejarte.

Que cosas dices Albert.

Lista Candy – se escuchó la voz de la Sra. Elroy.

Si tía, vamos.

De ese modo Albert ofreció sus brazos para que las damas bajaran, al aparecer en lo alto de la escalera, la música cesó y los invitados se acercaron al pie de la alta escalera. Archie se le había unido a los tres y contrario a lo que todos esperaban, la anciana empezó a descender las escaleras del brazo de Candy, seguidas de los caballeros, al llegar al último escalón se detuvieron, la anciana dijo su discurso habitual y finalizo diciendo:

Agradezco a todos, su grata presencia y compañía, me honro en presentarles una vez más a mi nieta la Srita. Candice White Andrew, dinos algunas palabras Candy.

Muchas gracias a todos por acompañarnos esta noche, sean bienvenidos.

Los aplausos no se hicieron esperar, mientras todos los jóvenes se disputaban el honor de abrir el baile oficialmente con la heredera de la familia, pero no contemplaron que ella lo haría con Albert, como debía de ser, la anciana se mostraba complacida, pues su mirada lo demostraba, el baile inicio y así empezó lo que prometía ser una gran noche, como no suponerlo si no se encontraban cerca los Leegan.

Cerca de las 11 de la noche arribaron unos invitados más, nadie lo esperaría pero llegaron tarde debido a una avería en su automóvil. El joven saludo cortésmente a los anfitriones y se disculpó al ver a una hermosa dama a lo lejos.

Buenas noches Candy, hoy luces más hermosa que nunca.

¡Armand!, qué alegría verte.

Creíste librarte de tu amigo, lo lamento jovencita, su familia nos invitó y yo no podía hacerle una grosería así a una belleza como tú.

No digas esas cosas Armand – decía una apenada Candy, la música anunciaba un nuevo vals.

¿Me concede esta pieza princesa Candy? – decía el joven al tiempo que hacía una reverencia, la cual no pasó desapercibida por los presentes.

Si – respondió casi en un susurro.

La gente les cedió el paso y los dejaron en el centro, ella estaba muy nerviosa, el rubor teñía completamente sus mejillas, lo cual hizo que las murmuraciones entre la gente iniciaran, decían de todo, desde un supuesto romance hasta un compromiso inexistente, todo claro llegaba a oídos de la anciana quien parecía no darle importancia, pero en su interior deseaba que fuese cierto y así la joven formara pronto una familia.

Las doce de la noche estaban a punto de sonar, las copas de champagne se repartieron entre los invitados, la familia se unió en el centro del salón para pronunciar la llegada del año.

10, 9, 8, 7, 6, 5, 4, 3, 2, 1...

Feliz Año Nuevo! – dijeron por fin los Andrew, se abrazaron entre ellos y se felicitaron, mientras comenzaban a felicitar a sus invitados.

Candy había logrado escabullirse del salón y se había dirigido al jardín, desde ahí le deseo felicidad a Terry y levanto una copa en señal de sus buenos deseos.

En Chicago sucedía algo similar, luego de las felicitaciones y mientras la cena era dispuesta, Terry se había acercado al ventanal, lo abrió y mirando al cielo, felicito a su amada.

Feliz año nuevo pecosa, Feliz año nuevo Candy, que este año nos traiga la felicidad que por tanto tiempo nos ha sido negada. Salud mi amor.

Luego retorno a la casa, donde su madre y la fiel Nancy lo aguardaban.

La celebración había sido todo un éxito, la Sra. Elroy se mostraba más que contenta, todos se habían ido a descansar, la noche avanzó lentamente.

A la mañana siguiente, la rubia se levantó y dispuso su equipaje, sabía que tenía que partir temprano para llegar a ver a Eleanor antes de presentarse al día siguiente en el hospital, bajo a desayunar y para su sorpresa ya la estaban esperando.

Los chicos y la abuela habían acordado desayunar con ella, pues sabían que debía regresar, lo que ella no esperaba es que todos se fuesen a regresar juntos, ya que Albert y Archie debían presentarse antes de lo previsto en las empresas, había surgido un nuevo negocio por la noche con los invitados y no podían desaprovechar esa oportunidad, por consiguiente la anciana no pensaba quedarse sola en Lakewood, por lo que partirían todos juntos, pero en auto, el cual sería conducido por los dos jóvenes.

La familia Britter partiría días después, ya que seguían en pie algunas propuestas para el proyecto de Annie, y su padre quería concretar eso lo antes posible. De ese modo partieron al terminar de desayunar.

En realidad Lakewood no estaba muy lejos de Chicago, pero para quien no poseía auto propio lo mejor era usar el tren, solo eran 2 horas en auto, así que llegaron para la hora de la comida, ella había insistido en irse a su departamento, pero la anciana no lo permitió, así que ella se las ingenió para ir a ver a Eleanor sin que la familia se enterara, tenía a su disposición un chofer, el cual solo se limitaba a obedecer. Llegó pronto a su destino, mientras que el chofer aguardaba afuera ella entró y no hubo necesidad de anunciarla, la reconocieron de inmediato como la novia de Terry y la dejaron pasar.

Feliz año Terry.

¡Candy!, feliz año pecosa – fue el saludo del joven quien corrió a abrazarle sorprendido pero no menos contento de verla ahí.

Candy, que alegría que hayas regresado, no te esperaba tan pronto – decía Eleanor desde la entrada de la sala.

Hola Eleanor, feliz año.

Feliz año hija, que gusto en verdad que estés con nosotros de nuevo – una emocionada Eleanor la abrazaba efusivamente, como si realmente hubiera pasado un largo tiempo sin verla.

En realidad sólo vine por un momento, quería cerciorarme que estuviera bien, que siga al pie de la letra las instrucciones, ¿ha habido algún malestar?

No, ninguno, me han consentido mucho estos días que no estuviste hija.

Me alegro mucho, bueno, tomare su presión y revisaremos esos vendajes, espero que Nancy los haya colocado correctamente.

La rubia entonces procedió a tomar la presión mientras los atentos ojos de Terry no perdían detalle alguno de sus movimientos, le parecía un sueño tenerla de nuevo ante él en tan poco tiempo. Bien era cierto que ambos se habían despedido porque no estaban seguros de verse al regreso de la chica, si las cosas hubiesen sido como ella las había pensado, eso no habría sucedido, a esas horas seguramente ella estaría apenas por llegar a Chicago. La actriz fue llevada a su habitación para que la revisión terminara debidamente, una vez hecho esto se quedó dormida, mientras la pecosa salía y se encontraba con Terry.

