Hola, hola, Luna de Acero reportándose. HEMOS LLEGADO AL FINAL SEÑORES, APLAUDAN, VAMOS, CUMPLÍ CON ESTA HISTORIA. Bueno, listo, espero les guste el desenlace. Les quiero decir que ha sido una verdadera sorpresa ver que había tanta gente siguiendo este fic, estoy impresionada. Aquí les dejo cerca de 9000 palabras para que se despidan de esta historia, así que en retribución espero me den un review o sus bonitos comentarios. No es obligatorio, pero en serio, me haría muy feliz que lo hicieran!
Hasta aquí llegó mi camino, muchas gracias a todos, todos los que han gustado de esta historia y la han seguido. LOS QUIERO, HASTA LA PRÓXIMA y sayonara!
Disclaimer: Los nombres de los personajes no me pertenecen, son de Isayama Hajime, la historia si es de mi total invención.
Advertencias: Personajes OoC, palabras altisonantes, contenido R18, lemon, ya están advertidos, enjoy!
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"A veces no hay próxima vez.
A veces no hay segundas oportunidades,
a veces es ahora o nunca".
Bob Marley
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Los siguientes días vivió como un zombie. Hacía su trabajo tratando de evitar acercarse demasiado a Erwin, cumplía con la agenda, terminaba las presentaciones, atendía las llamadas, hasta tuvo que ver cómo redactarle un discurso de inauguración en una planta dónde instalarían su nuevo sistema de seguridad y no sería el único que tuviera que crear.
Estaba sentado en el escritorio que antes usaba Greta, terminando unas planillas y escaneando unas boletas de consumo que debía registrar para envíar a tesorería. Erwin salió de su despacho y se le quedó mirando fijo mientras tecleaba sin parar. En cierto momento no soportó su mirada y le devolvió la suya, cansina y levemente irritada.
—¿Te falta mucho? —le preguntó su jefe poniéndose un sobretodo de marca.
—Bueno, tengo doscientas boletas para imputar y voy cincuenta, sacá cuentas —respondió apático.
—No te dije que lo terminaras hoy, tenés hasta el diez para mandar el archivo.
—No me gusta dejar tareas pendientes, además tenés la reunión con los chinos mañana y seguramente voy a estar todo el día llamando restaurantes, haciendo reservas, y si salen voy a tener que ir también. Cuando menos acuerde va a ser tarde. Prefiero quedarme un rato más y sacarme esto de encima.
—Me encanta lo responsable que sos —le largó en un susurro el rubio—. Pero puedo conseguirte que te extiendan el plazo, no es algo tan urgente. Vamos a cenar, dale, yo te invito, sushi.
Levi se mordió la lengua porque amaba el sushi, pero ni de chiste volvería a salir con su jefe.
—No, gracias, estoy mal de la *panza —mintió descaradamente y luego volvió a tipear con más ganas.
—Vos te lo perdés. Chau, hasta mañana.
—Chau.
Una vez que escuchó el ascensor cerrarse se detuvo.
—*Cajetudo del orto.
Suspiró y miró la pantalla, eran más de las siete, a las seis todo el mundo había volado. Capaz solo quedaba Pepe el guardia en planta baja. Rememoró vagamente su conversación con Eren, su situación actual y se deprimió ¡Qué *boludo había sido! Podría haber filmado a Eren cuando cogían, o cuando estaba desnudo y dormido así tenía aunque más no fuera un lindo material para hacerse una *paja. Puto Eren ¿Por qué no lo había filmado? Y de pronto se hizo la luz en su cerebro, claro, ¿por qué *carajos no lo había filmado?
Sonrió animado y tomó otras cincuenta boletas y las puso en la impresora multifunción para que las empezara a escanear mientras en una libreta anotaba todo lo que iba a necesitar. Seguro que los de mesa de ayuda y sistemas ya no estaban, mejor. Miró a un costado arriba, había cámaras por todo el lugar, pero él y Mariano eran los únicos que conocían los circuitos de memoria, así que iba a ser sencillo aprovechar "los puntos ciegos" de las cámaras escabullirse y conseguir las cosas que iba a necesitar.
Terminó todo su trabajo dos horas después. Apagó las luces, tomó el ascensor y se fue hasta planta baja. Caminó hasta su antigua oficina y rápidamente puso en su mochila las cosas necesarias que no eran muchas. Sentía una renovada esperanza aflorando desde lo más profundo. Luego salió, saludó a Pepe, marcó su salida con su tarjeta magnética y regresó a su casa.
Trabajó casi toda la noche, estaba tan entusiasmado que no pudo siquiera irse a dormir hasta pasadas las tres. Estuvo soldando, probando, haciendo pruebas y una vez que estuvo completamente satisfecho dejó su labor. Ahora sí.
Al otro día llegó media hora antes, a pesar del poco sueño parecía refrescado, tomó un café doble y se sentó a hacer las llamadas pertinentes, a arreglar los horarios de Erwin y hacer las reservas. Cuando el rubio llegó no pudo evitar quedarse mirándolo. Levi estaba de traje, uno azul, elegante y que le ajustaba un poco pero marcaba su cuerpo, que podía tener pancita pero a él lo volvía loco.
—Buenos días, Levi, ¡qué elegante!
—Gracias. Buenos días, jefe. Ya hice la mayoría de las reservas y aquí el discurso que me pidió para la cena en el Colegio de abogados, ya se lo envíe por email.
—¡Qué eficiente! Noto un creciente entusiasmo en vos que me pone de muy buen humor, y me gusta tu *look así impecable.
—Bueno, vamos a recibir gente importante, como su secretario tengo que estar a la altura de las circunstancias.
—Igual, no hace falta tanta formalidad, no es necesario que me trates de usted.
—En vista de que vamos a recibir gente asiática, ellos aprecian que haya mucho respeto entre un subordinado y un superior. Estoy practicando —le contestó con una sonrisa muy sutil.
—Bueno, me parece bien.
Sonó el intercomunicador y Levi atendió.
—Su café ya llegó, en unos minutos se lo subo —dijo saliendo del escritorio y dirigiéndose al ascensor, pudo sentir la mirada penetrante de Erwin y supo que todo estaba marchando bien.
Cuando regresó con el café lo dejó en el despacho de Erwin, antes de salir se acercó a una repisa donde tenía unas especies de esculturas de samuráis y otras cosas que no supo definir. Lo cierto es que siempre intentaba estar el menor tiempo posible en ese lugar, porque estar a solas con el rubio era una invitación a que lo acosara. Sin embargo se giró, como se lo imaginaba lo seguía mirando atentamente.
—¿Puedo...? —preguntó mientras señalaba la escultura más linda de todas.
—Sí, adelante. Es una colección antigua que me regalaron cuando vivía en España, le tengo mucho afecto.
Sin dudarlo tomó el samurái y lo levantó con cuidado, era liviano, lo que significaba que tal vez estaría hueco, lo observó desde varios ángulos completamente concentrado, tanto que cuando lo tuvo a Erwin cerca se sobresaltó y la figura cayó al piso, con tanta mala suerte que se le astilló el cuello y la cabeza rodó más allá.
—¡La puta madre! —no pudo evitar renegar mientras intentaba agarrar las piezas y ver el daño.
Se giró y miró con algo de temor a su jefe que contenía un suspiro.
