Inazuma eleven GO y sus personajes no son de mi propiedad, pertenecen a Level-5.
—Diálogos—
—Pensamientos—
"FlashBack"
0-0-0-0-0-0-0-0: Cambio de escenario
(*): Notas que dejare al final aclarando algo de ese párrafo.
Tema de hoy: Shindou es un depredador esperando paciente a su presa, la pequeña e ingenua Akane.
(Canon/Romance/Lemon)
¡ADVERTENCIA MUY IMPORTANTE!
El siguiente capitulo incluye relatos y contenido sexual, ¡No apto para todo publico! -Aunque es bien suave- Seguir leyendo bajo su propia responsabilidad, yo cumplo mi parte como autora responsable al advertirles :v(?
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:-:-:
.:.:Little Red Riding Hood:.:.
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Se podría decir que odiaba por completo la idea de tener que actuar en una estúpida obra, ¡Estaban en segundo de preparatoria por el amor de dios! ¿A quién demonios le había parecido buena idea poner a su clase a cargo de una obra tan ridícula como "La caperuza roja"? Si bien es cierto que el tema era adaptar el cuento infantil y darle interés y seriedad a la obra, seguía pareciéndole ridículo.
Y más aún por la ironía de su suerte, le había tocado por sorteo ser "El lobo" de la historia, mientras que a su dulce novia desde hace más de dos años le había tocado ser la protagonista, nada menos que la dulce caperucita, no podía evitar sonreír pues el papel le quedaba como anillo al dedo, aunque le incomodara recibir tanta atención, la había persuadido para que aceptara, no sabía si reír o llorar, él era el lobo, un peligroso depredador que busca asechar a su presa, en este caso su novia.
¿Cómo habían pensado, dado lo papeles y lo malditamente atrayente que se le hacia la frase "devorar a la caperucita", que era buena idea dejarlos ensayar solos? Todo el mundo deducía que les iban perfectos lo papeles, pues, del modo en que habían adaptado la historia, se había convertido en una especie de romance entre el chico lobo que en un inicio quería secuestrar a la chica, y una inocente joven, no quería mencionar por cierto, que la idea la parecía de lo más cliché. No les incomodaría si hubiera escenas donde tuvieran que acercarse o besarse, al menos eso decían y provocaban que las mejillas de su novia se volvieran rojizas.
La entendía en cierto modo, él era mucho menos tímido aunque no por ello había cruzado mucho más allá de besarla y dejar que sus manos viajaran hasta ciertos límites, más que nada por darle su tiempo y espacio a Akane, si por el fuera vagaría con más profundidad, podría dejar sus labios pegados a ella por horas, acariciar por fin directamente su piel y no a través de su ropa, utilizar sus labios y lengua de muchas, muchas maneras.
Alertándose, parpadeo seguidamente aspirando con fuerza, tenía que calmarse en ese tipo momentos, no quería dejarse llevar solo por estar observándola como idiota y fantaseando cosas que no debería.
— ¿Cómo diantres acepte que esto era buena idea? — Que estuvieran en su amplia habitación, leyendo el estúpido guion, solos, sobre su cama, y luego de casi sufrir un ataque al corazón por verla en ese… No merecía ser llamado vestido, esa cosa era demasiado pequeña, sospechaba que habían utilizado una camisa realmente holgada para ello, pero no lo suficiente, además de las medias que se cortaban a mitad de su muslo, haciendo a sus piernas un punto muy… recreativo para la vista. Definitivamente tendría una pequeña discusión con los del vestuario sobre el disfraz de la fotógrafa.
Akane estaba absorta leyendo, apenas y les hubieron dado los guiones hace un par de días y probado los vestuarios el día anterior, la obra es en 3 semanas, tenían tiempo aunque a la castaña le preocupaba puesto que tenían muchos diálogos, más que nada entre ellos, por lo que significaba más ensayos posiblemente a solas y más tortura para el, sin poder dejar de imaginársela en ese estúpido vestido de estilo campesino y fantasear con algunos de los diálogos entre ellos de la estúpida obra, solo que en un contexto muy distinto.
