Taiyōzoku (族): Es una expresión que la prensa amarilla comenzó a utilizar en el Japón de la posguerra para describir de forma despectiva a un pequeño fenómeno que se estaba dando entre los jóvenes acaudalados del país, más rebeldes contra el orden establecido como lo fue introducción a la música americana y demás.
Un pequeño niño corría por los pasillos de una enorme casa, en sus manos cargaba una espada de madera.
-Hawks, ¿Qué hacés pequeño? - habló una mujer de bellos cabellos rubios salvajes y unos brillantes ojos dorados.
-Estaba practicando para ser un samurai, como tu y papá, ¡quiero ser igual de fuerte que el emperador Enji! - exclamó con una sonrisa pura que derritió el corazón de la mujer, su pequeño era un ángel.
-Eso es muy tierno pequeño, pero no puedes ser samurai con estas pequeñas alitas de pollito- comentó acercándose para tocar las alas infantiles, el color café de estás no era definitivo pero le parecían lindas a la fémina. -¿Has tomado el té que el médico te recetó? - el niño se quedó estático, había tirado el líquido ya que sabía asqueroso y le daba dolores de estómago.
-Si, todo hasta la última gota.
-Que bien.- suspiró aliviada para cargar a su hijo en brazos no sin antes lanzar al suelo la espada que este traía. -iremos a tu clase de kendo, antes de que llegue- le interrumpió el ruido de unos platos estrellándose en el suelo, voltando el rostro serio al lugar donde se producía el ruido.
-Lo lamento mucho, lo recogeré antes de que el joven se lastimé- la sirvienta se agachó para levantar los vidrios rotos mientras la mujer le veía de la misma manera; seria, sin mostrar signos de molestia o cualquier otro sentimiento, Hawks prefirió ocultarse en el cuello de su madre y no mirar la escena que se produciría en unos minutos.
La rubia pisó con fuerza el rostro de la chica haciendo que se clavará los vidrios rotros, el gritó de la sirvienta asustó a Hawks quién tamblaba en los brazos de su madre, no pudo saber con exactitud que sucedió pero la chica dejó de gritar y sólo se apreció un silenció en el que las respiraciones de ambos rubios eran lo único apreciable. Su madre avanzó después de dos minutos de silenció hacia la salida, Hawks pudo levantar la vista hacia la escena de atrás donde el rostro temeroso de la sirvienta tenía vidrios clavados al igual que el cuello mientras un charco de sangre la rodeaba. Las demás sirvientas bajaron al cabo de unos segundos para recoger el cuerpo de su compañera como si fuera un objeto, no un ser humano, otras limpaban la sangre mientras una última recogía los vidrios, prefirió no decir nada y sólo recargarse mas en la cruel mujer que era su madre.
Había sido un día caluroso, estaban en marzo y las cigarras lo anunciaban con sus cánticos armoniosos, Hawks sólo agitaba su abanicó mientras caminaba por los jardines de su hogar, varios sirvientes limpiaban y decoraban el jardín, hoy se celebraba el Hinamatsuri y como todos los años se celebraba a las chicas jóvenes, su hermana estarían en la celebración y sería su primera vez desde que fue internada en el Okiya en que conocería a su hermano menor, pudo ver como la cocinera moldeaba las arare mochi mientras sus ayudantes hacían el hamaguri con la pesca de hoy.
-¿Estas listo para ver a tu hermana? - la voz de su padre le sorprendió volteándose con rapidez que le fue graciosa al mayor, su padre era mucho más mayor que el emperador Enji y su madre pero gracias a su kirk continuaba mirándose joven, sus cabellos rubios tranquilos a comparación de su madre y brillantes ojos carmín como los suyos le miraban con amabilidad.
-Si, estoy más que listo. Mitsuki estará aquí y quiero conocerla.
-Eso es bueno hijo mío, ¿Te has tomado el té de hoy? - aquélla pregunta de ese horrible líquido, aún no entendía porque lo hacian beberlo todos los días.
-¿Porqué debo beberlo? Sabe horrible y huele peor, no quiero beberlo más- indicó Hawks viendo como su padre negaba levemente mientras tenía una expresión de tristeza.
-Es por tu bien Hawks, tu madre y yo sólo buscamos lo mejor para tí y tu hermana. - tocó el hombro de su hijo, las manos de su padre eran igual a las suyas, su madre tenía garras, tal vez Mitsuki las tenía.
Cuando sus labios se tocaron, ambos sabía que esos mochi se quedarían ahí, enfriandose eternamente, porque ninguno de los dos volvería para tomarlos. Los brazos de Hawks rodearon la espalda de Dabi y él tiró de su cuerpo más cerca. Ambos se dieron vuelta para estar enfrentados y poder acercarse en un abrazo apretado y lleno de besos.