¿Cómo la encuentras?

Mejor de lo que yo esperaría, me alegro por ella, así quizá ella pueda viajar antes de lo esperado, al parecer extraña los escenarios, pero deberá ir a la revisión con el doctor, yo no puedo autorizarle el viaje.

Si señorita, se hará como usted diga.

¿Por qué me hablas así Terry? – preguntaba desconcertada al notar el tono de voz en el chico.

Por toda respuesta él se acercó hasta ella y la rodeó por la cintura, mientras sus labios se acercaban juguetonamente.

Estoy bromeando pecas.

Ella hubiese reclamado por la forma en que la había llamado, pero un beso ahogo sus palabras, ella no se opuso y lo respondió contenta. Era un beso tierno, dulce pero apasionado, que demostraba lo mucho que ambos se habían extrañado y necesitado. Pero el momento no podía ser eterno, así que el beso fue cortado lentamente, él le besaba las mejillas, la nariz y por último la frente, se sentaron en el sofá mientras Nancy les acercaba un poco de té, ella le contó los pormenores de su estancia en Lakewood, lo ocurrido con la Sra. Elroy, finalizando con lo del recorrido a Chicago de regreso. Él por su parte le contó de la cercanía que había logrado con su madre, de lo mucho que la había extrañado, así como de lo que tenía pensado hacer en los días venideros, parecería que la distancia ocurrida entre ellos les hubiera fortalecido, ambos se mostraban más maduros en las decisiones que habían tomado, seguros de estar haciendo lo correcto.

La tarde estaba transcurriendo gratamente para ambos, pero Candy debía regresar a la mansión, no quería que su relación con la Tía Abuela se viera afectada nuevamente ahora que estaban empezando desde cero.

Bueno, será mejor que me vaya sino quiero recibir un buen reto por parte de Tía Elroy – decía ella dejando notar un tono alegre, se veía que esa situación le agradaba.

Vaya, así que nuevamente volverás a vivir con los Andrew, quien lo diría pecas, tu toda una dama de sociedad – decía burlón él mientras acariciaba sus rizos.

No digas tonterías Terry, el que haya aceptado quedarme hoy ahí no significa que estaré con ellos definitivamente, sabes que amo mi trabajo y mi independencia.

Oh, disculpe usted su majestad, pero me temo que tendrá que irse haciendo a la idea de que su independencia en poco tiempo podría verse afectada, recuerde que este humilde servidor espera ansioso su benigna respuesta a la propuesta de matrimonio – decía al tiempo que hacía una reverencia ante ella.

Pues si este caballero tiene la intención de desposarme, deberá acostumbrarse a la idea de que se lleva a una mujer libre en toda la extensión de la palabra – respondió devolviendo la reverencia.

Bueno, en vista de esto, me veo obligado a raptar a su majestad.

Diciendo esto la levanto en brazos y la hizo girar al tiempo que depositaba un beso en sus labios, en esos momentos entraba Eleanor en la silla de ruedas a la sala sonriendo al ver como ese par hacía de las suyas. Tosió un poco para hacerles notar su presencia, ante lo cual ambos se ruborizaron demasiado. Él depositó a la rubia en el piso mientras se acercaba a su madre y la ayudaba a sentarse en el sofá.

Creo que ahora si me voy, me dio gusto verle de nuevo Eleanor, la espero pasado mañana en el hospital, si tiene algún problema, hágamelo saber.

Muchas gracias por venir hija, espero que me visites a menudo, no es muy grato estar escondida del mundo sin saber lo que ocurre en él. Además, creo que será poco el tiempo que me quede por este lugar.

Claro que sí, cuente con ello. Nos vemos pronto – tomó su abrigo y su bolso mientras que Terry se acercaba a ella y tomándola de la cintura la guio hasta la puerta.

Te extrañaré pequeña pecosa – decía mientras la abrazaba dulcemente, al tiempo que recargaba su barbilla en la cabellera de ella y aspiraba su fragancia a rosas.

Yo también lo haré, ¿me escribirás? – ella hablaba mientras sentía como un nudo se iba formando en su garganta y las lágrimas se agolpaban en sus ojos.

Por supuesto que sí, no pienso estar sin noticias tuyas nunca más, ¿tú responderás?

Lo prometo, además, te contare todo lo que haga en el hospital y lo que pase con la familia Andrew.

Se quedaron viendo directamente a los ojos, ambos habrían querido sonreír en esos momentos, pero pudo más el sentir que se alejaban que el valor que intentaron reunir para demostrar fortaleza. Un tierno beso lleno de amor los envolvió, mientras sus manos se entrelazaban, ella abordó rápido al ver llegar el coche, evitando así que él la retuviera, de lo contrario no hubiese podido dejarlo, volteó y levanto su mano en señal de despedida obsequiándole una linda sonrisa, la cual fue respondida del mismo modo.

La despedida en esta ocasión fue dolorosa, aunque no tanto como la anterior, pues esa misma noche él partía a Nueva York a finiquitar de una vez por todas su relación con Susana, ahora sí no sabían cuánto tiempo más tendría que pasar para verse nuevamente, las lágrimas por parte de ella no se hicieron esperar, le dolía mucho el tener que separarse de él, después de esos días tan hermosos que habían compartido, era difícil, pero sabía que él no podía dejar pasar más tiempo, por otra parte se encontraba su carrera, que si bien había sido favorecida por su buen trabajo, no podía descuidarla, ya que debido a su ausencia la obra se había suspendido y tendría que ser re-estrenada, claro que las fechas estuvieron de su parte, lo que le sirvió de pretexto a Hataway para enviar a sus actores a descansar unos días.

Habían transcurrido 3 días desde la despedida con Terry, ella había vuelto al hospital y a petición de la tía Abuela permanecía en la mansión, quien estaba intentando adaptarse al modo de vida de la chica, le estaba costando trabajo pero poco a poco pensaba que todo sería mejor.