—Definitivamente me voy a atragantar en medio de los diálogos en la obra — Suspiro en tono aterrado la chica, a la pobre no le gustaba llamar la atención y ser la protagonista de algo definitivamente no era lo suyo, hubiera preferido ser parte del equipo de utilería o ayudar con las luces y el escenario, se le daba bien eso.
—Bueno, no eres la única… — Musito el pianista en su propio mundo, intentando mantener ciertas imágenes de una chica con trenzas en un vestido indecentemente desordenado a raya.
—No puedo hacer esto — Dijo con el ademan de mantener alejado el libreto lejos de ella — No puedo actuar frente a tanta gente y menos con… bueno, contigo de e-esa manera.
Allí si llamo su atención, ladeando ligeramente la cabeza en un gesto que ya se le hacía costumbre, ¿Qué no podía actuar con él cómo?
— ¿Te refieres a besarme en público? — Enarco una ceja y en tono burlón — Créeme que no me molesta, si es lo que te preocupa.
—No es eso… Solo es vergonzoso — La chica jugueteo con sus manos en gesto nervioso mirando al infinito en un punto perdido sobre el edredón de su cama, en un punto removía tanto las manos que la joven decidió ocultarla entre sus muslos para mantenerse quieta, como si fuera una señal de bengala Shindou dirigió la miranda a ese punto, luchando posteriormente por encontrar otra cosa mejor en la que fijarse que en las piernas de su novia.
—Joder sueno como un viejo pervertido — Trato de apagar esos pensamientos, aunque fuera difícil considerando que estaba en la edad de a hormonas locas y que, por no mentir, Akane ya con sus 17 años –casi 18- bien cumplidos estaba endemoniadamente hermosa, por más que escuchara a los idiotas por los pasillos criticarle la falta de pecho, sabía que el uniforme de la preparatoria escondía más de lo que cualquier imbécil pudiera imaginar, y estaba secretamente agradecido, en palabras simples y sinceras, Akane tenía un cuerpo que lo tenía babeando, literalmente, por más pequeña o delgada que fuera, agradecía no tener que ahuyentar cada dos por tres a cualquier idiota por fijarse en su pequeña cintura o piernas perfectas.
Volviéndose a concentrar en el presente, contemplo como la mirada afligida de su novia mutaba a ser una curiosa, quizá preguntándose que lo tenía tan idiotizado, suspiro devolviéndole una sonrisa y tratando de distraerla rozando sus dedos contra la nívea piel de su mejilla.
—Solo imagina que estamos solos como siempre, una vez actuando solo tendrás que mirarme a mí, y se supone que en la escena estamos solos — Se encoje de hombros — Trata de meterte bien el personaje y lo harás estupendo.
—Para ti es fácil decirlo — Murmuro en medio de un adorable puchero — Eres bueno en todo, seguro también se te da actuar, aunque es bueno en un punto, si fuera con otra persona quizás moriría de un ataque cardíaco.
—Si alguien más fuera el estúpido lobo probablemente acabaría renunciando al papel — Expreso con cierto desagrado pero burla a la vez, la fotógrafa parpadeo confundida.
— ¿Por qué? — ¿Tan mala sería ella actuando?
—Puedo llegar a ser muy "persuasivo", por no decir que lo lamentara si llega a tocarte un solo cabello — Le dedico un juguetón guiño, antes fingir volver la mirada interesada en el guion, la risita que el provoco no tardo en volver atraparlo y ponerlo en modo idiota enamorado, le encantaba escucharla reír, aprovechando verla relajada se aproximó a ella capturándola por sorpresa en un casto y dulce beso, sosteniendo su mejilla para alargar el momento.
—Ves… no es difícil, solo nosotros — Susurro contra sus labios viendo directo a sus ojos, ella era hermosa y el un jodido suertudo, pues volvió a ver el ligero sonrojo y la sonrisa de felicidad que le proporcionaba ella, con solo eso y era estúpidamente feliz.
