Ceremonia del té (抹茶): es una forma ritual de preparar té verde o matcha, influenciada por el budismo zen, sirviéndose a un pequeño grupo de invitados en un entorno tranquilo. Es una manifestación significativa de la historia y la cultura japonesa tradicional.
Gracias a una mentira que su tío inventó se salvó de la noche de consumación, ahora estaba arrodillado en el temblo en conjunto a Hawks quien temblaba levemente mientras se quejaba. Si fuera otro tipo de persona no hubiera preguntado y tal vez estaría aun en sus rezos, pero ahora miraba fijamente al alado que tenía una marca de quemadura en su nuca, como un agarré.
—Tío Hawks, ¿Qué fue lo que te sucedió?— las alas del mayor se tensaron por un momento mientras su rostro se deformaba en un gestó, así le había visto su madre mientras le confesaba aquéllo.
—Nada, sólo tengo una herida en la pierna, sabes que la guerra no perdona.
El mayor giró la vista para intentar alejarse de su sobrino pero éste jaló de sus alas haciéndolo caer. —No me mientas, tienes una quemadura en la nuca. ¿Qué diablos te pasó?
—Si eres hijo de mi hermana.— suspiro profundamente —hice enojar al emperador Enji, sólo fue eso… me iré mañana en la noche a Osaka, no pongas esa cara, no pienso ir a Tokio hasta que terminé nuestro trató, soy un hombre de palabra. — recibió la mano de Katsuki quién le ayudó a levantarse. —. Dime, ¿Qué harás para escaparte de la noche de consumación? Deberás hacerla, en algún momento Shoto debe dejar descendencia y tu no podrás dársela, no se cuánto tiempo actúe el emperador Toshinori ni siquiera se si las supuestas joyas están aquí.
—Debemos confiar, yo haré mi parte y tú la tuya, sólo debemos confiar en él.
—Ya veo…
A la mañana siguiente se vio un carroaje imperial a las afueras del palacio del emperador Enji, por lo que se veía venía de parte de Tokio ya que tenía el escudó del emperador Toshinori, de él bajo un hombre de baja estatura juntó a un joven que portaba una mascara de kitsune, era un soldado en entrenamiento. Caminaron en dirección a la entrada siendo recibidos por Enji quién parecía molesto por la visita de ambos.
—Enji…
—Gran Torino, ¿Qué hace en mis tierras? No recibí ninguna carta imperial que informará tal evento.— el hombre de baja estatura chasqueó los dedos en clara indicación al joven que sacó la carta, entregandosela a Gran Torino quien comenzó a leerla: "Por indicaciones del emperador Toshinori se requiere una plática con el emperador Enji para hablar del tratado de paz, el representante del emperador, Gran Torino será quién de los acuerdos y de no estár de acuerdo se disolverá aquélla paz juntó a los territorios que le fueron entregados al emperador Enji." Katsuki y Shoto abrieron los ojos en desmedida mientras Hawks juntó a Tokoyami guardaban silenció, Enji se veía furioso pero prefirió no comentar nada sólo le pidió a Gran Torino que lo siguiera a su oficina mientras el joven se quedaba a hacer guardia, la máscara de Kitsune se giro en dirección a Hawks quien le regaló una sonrisa.
—Nos iremos ahora, ¿Tokoyami tienes listas las maletas? — el chico negó para darse medía vuelta y hacer aquéllo que le indicaron, Katsuki se le acercó molestó para jalar del cabello a su tío pero un kyuran le evitó aquéllo. —Tranquiló, es mi sobrina, ella es así…— le comentó al chico de la máscara de Kitsune quién asintió para alejarse en dirección a dónde fue Tokoyami dejando a Shoto, Katsuki y Hawks sólos.
—Saldré un momento, regresaré en la noche por si mi padre pregunta, vale? — indicó Shoto para salirse cuánto antes del palacio, cómo si tuviera algo importante que hacer pero Katsuki prefirió no preguntar, observando como su esposó salía corriendo.
—No pensabas irte en la noche, me lo dijiste.
—Eso era ayer antes de que viniera Gran Torino y Da… bueno tu entiendes, no me iré con ellos a Tokio, se que él vió mi herida, así que lo más seguro es que me mandé a Osaka.
—¿Quién es él?
—El soldado de la máscara de Kitsune, es un amigo, siempre me regaña por ser algo imprudente. Perdón si te intento matar, es algo celoso con cualquiera, por eso pedí a Tokoyami para mi escolta, él hubiera arruinado todo. ¿Has tomado clases de maiko? — Bakugo negó viendo cómo su tío bajaba sus alas en un gesto algo curioso que interpretó como molestia. —Diablos, necesitó enseñarte algo rápido, ven.
Ambos subieron a la habitación del té donde una sirvienta acomodaba todo para por si el emperador y Gran Torino llegarán, Hawks le pidió que saliera no sin antes indicarle que trajera otra pieza de té por si llegarán a romper algo, la mujer asintió dejando a ambos rubios sólos.