En Nueva York, un chico de cabello largo y ojos azules bajaba del tren que lo había conducido de nuevo hasta ahí, él amaba ese sitio por lo que había representado para su carrera, pero deseaba que su amada pecosa estuviese con él para que todo fuera perfecto. Se dirigió a su departamento, luego de haber esquivado a un par de reporteros que habían intentado reconocerlo, pero tras su intento fallido retornaron al andén para ver si lograban obtener alguna noticia importante.

Se sentía un tanto cansado del viaje por lo que decidió descansar ese día, no sin antes haber enviado un par de telegramas a Chicago, donde les informaba a las dos damas que ocupaban su corazón que había llegado bien. Tomo un baño, preparó café y se fue a descansar, evocando en cada sueño el rostro de ella, su amada rubia con diminutas pecas sobre su naricita respingada, pecas que el tiempo había casi borrado pero que a él tanto le gustaban.

Despertó en punto de las 7 de la mañana, algo poco usual en él, debido a que siempre llegaba tarde del teatro, luego de haber deambulado por ahí, pero ese día pintaba para ser grandioso, se reincorporaría a la compañía teatral, retomaría los ensayos y finalizaría hablando con Susana sobre su inminente rompimiento. Se vistió y salió a un pequeño restaurante donde tomo el desayuno, el dueño lo saludo con una sonrisa, pues sabía que él era muy callado, pero ese día pudo observar en el rostro del joven de largo cabello una expresión que indicaba que ya no era el mismo. Salió de ahí directo a la casa de Hataway, no sabía la situación actual de la obra por lo que iría en busca de nuevas.

Pasó largo rato platicando con un emocionado Robert al saber que el chico seguiría en su compañía por un tiempo más. No hacía falta preguntarle los motivos, había distinguido ese brillo en su mirada y una energía renovada, recordaba ese brillo en la mirada del joven actor, como si no hubiese pasado tanto tiempo evocó entonces la obra en la cual el chico había ido pidiendo adelanto de dinero para comprar el anillo de compromiso para su novia, cuanta dicha irradiaban sus palabras, sus movimientos al hacer referencia a la dueña de su corazón, todo eso pudo ser percibido por el director, quien en silencio había aprendido a admirar al joven actor, fue testigo mudo de su sufrimiento al perder el amor y cargar a cuestas esa responsabilidad, que el mismo no hubiese podido aceptar.

La charla giró en torno al trabajo, sabiendo que el joven nunca le diría abiertamente los motivos de su decisión actual se aventuró a preguntarle.

Dime Terry, reencontraste a la dueña de tu corazón, ¿cierto?

¿Tan obvio es?

Vaya chico, me alegro por ti, espero que esta vez sí consigas la felicidad que tantas veces te ha sido negada.

El joven sólo sonrió con lo cual dieron carpetazo al tema, no había nada más que decir, sabía que su jefe y amigo no diría nada, además, él mismo no sabía cómo dominar la inmensa alegría que sentía por haberla visto nuevamente, mejor aún, haber recuperado la esperanza y seguridad de un futuro a su lado.

La tarde caía en la ciudad de Nueva York cuando el chico llegó por fin a romper sus cadenas, hacía muchísimo frío, pero en su corazón el calor que brinda el amor no le permitía sentirlo. Llamó a la puerta, donde una seria mujer lo recibió.

Buenas noches señora Marlowe, podría decirle a Susana que he llegado.

Lo espera en la salita de estar, puede pasar – diciendo esto desapareció escaleras arriba.

Él se encaminó a donde ella lo aguardaba y entró sin anunciarse.

Hola Susana, buenas noches.

Hola Terry.

Un silencio tenso inundó la habitación, él no encontraba las palabras precisas para iniciar su conversación, ella en cambio luego de haberlo visto directo a los ojos había desviado la mirada y girado su silla de ruedas viendo a través del ventanal, había bastado verlo a los ojos para saber lo que seguiría, él empezaba a sentirse nervioso, pero una voz interior le dio ánimos, cuando por fin había reunido el valor necesario y ordenado sus ideas ella se giró de nueva cuenta sobre su silla de ruedas y lo enfrentó.

Antes de que digas una palabra necesito hablar primero yo, escúchame atentamente sin interrumpirme, al final podrás hacer las preguntas pertinentes.

Él sólo asintió con un leve movimiento de cabeza y se sentó en el sofá que ella le indicase con un movimiento de su mano.

Por principio de cuentas debo decirte que el amor que decía tenerte no es tan puro y honesto como tu pensabas, de hecho, no creo que pueda nombrarse amor – Terry la miraba desconcertado pero siguió sentado dispuesto a escuchar lo que ella le decía – desde que te conocí me atrajo tu personalidad, tu misterio, te encerrabas tanto en ti mismo, que intente acercarme a ti de mil y un formas, fue hasta que supe que existía otra mujer en tu vida que mi fijación por ti cambió de forma radical, yo me sabía bonita y tenía una ventaja sobre ella, estaba cerca de ti, tú en cambio parecías no notar mi presencia, siempre pensabas en ella, todo el tiempo, tus actuaciones siempre las dedicaste a ella, a quien yo tanto llegué a odiar, entonces mi fijación en ti cambió, se volvió obsesión, si, lo acepto, me obsesioné en conseguir tu atención primero, tu amor segura sabía que lo obtendría, yo había logrado conocerla, la minorize para mis fines, me aferré a la idea de que era muy poca cosa, además de simple y sin gracia, cuan equivocada estaba.

En Chicago ella fue al hotel a buscarte, pero yo me encargue de ahuyentarla dejándole entrever que entre tú y yo había algo más que una simple relación de trabajo, ella, con su bondad infinita no preguntó más, dejo un mensaje para ti, esbozo una triste sonrisa y se marchó, nunca he sabido cómo es que lograste verla, pero sé que eso bastó para acrecentar más tus sentimientos hacia ella, cuando partimos de ahí yo me sentía tranquila y victoriosa, disfrute viéndote como en vano esperabas su llegada aquella mañana en el andén, conforme el tren avanzaba mi alegría crecía, fue entonces que creí haber ganado, tonta de mí, en vano me hice ilusiones y lo que yo en un principio califique como amor en realidad era una malsana obsesión, que llegó a su punto más alto el día que nos informaron que seríamos pareja en la obra de Romeo y Julieta.