—Está bien — Asintió ella en respuesta, devolviendo un rápido e insuficiente beso y volviendo a los guiones, claro esta vez apoyando su cabeza sobre el hombro del chico de sus sueños pero aun así dejándolo con ansias de lanzar los estúpidos guiones y dedicarse a otra cosa.
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Se suponía, estaban ambos en el hogar del chico lobo, donde por fin había conseguido engatusar a su presa para que lo siguiera, la linda joven indefensa aún era reticente con él, manteniendo su distancia, se suponía que ahora ensayaban el dialogo entre ellos mientras discutían.
— ¿Por qué te alejas de mí, pequeña? ¿Temes que te coma? — Se suponía debía decirlo con aire de burla, de auto suficiencia y confianza, aun se estaban acostumbrando a las personalidades del par de protagonistas.
— ¿Planeas hacerlo? — La pregunta salió más dubitativa que firme, que es como se suponía debía ser.
Se encogió de hombros en respuesta, tal como en el guion.
—No eres más que un lobo presumido que no me da miedo.
—Oh, pero si veo que tiemblas… ¿No es eso por mí? — Enarco una ceja tratando de lucir calmado, en definitiva no imaginando de verdad a su novia temblar por ciertos motivos, en definitiva no.
—Imaginas — Respondió ella en seco.
—Hmm, quizás de cerca me cerciore de ello — El lobo de acerca con paso despreocupado según el guion —No, en definitiva tiemblas por mí.
—Aléjate de mí.
—No quiero — Contesto con aire malcriado, no entendía como demonios aquella escena iniciaba el interés de la caperucita con respecto al lobo, pero le daba igual, gracias a ello estaba bastante cerca de su novia al "meterse" con el personaje y acercarse a ella cuando el lobo lo hizo a la caperucita.
—Pues no todos tenemos lo que queremos — Akane estaba concentrada leyendo las líneas o eso parecía, su concentración vacilaba con Shindou tan cerca, tanto que sus piernas y brazos se rozaban si se movía, no entendía sus nervios, quizás porque estaban completamente solos.
—Yo sí, lo consigo como pueda — El lobo debía acorralar a su presa contra un de las paredes, pero él se conformó con deslizar con sutileza su brazo tras la espalda baja de la fotógrafa, exaltándola levemente, se humedeció los labios y tratando de calmarse, pero el tono bajo con el que estaba hablando ambos recitando los diálogos se le antojaba de lo más íntimo, duraron unos momentos de silencio acorde al guion, ambos personajes se perdían uno en el otro al verse, sin embargo sus actores se veían incapaces de mirarse sin sentir que de repente iba a explotar cierta electricidad que había aparecido de repente entre ellos, la mano distractora en la cintura de la joven evitaba de se concentrara en leer su siguiente dialogo.
—Tus ojos brillan — Murmuro sin pensarlo la caperucita, al notar el brillo de su mirada en la oscuridad.
—Oh si, veo muy bien sobre todo en le oscuridad — El lobo sonríe con suficiencia sin apartar la intensa mirada, sin darse cuenta estaba haciendo lo mismo del guion, murmurando lo diálogos en un tono más intenso. Akane sintió que se atragantaba.
—Tus orejas son extrañas — Esta vez levanta la mirada, se supone que tendría que mirar a las orejas artificiales que el llevaría puestas, pero solo podía perderse en la mirada de su novio, parecía serio y concentrado, buscando en sus rostro algún secreto indescifrable o eso parecía.
—Son muy útiles, sobre todo para escuchar muy atentamente esto — Obedeciendo gustosamente el guion, llevo sus dedos con suavidad a un lado del cuello de su novia, en una superficial caricia, toda ella se erizo cual gato dejando escapar un traicionero suspiro, bingo, había encontrado el pulso de la chica… y estaba errático.
—T-Tienes colmillos… — A esta altura ya solo decía por memoria el dialogo sin poder dejar de mirarlo, sentía la boca seca y el agarre de su cintura apretarse.
