Tanabata (七夕): Festividad de las estrellas es una festividad japonesa derivada de la tradición china Qi xi. La fiesta celebra el encuentro entre Orihime (Vega) y Hikoboshi (Altair). La Vía láctea, un río hecho de estrellas que cruza el cielo, separa a estos amantes, y sólo se les permite verse una vez al año, el séptimo día del séptimo mes lunar del calendario lunisolar. Ya que las estrellas sólo aparecen de noche, la celebración suele ser nocturna.
Es una tarde en la habitación de Toshinori cuando Aizawa aparta su boca como si el contacto lo repugnase. Dentro de poco Gran Torino iría a checar al futuro emperador, la emperatriz se encontraba en periodo de gestación y necesitaba a su hijo para las acciones militares juntó al samurai de éste.
Lo oculto nunca fue una expiación.
―Toshinori…
―Pero te quiero.
Son tres palabras comunes y corrientes. No es siquiera un argumento. Aizawa piensa que, si alguien no necesita un argumento, es justamente Toshinori Yagi, el futuro emperador.
―No puedes hacerle esto a tu madre.
Toshinori se cruza de brazos y suelta una risita casi inaudible, para luego pasarse una mano por el cabello, despeinándolo en lo que Aizawa reconoce como un golpe bajo, la seducción a un nivel instintivo.
―¿Qué es esto, Aizawa? ¿Pretendes meterme la idea de que sufre un daño a mis manos, de que lágrimas serán derramadas solo porque su hijo no corresponde al amor que la señorita Midnight le ofreció? Piensa otra vez.
«Midnight». Aun ahora el nombre de la futura emperatriz le duele. No sabe si este dolor de desear algo francamente inalcanzable es propio, o si es todo parte del plan de Toshinori.
Porque él es así. Toma, tira, avanza; todo gira en torno a sus caprichos. Toshinori lo ama, pero sabe que es así; si necesita acariciar, acaricia, tal y como lo prueba el dedo que siente bajar por su mejilla.
Si necesita besar, besa.
Y sus labios ya se aprietan contra los suyos, ya exigen, ya reclaman el cariño y el calor y todo lo que le fuese negado a su sangre real. Es así como terminan de vuelta en un abrazo que es todo sudor y gruñidos, conciencia hecha virutas aunque sea sobre la misma cama que dentro de poco le asquease la idea de Toshinori yaciendo con otra persona de esta misma manera.
Pese al fuego y los temblores, Aizawa logra ver en el momento justo en que Toshinori lo acoge en su cuerpo.
La joven con el cabello del color verde, la mano derecha de Mitsuki Shizuoka. Sus ojos esmeralda están asustados. La puerta entreabierta es suficiente para concederle una escena inolvidable, una que no abandonará su mente mientras eleve los ojos a al futuro emperador durante el resto de su vida.
Aizawa quiere decir algo ―avisar, reclamar, acusarla a ella o a Toshinori, lo que sea― pero la boca de su pareja vuelve a llamarlo, y más que llamarlo, lo ahoga.
Si necesita herir, hiere.
Y nada ni nadie puede negársele a Toshinori Yagi.
Inko recuerda la escena del emperador y aquél samurai, nunca olvidaría el amor que las orbes azules le entregaban al chico de cabellos azabaches, ella nunca pudo recibir aquélla mirada del emperador de Tokio, ella era una sirvienta simple y tonta por amar a alguién prohibido. Tenía miedo de llegar y ver al emperador o aquél samurai, que les diría: "Hola, soy la sirvienta que los vió tener sexo hace 17 años" eso sonaba pésimo, "Hola, soy Inko la mujer que los vio tener relaciones hace unos años…" ugh, eso sonaba mucho peor. Siguió pensando hasta que sintió un golpe ligero en la nuca, volteándose rápidamente para encontrarse con Mitsuki quien se veía molesta. —Mitsuki…
—Deja de pensar tanto en aquéllo, mañana llegaremos a Tokio, investigaré allí sobre mis padres con Shota. — aquél nombre, era el samurai que era mejor amigo de Mitsuki juntó al amante del emperador.
—Ya veo…
—Izuku me acompañara, se que quiere ser samurai y quién mejor que Shota, se que Toshinori aceptará mi petición, sera la oportunidad perfecta, si Kats estuviera aquí se molestaría por dejar que Izuku estudié para el emperador. Sabes podria-
—¡Mitsuki! — la rubia le miró sorprendida por el gritó. —¡No quiero que mi hijo adopte las acciones que el emperador… quiero que el sea normal! — cubrió su rostro con sus manos, Mitsuki le vió guardando silenció, sabía que Aizawa y Toshinori eran pareja pero sólo la gente cercana a ellos sabía de su relación anormal, aquéllo era un tabú ya que al ser representación de los dioses en la tierra, el emperador debía tener descendencia y Aizawa nunca se la daría.