Ella no aguantó por más tiempo la mirada de él sobre si y volvió a girar la silla hacia el ventanal, respiro profundo y siguió hablando.

Aquel día del accidente, yo había ideado una forma de retenerte a mi lado, tu serías mi esposo al precio que fuere, todo estaba planeado para esa misma noche, los detalles ahora no importan, pero sucedió ese trágico suceso y en un intento desesperado por enmendar mi error al ver perdida mi carrera y todos mis sueños, quise suicidarme, mi obsesión pasó a segundo plano en esos momentos en que me sentía incompleta, pero apareció ella y salvo mi vida, además, me regalo la dicha de saberte a mi lado, porque aquel día pudiste haber ido tras ella y no lo hiciste, aunque hasta hoy no logro comprender que fue lo que te hizo permanecer a mi lado por tanto tiempo, fue entonces que te vi de forma distinta, creí estarme enamorando sinceramente, pero ya era tarde, el daño ya estaba hecho y no había marcha atrás, yo sabía que te sentías forzado a permanecer a mi lado, pero luego mi madre insistió tanto en continuar con esa farsa de nuestro compromiso que me cegué, mi mente oculto el razonamiento y sólo lograba escuchar a mi corazón.

Pero todo ha cambiado Terry, en estos días en que estuviste lejos, creí que moriría sin tu presencia, pero no fue así, he pensado seriamente en todo este tiempo que ha transcurrido y acepto que jamás existió un nosotros, ni existiría nunca, merezco ser amada plenamente y amar con la misma intensidad – para este momento Susana ya se encontraba de nuevo frente al joven y lo miraba directo a los ojos – porque a ti Terry, no te amo, fuiste mi tabla de salvación, pero ya no más, tengo la fuerza necesaria para seguir adelante y encontrar de nuevo mi camino.

Ella esbozaba una sonrisa mientras Terry había tomado sus manos entre las de él mientras su mirada era una mezcla de incredulidad y asombro.

Me alegra mucho que te quieras dar esa oportunidad, eres una gran chica y espero que seas muy feliz – dicho esto depositó un beso en ambas manos – pero dime. ¿Qué es lo que te hizo cambiar tu forma de pensar?

En esos momentos ella sintió como sus mejillas se encendían y el rubor las cubría, bajo la mirada mientras una risita de nerviosismo afloraba en sus labios.

La verdad, es que reapareció un chico en estos días, lo vi mientras mi madre hacía las compras navideñas, el amablemente nos ayudó con los paquetes y me ha visitado muy a menudo, conversamos de muchas cosas, entre ellas, que él nunca me había olvidado y que si se había ido era porque su padre lo forzó a terminar una carrera en Boston y no le dio oportunidad de despedirse, me escribió pero mi madre había ocultado las cartas para no "confundirme" y dejarte, ella es ambiciosa y pensó que tu obtendrías el título de noble duque, ante el desengaño mío no ha tenido más que reconocer sus errores y darme libertad de elección.

Ya veo, supongo que tú lo quieres todavía, ¿no es así?

La verdad es que no sé lo que siento por él, sólo sé que me siento bien a su lado.

Te felicito sinceramente, creo que es hora de marcharme – diciendo esto se levantó del sofá y caminó a la salida.

Espera, ¿no me reprochas nada?, aún y con todo lo que has sufrido por mi causa, al menos, dime que me perdonas, dime que podrás rehacer tu vida a su lado.

No Susana, no hay reproches de mi parte, alguien una vez me dijo, una buena acción puede borrar una mala, además, yo tampoco puse nada de mi parte para que esto funcionara, así que estamos a mano, adiós.

Pero, ¿me perdonas Terry?

Él asintió con su cabeza y ella condujo su silla de ruedas hasta él y le extendió la mano.

Adiós, ¿amigos?

Amigos.

¿Nos volveremos a ver? – pregunto ella.

Quizá, algún día.

Diciendo esto, salió de aquella casa que durante mucho tiempo le había echado en cara su cobardía por haber dejado escapar el amor, pero en esta ocasión sabía que nunca más volvería a ella. Su corazón latía fuertemente, dándole la seguridad que de ahora en adelante todo sería distinto.

Los días transcurrían con su ritmo normal, en Chicago las cosas para Candy estaban a punto de cambiar, había pasado casi un mes desde que regreso al hospital, por consiguiente el mismo tiempo desde que había visto a Terry, él le había escrito contándole los pormenores de su entrevista con Susana, lo cual la había llenado de dicha, se le veía sonriente y muy animosa, portaba el anillo que él le hubiese obsequiado en nochebuena, pero por mas insinuaciones y preguntas directas por parte de la familia, ella no había dicho nada a nadie, sólo Eleanor sabía el motivo de tanta felicidad, entre ellas había nacido un cariño muy especial desde que se conocieran, mismo que se había acrecentado con los cuidados de la chica para la actriz, ella la visitaba muy a menudo, estaba a punto de regresar a Nueva York, sólo esperaba el resultado de los últimos estudios realizados por el médico.

Como Candy estaba viviendo en la mansión definitivamente, su departamento lo iba a dejar, pero por insistencia de Albert, seguían pagando la renta, él no quería desprenderse de él, había sido demasiado especial aquel sitio como para permitir que alguien más lo ocupara, además, seguía siendo un sitio agradable donde él se quedaba a veces para desligarse un poco de la vida tan agitada que llevaba, incluso los chicos habían organizado reuniones ahí, donde se sentían libres de ataduras y no tenían que aguantar la mirada de la gente que solía tener su atención puesta en los miembros de la familia Andrew.

Hola chicos, lamento llegar tarde, pero tuve cosas que hacer en el hospital – decía contenta la rubia mientras ponía su abrigo y su sombrero en el perchero.

Hola Candy, no te preocupes, nosotros tampoco tenemos mucho de haber llegado, quién ya estaba impaciente por verte es un chico que acompaña a Albert en la cocina – dijo Annie con una gran sonrisa en los labios.

Terry – pensó Candy de inmediato, pero recordó lo que él le había dicho en su última carta, así que supo que no se trataba de él, llegó rápidamente a la cocina, donde encontró a Archie, Albert y su visitante.

¡Armand!