—Serán útiles, sobre todo si me dejas comerte… — El pianista sonrió disfrutando del sonrojo y la reacción de ella, estaban muy cerca y se entendían entre sensuales susurros, al menos no era el único sintiendo que de pronto toda la habitación estaba en llamas.
— ¿S-Shin-sama…?
—Al demonio con esto… — De un tirón se deshizo de los papeles en sus manos y los de Akane, atrapándola de la nuca para anclarla en su sitio mientras la besaba con urgencia, sus lenguas no tardaron en encontrarse, jugueteando y tentándose, provocando sanaciones más que satisfactorias en el otro, varios suspiros apenas y se les escapaban pues Shindou la atraía todo lo que podía para no dejarla ir ¿Quién en su sano juicio querría irse?, al final se separaron pocos centímetros, buscando aire aun con sus narices juntas, ella con un adorable y notorio sonrojo por todo su rostro.
Shindou quiso reír al ver la mirada confundida y aturdida que le brindaba la castaña, lucia como si no pudiera hablar luego de tan intenso beso, uno como el que nunca habían compartido y que acababa de decidir que le encantaba, sin perder tiempo luego de coger aire entre jadeos siguió con su labor, esta vez entreteniéndose mas con sus labios, mordiendo y tirando ligeramente en un ritmo lento, muy tortuoso, tratando de tentarla tan solo con los labios… y lo estaba consiguiendo, un chillido de sorpresa abandono la garganta de la chica.
¡No podía pensar lucidamente si la besaba de ese modo! Su cuerpo había mutado a ser pudin u otro material suave, pues no se sostenía por sí solo, estaba poyada contra el pianista, sosteniéndose con las manos de sus hombros y recostándose de él, este parecía gustoso de acogerla sobre su pecho, anclándola con su agarre por su cintura y nuca, no tenía escapatoria de aquella dulce prisión, de nuevo se quedaban sin aliento pero esta vez se las arreglaban entre jadeos cortos, sin separar su labios, dios, sentía todo su cuerpo arder, y más aún en las zonas donde la sostenía.
¿Qué patrañas eran esas de que el cuerpo humano no podía entrar en combustión espontánea? Él estaba viviendo una allí mismo, sin poderlo evitar prolongaba mas los momentos en que sus lenguas jugueteaban, y se sentía desfallecer al notar como la fotógrafa lejos de empujarlo le correspondía, por más exigente que fuera… ella se esforzaba por seguirlo, eso solo lo calentaba más. Hechos solo brazos, lenguas y labios se dejaron recostar hacia un lado sobre el mullido colchón. Bajando poco a poco la intensidad, entre suspiros se transformó en un beso suave, sensual y lento.
Lejos de querer separarse aumentaban sus deseos de permanecer cerca, muy cerca, Akane sentía que solo existía y flotaba en un universo desconocido, ¿Era legal besar así? ¿Siempre pudo haber tenido esa clase de sensaciones besando a su novio? La caricia sobre su mejilla la despertó de su adormecimiento.
—Lo siento…— Aún estaban muy cerca, tenía que bizquear para verle los ojos y aun sin sus neuronas funcionando correctamente no comprendió las disculpas del moreno — Creo que me deje llevar un poco, será mejor que pare… — Aunque el dedo que tenía jugueteando con su labio inferior decía que quería todo lo contrario, Shindou sabía que tenía que parar antes de asustarla o cometer alguna estupidez.
Por más inocente y buena que él creyera que era, Akane podía identificar bien la mirada que en esos momentos precia querer quemar cada centímetro de ella, deseo, dios, el chico de sus sueños la miraba con lujuria y ella solo podía sentir como si un abrasador incendio le recorriera por dentro y temblar de anticipo. Sin darle oportunidad de ser caballeroso como el solo y poner distancia por el respeto que le tenía, tomo suavemente sus mejillas para besarle de nuevo.
