Kusanagi (草薙劍): es una espada legendaria japonesa. Su nombre real es Ame no Murakumo no Tsurugi, (Espada de la lluvia de las nubes en racimo) pero es más conocida como Kusanagi (cortadora de hierba, o más probablemente espada de la serpiente). También se puede llamar Tsumugari no Tachi. La Kusanagi real seguramente se trate de una espada del estilo de la edad de bronce: corta, derecha y de doble filo; muy diferente de la más reciente katana, con un solo filo con forma curva. Puede ser empuñada con una o ambas manos.

Todoroki, para sorpresa de Bakugo, no hace nada fuera de lo normal. No intenta besarlo, ni le dedica frases de amor. Incluso han dejado de tomarse de las manos la vergüenza del rubio le impide repetir el gesto. La mayor cercanía que comparten es cuando toman té durante las tardes.

O, como ahora, cuando solo se sienta a su lado y mira a las estrellas con él. Siente que casi, casi podría decirle, podría contarle sobre el plan del emperador Toshinori y su tío Hawks, sobre cuánto quiere y extraña a su madre que no esta muerta como mintieron.

Pero decide que Shoto siga creyendo estar casado con Katsuki Shizuoka, la heredera militar de Osaka.

Opta por callar, por supuesto. Junto a él, Todoroki levanta la mano y traza constelaciones con sus dedos.

Bakugo lo observa en silencio. Desearía poder detener el movimiento de su brazo, de su mano, de sus dedos.

Porque todo esto es una mentira tan grande, todo esto es una puesta en escena, y en el momento en que Todoroki le ordene desnudarse, él tendrá que cumplir.

Como si leyera su mente, su esposo habla, y sus palabras son apenas un poco más fuertes que un susurro:

―Sabes... ¿verdad? Que por este lazo invisible que nos une, tienes la obligación de cumplir mis órdenes.

Shouyou guarda silencio, su postura rígida. Todas las posibles respuestas son afirmativas, y él no desea afirmar nada solo para estar más a su merced.

―Estoy en lo cierto, ¿no es así?

La pregunta es directa, aunque Todoroki no lo mire.

―Sí.

―Bien.

Shoto se pone de pie, y Bakugo lo contempla desde abajo. Su mirada es casi suplicante.

¿Es este su plan? ¿Doblegarlo mediante los juramentos hechos a una deidad que no habla, que no se manifiesta a nadie?

Ah, pero ni siquiera llegará a obtener lo que desea...

No es solo porque sea hombre, en realidad; es porque es él, y no la mujer que fingía ser.

Es porque es él, y no Momo.

Cuando Todoroki habla, no obstante, todo lo que dice deja de rodillas a Bakugo. Lo doblega con apenas unas cuantas respiraciones hechas gotas de saliva.

―Olvida eso. Bórralo por completo de tu mente.

Sin más preámbulo, se retira para dormir. Katsuki se gira súbitamente, como si alguien lo hubiese golpeado, y pregunta:

―Pero ¿por qué?

Quiere entender. Quiere saber. No soporta ser siempre el dejado de lado. Y aun así, parece que estos días, todo lo que hace es preguntar motivos y razones de conductas que no comprende ni con las respuestas que le son dadas...

Todoroki lo mira por encima del hombro con su característica sonrisa colgando de los labios.

―Porque no necesito de juramentos hechos contra tu voluntad para ganarme tu amor, Katsuki.

Bakugo mira al frente, porque todo lo que puede hacer es mirar al frente.

Mira al frente cuando lo oye acostarse.

Y definitivamente mira al frente cuando va a yacer a su lado, y Todoroki, sonriente, entrelaza sus dedos antes de cerrar los ojos.

Sonríe porque es su victoria, Bakugo lo sabe, y considera la idea de borrar esa sonrisa que se le incrusta bajo la piel con su propia boca.

El pensamiento dura una respiración.

Y termina durmiéndose sin hacer ni decir nada.

Todo cambia, aunque a la vez permanece igual. Bakugo lo siente en la mirada atenta de Todoroki, en la forma en la que camina a su lado cuando sale al jardín, entre hierba y árboles.

Es como una manta de seda; lo protege, mas no lo agobia.

Es una de las personas más poderosa de todo Edo, y si bien Bakugo no lo tiene a sus pies, comprende en la sonrisa de Shoto que de hecho podría.

Empero, no piensa en eso cuando apoya su cabeza tiernamente sobre el hombro de su esposo. No piensa en eso cuando Shoto lo rodea con un brazo, y juntos contemplan el atardecer; las primeras estrellas asomándose por encima de los matices dorados.

―¿Qué crees que nos dirían las estrellas si pudiesen hablar, Todoroki? Si fueras una estrella, ¿qué dirías?

Es un suspiro, un signo de confianza, y Shoto cavila largamente antes de responder:

―No me dejes. ―Piensa un segundo más y agrega―: Y quédate.

Bakugo suelta una risita y le da un leve golpe en el hombro. Le sale natural esto. Le sale natural confiar en él.

―¡Qué cruel eres Katsuki!

―¡Qué palabras tan raras para una estrella!

Shoto se encoge de hombros, compungido. Bakugo nota que luce algo avergonzado.

La explicación no se hace esperar.

―Es lo que yo te diría si fuese una estrella.

Bakugo se muerde la lengua para no preguntar por qué piensa que lo dejaría. Se muerde la lengua para recordarse que es un impostor, y no una dama enamorada.

Aunque tal vez la segunda afirmación sea mitad cierta.

―Todoroki...

No tiene nada que decir. Solo pronuncia su apellido por costumbre, porque es su mantra, porque es la única palabra segura que conoce. Shoto quizás lo sepa, y por eso inclina su rostro hacia él y roza con sus labios su mejilla.