Hola Candy, hace tiempo que no te veía, se te ve muy bien – decía el chico dedicándole una tierna mirada a Candy, la cual no pasó desapercibida por los presentes, mientras el rubor llegaba hasta sus mejillas y él galantemente besaba el dorso de su mano.

Me alegra verte Armand, tú también te ves estupendo, pensé que estarías fuera de la ciudad – dijo ella tratando de volver a su estado habitual.

De hecho así es, pero tuve que venir a acompañar a mi padre a unos asuntos, así que he aprovechado para visitar a los amigos, además, me debes una invitación a cenar.

Es cierto, lo había olvidado, perdóname, pero no creo que hoy sea posible, es nuestra reunión de amigos, pero puedes acompañarnos, ¿qué te parece? – decía ella tratando de evitar el salir sola con el chico, la última conversación entre ellos le había dejado en claro los sentimientos de él hacia ella, por lo que no quería eso.

Si Armand, acompáñanos, es divertido, además, hace mucho frío, la cena la pueden posponer para después, además, Annie dará un recital en el teatro de la ciudad para reunir fondos para la escuela el próximo sábado – decía Archie contento, pues él al igual que la tía abuela, lo consideraba una buena opción para que Candy encontrara la felicidad.

Además amigo mío, antes de que te aventures a invitar a esta jovencita a salir, debes pedirme permiso a mí, recuerda que soy su tutor y ella aún no es mayor de edad – decía en tono serio Albert ante la mirada divertida de todos.

Tiene mucha razón Sir William Andrew, así que, ¿permitiría usted que este humilde servidor invite a cenar a su pupila?

No lo sé, déjeme pensarlo caballero, pero le advierto que tendrá que llevar con ustedes a la Tía Abuela – respondió Albert al tiempo que todos estallaban en risas, mientras que el pobre Armand lo miraba sorprendido – Es broma, yo no soy nadie para decidir con quién puede o no salir.

Ese día fue muy lindo para todos, habían pasado el rato conversando, bromeando, contando anécdotas divertidas, donde por supuesto Candy estaba involucrada, además habían surgido nuevas ideas para apoyar a Annie en su escuela, por fin llegó la hora de irse a descansar y como Albert había decidido quedarse en el departamento, Candy quiso acompañarlo, sabedora que de lo contrario el joven Kenneth tendría la oportunidad de llevarla a la mansión, así que esa noche Albert aprovecharía para saber lo que ocurría con la joven.

¿Quieres un poco más de té Albert?

Si pequeña, gracias.

Ella acercó una charola y sirvió té para ambos, se habían mudado de ropa para estar más cómodos y poder platicar, ella también tenía interés en saber que sucedía en la vida de su amigo de toda la vida.

Candy, hasta cuando vas a decirme lo que sucede contigo, sé que es algo bueno, pero aun así quiero saberlo, ¿o es que acaso ya no confías en mí?

No digas esas cosas Albert, por supuesto que confío en ti, muchísimo, sólo que estaba esperando que las cosas tomaran su curso y definieran realmente el camino que voy a seguir al lado de la persona que amo.

¿Quieres decir que te has vuelto a enamorar?

Ella sonrió ampliamente mientras escogía las palabras para darle la noticia a su amigo.

Bueno, en realidad nunca deje de estar enamorada, tú lo sabes.

¿Se trata de Terry? – dijo en tono serio él.

Sí.

Pero en que estás pensando Candy, él es un hombre comprometido.

Espera Albert, no te enojes, todo tiene una explicación.

Pues eso espero, no quiero volver a verte sufrir por él una vez más, ni por él ni por nadie más.

Ella se sentó a su lado y lo veía directo a los ojos, empezó por contarle el accidente ocurrido con la actriz, para seguir con su encuentro con Terry, le detallo todo lo acontecido, mientras él escuchaba atentamente, le platicó todo lo ocurrido entre Terry y Susana y como es que ella había decidido escuchar a su corazón e intentar ser feliz, así como los motivos que habían tenido para ocultar esto a los demás, con excepción de Eleanor. Por toda respuesta él le sonrió tiernamente mientras la abrazaba fuertemente.

Y eso es todo lo que pasó, ¿estás enojado conmigo?

Nunca podría enojarme contigo, soy muy feliz de saber que tú lo eres, cuentas con todo mi apoyo, eso lo sabes de antemano y no temas, la tía abuela no podrá hacer nada para evitar tu destino, ahora si estoy convencido que él es tu felicidad.

Gracias Albert, sabía que contaría contigo.

Pero tengo una condición.

¿Una condición?

Así es, quiero que convenzas a Eleanor Baker de aceptar una invitación a cenar en la mansión.

Pero Albert, la tía abuela no lo aceptaría de buen agrado.

Por ella no te preocupes, irá a Lakewood en la semana, así que aprovecharemos su ausencia – dijo esto guiñándole un ojo a la chica.

Siendo así, cuenta con ello Albert.

Por cierto Candy, ese anillo, ¿te lo regaló Terry?

Si – respondió tímidamente al tiempo que se ruborizaba notablemente.

Es muy lindo, tanto como tú.

Gracias.

Siguieron conversando por largo rato, él le contaba sus inquietudes y ella hacía lo mismo, confiándole que no quería salir a solas con Armand, le conto la historia entre ellos y como el chico había aprovechado la noche de año nuevo para declarársele, ella no le había dado una respuesta debido a que los habían interrumpido, por eso la insistencia del joven para salir con ella.

Ahora entiendo tu negativa para salir hoy con él, pero debes ser clara con el chico, no debe hacerse más ilusiones.

Lo sé Albert, pero no es fácil, es un gran amigo y lo que menos quiero es lastimarlo.

Pero si no lo haces de ese modo podría ser peor, corta por lo sano pequeña, es lo mejor.

Está bien, lo haré el sábado.

Muy bien.

Los días pasaron rápidamente y la noche de la visita de la actriz llego rápidamente, todos se encontraban muy nerviosos, no sabían quién era la invitada tan especial, sólo Albert y Candy conocían su identidad, por lo que Archie y Annie se miraban con desconcierto, mientras un elegante Albert los alcanzaba en la sala.

Así fue como la famosa actriz Eleanor Baker hizo su arribo a la mansión de los Andrew, llegó acompañada de Candy quien había ido por ella en el auto de la familia, para que no levantaran sospechas, los sirvientes habían tenido día libre por orden de Albert y sólo George podría estar presente en la cena.