—Perdón, perdoná, Erwin, es que se me resbaló, te juro que no fue a propósito, te-te compro otro, vos decime dónde, no importa sí es caro, te traigo uno nuevo.
—No dejá —dijo tomando la cabeza del samurái mirándola con pena—. Es una antigüedad, es de Europa, no sé ni dónde habrá algo como esto y después de todo aunque lo consiguieras, lo que dudo, no podría reemplazarlo tiene un valor afectivo para mí.
—Ay, no. Ah, escuchá tengo un amigo que es restaurador, es muy bueno, por favor, déjame que se lo lleve para que lo arregle, por favor.
Levi estaba realmente apenado, arruinar semejante figura hermosa, y realmente no estaba seguro que su amigo lo pudiera arreglar. Tragó duro y miró a su jefe suplicante.
—Bueno, no sé, ¿tú amigo es experto?
—Sí, se llama Fabio, trabaja en la casa de antigüedades Mastropiero, vos compraste las lámparas de tu casa de ahí, ¿te acordás?
—Ah, sí, bueno, es un gran lugar. Dale, lleváselo, pero que no lo empeore, si ve que no tiene arreglo mejor que lo deje así. A fin de año me voy a Japón, cualquier cosa veo de contactar a alguien allá.
—Pero los samuráis son chinos...
—Ya sé, pero capaz hay gente más especializada. Como sea, llévalo y que te diga qué puede hacer.
—Lo siento mucho, Erwin.
—¿Qué le vamos a hacer? Son accidentes, ya fue, no te sientas mal —dijo poniéndole la pesada mano en el hombro, el más bajo contuvo la respiración pero se quedó quieto con cara compungida. Erwin le acarició el rostro y le levantó el mentón para dejar un beso que apenas le rozó los labios—. Listo, con esto me basta y me sobra.
Su secretario se rió forzosamente y se alejó llevándose la reliquia con él. Apenas salió por la puerta apretó los dientes.
La visita de los empresarios chinos fue un éxito, estuvieron *culo a la bulla hasta el viernes, pero se fueron super contentos y Erwin pudo hacer un contrato mega exitoso para las más de cien sucursales de los hombres. Estaban agotados, de tanto llevarlos de paseo, conversar, sonreír, ir de reunión en reunión, probar cosas, hacer presentaciones. Levi sentía que le había pasado un camión por encima, nunca pensó que podía realizar una tarea tan dura como ser amable y socializar tanto.
Su jefe le dio el sábado libre y estuvo abocado a su tarea la cual le consumió todo el día, se encargó de encajar todo perfectamente dentro del samurái y luego con mucha habilidad le selló el cuello. El domingo almorzó con sus padres, se dejó mimar por su mamá que hacía rato le reclamaba una visita y por la tarde se la pasó jugando con Rogue y limpiando. A la noche le cayó Hanji con Moblit y comieron un buen *asado con ensalada *de palta y tomate. Jugaron a las cartas, tomaron cerveza y se rieron a más no poder. Como estaba Moblit, Hange no quiso hablar sobre "el otro tema", pero le dijo que el miércoles se juntaran a almorzar que tenía que preguntarle y contarle algunas cosas.
Se bañó, se acostó y durmió como un bebé. El lunes se despertó temprano. Se acicaló y se volvió a poner un traje, esta vez negro, no tan fino como el azul, pero con una camisa blanca a la que le desprendió algunos botones, hasta perfume se puso, mientras se iba preparando mentalmente. Tomó el muñeco que ya estaba arreglado, lo envolvió en papel de diario y lo puso en una caja para llevarlo de vuelta. Llegó antes que Erwin, como se le había hecho costumbre y puso la estatua en su lugar, chequeó algunas cosas con su celular, funcionaba todo perfecto.
Volvió a su escritorio, pidió el café de su jefe y de paso se pidió uno, mientras abría la agenda para chequear las reuniones del día a la vez que se fijaba los emails que habían llegado. El rubio llegó a las nueve en punto, saludó cordialmente y le sonrió como una estrella de cine.
—Estás cada día más lindo, Levi —le soltó con voz seductora—. Cuando esté mi café vení a mi despacho.
—Sí.
Apenas desapareció de su vista Levi suspiró. Pepe le avisó que el café había llegado y lo fue a buscar. Era hora de hablar de frente nuevamente.
Entró a la oficina y llevó los dos cafés dejándolos sobre la mesada pulida de cedro.
—Erwin, ¿tendrás unos minutos?
—Para vos todos los que necesites —respondió complacido mientras tomaba su café y le daba un sorbo.
—Bueno, mirá, ya está tu samurái restaurado —dijo señalando al muñeco—. Quedó como nuevo.
—Ya veo, hicieron un excelente trabajo, ¿te cobraron mucho?
—Más o menos, pero me quedo más tranquilo que ya está listo. Igual yo quería hablar de otra cosa.
—Decime —dijo poniéndose de pie y acercándose para pararse a su lado, Levi dio un paso atrás con cautela.
—Viste que la semana pasada nos fue re bien, ¿no? Yo me esmeré un montón para que todos los detalles estuvieran cubiertos.
—Claro, se notó tu *laburo, te dije que este puesto te iba como anillo al dedo.
—Sí, sí, lo que pasa es que ya sabés que lo mío es otra cosa, sistemas, diseño, implementación, circuitos, otra cosa, ¿entendés? Yo te agradezco el puesto, de verdad, pero yo quiero volver a lo mío, Erwin, siento que estoy perdiendo el tiempo acá.
—Ya tuvimos esta charla antes, y ya te dije que no hay puestos disponibles porque se reorganizó el departamento. Además yo te necesito aquí, hacés el trabajo mejor que nadie.
—Bueno sí, porque vos dijiste eh... dijiste que si yo colaboraba las cosas iban a estar bien, yo no quiero poner en riesgo mi trabajo, lo necesito.
—Hey, tranquilo, bonito, ¿acaso yo te dije que tu puesto estaba en riesgo?
Erwin se acercó invadiendo su espacio personal y olisqueó la base de su cuello, Levi trató de mantener la incomodidad a raya.
—Me vuelve loco tu perfume, ¿ya te lo dije, no?
—Ah, sí. Pero escuchame un ratito —dijo dando otro paso atrás—. ¿Cuánto tiempo tengo que estar acá para volver al departamento de seguridad y desarrollo?
—No sé, va a depender de vos —dijo tirando levemente del cuello de su camisa para ver un poco más de piel—, si te esmerás, si hacés las cosas bien... ¿Qué te pasa hoy? —le sonrió coqueto—. Estás más dócil, más... no sé.
—Vos me dijiste que colabore más, ¿no? Así que... —carraspeó bajando la mirada y Erwin sintió una correntada de excitación, le pasó la mano por la cintura y lo acercó a él, Levi se resistió sin verdadera fuerza—. Erwin, pará un poco, dale, solo quiero hablar.
—¿Qué pasó con Eren? —le preguntó cerca del rostro mientras el más bajo trataba de esquivarlo—. ¿Te dejó solito?
—No vine a hablar de cosas personales.
—Te dejó, ¿no?
—Bueno, ¿eso qué importa de todas maneras? Yo quiero hablar de mi puesto, d-dale —apretó los ojos cuando el rubio le dejó un beso en el cuello.
—¿Lo hacés a propósito, eh? —le dijo resoplando.