Bakugo comprende demasiado tarde que no ha intentado apartarse.

Comprende demasiado tarde que no lo ha hecho porque pensó que iba a besarlo. Cuando Todoroki retrocede, la mano de Bakugo se aferra a la tela de su yukata.

―Todoroki...

Sabe lo que está pidiendo. Lo pide sin palabras, y Shoto lo escucha en esta misma plegaria muda.

Su esposo se gira por completo hacia él. Sus manos van a parar a su espalda; las siente a través de la fina tela de sus ropas. Bakugo levanta la cara, sus labios listos.

―Katsuki...

Listos para los de Shoto, que nunca llegan.

―No puedo evitar preguntarme...

Porque solo llegan las palabras que son como un cubo de agua fría.

―... ¿por qué me mentirías?

Antes de que Bakugo pueda reaccionar, Todoroki desliza las manos hacia delante, hacia su pecho y, en un certero movimiento, lo empuja hasta dejarlo tendido sobre el suelo de madera.

Abre la parte superior de sus ropajes de golpe.

―¡No, espe...!

Las súplicas no llegan a tiempo: como si fuese un trapo de cocina cualquiera, Shoto rasga toda tela que todavía proteja a Bakugo, lo deja descubierto, su torso desnudo.

El torso que pertenece indudablemente a un hombre.

Katsuki tiembla. Pero no puede siquiera cubrirse el rostro con las manos.

Así como así, el hechizo de amor sobre el emperador se ha desvanecido.

Este solo lo observa con ojos fríos, calculadores.

―Me mentiste. Me mentiste todo este tiempo.

Es un suspiro más hastiado que indignado. Todoroki retrocede sin decir nada más. Se pone de pie, y Bakugo solo atina a morderse los labios para no ponerse a llorar, sus ojos fijos en el rostro inexpresivo frente a él.

―Y nunca consideraste siquiera decirme la verdad, ¿o me equivoco?

No hay palabras, y Bakugo siente que no puede escuchar nada, porque Shoto no se equivoca. Siente que se ha quedado sordo, y aun así lo último que dice el emperador penetra de alguna manera a través de sus oídos:

―Ah, sí que eres cruel... Katsuki. Juegas conmigo al igual que mi padre, como si no valiera nada mis sentimientos.- Y dicho esto Shoto se levanta no sin antes llevarse su katana de la habitación, alejándose por el pasillo oscuro que le envuelve, como si aquél ser divino entrará a las entrañas de una bestia.

"Algún día, hermano, comprenderás que hay cosas mil veces más importantes que tu odió por padre. Cuando ese día llegue, ¡tal vez dejes de lastimar a gente inocente con tus estúpido odio!".

Pero Natsuo se equivocó, sí, él está seguro de ello.

Porque Natsuo nunca pensó que él sería capaz de amar a alguien que su padre le ofreció, con su vida. Natsuo nunca consideró que de hecho él podría ver más allá de su odio, fijarse en el empeño de este chico por no ser descubierto, porque protegía algo más importante que su propia existencia.

Lejos de sentirse ofendido, la primera vez que Todoroki Shoto vio a su futura esposa, vio que era la clara imagen de un chico vestido de mujer que aparentemente solo él distinguía, la curiosidad le ganó al odio por las decisiones de su padre.

No obstante, esta se desvaneció prontamente, y en su lugar vino la gratitud: gratitud por tenerlo en su vida, fuera como fuese.

Y sin embargo, al final, tal y como Natsuo y Dabi habian previsto, su molestia han avasallado toda su paciencia y amabilidad.

De seguro me odia.

Ha hecho algo horrible, algo atroz, y comprende al instante que debe remediarlo a como dé lugar.

Desliza la puerta de su habitación, dispuesto a correr adonde haga falta, adonde él esté.

Pero entonces, se encuentra con el consejero real que cae de rodillas al verlo.

―Su Majestad imperial... ―tartamudea, y Shoto no escucha nada más de lo que tiene para decir.

Lo comprende al instante.

Es el emperador, y sus obligaciones vienen antes que sus deseos.

Esa noche se acurruca en el taller de costura del emperador. El taller de los Todoroki es mucho más grande que el que perteneciese a su padre. Esta vez, no obstante, las telas y demas cosas no le brinda alivio en modo alguno.

Porque es tan diferente a dormir con Shoto a su lado que duele.

Ha mentido. Ha engañado. Y si bien no se arrepiente de nada, si bien sabe que en algún lugar Inko, Izuku y su madre viven felices, Katsuki siente que le ha fallado a alguien más.

Shoto no le ha puesto un dedo encima en todo este tiempo, y Katsuki por primera vez desearía que hubiese tratado.

Así al menos tendría motivos para odiarlo.

Sin embargo, aparte de lo de esta noche, Todoroki no ha hecho el menor amago de humillarlo o tratarlo de mala manera.

Sí, ha terminado haciéndolo, más ha dejado en claro el porqué.

Porque le mentí.

Tercamente, Katsuki no deja caer una sola lágrima en toda la noche, pese a que apenas logra conciliar un sueño que es producto del extremo agotamiento.

Es un hombre, después de todo.

A la mañana siguiente, Shoto no aparece por ningún lado.

Se ha marchado de urgencia a tratar asuntos reales a Tokio, aquellos asuntos que decidirían el futuro de ambos.

Shit, ¿Cómo diablos Enji consiguió la espada Kusanagi? ¿Qué ira a hablar Shoto con Toshinori? ¿Porqué hago tantas preguntas? Espero les haya gustado este maratón, tanto Alana como yo pensamos demasiado y tratamos de mejorar la narración pero espero les guste y nos leemos en el siguiente.

Erika~