Señora Baker, es un honor que haya aceptado mi invitación, luce usted muy bella – decía gentilmente el patriarca de los Andrew al tiempo que besaba su mano y la conducía al interior de la casa.

Es Eleanor Baker, no puedo creer que este aquí –decía asombrado Archie al tiempo que soltaba a Annie para acercarse donde la actriz - Señora, soy su más ferviente admirador, es un placer tenerla en nuestra casa.

Buenas noches, supongo que ella es su novia y usted es el señor Cornwell.

La cara de admiración y asombro por parte de los chicos no se hizo esperar, como era posible que ella supiera de ellos si ni siquiera los había visto una sola vez en su vida.

Si señora, ella es mi prometida, la Srita. Annie Britter – mientras regresaba al lado de ella y la dirigía a la presencia de la actriz.

Encantada en conocerla señora Baker – dijo haciendo una reverencia.

Les agradezco mucho su invitación, sobre todo porque en pocos días regresaré a Nueva York, me siento muy halaga de que unos caballeros tan elegantes conozcan mi carrera, sé por Candy que ustedes han asistido a ver mis actuaciones las veces que han podido, se los agradezco infinitamente – decía haciendo un movimiento de cabeza en agradecimiento, cosa que a los chicos encanto porque de ese modo veían cuan sencilla era aquella hermosa dama.

Pasemos al comedor – dijo un orgulloso Albert mientras ofrecía su brazo a Candy y Eleanor.

La cena fue un éxito, todos hablaban animadamente, sobre todo los caballeros que hacían todo por quedar bien ante la actriz, inclusive el serio George se había animado a participar en la conversación; ella por su parte se sentía a gusto, sabía que era gente de confiar, además, ella quería conocer más de la chica que pronto sería parte de su familia. Al concluir la visita, con asombro por parte de todos, el mismo Albert llevó a Eleanor a su domicilio, situación que aprovecho para conversar con ella sobre Terry.

Disculpe si le pareció atrevida mi propuesta, pero tengo curiosidad por conocer su punto de vista con respecto a la relación que sostienen Candy y su hijo.

Si he de serle sincera, desde hace muchos años yo sé que ella es la persona indicada para pasar el resto de su vida a lado de mi hijo – respondió ella de forma sincera, no mostrándose asombrada por el hecho de que Albert supiera su gran secreto.

Veo que no le sorprende que sepa esto.

Así es Sr. William, Candy me contó lo que había hablado con usted, además, usted es amigo de amigo de mi hijo desde hace mucho tiempo y sé que con usted mi secreto está a salvo.

Le agradezco la confianza, usted sabe que él y yo en algún momento fuimos grandes amigos, amistad que se vio interrumpida cuando dejamos de vernos, el resto usted lo conoce.

Lo sé perfectamente, pero espero que ustedes reanuden esa amistad.

Así lo espero yo también.

Durante el resto del trayecto platicaron cosas más triviales, él estaba contento de ver que la felicidad de su pupila estaría garantizada con su viejo amigo, así fue que llegaron a la casa, como todo un caballero le abrió la puerta del coche y la acompañó hasta la puerta de la casa, ella lo invitó a pasar, pero debido a la hora se negó, volviendo a la mansión.

La mañana llego a Chicago cargada de sorpresas, era viernes, un día antes del recital que daría Annie, ese día llegó Candy a trabajar como de costumbre, pero Mary Jean la estaba esperando en la entrada.

Buenos días chica traviesa.

Buenos días Mary Jean. ¿Ocurre algo?

Pasa a mi oficina, tengo algo importante que decirte.

Si claro.

Pasaron más de 1 hora conversando, al salir ella iba muy pensativa, pero la decisión había sido tomada, partiría a New York el domingo por la noche. Para instalarse posteriormente en New Jersey, le habían dado esos días libres para que alistara sus cosas, por lo que luego de despedirse de sus pacientes y compañeras, se dirigió a las oficinas de las empresas Andrew, al llegar la hicieron pasar de inmediato, la secretaria la conocía bien por lo que ingreso sin problema. Albert estaba sumamente ocupado, así que ella se disculpó por la interrupción pero le dijo que era algo importante, a él no le importo la interrupción y la hizo sentarse, mientras que George se disponía a salir, ella se despidió de él y se dispuso a platicarle lo ocurrido a su tutor.

Debe ser sumamente importante lo que vas a decirme para haber venido hasta aquí y no estar trabajando en el hospital, o, ¿acaso te despidieron por llegar tarde?

Albert! Que cosas dices, pero no, no me despidieron, más bien me han dado la oportunidad de incrementar mis conocimientos.

¿De verdad?

Si, sabes, voy a mudarme a New Jersey.

¿Estás hablando en serio?

Si, muy en serio, están integrando un equipo de médicos y enfermeras para recibir a los heridos de la guerra, nos capacitaran en las áreas de más necesidad, como lo es traumatología, psicología, algunos iremos a altamar, hay un punto intermedio donde reciben a los heridos para que los barcos regresen más pronto a Inglaterra.

Me parece muy loable la tarea de ser médico, a veces yo preferiría ser uno más de ellos.

Pero aquí también haces mucho bien, mantienes gente trabajando en las empresas, les proporcionas un medio de subsistir, eso también tiene mérito.

¿De verdad piensas eso Candy?

Por supuesto que sí Albert, como también se la enorme responsabilidad que es para ti, pero sabes que siempre contarás con mi apoyo, cierto.

Lo sé pequeña, gracias por estar conmigo.

Bueno, ahora debo irme, pasaré a visitar a Eleanor, luego iré a la mansión, debo hablar con la tía abuela.

Te deseo mucha suerte con ella – decía el rubio al tiempo que guiñaba un ojo – le diré al chofer que te lleve.

Gracias Albert, nos veremos en la noche en la mansión.

Salió de las oficinas al tiempo que el señor Legan arribaba a las mismas, se cruzaron en el camino y ella sonrió en señal de saludo, para su sorpresa detrás suyo bajo Neil, quien le hizo una reverencia, ella sonrió apenas y se despidió, cuando iba a abordar el auto Neil la intercepto.