—¿Qué hacemos aquí? — preguntó Bakugo mientras su tío le indicaba con una mano que se sentara mientras con la otra sujetaba una bandeja de té.
—Te enseñaré la ceremonia del té que las maiko saben, debes prestar mucha atención a lo que hago, ¿entendido? — el menor asintió viendo como Hawks tomaba la tetera con gracia mientras su postura se veía firme y delicada, el humo salía a montones y chocaba en su rostro pero en ningún momento cerró los ojos, agarró el cucharon para servir un poco de agua hirviendo mientras en un recipiente aparte molía el matcha al que procedió a servirle el agua hirviendo sin dejar de agitar y crear una espuma espesa, sirvió un poco de éste en el cucharon pasándolo a las manos de Bakugo quién lo olió tranquilizandose con el aroma; a los segundos le fué retirado para ser servido en un recipiente de té que le fue entregado mientras su tío limpiaba los objetos usados con un pañuelo.
—Bebe tres veces, degusta el sabor y escucha a tu alrededor. — Bakugo hizo lo indicado sorprendiéndose de que el té fuera más concentrado pero sin perder su dulzura. Hawks procedió a colocar en una bandeja pequeña dos de los postres que había allí dejándolos en el centro de la mesa. —. Todo lo que hice es una de las partes más importantes de la ceremonia del té, necesitas saberlo ya que tu esposo o tu suegro en algún momento te pedirán hacer una, las maiko y geishas saben hacerlo así que tu igual necesitas saberlo.
—Entiendo.
Lejos del palacio un chico cubierto con un gran sombrero de paja, acompañaba a una mujer albina a cargar una cesta que contenía varias frutas y verduras al igual que unos cuantos mochis, ambos portaban una pulcra yukata blanca de diseños florares, indicando que se estaban preparando para el tanabata.
—Cariño, ¿Quieres manzanas? — preguntó con dulzura Rei a su hijo que asintió para ver como la mujer cogía tres manzanas para a los pocos segundos pagarle al vendedor. — se ven tan dulces, te encantará el decorado que haré con ellas. — sonrió mientras abrazaba las manzanas a su pecho, al igual que una niña pequeña.
Su madre había bloqueado todos los traumas que Enji le hizo, recordando únicamente lo bueno junto a sus hijos, la okaa-saa del okiya le hizo el favor de informarle aquélla información que el doctor le dió, ahora más que nada debía cuidar a su madre; una recaída podría volverla loca de por vida y nunca se perdonaría por tal atrocidad.
—Mamá, ¿Quieres qué celebremos el tanabata juntos? — se acercó a la mujer que ne miró fijamente, borrando la sonrisa en su rostro un acto que asustó a Shoto quien íba a decirle que era una broma pero la risa delicada de su madre le hizo cayarse.
—Claro, me encantaría cariño, pero ¿Tú padre no se molestara?
—No, no lo hará, él creerá que estaré con mi esposa ese noche en la habitación encerrados, hablaré con ella y escaparé del castillo hacía el festival. Te lo prometo. — dejó durante unos segundos la cesta en el suelo para jalar una de las manos de su madre y besarle los nudillos en un gesto de cariño.
—Shoto, no tienes que hacer eso. No quiero que arruines tu matrimonio por hacer feliz a una mujer tan horrible cómo lo es tu madre— bajó la mirada para que su hijo no viera los indicios de lágrimas que pronto se avecinarían.
—Mamá… nunca digas eso de nuevo, tu no eres horrible, eres la mujer más bella de todo Edo y nadie es capaz de ganarte. No arruinare mi matrimonio, no hay amor entre Katsuki Shizuoka y yo, sólo obligación; — su madre levantó la mirada para verle fijamente tratando de encontrar la mentira en su rostro, pero no habia signos de mentira en sus palabras. — ese día en el festival usa el kimono azul que tienes, yo llevaré una yukata del mismo color juntó a una mascara de nekomata. Te esperaré allí madre, ahora vamos a la okiya.
La mujer asintió con una sonrisa débil en sus labios, se sentía la mujer más afortunada de tener a su hijo tan preocupado por ella, pero claro que sería mucho más perfecto estar junto a sus demás hijos; Natsuo, Fuyumi y Dabi, cómo los extrañaba.
El carroaje que pertenecía al emperador Toshinori salió del castillo imperial junto a la carroza de la familia Shizuoka; Bakugo sólo pudo ver como su tío era escoltado por esos dos chicos, antes de subir le besó la frente junto a darle un pequeño golpecito en está, así normalmente su madre se despedía de él cuando íba a los campos a entrenar junto a los demás niños.
—Es una lastima que se hayan ido tan temprano, el capitán era tan amable. — comentó una sirvienta mientras hablaba con otras sobre la retirada de su tío, decidió no escuchar más para subir a la habitación que compartía junto a su esposo y allí tratar de buscar alguna excusa para escapar de la consumación.