—…Nunca imaginé que pensarás eso, pero no por convivir con ellos Izuku tendrá los mismos gustos, no sabes si le gustan las chicas o chicos pero debes aceptar sus decisiones… yo un principió temía lo mismo por Katsuki pero se que debo amarlo ya que es mi hijo, Masaru también aceptó que nuestro hijo quisiera entrenar para samurai y no ser sastre; teníamos miedo de verlo morir en el campo de batalla pero lo apoyamos porque es nuestro hijo… Inko debes hacer lo necesario para la felicidad de Izuku y si el quiere ser samurai dejémoslo, no quiero que tu hijo pase lo mismo que el mío…— los ojos carmín de Mitsuki se volvieron cristalinos, Inko abrazó a su amiga para ambas llorar.
Alejado de aquélla conversación Izuku había escuchado todo lo que su madre había dicho, se sentía mal por ser tan mal hijo, pero amaba a un hombre y no cualquier hombre; a su mejor amigo de la infancia y ahora esposa del heredero de los Todoroki. Oh, cuanto amaba a Bakugo Katsuki y el sentimiento era recíproco.
Shoto se despertó del futon algo atontado, había pasado la madrugada con su madre, contándole sobre Natsuo y Fuyumi; el primero era el lider militar del reino mientras la fémina era la esposa del hijo mayor de los Ilda y que estaba esperando un bebé algo que emociono a su madre quién deseó poder ver a su nieto algún día, aunque conociendo a Enji nunca la dejaría salir del Okiya si no estaba muerta o aceptaba darle otro hijo igual a Shoto. El ruido de la puerta deslizante le trajo a la realidad topándose a su madre quien traía una charola con té y pan de melón.
—Buenos días, ¿Cómo despertó mi pequeño? — dejó la charola en el suelo para agacharse y depositar un beso en la frente del menor.
—Bien, pero mamá debiste levantarme para ayudarte.
—No seas ridículo, te veías muy tranquilo durmiendo así que decidí dejarte, además se que no me dejarías hacer nada por ayudarme ¿O me equivoco? — Shoto asintió riendo levemente, era tan fácil de leer para aquélla mujer. —Algo que se me olvidó preguntar ayer… cariño, no me has dicho sobre tu esposa ¿Cómo es ella?
—Bueno… ella es la sobrina del Shogun de Osaka, el capitán Hawks. Su nombre es Katsuki Shizuoka, al parecer su madre escapó cuándo su esposo murió.
—Pobre chica, debió ser horrible no tener padres.
—Si, pero se ve que es una chica fuerte y educada, tiene rasgos finos y ojos de un bello carmín… su voz es algo fuerte para ser de una chica pero creó que es porqué vivió mucho tiempo sola.
—Ya veo… — sonrió levemente tapando su sonrisa con la palma de su mano, su hijo sonaba cautivado por esa chica Katsuki y le emocionaba pensar que aquélla chica fuera capaz de curar el corazón dañado de su hijo. —Suena como una chica excepcional, me encantaria conocerla algun día.
—Mamá sabes que no puedo hacer eso, no quiero arriesgarme a que Enji sepa que te vengó a visitar en vez de estar con mi esposa.
—Lo sé, lo sé, pero suenas cautivado por ella y quiero conocer mejor a la chica que vuelve loco a mi hijo. — el rostro de Todoroki se tornó de un adorable carmín.
—No estoy enamorado de ella, sólo me parece linda.
—Pff, jaja, claro cariño, te creó.
—¡Mamá, es en serio!
Hawks cubría su ala derecha con una tira de tela gruesa, las quemaduras en estas le habían hecho sangrar de manera considerable, en el marco de la puerta con los brazos cruzados se encontraba aquél chico de la máscara de Kitsune.
—Se lo que estás pensando pero no. No podía entrar al territorio de los Todoroki sin permiso, sabes que el emperador me prohibió hacerlo y no debo de contradecirle.
—… …— el chico movió su cabeza a un lado en un gesto de molestia.
—No soy un niño de mamá, sólo hice lo que se me ordenó, soy un capitán es mi deber obedecer a la representación del gran Susanoo. — el de la máscara bufó —. Eres un estúpido, vas a seguir jusgandome o me ayudarás, no puedo más con las quemaduras. — el contrario le lanzó al rostro una tela para acercarse mientras cerraba la puerta corridesa detras de él.
—Recuérdame pedirle a Mirko que te vaya a tatuar un título de propiedad en cada parte de tu cuerpo… o tal vez prefieras ésto — levantó parte de la mascara hasta altura de la boca para morder parte del hombro del rubio, logrando que sangrará.
—Olvidaba que eres demasiado posesivo.
—Siempre lo olvidás, pero sabes. Amo que lo hagás ya que provocas que quiera marcar cada centímetro de tu piel.
—Yo también te amo… — rió levemente Hawks al sentir la lengua de su pareja lamerle la mordida juntó a acariciar las alas dañadas, temiendo romperlas o lastimarlas más.
—Odio que te usen de producto comercial, eres mío y ningún otro tiene el derecho de siquiera verte.
—Quisiera que eso sucediera, pero… hice algo horrible.
—Dime…