Suave, una dulce caricia, Akane no era la que iniciaba encuentros como el de hace unos instantes, en cambio era tan dulce que le hacía sentir como un enfermo pervertido corrompiendo a un bello ángel, así que siguió con los ligeros besitos, sobre sus labios, la comisura de ellos, mejillas, nariz, frente, cada centímetro de su rostro lo lleno de castos besos, ella recostada con el cabello desparramado sobre su cama y él encima, ella sonreía por las tiernas caricias que le suponían dichos mimos. Pero no quería parar allí, muy lentamente y al pendiente por si ella rechazaba sus acciones, deslizaba sus besos por su mejilla, viajando por la barbilla hasta tener los labios pegados y muy entretenidos en el pálido cuello de la jovencita, que involuntariamente cedía un mejor acceso para sus atenciones.
Los jadeos y gemidos contenidos llegaron cuando la lengua de su novio decidió reclamar el protagonismo, juraba por dios que sentía las piernas flaquear aunque no las estuviera usando en ese momento para nada, una nueva sensación de calor surgió en ella y no eran precisamente sus mejillas encendidas a mas no poder… bueno prácticamente toda ella ardía en ese instante, pero cuando noto que cierto cosquilleo nació en la parte baja de su estómago, no pudo más que juntar los muslos con vergüenza y suprimir un chillido avergonzado.
Un poco alarmado Shindou detuvo lentamente y a regañadientes los mordiscos y lametones que había estado dejando, con una mirada azorada se separó ligeramente, acariciando embelesado mechones que se había desecho del peinado de ella — ¿Estas bien? — Murmuro contra su oreja, muy muy cerca, tanto que basto como para que se erizara de nuevo al sentir su aliento, resultaba era sensible en ese punto en específico, Shindou que lo sintió perfectamente se apuntó ese dato mentalmente para después... O para dentro de un ratito, solo para no descartar opciones.
—S-sí, solo… — Sentía mucha vergüenza, jamás había sentido nada parecido a aquello, su cuerpo hervía y tenía el juicio a la par que la mente nublados, tantas nuevas y abrumadoras sensaciones la estaban golpeando muy deprisa, sumándole su actitud y forma de ser tímida la tenían cohibida, solo al pensar en que el chico se diera cuenta de su estado de excitación y la humedad que se acumulaba poco a poco entre sus piernas, le hacía querer esconderse en un pozo y no ser encontrada jamás.
Shindou lo noto en cuanto se detuvo a observarla con detalle, estaba avergonzada, respiraba agitadamente con el rostro encendido, notaba que las piernas le temblaban y trataba de no separarlas, él no estaba en condiciones muy distintas, sentía una vergüenza inmensa del solo pensar en exponerse así a ella, que notara su creciente erección y lo rechazara, sentía el corazón latirle a mil y retumbar en sus oídos.
Pero aun así la curiosidad era un poco más poderosa, solo un poco, quería tocar su piel, quería escucharla jadear y gemir, quería comprobar hasta donde podían llegar, y si ella no quería cruzar cierta y determinada línea él no lo haría, simplemente la amaba, la sola idea de herirla o forzarla de algún modo estaba fuera de cuestión.
La miro a los ojos unos instantes, buscando miedo, incomodidad, rechazo u algún otro sentimiento negativo, pero no lo encontró, ni en sus ojos ni su expresión, ere simple vergüenza mezclada con curiosidad, la misma que sentía él, beso su mejilla suavemente, prolongando la caricia, deslizándola con lentitud hacia su oreja y deleitándose con los sonidos que dejaba escapar al atacar esa sensible área.
—Detenme cuando quieras… — Fue todo lo que le dijo, tres palabras en un susurro que solo ella pudo escuchar fueron las ultimas que pronunciarían acerca del tema, Akane se rindió antes la húmeda sensación de la lengua del pianista deslizarse por su cuello, si bien era todo muy abrumador, quería saber que otras sensaciones y emociones podría vivir, y si todas serían tan maravillosas como la actual, la curiosidad, si bien en su caso era un poco menos que la vergüenza, tenía una confianza total en su novio, algo privado que solo compartirían ellos dos, y él era incapaz de herirla de ninguna manera, no había persona en la que confiara más para dar ese tipo de paso que el joven cuyos labios actualmente la hacían suspirar.