—¿Hacer qué? ¿De qué hablás? —Lo empujó por el pecho, tratando de alejarlo y mirándolo con el ceño fruncido—. Che, pará dije, ¿me podés soltar?
—Mentiroso, lo hacés a propósito, mirá como te vestís, te arreglás, no me lo negués, es claro que intentás seducirme. Vos te lo estás buscando.
Levi se alejó del todo y tomó una buena distancia.
—No, no, vos estás confundido, te dije que como tu secretario y con todas esas reuniones importantes que hay tenía que vestirme con traje, que vos lo interpretes de otra manera es tu problema. Yo vine a hablar seriamente, no a que me estés manoseando.
—No seas tan dramático, ¿querés? Si hace un ratito estabas que te derretías entre mis manos, ¿te gusta esto? ¿Qué te persiga? —Levi negó con fuerza sacudiendo la cabeza mientras retrocedía porque Erwin se le venía encima—. Me calentás más si te ponés así.
—No, no, basta, en serio, tenés una re-reunión ahora a las y, y media, así que, ponete serio, ya va a llegar el señor Politti.
—Te salvaste por la campana —le dijo tomándolo del rostro y estampándole un sonoro beso, luego se fue a sentar—. Pero tenemos una charla pendiente vos y yo, y de hoy no pasa, vas a venir conmigo a cenar a como dé lugar.
—No puedo, Erwin, tengo que ir a ver a mis viejos.
—Cancelá con ellos y vas mañana, ¿cuál es el problema? Te dije que de hoy no pasa —y le guiñó un ojo—. Ese Eren es un pelotudo si te dejó ir.
—Escuchame, ¿no hay otra manera? —intentó una última vez—. ¿No podemos arreglar las cosas de otra forma? ¿Tiene que ser así?
—Esta noche hablamos, bonito, andá a tu puesto dale, que si te tengo acá no me aguanto, dale, andá.
Levi salió del despacho, soltó un largo suspiro una vez fuera y apretó los dientes.
—Sí, hijo de puta, de hoy no pasa, ya vas a ver.
Justo entró Cristina, una de las administrativas que venía a dejar unos papeles que tenían que ser autorizados por el Director. Levi aprovechó para verse lo más atribulado posible. La chica notó que estaba mal y le acercó un vasito con agua mientras le refregaba la espalda.
—Me podés contar si querés —le dijo solícita—, soy de confianza, Levi.
—No, está bien, es tan feo que me da vergüenza, no te preocupes, ya va a estar todo bien, gracias Cris.
Esa tarde no volvió a su trabajo, después de descargar todo el archivo, se fue con el pendrive y una exposición como de cuatro hojas derecho a la Dirección de Trabajo de la ciudad. Había filmado y grabado todo mediante una cámara de seguridad que había instalado dentro de samurái en la oficina de Erwin, gracias a eso y sus conocimientos en informática tenía todas las pruebas que necesitaba para cortar de raíz con toda esa situación.
El rubio le escribió por whatsapp para ponerse de acuerdo con la cena. Levi se negó rotundamente, pero le insistió hasta mandándole audios, casi, casi lo hace aflojar y esa misma posibilidad de que hubiera un sí detrás de tanta negación, lo puso super insistente, al punto que se fue a su departamento y estuvo tocando el timbre un buen rato sin resultados. Se fue bastante molesto, pero más molesto se puso al otro día cuando recibió la notificación de la Secretaría de Defensa de los Derechos de los Trabajadores de la Municipalidad. Ahí explicaba que tenían bastante material para hacerle un juicio por acoso laboral, abuso de autoridad y abuso sexual.
Levi se fue a la casa de sus padres por las próximas dos semanas y dejó todo en manos de los dos abogados que el estado le adjudicó. Después de eso, al siguiente sábado se fue a visitar a Hanji, que lo había estado acompañando y apoyando todo ese tiempo.
—No, si vos te lo buscás bien loquitos —le decía su amiga mientras comían dos docenas de empanadas y una bandeja de papas fritas que habían repartido en dos platos para no pelearse después.
—Estás tragando como ballena —le dijo con la boca completamente atiborrada.
—Ah, sí, Moblit me dijo que me quería como fuera, así que chau dieta.
—Bueno, pero no exagerés tampoco —continuó mientras le daba un mordisco enorme a una empanada de queso.
—Mirá quien habla, *el muerto se admira del degollado.
—Lo mío es terapia, *boluda, te-ra-pia.
—Terapia mis tetas, a vos te gusta *morfar como hijo de sirvienta.
—Lo único bueno que me quedó en la vida, ah y *boludear con vos. Sos pajera para algunas cosas, pero siempre estás cuando te necesito, gracias flaca ¡Pero dejá de comerte mis papas, la puta madre que te parió! —dijo alejando su plato.
—Tu amistad es mezquina, enano, si fuera al revés yo no dudaría en convidarte.
—Callate, si eso nunca pasó, te las metés de a tres para terminar primero, ¿qué te creés que no te conozco?, abusadora.
—*Fuera de joda —dijo limpiándose el aceite con las servilletas de papel que había sobre la mesa—, quiero felicitarte, Li, en serio, *la rompiste con tu idea. *Lo escrachaste mal al *conchudo ése, ¡qué placer saber que está hasta los *huevos!
—Que se joda, por *gil, pensaba que me tenía en la palma de su mano y ya viste, se le dio vuelta la tortilla. No sé cómo no se me ocurrió antes. Su abogado, o mejor dicho uno de sus abogados porque tiene como cinco, me contactó desesperado todos estos días, quieren arreglar como sea. Que se cague, no pienso *dar el brazo a torcer.
—Y hablando de dar el brazo a torcer, ¿a que no sabés quien anda desesperado por hablar con vos?
—No sé.
—Si sabés, no te hagás el *pelotudo. Me vuelve loca, todo el tiempo entra a mi perfil, foto que ve de los dos, ¡ping! Le da me encanta ¿No lo desbloqueaste?
—No, y no lo voy a hacer, y vos no te vengas a hacer la *defensora de pobres y ausentes, porque no quiero saber nada con él.
—Quiere hablar con vos, ¡ah, cierto! —dijo riéndose y yendo a su *heladera—. Me olvidé, boludo, tengo esto hace como una semana, es que tenía muchas cosas para hacer —volvió con una caja de bombones finos enorme.
—¿Qué es esto?
—Te lo mandó, el *ricachón, no lo nombre porque me dijiste que me ibas *a dar un boleo en el orto si lo hacía.
—Ah, mirá vos, ¿qué piensa? ¿Que va a comprar mi indulgencia con una caja de bombones de mierda?
—Son rellenos con licor y cerezas.
—¿Cómo sabés? —dijo levantando la tapa y dándose cuenta que el sello estaba roto, de los cuarenta quedaban solo diez y miró a su amiga molesto.
—No me culpes, son una exquisitez esas cositas. Además vos me dijiste que no querías recibir ninguna cosa de su parte.
—Y vos le recibiste esto.
—Sí, bueno, pero le dije que no le aseguraba nada. Levi, son bombones de Bonafide artesanales, déjate de joder, ¿cómo le iba a decir que no? Dame, yo los termino ya que vos no los querés —pidió acercando su mano y Levi le alejó la caja mirándola con recelo.
—Basta, boluda, te tragaste treinta, dejame estos a mí.
—Dale no seas así, dame dos aunque sea.
—Jodete por *gazuza.