Sus piernas se enredaron y ambos se tiraron al suelo, había tanta tensión, tanta química, tanto encanto entre ambos que era imposible no terminar enredados el uno con el otro en un beso interminable de pasiones.
-¿Alguna vez...? -alcanzó a preguntar Dabi separándose de un beso apretado.
Hawks atacó su cuello y un jadeo se escapó de la boca del chico de cabellos albinos.
-Nunca -respondió respirando sobre ese cuello y luego volviendo a su boca-. ¿Tú?
-Tampoco -concordó Dabi con un brillo especial en los ojos.
Ambos sonrieron. Si esa iba a ser la primera vez que ambos iban a tener relaciones con otro hombre, tenían que asegurarse de no olvidarla. Aunque de todas formas, ambos estaban tan entusiasmados que lo que menos harían era olvidarlo.
Dabi se fue encima del rubio, la ropa producía una agradable fricción pero insoportable cuando buscaban sentirse lo más auténticamente posible. El de cabellos albinos quitó la parte superior del kimono de Hawks y el también se la parte superior y se abrazó al rubio, suspirando de alivio al sentir la piel tan cálida, con la temperatura tan alta de su acompañante.
-Tan caliente -murmuró rodeando su cuello con besos hasta llegar a la zona debajo del oído-. Tan suave.
El cuerpo de Hawks se estremeció. La voz de Dabi estaba tan cargada de deseo y tensión que él mismo reaccionó ante él. Había algo de genuino interés que le despertaba emoción. Dabi lo tocaba y lo acariciaba con tanta vehemencia que podía sentir cuánto le gustaba. Ambos estaban interesados en eso que pasaba, ambos se deseaban, se interesaban y se querían así, enredados hasta la muerte en un abrazo desnudo.
Cuando Hawks comenzó a mover la cadera, el cuerpo de Dabi respondió de la misma forma. Era automático, como cuando en las noches buscaban autocomplacerse y las caderas se les movían solas. No podía detener ese movimiento, no quería hacerlo. Se sentía tan bien rozarse y frotarse contra el cuerpo del de cabellos albinos, sentir sus brazos alrededor de su cuerpo y que sus manos se aferrarse a sus alas. La boca del rubio le buscó el cuello y chupó allí con demasiada fuerza, ganándose un gemido sonoro por parte de Dabi. Por más que era la primera vez que hacía eso con un hombre, sabía cómo besar y donde. Conocía los lugares en los que se podía disfrutar.
Arqueó su cadera y abrió más las piernas para que el cuerpo de su acompañante encajara bien en su cuerpo. Se frotaron haciéndose caricias entre besos y Hawks alzó sus piernas para enrollarlas en la cintura de Dabi. Los gemidos le brotaban de los labios sin que pudiera detenerlos, también sentía al contraril jadear en su cuello cuando lo besaba. Se estremeció al sentir su cálido aliento tan cerca y tiró con sus manos del rostro de Dabi para poder besarse de nuevo. Había algo magnífico en la suavidad de su boca, de su lengua acariciando la suya.
-Eres tan apasionado -murmuró el rubio con la voz trémula.
Dabi se separó y le sonrió con una luz en sus ojos imposible de ignorar. El Shizouka bajó sus manos hasta la parte baja del yukata de Dabi y logró romperlos para quitárselo. Se incorporó, un poco para evitar la mirada directa sobre su notoria erección y otro para quitarle a Hawks su kimono. Fue sencillo y lo dejó en interiores al igual que él.
-Tú también pareces apasionado -comentó Dabi sonriendo -. Y espero que lo seas aún más ahora.
La ropa interior bajó, dejando a relucir el cuerpo desnudo de Hawks, su erección turgente y su rostro sonrojado de excitación y vergüenza. Dabi se quitó su propia ropa interior y se recostó sobre el rubio. Un gemido se les escapó a los dos cuando sus cuerpos, tan sensibles y calientes, se tocaron desnudos. Dabi se movió sobre su cuerpo y tuvo que reprimir unos cuantos gritos que tenía en la garganta queriendo salir. Era difícil cuando el cuerpo le pedía expeler esos sonidos tan deliciosos, que lo llenaban de vergüenza.
-No te contengas, Hawks -murmuró sobre su cuello, chupando y lamiendo donde seguramente habría una marca después-. Quiero oírte.
El cuerpo del rubio se sacudió con esa revelación y su boca se abrió de forma involuntaria para gemir todo eso que intentaba callar. La sonrisa perversa del contrario decía lo mucho que le gustaba oírlo gemir así. Un poco lo avergonzaban esos sonidos que él mismo creaba, pero también le gustaba ver esa expresión en el rostro de su amante, como si pudiera comérselo.