Una vez había sentido las manos de Akane aferrase a su camisa y a su espalda, previniendo algún impensable tipo de escape, se permitió subir la intensidad de los besos, dejando inclusive algunas marcas en lugares discretos por las cuales luego sería regañado, había bajado lo suficiente el cuello de la camisa de su uniforme como para que fueran fáciles de ocultar con esta luego, pero ya le comenzaba a molestar la falta de espacio que poco a poco se convirtió en insuficiente, la castaña se paralizo un instante al sentirlo desabrochar de a poco los primeros botones de su camisa, deshaciéndose de paso del moño que mantenía sujeto en el cuello de la misma, al tercer botón desabrochado sus besos se habían vuelto menos intensos y más cuidadosos, casi tímidos y ansiosos de recibir permiso para seguir, al no sentirse con fuerza ni valor para modular palabras, simplemente movió una de sus manos, aferrada firmemente a su espalda hacia su cabello, acariciando las hebras oscuras entre sus dedos y dando una muda señal.
En realidad no podía esperar a que continuará con el recorrido de su lengua, a pesar de que, en represalia a ello cada vez sintiera en aumento el calor y humedad en ciertas partes, mientras más rato pasaba menos podía contener los espasmos en sus piernas y los gemidos involuntarios, Shindou a pesar de casi haber terminado con los botones, no había viajado mucho más al sur que unos centímetros por debajo de su clavícula, sin atreverse a mirar o besar mas allá, a pesar de que se sentía ansioso, también estaba cohibido. Dejo que las manos recorrieran el territorio ya conocido de su abdomen y cintura, pues la los había palpado sobre la tela y a veces, hasta por debajo de ella infinidad de veces.
Mordió el interior de su mejilla tratando de no pensar demasiado en el tema, y solo dejarse ser como en un principio quería, encontrando valor, con los dientes tomo uno de los tirantes del sujetador de la fotógrafa, invitándolo lentamente a desacomodarse de su lugar y bajar por su hombro, en consecuencia también llevando consigo esta parte de la camisa, dejando al descubierto su hombro y más piel a su disposición, ante la caricia de los labios ajenos junto con el rozar de la tela, Akane no pudo contener el estremecimiento de placer mal disimulado y el suspiro ahogado.
Por primera vez el chico se permitió tomar algo de distancia, el ligero aroma a flores del perfume de la joven lo tenía embriagado y muy atontado, el calor recorría todo su cuerpo en olas, sintió una nueva recorrerlo y calcinarlo ante las vista de la chica bastante expuesta, con el pecho subiendo y bajando arrítmicamente luciendo precioso resguardado tras aquel sujetador completamente negro y atrayente, si bien seguía creyendo que ella era un ángel puro e inocente, las vistas eran de no más que una pequeña demonio, invitándolo a sumergirse en el más dulce pecado, el con gusto caería ante ella en cualquier momento, la miro a los ojos y en ese instante supo que ya no podía detenerse, ella lo miraba casi ansiosa, con sus dos preciosas amatistas nubladas por el deseo.
—Shin-sama… — Lo llamo deseosa, no fue su intención sonar de ese modo, mas no podía evitarlo, quería volver a sentir los labios de su novio sobre ella, el calor que la inundaba solo le era agradable si él la estaba tocando, y a pesar de que esa mirada cargada de deseo la hacía sentir ansiosa, no era nada comparado con su toque o sus labios, la vergüenza había pasado a segundo plano, ahora lo necesitaba.
—Como pretendes que me contenga si me miras de ese modo… — Con toda la intención del mundo acerco su rostro al de ella lentamente, ambos sonrojados y agitados, separo sus labios con su pulgar, acariciando con especial atención el inferior, hinchado por las previa mordidas que se había encargado de propinarle.