El hombre se los metió en la boca de a dos. Hange aprovechando que tenía la boca llena le largó su perorata.
—Está re triste el *pibe, en serio. Todos los días que viene a la empresa me pasa a saludar, no sé cuántos mensajes me dijo que te dé. Yo no digo que lo perdones, porque se portó como el culo con vos, pero escúchalo al menos, aunque sea dejá que se disculpe y después si querés le metés una patada en el *ojete, vos sabrás.
El analista no dijo nada, siguió metiéndose los bombones a la boca, al final no pudo con la culpa y le dejó medio bombón a su amiga que se lo *zampó de un bocado.
—No sé, me duele todavía —dijo con los ojos tristes.
—Bueno, por eso, dale un cierre al tema, un final apropiado. Eso de quedar en malos términos es una mierda. Si él se quiere disculpas, dejalo, que venga y se disculpe por lo menos. Además está re fuerte, no te hagás el que no querés.
—Es que ese es el problema, Han. Me gusta, un montón, hice mucho por él, me comí me orgullo, acepté sus desplantes, las cosas horribles que dijo... ¿Y qué pasa si un día se levanta *con el culo revuelto y me manda a cagar de nuevo? No, no quiero, me voy a cortar las venas con papel celofán si eso pasa.
—Mmm, bueno, no seas tan negativo, vos fíjate. Lo podés desbloquear de whatsapp por lo menos ¿No tenés ganas de escuchar lo que tenga para decirte?
Levi suspiró y se limpió el chocolate que le había quedado en la comisura de los labios.
—Sigo con hambre.
—Tengo un pote de Nutella.
—Dale, traelo.
Levi comenzó a hacer reparaciones a domicilio mientras se resolvía el tema de su juicio. Era obvio que iba a cobrar una cantidad de dinero exorbitante, pero hasta eso tenía cosas que pagar. De manera que se hizo unos *panfletos, que repartió en varios negocios y locales, sacó un par de avisos, colgó carteles. Pronto le empezaron a llover pedidos de arreglos, de paso estaba ocupado en cosas que realmente le gustaban.
Cuando quiso acordar tenía la mesa de su living llena de computadoras, placas madres, placas de video, sonido, memorias y otras partes importantes para dejarlas mejor que nuevas. Era bueno en lo que hacía.
Había desbloqueado a Eren del whatsapp, habían intercambiado escuetos mensajes, bastante frívolos y superficiales sobre proyectos y trabajo, Levi no le contó todo lo que le había pasado, prefería evitarle un discurso que lo hiciera quedar como un pobre indefenso o como un villano vengativo, si daba se lo explicaría alguna vez pero persona. Como era de esperarse lo invitó a tomar algo, a cenar, pero Levi siempre le cancelaba o lo rechazaba con mucho respeto. Aunque no dejaba de babearse con las fotos de perfil que Eren colocaba, todo sexy y seductor, maldito empresario con cuerpo de ensueño ¿Por qué carajos era tan malditamente hermoso? No miraba mucho las fotos (que el otro cambiaba hasta dos veces al día), porque sentía que su resistencia (la sexual, claramente) se le volvía más blanda que mantequilla al sol.
Ese miércoles había quedado con Hange en que pasaría a buscarlo al departamento cuando saliera del médico, se había pedido el día para unos chequeos, y de ahí se irían a comer. La maldita se estaba demorando. Escuchó sonar el timbre del intercomunicador al fin y se levantó, apretó los botones para que pudiera abrir la puerta de planta baja. Recientemente habían asaltado los departamentos de dos vecinos, así que el consorcio había decidido reparar la puerta para evitarse visitas indeseadas, eso además le venía como anillo al dedo. Aún temía represalias de Erwin aunque no había sabido nada de él hasta el momento.
—¿Han?
—Enanoooo —sintió la voz estridente de la de cabello castaño.
Apretó los botones para que pudiera abrir y volvió a la mesa. Quería dejar bien fija la placa madre de una Bangho antes de irse. Antes dejó la puerta apoyada para que pudiera entrar sin tener que golpear. A los pocos minutos sintió el ruido de las bisagras a su espalda.
—Pasá que te dejé la puerta abierta, tengo las manos ocupadas, y más vale que traigas algo para *morfar porque ni siquiera desayuné todavía.
Estiró su espalda porque la misma postura mantenida las últimas dos horas lo estaba fulminando. Miró su celular, las dos de la tarde, ya su apetito estaba en todo su esplendor. Subió un poco el volumen de la radio, estaban pasando un raeggetón de Thalía, "No me acuerdo". No era que le gustara mucho, pero ya estaba un poco cansado de escuchar puros temas corta-venas, necesitaba algo más movido.
—¿Al fin te largó tu novio? *Conchuda, me tenés abandonado. Che, ¿me pasás un vaso de *Coca fresca que hay en la heladera? Es que no puedo soltar esto.
Tarareó la parte del tema en que decía: "Y si no me acuerdo, no me acuerdo, y si no me acuerdo no pasó". Le asentaron el vaso de gaseosa al lado y cuando levantó la mirada se quedó helado. Era Eren.
—Pará, no te enojes —fue lo primero que le dijo el empresario—, vine a hablar. Lamento haber metido a Hange en esto, pero le pedí ayuda. Sé que podría haberte llamado y todo eso, pero creo que era mejor *face to face, y como no me das *chance porque siempre te negás, no me quedó otra que venir directamente.
—Ah, claro, pero resulta que estoy tapado de trabajo, como verás —dijo haciendo un ademán para mostrar las notebooks sobre la mesa de su living.
—Bueno, pero no almorzaste ¿no? Tomate un rato para almorzar aunque sea, yo te invito donde quieras, yo tampoco almorcé —puta madre, lo había acorralado.
Levi primero iba a decir que no, que no quería, pero se detuvo a pensarlo algunos segundos y decidió que sí, que estaba bueno escuchar a Eren y de paso sacarse las ganas de hacerse desear un poco. Estaba bastante asombrado que ese hermoso hombre lo hubiera buscado de nuevo con tanta insistencia. Sonrió con tranquilidad y Eren se sintió aliviado de ver cooperación de su parte.
—Dale, acepto, de todas maneras necesito descansar un poco. Bueno, vamos entonces —se puso de pie y pescó una campera del perchero cercano a la puerta. Estaba con zapatillas blancas, un jean azul clásico y una remera gris, siempre se vestía aburridamente, en cambio Eren... bueno, era Eren, deslumbraba a su paso así tuviera una *bolsa arpillera encima.
Cuando estuvieron en el conocido Audi negro, el empresario le preguntó.
—¿Te parece si vamos al restaurante "Midori's"?
Era un local bastante lujoso ubicado en el centro de la ciudad.
—Mmm, no, van tardar una eternidad en traernos la comida, no me puedo demorar tanto y capaz no puedo ayudarte a pagar, vamos a Mc Donalds que está más a mi altura y atienden rápido.
Eren lo miró desconcertado y luego bajó la cabeza antes de poner en marcha su auto.
—Escuchá Levi, yo... la *cagué antes, sé que te dije cosas horribles pero estaba *embolado cuando me enteré que habías estado con el *pelotudo ese de Erwin. Me porté como un pendejo, yo no creo que vos seas de menor nivel que yo, a mí esas etiquetas no me van para nada, ¿OK?