Bakugo espera por su «esposo». Espera con las mangas de su kimono entre los dedos y temblando de miedo. Debería esperarlo de frente, listo para retirar sus ropajes apenas llegue pero…
Pero sabe que si es necesario hacer eso, todo estará perdido.
Así que le da la espalda a la puerta de la habitación, y en su lugar observa a través de la rendija de la que da al jardín la luna que baña el patio interior, e incluso el estanque de su nuevo hogar. Siempre considerando que sobreviva a esta noche, claro.
Es una noche estrellada. El tipo de noches en que él y su padre solían sentarse en el patio y hablar de constelaciones. Bueno, él le hablaba de constelaciones; Katsuki se limitaba a escuchar su voz elevarse por sobre el canto de las cigarras mientras su madre les miraba con diversión.
En algún lugar, su madre, Inko e Izuku deben estar mirando las estrellas juntos, se dice. Sí, ellos serán felices lejos de esta pesadilla, pese a que ahora mismo su madre aún debe estar llorando la tragedia.
Bakugo se repite a sí mismo que es afortunado al oír abrirse la puerta corrediza.
Sabe que lo es, claro que sí: porque si estos son sus últimos momentos, si su engaño fuese a ser descubierto y la ira de su esposo desatada como para decidirlo a remediar el deshonor por mano propia, el cielo está estrellado y puede verlo en toda su magnificencia.
Este cielo estrellado será lo último que vea.
Espera el reproche, la reprimenda por no ser una «buena esposa». Quizás incluso un golpe, si a Todoroki Shoto se le da por ese lado al igual que al emperador Enji.
Lo último que espera es sentir que alguien más se arrodilla a su lado.
Allí, a una distancia prudencial pero tampoco tan lejana, Shoto apoya sus rodillas en el suelo y dirige una mirada al mismo cielo estrellado. Bakugo se gira a mirarlo justo a tiempo para ver cómo sus labios se mueven.
―Qué hermosa noche, ¿verdad Kats?
Es la primera vez que realmente escucha su voz puesto que en la ceremonia sólo pronunciaron frases cortas y monosílabos lacónicos, y halla que esta no es del todo acorde a su figura; es casi dulce, y al mismo tiempo, sienta bien con su imagen benevolente. Al menos la imagen de mármol que Shoto mostró en la ceremonia parece romper con su sonrisa afable.
―S-sí, lo es. — trató de suavizar su voz pero sonó algo ronca cómo si hubiera llorado todo el día.
Su lengua se ha hecho un nudo en su boca, mas recuerda a tiempo que debe dirigirse al joven como su marido:
―Todoroki… -sama.
El joven niega con la cabeza sin perder la sonrisa, y replica:
―«Shoto» bastará. Soy tu esposo. No tu señor.
Bakugo preferiría mil veces que fuese lo último. Pero Shoto no parece advertirlo, perdido en la inmensidad celeste durante un largo rato.
Cuando parece que ya ha disfrutado lo suficiente del resplandor de las estrellas, fija la vista en Bakugo. Este, por su parte, al caer en la cuenta de que ha permanecido escudriñando el rostro ajeno en una completa falta de descortesía, aparta la vista con tanta brusquedad que teme recibir una reprimenda también por eso.
Pero, lo único que Todoroki dice antes de levantarse en un grácil movimiento es:
―Las últimas semanas debieron ser el infierno para ti, Kats. Pero hoy ya puedes dormir con tranquilidad. No te haré nada que no me permitas, no soy un monstruo como lo es mi padre, se que estámos juntos por un tratado de paz junto a la ambición por el poder militar de tu familia. No planeó que me ames a la fuerza, todo llegara a su tiempo y si eso no llegará a suceder, nunca te forzaría a nada.
Bakugo asiente ligeramente mientras Shoto le responde con una sonrisa dulce para escuchar cómo el rubio se levanta de su lugar, Bakugo se cambia a una bata ligera que ha encontrado en el vestidor adyacente, diseñada esta para cubrir su modestia incluso en partes que no le importaría exponer, mientras que Shoto viste una a juego, aunque algo más masculina.
Se acuestan en la misma cama, a una distancia más corta que larga que solo lo preocupa más.
No obstante, en ningún momento su esposo hace el más mínimo intento por acercarse a él.
Solo pronuncia palabras que Bakugo graba en su mente antes de dormirse:
―Nada de esto fue mi idea. Lo siento, pero no te amo, no creó nunca hacerlo Kats.
Y así, Bakugo se sume en un pesado pero merecido sueño.
Ha sobrevivido a la noche de consumación.
Su secreto sigue a salvo.
Joder, aún seguimos emocinadas por lo de alta gama y Dabi bebé, pero bueno. No más spoilers. ¿Por qué creen que Todoroki le dijo eso a Bakugo? ¿Quién es el chico de la máscara de kitsune? Son tantas dudas, nos leemos en el siguiente, adiós.
Erika~