¿Puedo hablar contigo un momento Candy?

Pero, tienes que ir con tu padre ¿no?

No será mucho tiempo, te lo prometo.

De acuerdo.

Perfecto, vayamos a una cafetería que hay aquí cerca, si quieres que nos lleve tu chofer, así estarás segura de que no corres ningún riesgo.

Ella acepto y abordaron el automóvil, llegaron a una agradable plaza donde se encontraba la cafetería, el chofer les abrió la puerta y Neil la ayudo a bajar, llegaron a una mesa y pidieron un par de americanos, además, ella pidió un pay de manzana. Mientras les traían el servicio él comenzó a hablar.

Sabes, nunca he sabido pedir disculpas, pero creo que algún día tenía que empezar.

Ella dejó su bolso en la mesa y lo miro de frente.

Sé perfectamente que te sorprende verme así, ¿no es cierto?

Ella solo asentía con la cabeza.

La verdad es que desde que te conocí llamaste mi atención, pero siempre había sido manipulado por Eliza, es mi hermana y aunque no lo creas, la quiero mucho, tarde me he dado cuenta del daño que hemos causado, sobre todo a ti, que tu único pecado siempre ha sido el ser dulce y bondadosa.

Fuiste objeto de muchas maldades, porque en el fondo mi hermana siempre te ha envidiado, tienes una gracia nata, elegancia que se adquiere de cuna y no estudiando, además, ahora cuentas con el apoyo de la tía abuela y eso sí que ha derrumbado el ego de mi soberbia hermana. Pero no vine a hablarte de ella, sino de mí. Para nadie es desconocido que te amo, no digas nada por favor, déjame continuar.

Esa noche, cuando fui atacado y herido, me di cuenta de lo estúpidamente que he estado desperdiciando mi vida, así que mi padre ha vuelto a darme una oportunidad y voy a aprovecharla al máximo, empezaré de nuevo, por lo que debo dejar saldada mi cuenta contigo Candy.

Extendió su mano y ella la estrecho sinceramente.

¿Podremos ser amigos algún día?

Si Neil, algún día podremos ser amigos.

Muchas gracias, sabía que podrías perdonarme, ahora debo marcharme, sabes, partiré a Boston en unos días, aunque las clases en la universidad han empezado, voy a tomar cursos y presentar mi examen, sin trampas, lograré obtener mi acceso y estudiar arduamente.

Me alegro mucho por ti, te deseo mucha suerte.

Él beso su mano antes de acompañarla al automóvil que la esperaba, así fue como entre ellos se sembró la semilla de la amistad, misma que perduró hasta los últimos días de su vida. Llegó a casa de Eleanor y debido a la hora la acompañó a comer, la actriz ya se movía como si nada le hubiese pasado, platicaron sobre lo que harían de sus carreras, así como del viaje de la pecosa a Nueva York.

Sabes Candy, podríamos partir juntas, yo debo regresar también y tengo una casa demasiado grande para mí, ¿te gustaría pasar ese tiempo conmigo?

¿Lo dice en serio Eleanor?

Por supuesto que sí, me hará bien tener compañía, además, te quedara cerca tu lugar de trabajo, pues sólo son 30 minutos de mi casa al hospital, caminando y en auto es más rápido.

No quisiera causarle molestias, de verdad, el hospital ha dispuesto de habitaciones en el internado de esa clínica.

No serás molestia, además, de ese modo tu familia se quedará tranquila.

Está bien, sólo si acepta que aporte parte de mi sueldo para los gastos.

No es necesario Candy.

Sólo así aceptaré, de otro modo aceptaré el sitio que ofrece el hospital.

Está bien, se me ocurre algo mejor. En lugar de darme a mi ese dinero, lo aportaremos al hospital que atiende a niños sin recursos, es muy grande y su labor es muy gratificante, soy miembro activa aunque nunca se diga nada al respecto.

Excelente idea, quizá también pueda ayudarles de otra forma.

Entonces hija, prepárate para partir el próximo domingo, mañana mismo enviaré un telegrama a Terry para avisarle de nuestro arribo, él nunca me perdonaría que llegarás y no estar él presente.

Gracias por todo Eleanor.

Así fue como ella preparó lo necesario para su partida, habló con la tía abuela quien parecía muy renuente a aceptar su estancia en la casa de la actriz. La misma señora llevó a Candy a surtir su guardarropa, no quería que una Andrew vistiera mal, mucho menos sabiendo que podría llegar a presentarse en alguna fiesta y en los teatros. Pasaron el sábado de tienda en tienda y así fue como llegó la hora del recital de Annie, quien se encontraba sumamente nerviosa en el teatro, había llegado muy temprano para ver que todo saliera a la perfección, si las cosas salían como ella esperaba obtendría el resto del dinero necesario para la fundación de su escuela, Archie la acompañó en todo momento, por lo que en la mansión sólo estaban Albert, Candy, la tía abuela y Armand Kenneth, quien no iba a desaprovechar su oportunidad para tratar de ganarse el corazón de la rubia.

Los caballeros esperaban en la sala a que las damas bajaran, no pasó mucho tiempo para que aparecieran en las escaleras, se quedaron boquiabiertos ante la imagen de la chica, quien lucía un precioso vestido rosa pálido con flores de un tono más fuerte esparcidas sobre la falda del mismo, el emblema de la familia lo llevaba al cuello pendiendo de una gargantilla finamente elaborada en oro, todo había sido elección de la Sra. Elroy por lo que está demás decir la elegancia y calidad del mismo, lucía su cabello suelto sujeto apenas por una hermosa tiara de diamantes, guantes del mismo tono del vestido y un hermoso abrigo blanco.

Partieron de la mansión y llegaron al teatro, los caballeros iban en la parte frontal del auto, Albert bajo y ayudó a la abuela a bajar, mientras que Armand hacía lo propio con Candy, él no había dejado de admirarla y tras ofrecerle su brazo hicieron su entrada al teatro, había muchos fotógrafos, mismos que tomaron muchas fotos de la heredera de una de las familias más reconocidas en Estados Unidos y del hijo de uno de los banqueros más prestigioso; lo más seleccionado de la sociedad se había dado cita ahí, también las damas de la familia Leagan se encontraban presentes, Eliza, quien estaba con unas amigas, no perdió oportunidad para molestar a Candy.