—Claro, igual quiero comer en Mc Donalds, no te preocupes porque a mí no me ofende para nada que me consideren *groncho o algo como eso. Bueno arrancá porque tengo hambre.
—Pero yo no te considero así, que eso quede claro.
—*Ajá. Vamos, con el estómago lleno escucho mejor —le dijo con una sonrisa misteriosa.
El empresario decidió que mejor se quedaba callado y hablaban después de la comida, la verdad es que esperaba poder charlar con Levi, había reflexionado mucho esos días, lo había extrañado horrores y no quería empezar con el pie izquierdo.
Llegaron a un local medianamente céntrico, dejó su auto en un estacionamiento que estaba abierto a media cuadra del local y se encaminaron allí. Levi no parecía enojado, más bien todo lo contrario, pero algo de todo esto le dejaba una sensación de *mala espina.
—¿Qué vas a querer? —le preguntó una vez que estuvieron en la fila hacia la caja. El analista se tomó su tiempo para decidir.
—Quiero una triple Mac, con la porción grande de papas, queso cheddar para untar, un vaso de coca zero con mucho hielo y... bueno, después pedimos el postre.
—OK, ¿querés ir buscando una mesa hasta que haga el pedido?
—Dale, tomá —dijo sacando su billetera y tomando el dinero de su consumición.
—No, dejá, yo te invito.
—Bueno.
Y se fue muy campante a buscar una mesa alejada de todo el tumulto. Era día de semana y eran más de las dos y media así que afortunadamente no había mucha gente. "Perfecto", pensó Levi y se buscó una contra el fondo de todo el salón donde no había nadie.
Estuvo tonteando con su celular como quince minutos hasta que Eren se apareció con la bandeja y todo el pedido. El de ojos verdes se había comprado una ensalada y unas Nuggets de pollo en caja chica. Distribuyeron las cosas. La mesa era pequeña, como todas en el lugar, así que al estar enfrentados sus rodillas se rozaban por momentos.
Antes de decir *agua va, Levi le metió tremendo mordiscón a su super enorme hamburguesa, era cierto que estaba con hambre pero tal vez había exagerado porque le costó sus buenos segundos poder tragar un poco para masticar sin que le saliera la comida de la boca. Eren estaba sorprendido que ese pequeño hombre pudiera abrir las fauces de esa manera.
—Mmm, ferdón —dijo con la boca llena aún—. Festaba don ombre.
—Sí, ya veo, está bien, comé todo lo que quieras, tranquilo que cualquier cosa te compro más.
Levi carraspeó y tomó un trago de la gaseosa para pasar el bocado antes de relamerse con gusto para arrastrar cualquier resto de aderezo de los labios, se limpió con la servilleta y pudo hablar mejor.
—Ah, pasa que me moría de hambre, posta.
Tomó varias papas y las mojó en el queso cheddar mientras Eren intentaba abrir el empaque de su ensalada pero sin perderse nada del espectáculo. Y tuvo el show en primera fila, la lengua de Levi chupando el queso y metiéndose las papas a la boca fue demasiado. Su cuerpo reaccionó por sí solo y sintió como su carne se endurecía de inmediato. Si no fuera que estaban en un ambiente público lo hubiera tirado en la mesa y se lo hubiera cogido hasta desmayarse.
—¿Eren?
—¿Ah? —cerró la boca al volver su conciencia y sonrió mientras terminaba la tarea de desenvolver el paquete de su ensalada. Le agregó los aderezos y una vez listo trató de concentrarse—. Te extrañé, ¿sabés? Todo este tiempo, yo pensé que iba a ser más fácil superarte pero...
Otra vez perdió el hilo cuando otro bocado de papas y queso derretido se perdió en los sensuales labios de Levi.
—Hange, bueno, ella me contó lo que te pasó en Pixis S.R.L.
Levi lo miró alarmado, ¿la anteojuda le había contado? La iba a matar por *metiche.
—Ah, sí, un *bajón, pero bueno, ya está todo en manos de los abogados.
—Te juro que si me lo cruzo le parto la *jeta —dijo Eren con un aura maligna alrededor.
—Nah, *ya fue. Podría ser peor, pero afortunadamente fui más inteligente que ese pelotudo.
—Vos, ¿cómo estás? Supongo que fue difícil to...
Levi había metido el dedo en el queso y se lo estaba chupando, claro que sabía perfectamente lo que hacía y lo que estaba provocando del otro lado y era completamente a propósito, pero se hacía el desentendido.
—¿Decías?
—¿Estás bien, vos? Vi que estás trabajando reparando computadoras.
—Sí, me está yendo *joya con ese nuevo emprendimiento. Estoy tranquilo, soy mi propio jefe, y la verdad estoy sorprendido con la cantidad de trabajo que me está llegando. Tengo que ver el tema de ser monotributista y todos esos trámites, pero bueno, tengo tiempo. Ya cuando cobre del juicio quiero ver de invertir en algún negocio.
—Me alegra mucho que te lo tomes tan bien. Si necesitás alguna recomendación, o ¿sabés qué? mejor pasame tu currículum y yo lo voy a mandar a algunos contactos que tengo, capaz tenés suerte.
—Sí, dale, gracias.
Agarró su hamburguesa y siguió comiendo con más tranquilidad pero de esa manera que sabía que hacía que los vellos de Eren se erizaran.
—Estás lindo, quiero decir, te ves bien.
—Gracias, me siento bien ahora.
—Mirá en unos días me tomo vacaciones, igual estos días ando más tranquilo, si querés podemos salir a cenar o que se yo a pasar el tiempo.
—Vos querés coger, Eren, las cosas como son —le largó el otro sin anestesia y el empresario se ahogó con su ensalada.
—No, o sea, sí, pero podemos salir y conversar y conocernos mejor.
—Mmm —Levi no parecía prestarle atención a lo que el hombre decía, solo se llenaba la boca, entornaba los ojos y frotaba sus rodillas con las de Eren—. ¿Y vos? ¿En que andás?
—En nada, estoy solo.
—Ah, que pasó con tu amigo, ¿cómo era?
—¿Armin? No, nada, es mi amigo de toda la vida, además él tiene novio, uno que lo adora, así que. Lo de las marcas, ¿te acordás? Esas q-
—¿Yo te pedí explicaciones sobre eso? —le dijo con voz ronca, interrumpiéndolo mientras mordía de nuevo.
—No, pero me parece justo que hablemos al respecto, así no quedan dudas.
—No me interesa si te soy sincero —Eren se quedó sorprendido por su actitud—. Disfrutemos el almuerzo en paz, ¿dale? —le guiñó un ojo y se terminó su hamburguesa y papas mientras Eren le tiraba unas miradas bastante lujuriosas—. Bueno, vamos por el postre, yo quiero ese batido Oreo de dulce de leche, ¿vos querés uno? Yo te invito.
—Sí, dale, de frutilla.
—Ya vengo.
Mientras esperaba a retirarlos miró su celular, lleno de mensajes de Hange diciéndole que la disculpara, pero que Eren le había rogado que le hiciera *pata con él y no había podido decirle que no. Los dejó a todos en visto y volvió las bebidas. Se sentó y se terminó rapidísimo la suya.
—¡Ah, esto es la gloria! ¡Qué delicia!
—¿Querés probar de la mía? —le ofreció el empresario.
—No, gracias, estoy que reviento ¿No te jode si me voy, no? Es que tengo que terminar unos trabajos importantes.