Se frotaron en intensas caricias y las uñas del rubio arañaron levemente la espalda de Dabi, dejando algunos surcos rojos a través de su piel obteniendo ronroneos gustosos como respuesta. Cuando ninguno de los dos pudo seguir soportando esa fricción.
-¿Quieres esto? -preguntó despacio, mirándolo con absoluta seriedad.
-Sí -murmuró el rubio con un hilo de voz, respirando rápidamente-. Lo deseo.
La mano de Dabi bajó y acarició la erección del rubio, causándole un intenso escalofrío y varios gemidos fuertes que llenaban la habitación. Su mano resbaló hacia abajo y se metió en los pliegues de sus glúteos. El primer dedo entró con cuidado y lento. El cuerpo de Hawks se tensó automáticamente y Dabi temió hacerle demasiado daño.
-Relájate, si te pones tenso va a doler -mencionó con cuidado.
Trató de relajar su cuerpo y respiró hondamente para que el dolor pasara desapercibido. Dabi se movió dentro de él cuando lo sintió más cómodo y pronto se encontró gimiedo en el aire, pero todo su cuerpo se convulsionó cuando el de cabellos blancos tocó un punto sensible en su interior.
-Te gustó -ronroneó Dabi, volviendo a tocar ese punto en Hawks y obteniendo un grito-. No te preocupes, habrá más de esto.
Un segundo dedo le siguió. El dolor volvió a su cuerpo, pero cuando Dabi comenzó a acariciarlo en su zona especial, el placer volvió a apoderarse de él. La otra mano agarró su erección y no pudo contenerse. Casi gritó por la variedad de sensaciones que sentía. Sus ojos miraron los turquesa de Dabi y vio increíble placer allí, como si disfrutara hacerlo sentir bien.
En el momento en que un dedo más se agregó, arqueó su espalda y el acto provocó que su entrada se estrechara, apretando los dedos de Dabi. Lo oyó gemir mordiéndose los labios y le dedicó una mirada lujuriosa.
-Tienes que hacer eso cuando esté adentro, ¿sabes? -pidió con una sonrisa seductora y Hawks respiró agitado, sin poder responder.
Movió sus dedos aún más, tocando ese punto tan sensible hasta que lo consideró suficiente. Los quitó despacio y se inclinó sobre el rubio para mirar su rostro. Estaba tan sonrojado por el esfuerzo y la excitación que no pudo resistirse a darle un beso.
-Eres hermoso, Hawks -Dabi se inclinó sobre los labios de su compañero y lo besó de forma suave y cuidadosa.
El corazón del rubio latió tan fuerte que por un momento creyó que tenía un ataque. Las palabras del contrario habían calado tan hondo; nunca le habían dicho algo así, ni siquiera él mismo creía ser hermoso, pero que Dabi lo dijera, lo hizo sentirse la persona más hermosa del mundo.
Sintió un frío en su nuca, tocó levente el lugar afectado, levantando la mirada a su pareja que tenía sangre en las comisuras de sus heridas, tenía una sonrisa extraña como si se burlara de él.
-Dabi, ¿Qué te sucede? - intento tocar el rostro de su pareja pero sus llamas le rodearon.
-Eres más tonto de lo que pensaba
-¿De qué hablas?
-Pensaste que te amaba, te creíste todo lo que te dije, si que eres tonto.- acercó su mano con su kirk activado al rostro de Hawks, este gritó para alzar el rostro y despertarse.
Respiró agitadamente mientras sudaba frío, miró a su alrededor notando que estaba en su carroza.
-¿Qué hago aquí? Ugh - un quejido le hizo recordar el golpe en su vientre, temiendo bajo la mirada a la parte baja de su yukata, buscando alguna mancha de sangre o peor, mas no encontró nada. -¿Porqué sigo amando a un hombre que me mintió toda nuestra relación? Ya entiendo porque el emperador Enji me dijo idiota.
El estruendo de la puerta deslizante hizo que ambos mirarán a donde se producio el ruido, observando a un chico de cabellos salvajes siendo acompañado por otros dos.
-Katsuki, ¿Qué hacés aqu- le interrumpió el rubio lanzándose a sus labios, besándole con cariño. Cuando se separaron juntó sus frentes ante la mirada ingenua de su madre.
-Perdóname, se llevaron las Kusanagi... necesito tu ayuda Shōto.
El heterocromatico asintió, abrazando el cuerpo de su pareja mientras la rubia se levantaba, dispuesta a dejar a la pareja que necesitaban un momento a solas.
¿Qué les pareció el reencuentro entre Shōto y Katsuki? ¿Y la historia de Hawks? Dios, estoy emocionada, ya ni se que tiene planeado Alana a partir de este punto y tengo miedo, espero aún les este gustando la historia. Y hasta aquí mis actualización chicos.
Erika~