Vaya Candy, no pensé que una hija de Pony viniera a estos sitios, aunque claro, como la otra hija de Pony es quien organiza esto no podías faltar.

Si tanto le desagrada señorita, no veo porque aquí su presencia – respondió Armand de inmediato tomando la mano de Candy.

Veo que ya lo han enredado a usted también, pero le sugiero que tenga cuidado, con ese tipo de gente no sabe lo que le puede esperar – decía Eliza tratando de hacer sentir mal a la rubia quien empezaba a ponerse nerviosa.

Gracias por el consejo, pero me preocuparía más si fuese usted quien viniese a mi lado, si nos disculpa – condujo a la rubia al interior del teatro dejando tras de sí a una contrariada pelirroja.

Todo estaba listo para dar inicio al recital, un carruaje llegó a toda prisa al lugar, descendió una chica muy bonita, morena, de cabello castaño oscuro y unos lentes.

Patty! – grito Candy al reconocerla.

Candy, que alegría volverte a ver.

Las chicas se abrazaron cariñosamente mientras no dejaban de saludarse y decirse cuanto se habían extrañado, la chica lucía cambiada, era una maestra recién graduada y se uniría al equipo de Annie en la escuela que abriría, también viviría en Chicago, hablaron brevemente pues estaba por iniciar la bienvenida, por lo que entraron y ocuparon sus asientos.

En el intermedio salieron de los palcos a los pasillos, todo estaba saliendo muy bien, Candy presento a Patty y Armand, la chica se sonrojo ante la presencia del joven.

Al concluir el recital se dio una recepción en la mansión de los Britter, una vez ahí Candy se escapó a los jardines un momento, se sentía mucho mejor ahí, la gente empezaba a aburrirla, sobre todo los jóvenes quienes al verla sola un momento se aproximaban a ella para invitarla a bailar, ella acepto algunas invitaciones para que la tía abuela no se disgustara, pues era ella quien le indicaba cuales aceptar y cuales declinar.

Que bien se siente respirar aire puro.

Sabía que vendrías aquí, ¿podemos charlar Candy?

Armand, no pensé que estuvieses aquí.

Salí detrás de ti, no puedo demorar más esta conversación, tú sabes muy bien a lo que me refiero.

Discúlpame, pero no quiero lastimarte, antes de que me digas cualquier cosa, debo sincerarme contigo, yo... yo amo a otra persona Armand, vamos a casarnos y no puedo dejar que te ilusiones más conmigo, perdóname.

Él se da la media vuelta y el silencio se apodera del jardín, ella no sabe que decir para que él no se sienta mal, por lo que opta por irse y dejarlo solo.

Espera Candy... no tengo nada que perdonarte, era obvio que una chica tan linda como tú ya hubiese sido conquistada, pero al verte siempre triste pensé que yo podría devolverte la sonrisa, pero luego, al verte ese día en la mansión de tu familia, lucías radiante, el brillo en tu mirada delataba felicidad, fue entonces que comprendí que no podía tener más esperanzas, pero no vi a nadie a tu lado estabas sola, por eso me decidí a confesarte mis sentimientos, con la esperanza de que tu corazón ya estuviese listo para amar nuevamente

Lamento no haber sido sincera antes, así hubiésemos podido evitar esta situación, adiós Armand, quizá nunca más nos volvamos a ver.

No, no digas adiós, siempre podremos ser amigos, ¿cierto Candy?

Si Armand.

Dime, conozco al dueño de tu corazón.

Ella dudó un poco en responder, no quería causar más daño, respiró profundo y dijo.

Sin duda alguna.

De quien se trata.

Terry Grandchester.

Así que la estrella de Broadway es tu novio, pero porque nadie lo sabe.

Bueno, es una larga historia, quizá algún día te la cuente, solo un favor, mantén el secreto quieres.

Claro que sí amiga.

Ambos estrecharon las manos en señal de amistad, la velada terminó y los Andrew volvieron a su mansión. El día fue demasiado breve, debido a la partida de Candy la abuela Elroy había organizado una comida de despedida, fue ahí donde todos se despidieron, debido a que ella viajaría con Eleanor, lo que menos querían era publicidad, así que por la tarde George y Albert fueron a llevar a Candy a la estación, ahí Eleanor ya la esperaba, se había puesto un sombrero con un velo que le cubría la cara lo cual le permitía pasar desapercibida.

Sra. Baker, le agradezco infinitamente que haya ofrecido su casa a mi pequeña, espero que eso no le traiga problemas.

No tiene nada que agradecer, además ella es como una hija para mí. En cuanto a los periodistas no se preocupe, no habrá problema alguno con ellos, pues no pienso dejarme ver sino hasta el estreno de la obra, que será en 3 meses, por supuesto que están ustedes cordialmente invitados.

Muchas gracias Sra. Baker.

Señor, ya esta todo arreglado, en unos momentos partirán.

Pequeña, pórtate bien y cuídate mucho, saluda de mi parte a Terry y dile que nos veremos pronto.

Claro que si Albert, ¿irás a visitarme?

Por supuesto.

Fue así como Candy partió a lo que sería su hogar por un buen tiempo. Feliz de reunirse finalmente con el amor de su vida.

En Nueva York el día pintaba para ser el más agradable de todos, ese día llegarían su madre y su novia por lo que él era el chico más feliz del mundo, se encontraba desayunando en un restaurante cerca de la estación, pues en un par de horas más llegaría el tren y como buen caballero inglés la puntualidad lo caracterizaba; estaba degustando un café mientras hojeaba el periódico, nunca lo leía pero de algún modo tenía que pasar el tiempo; pasaba las hojas sin poner demasiada atención, pero al llegar a la página de sociales, una foto llamó su atención.

Eh, pero si es Candy... pero quien es el tipo que la acompaña, esto debe ser un error.

"El próximo gran enlace de dos prestigiosas familias"

Al pie se encontraban dos fotografía donde aparecían Candy y Armand, en la primera entrando sonrientes al teatro y la segunda tomados de la mano.

Terry se encontraba realmente furioso, el encabezado era por demás escandaloso. No terminó de leer la nota, salió del lugar con el periódico en sus manos, sintiendo una enorme rabia, mientras tanto, el tren se aproximaba a su destino...

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