—¿Pero ya mismo te tenés que ir? ¿No podemos conversar un poco?
—Mirá, sinceramente no hay nada que tengamos que hablar, está todo en paz, yo me mandé una cagada al principio, vos después, los dos nos pedimos disculpas, listo, *taza, taza, cada uno a su casa.
—No, pero pará, no quiero que las cosas se terminen.
—Ah, ¿recién ahora te das cuenta que querés arreglar las cosas? Es un poco tarde me parece. Vos terminá tranquilo tu malteada, yo me voy a tomar un taxi, no te preocupes que me lo puedo pagar, tan miserable no soy. Entonces... —soltó mientras se ponía de pie.
Eren lo miró enarcando una ceja y se puso más serio.
—Ya veo, bueno, está bien, supongo que me merezco esto, me estás diciendo lo mismo que te dije antes, ya la capté. Ahora sentate un segundo y hablemos como dos personas adultas.
—No.
—¿No?
—No. Mirá, Eren, te *caés de lo bueno que estás, *partís la tierra, tenés unos ojazos tremendos, buen *lomo, buen futuro, tu situación económica es holgada, sos simpático, en fin, *tenés todas las de ganar, me encantás, pero fuiste un pelotudo conmigo, y en el peor momento posible te *borraste. Así que no, está todo bien, no te guardo rencor que eso quede claro, pero no voy a volver con vos, porque si algo aprendí de toda la mierda que me tocó pasar este último tiempo, es que tengo que quererme un poco. Nunca más vuelvo a poner a otra persona por encima de mí, a menos que sean mis viejos. Mi dignidad está primero. Así que en este punto no importa un *choto lo que hablemos porque mi respuesta va a ser no. Gracias por el almuerzo, que estés bien. Nos vemos.
Eren se quedó en silencio. Le llevó unos minutos que se le pasara la calentura por el espectáculo que el otro le había hecho, así que se terminó su malteada y después se levantó y se fue. Aún *no caía. Levi le había dicho que no, ¿en serio? ¿Le había dicho que no? ¿A él?
El resto del día el de ojos verdes se la pasó en su departamento, trabajando desde su computadora. De vez en cuando se quedaba en medio de una laguna mental, ¿realmente le había dicho que no?
Levi terminó con los trabajos más urgentes y los fue a entregar. Hange lo llamó ante su silencio en los mensajes, la atendió y le dijo que mejor hablaban mañana, que no tenía ganas en ese momento. Volvió a su casa y jugó un rato con Rogue, luego se bañó y se fue a tirar en la cama. Le temblaba la mano por llamarlo y decirle que se moría por estar con él, pero no podía hacerlo. Si le perdonaba a alguien que lo había maltratado no habría aprendido nada. No tenía ganas de comer, así que ni cenó. Se durmió rumiando su tristeza.
Eren le escribió al otro día, poniéndole un sinfín de explicaciones de cosas que habían pasado antes y de las que él no quería saber nada. Le respondía escuetamente de tanto en tanto. Lo llamaron de un instituto de informática para ofrecerle que atendiera una de las clases de programación. Casualmente el rector lo conocía porque había sido alumno suyo y había visto el anuncio en la calle. De inmediato lo llamó para que hablaran.
Levi no era docente y nunca había pensado en ejercer, pero el rector le dijo que el profesor titular se había quebrado la clavícula y era una emergencia. El plan de estudio ya estaba presentado, solo necesitaba a alguien que lo sustituyera. El instituto le quedaba bastante cerca de su casa y los temas eran cosas que él las manejaba *de taquito. Así que terminó aceptando.
Eren lo llamó esa noche pero no lo atendió. El empresario estaba desesperado. Nunca le había tocado que alguien le cerrara las puertas en las narices de esa manera, por lo general un par de regalos, cenas y todo volvía a estar bien. Las dos veces que se había enseriado con alguien siempre había sido él quien terminaba con la relación, esto le quebraba completamente todos los esquemas. Tenía muchas ganas de estar con Levi, era divertido, era ardiente, no era un interesado de mierda con los que lidiaba a diario. Entonces se dio cuenta que estaba enamorado *pata y todo, y que era irreversible.
...
Bajó hasta la puerta de entrada del edificio porque un joven le había dicho por el intercomunicador que tenía un paquete para él. Cuál sería su sorpresa cuando se encontró con un *rapimoto que tenía una caja de una laptop Apple de última generación. Carajo. Era super tentador quedarse con la máquina, pero tuvo que hacer *tripas corazón y rechazarla. Todos los días le traían algo nuevo, ramos de flores, cajas de bombones finos, relojes carísimos, hasta unas zapatillas que te contaban la cantidad de pasos, de todo, y todo fue rechazado por igual.
"Eren, basta, en serio, no me mandes más cosas. Yo te agradezco, pero no te las voy a recibir"
"Por qué no? No te estoy pidiendo nada a cambio"
"Eso es mentira, estás esperando que te acepte una salida o algo"
"Y sí, te quiero ver, vos no me querés ver a mí?"
No le contestó, se mordió el labio tratando de refrenar esas ganas locas que tenía de verlo. Esa noche se tomó dos botellas de cerveza al hilo, mientras reparaba algunas cosas. El juicio iba bien, en un mes iban a tener el veredicto y todo era favorable. Se terminó la tercera botella mirando una película de romance o algo como eso. Después fue y descorchó un champagne que tenía no sabía hace cuanto, iba por la mitad cuando tocaron a su puerta. Un poco nublado por todo el alcohol encima miró por el ojo de pez y vió a Eren. Dudó en abrirle pero finalmente lo hizo.
—Hola, perdoná que haya venido sin avisar, aunque dudo que si te hubiera avisado me hubieras dejado ¿Puedo pasar?
—Y sí —respondió corriéndose para que pasara.
*¡Qué fuerte estaba Eren! Esa remera, camisa lo que fuera que tenía encima se le pegaba a ese cuerpito de ensueño que tenía. El aroma a colonia costosa le llegó de repente y aspiró para disfrutarlo. Eren traía un vino espumante, genial. Sacó un par de copas y trajo una cubetera de hielo, conocía ese vino, lo había probado una vez en su casa y era dulce y agradable.
Se sentaron en el sillón de dos cuerpos del living, Levi estaba despeinado, recién caía en cuenta que estaba descalzo, en bóxers y con una camiseta que tenía un agujero en la axila, puta madre, ¿por qué no la había cocido antes?
—Estuve pensando mucho, sobre todo lo que nos pasó.
—Salud —soltó Levi de golpe, levantando la copa, Eren lo miró sorprendido pero imitó su gesto.
—Bueno, dale, salud.
Chocaron las copas y el más bajo se bajó la bebida de un solo trago.
—¿Estabas con sed? —bromeó Eren.
—No, es que está rico.
—Bueno, me alegro, me acordé que éste es el que te gustaba, aunque no sabías mucho de vinos.
—Sí, no sé un *choto —se rieron ambos y Eren se acercó un poco, aprovechando que Levi parecía tener la guardia baja. El analista volvió a servirse.
—¿Estás bien? —el otro asintió—. Bueno, yo estuve pensando mucho, está bien, hicimos las cosas como el culo antes, ¿pero no podemos intentar una vez más, por favor?
—Justo, justo ahora no estoy en todas mis... facultades como para responderte eso, la verdad —exclamó mientras volvía a bajarse la copa, una gota se salió y rodó por fuera del cristal, el de cabello negro la atrapó con la lengua.
—Sos malo conmigo —le dijo Eren mirándolo con amor—. Me seducís todo el tiempo.
—¿Qué? Nada que ver.
—Dejame besarte, por favor, no aguanto más —le dijo cerca del rostro, mientras una de sus manos le refregaba muy suave la nuca y le mandaba una serie de escalofríos a lo largo del cuerpo.
—Bueno, un beso no mata a nadie.
Sus bocas se fundieron acoplándose perfectamente, Levi gimió en la boca de Eren, ¿cómo es que un simple beso lo dejaba así de vulnerable? La boca del empresario era fuego puro, caliente, demandante, sintió las enormes manos apretando su espalda media y tuvo que aferrarse también para no caerse de espaldas. Se separaron brevemente y Eren lo hipnotizó con sus preciosos ojos que brillaban con su magnetismo natural.
—¿Estuviste tomando? -le preguntó el empresario al notar el resabio tan fuerte de alcohol en su boca.
—Un poquito, un poquito —le respondió jocosamente y ambos se rieron.
—Gracias por el beso, lo necesitaba ¿Querés más vino?
—A vos te quiero —se le escapó de repente, el alcohol lo ablandaba bastante—. Pero primero más vino, sí, ya lo abrimos no lo podemos dejar a medias.
Se terminaron el vino entre susurros y caricias suaves, Levi no supo en qué momento estuvo sentado en la falda de Eren. Ya ni sabía de qué hablaban, pero estaba bastante caliente y no paraba de refregarse y besarlo, se sentía bien, era agradable.
—Eren, vamos a mi pieza —lo invitó, ya no daba más de las ganas que tenía de acostarse con él.
—No, precioso, así como estás no. No quiero que mañana digas que esto fue un error. Si querés vamos, pero a dormir.
—Quiero que me cojas, Eren —le dijo con la boca pegada a la oreja del empresario quien tuvo que inspirar y exhalar un par de veces para controlarse.
Al final fueron a la cama, pero Eren no se sacó la ropa, se besaron un poco más y aunque Levi le rogó en media lengua, decidió que mejor era esperar, estaba demasiado ebrio. A los pocos minutos cayó redondo. Eren se sacó los zapatos y el pantalón y se metió en la cama con él, besó su frente y se durmió a su lado.
Levi se despertó con un terrible dolor de cabeza. Había un vaso de agua mineral, un analgésico y un antiácido en su mesa de luz. Los tomó de inmediato, tenía breves flasbacks de lo sucedido en la noche, y más recordaba más se moría de la vergüenza de haberse mostrado tan necesitado. Escuchó ruidos en la cocina y vio los zapatos de Eren, seguro estaba con el desayuno. Decidió ir a bañarse y arreglarse un poco. Cuando salió más refrescado un desayuno espectacular lo esperaba en la cama.
—Que rico, gracias —dijo con los ojitos brillantes, no comía desde el almuerzo del día anterior y su estómago se lo reclamaba.
—De nada, me gusta cocinar, no lo puedo hacer seguido pero me gusta.
—Ya veo. Y por cierto, gracias por cuidarme anoche.
—No, disculpá vos que te caí sin avisar. Pero bueno, quería verte aunque sea un momento, pasa que la semana que viene me voy de viaje a Tailandia, seís días, como para relajarme.
—Uy, que lindo. A mí me encanta viajar, creo que voy a planificar un viaje cuando me salga lo del juicio.
—¿Por qué no te venís conmigo? —le ofreció Eren con amabilidad.
—No, estás loco, sale una fortuna irse ahí, no.
—¿Te dije que te iba a cobrar algo? Mirá —dijo poniéndose de pie y tomando su saco para agarrar unos tickets y se los acercó—. Saqué para los dos, dale, vení conmigo.
Levi se quedó perplejo, ¿Tailandia? Ni siquiera tenía pasaporte, aunque bueno, estaba ese que en veinticuatro horas te lo daban, no, stop, ¿qué estaba pensando?
—No te sientas obligado, solo quiero que nos alejemos de todo, unos días, que nos demos la oportunidad de conocernos mejor, eso es todo. Te necesito en mi vida, Levi.
—Dejame que lo piense, pasa que entré a trabajar en un instituto hace poco y no puedo decirles que voy a dejar de ir a la semana que empecé.
—OK, pensalo, de última puedo postergarlo para más adelante, pero realmente quisiera viajar con vos, no es lo mismo si no estás.
Levi se puso un poco serio, entrelazó sus dedos con la mano más cercana de Eren.
—También quiero estar con vos.
Eren se emocionó con esa respuesta y le besó el dorso de la mano que sostenía.
—Gracias. Ahora comete los panqueques que hice que están *mortales.
—Vos solo me querés ver comer, pervertido —lo acusó riéndose.
—¿Ves? Hacemos un equipo perfecto.
—Pero ya estoy bastante panzón, me voy a poner más gordo si sigo así.
—Me gustás, Levi, amo tu panza, tu cara, tus expresiones, hasta como roncás.
—Cht, no ronco tanto.
—Anoche roncaste, pero me refiero, no importa cómo estés, me volvés loco igual.
—Bueno, listo me convenciste —dijo llevándose un bocado enorme de los panqueques a la boca.
Eren rió contento, auténticamente feliz después de toda la tormenta. Apenas tragó el bocado, se acercó y lo besó con ganas, todavía podía sentir el sabor dulce sobre sus labios. En pocos minutos se olvidaron por completo del desayuno, dejaron la bandeja en el piso y sus cuerpos se enredaron naturalmente.
Estuvieron desnudos en un santiamén, Eren atacando sus tetillas con verdadera voracidad.
—¡Ah! Mor-mordeme un poco, ¡ah, sí!
El aroma a jabón todavía se desprendía del cuerpo tibio por el reciente baño que había tomado Levi, se entretuvo en su cuello haciendo que se retorciera ante el estremecimiento que le producía. El analista se giró y tiró a Eren de espaldas mientras sonreía socarronamente. Lo llenó de besos torpes, porque la urgencia no les permitía ponerse demasiado detallistas, ambos estaban urgidos.
Se posicionó entre esas largas, firmes y acarameladas extremidades para chupar el pene de Eren con fuerza. El empresario hacía un lío de sus cabellos, mientras jadeaba y lo veía atragantarse con su miembro, ¡qué delicia! Pero no lo dejó chupársela demasiado. Se incorporó y de un ágil movimiento dejó a Levi en cuatro, listo para recibir su boca en su retaguardia. Le comió la cola con lujuria, haciendo sonidos grotescos, mientras Levi gemía desesperado.
Jugó con su lengua en ese agujero rosado que había extrañado tanto, tratando de estimularlo y aflojarlo con sus dedos y saliva para poder penetrarlo.
El más bajo se masturbaba mientras cerraba los ojos y disfrutaba de la pornográfica sesión de placer que estaba recibiendo. Sexo furioso por la mañana, era un sí rotundo. Eren quiso manotear su pantalón para conseguir el preservativo, pero Levi lo detuvo.
—No, dejá, cógeme así, dale, ya no aguanto.
Ante un aturdido empresario decidió tomar el toro por las astas y lo empujó contra el respaldar de la cama subiéndose a horcajadas. Se refregaron un buen rato, tocándose, sintiéndose, disfrutando de haberse extrañado tanto, hasta que Levi lo montó como el experto que era.
—Sos hermoso, hermoso —le decía Eren perdido en la excitación, mientras lo abrazaba y elevaba las caderas para poder penetrarlo mejor.
Un par de embestidas y ya estaba completamente adentro. Levi aspiró el aire entre los dientes porque había dolido un poco, pero a la mierda el dolor cuando comenzó un intenso vaivén que le nubló la mente. Sus bocas se buscaban para luego separarse y seguir estimulando toda la piel posible.
Eren lo tiró contra el colchón y una vez arriba arremetió con toda su experticia. En un momento lo hizo gruñir por el gozo tan profundo que estaba experimentando.
—Te amo, te amo, carajo —le dijo Eren completamente entregado mientras los dedos del analista le dejaban marcas rojas en la espalda.
Como siempre Levi se vino primero, tiritando de placer, completamente sudado, su entrada vibrando complacida por los intensos espasmos que le brindó su primer orgasmo. Eren ralentizó sus movimientos para dejarlo disfrutar. Amaba verlo destruido por la pasión, resoplando y haciendo las expresiones más tentadoras que hubiera conocido jamás.
Besó su frente perlada de transpiración y al fin Levi abrió los ojos para mirarlo con necesidad. Se besaron de nuevo y continuaron amándose. Ese día Levi no salió de la cama más que para ir a bañarse otra vez. Le escribió un solo mensaje a Hange para contarle que al fin las cosas estaban encaminándose en todo sentido y la chica gritó de alegría y saltó como un conejo por toda su casa.
Esa tarde, a punto de dormir en los brazos de Eren, Levi reflexionó un poco. Que siempre es mejor hablar las cosas y dejarlas claras desde un principio para evitarse malos entendidos, que no es orgullo, es amor propio y que uno debe hacerse respetar por quien sea y en la situación que fuera, y que no todo está perdido cuando dos personas se aman de verdad. A veces está bueno darse una oportunidad.
Nunca más buscaría a otro amante, porque con Eren tenía todo. Mientras pensaba en todo esto el moreno lo encerró en un cálido y protector abrazo, ese que había estado buscando por tanto tiempo.
.
By Luna de Acero
Glosario:
*Panza: Estómago, guata.
*Cajetudo del orto: En Argentina se llama cajeta a la vagina, es una manera muy vulgar. Así que ese es un insulto bastante grave, es como decir hijo de puta pero al cuadrado, algo así.
*Boludo: Tonto, idiota.
*Paja: Masturbarse.
*Carajo: Es una palabra que acentúa una expresión de disgusto por lo general.
*Look: Estilo, forma de vestirse.
*Culo a la bulla: Es una expresión que denota que uno corre de un lado al otro, que está muy ocupado.
*Asado: Carne asada a las brasas, es una comida muy típica de Argentina.
*Palta: Aguacate.
*Laburo: Trabajo, empleo.
*El muerto se admira del degollado: Expresión que se usa cuando alguien hace una crítica a otro, cuando él mismo está igual o peor.
*Boluda: En este contexto es un trato amistoso.
*Morfar: Comer, alimentarse.
*Boludear: Tontear, perder el tiempo.
*Fuera de joda: Significa fuera de broma, hablando en serio.
*La rompiste: Es una expresión que usamos para decir que alguien se destacó, que hizo una cosa que sobresalió del resto.
*Escrachar a alguien: Es ponerlo en evidencia, que se descubra lo que esa persona hizo mal.
*Conchudo: Es una expresión muy vulgar, es un insulto, concha se le dice a la vagina, pero aquí significa que es un mala persona, que es un desgraciado.
*Estar hasta los huevos: Es estás en aprietos, en un gran problema, que está acorralado.
*Gil: Idiota, tonto.
*No dar el brazo a torcer: Significa no rendirse, seguir luchando.
*Pelotudo: Insulto, imbécil, tonto.
*Defensora de pobres y ausentes: Solemos usar esa frase para decir que alguien defiende a gente que no merece esa defensa y que no se encuentra presente, por eso lo de "pobres y ausentes", es irónico, claro.
*Heladera: Refrigerador.
*Ricachón: Alguien rico, con dinero.
*Dar un boleo en el orto: Es una forma muy vulgar de decir que le iba a dar una patada en el culo.
*Gazuza: Es una persona angurrienta, con hambre excesivo, gula.
*Pibe: Muchacho, joven.
*Ojete: Una forma muy vulgar de nombrar el ano.
*Zampar: Comer tragando, rápido.
*Estar con el culo revuelto: Cuando una persona está de mal humor.
*Panfletos: Es una publicidad que se entrega en la vía pública mediante papeles impresos.
*Conchuda: En este contexto, si bien la palabra es un insulto, Levi lo usa de manera amistosa.
*Coca: Coca-cola, así le decimos en Argentina por lo general.
*Face to face: Cara a cara, personalmente.
*No dar chance: No le da la oportunidad, la posibilidad.
*Bolsa arpillera: Es una bolsa barata que se usa más que nada para el transporte de papas y batatas, de aspecto es bastante sucia por transportar estos vegetales.
*Cagarla: Hacer las cosas mal, equivocarse.
*Embolado: Estar molesto, enojado.
*Groncho: Es una persona vulgar, ordinaria, de pocos modales, pobretona.
*Ajá: Es una expresión, la usamos para indicarle a la otra persona que la escuchamos o estamos de acuerdo.
*Sin decir agua va: Sin dar previo aviso, repentinamente.
*Metiche: Persona que le gusta el cotilleo, chusma.
*Bajón: Que es algo triste o deprimente.
*Jeta: Cara, rostro.
*Ya fue: Ya pasó, se terminó.
*Joya: Cuando algo está bueno, cuando algo va bien, es exitoso.
*Hacerle pata: Es ayudarlo a conquistar a alguien, como ser un celestino/a.
*Taza, taza, cada uno a su casa: Solemos usar este dicho cuando queremos irnos de una reunión.
*Caerse de bueno, partir la tierra: Todo se refiere a lo mismo, que una persona es guapa, que llama la atención, que es linda físicamente.
*Lomo: Cuerpo.
*Tener todas las de ganar: Que es una persona afortunada, que le va a ir bien en lo que emprenda.
*Borrarse: Irse, dejar solo a alguien en una situación crítica.
*Choto: Es una forma vulgar de decirle al pene, pero en el contexto usado significa que no le importaba nada y más abajo que no entendía nada de ese tema, es para restarle importancia a algo.
*No caía: No se daba cuenta.
*De taquito: Que le sale fácil, la expresión viene del fútbol, que a alguien las cosas le salen naturalmente muy bien.
*Enamorado pata y todo: Significa que estaba enamorado hasta los huesos, profundamente.
*Rapimoto: En mi país es una persona que vos llamás de una agencia para que te haga algún trámite que vos no podés por falta de tiempo o porque no te dan permiso en el trabajo. Los rapimotos se manejan en motos o bicicletas, te pagan facturas, te mandan sobres, retiran cosas, son super útiles.
*Hacer de tripas corazón: Resignarse a algo, no intentarlo más.
*Estar fuerte: Ser guapo, lindo, atractivo.
*Mortales: En este contexto se refiere a que estaban deliciosos, ricos al paladar.