—No te detengas… — He allí el detonante, no había pensando mucho antes de decir esas palabras y en definitiva no podría pensar nada racional ahora, se besaban fuertemente de nuevo, aunque tenía algo distinto, no se molestaban en esconder los jadeos, los sutiles gemidos o los obscenos sonidos que generaban sus lenguas al pelear o sus respiraciones fuertes al chocar una con la otra, esta vez Shindou no dudo en bajar directo a atacar los pequeños senos de su novia, en un inicio por sobre la tela y rápidamente retirándola lo mejor que podía, tirando de ella hacia abajo ayudándose al correr el segundo tirante de su hombro.
Akane dio un ligero brinco al curvar su espalda, la sensación nueva y demoledora le golpeo con fuerza, aun descolocada por el beso criminal de antes, la sensación entre cosquillas y placer que le provocaba la succión que ejercía el castaño sobre sus pezones no la dejaba pensar racionalmente, él en cambio estaba de lo más entretenido con toda su atención volcada en los suaves pechos de su novia, uno atendido por su mano y otro por su lengua sintiendo con satisfacción como se erizaban y colocaban erectos ante su toque y lamidas, sin embargo ya comenzaba a molestarle las prendas de ropa que tanto la fotógrafa como él mismo tenían encima.
Paso uno de sus brazos por debajo de su espalda, atrayéndola consigo y obligándola a cambiar de posición, sentándose sobre la cama y obligando que se sentase sobre él, aunque eso le dio la libertad de deshacerse de la camisa y de alguna manera milagrosa, también del sujetador, trajo consigo algunas consecuencias, principalmente que al estar sentada a horcajadas de él, les permitía tener sus sexos prácticamente a mínimo de distancia, separados solo por las telas de sus prendas, Akane casi se siente desfallecer al sentir aquel bulto duro rozarse contra ella con cada mínimo movimiento que hacían, Shindou hace acopio de todo el control que posee para no provocar más roces de los necesarios contra aquella agradable fuente de calor que lo invitaba y tentaba.
Las palabras sobraban y el pudor había quedado un poco en segundo plano desde hacía rato, con su manos ocupadas en aquel par de suaves bultos y sus labios nuevamente unidos, Akane era ahora quien de manera torpe y un tanto acelerada buscaba deshacerse de la camisa del pianista, consiguiendo al final con un poco de ayuda del propio y mandándola junto con el otro olvidado par de prendas y aunque quedo un poco perdida respecto a lo que hacer luego, sin pensarlo mucho dejo que sus manos vagaran por el bien formado cuerpo del futbolista, pues sabía que si se detenía a pensarlo mucho la pena le ganaría, el chico cerro los ojos y se concentro en las esas ansiadas caricias, disfrutando entre suspiros ese lento y adictivo toque, pararon sus besos jadeantes mirándose a los ojos de paso, estaban alterados y excitados, con las partes superiores de sus cuerpos totalmente expuestas, en un mal movimiento, buscando acomodarse la chica lo empuja sin intención, Shindou al no poner resistencia alguna deja caer la espalda contra el colchón y su cabeza en las almohadas, acogiéndola a ella quien parecía sorprendida y apenada por el cambio de posición.
—L-Lo siento… — Por primera vez y gracias a como habían quedado pudo ver con calma el cuerpo expuesto de la fémina, quedaron en silencio un par de segundos, ella aún más cohibida pues noto el por qué se había detenido… Se la comía con la mirada, algo en su cerebro, esa parte racional, amable y respetuosa quedo encerrada bajo llave, al demonio con todo eso.
Quería tocar, besar, lamer, morder y sentir absolutamente todo de ella, escuchar su respiración agitada, escucharla jadear y gemir. Tomo sus brazos y en un brusco movimiento la aprisiono bajo si, asegurándose de que ningún lugar a su alcance quedara privado de sus manos, pues la lengua y los labios estaban muy ocupados nuevamente en aquel par de montes que el encantaban. Suaves, blandos y por sobre todo apetecibles, el tocarlos o lamerlos hacían que su novia emitiera los más dulces sonidos que jamás en su vida escucho. ¿Quién querría instrumentos si podía crear tal sinfonía deliciosa y excitante con la mujer que uno más ama?
Sus manos viajaron al sur, ayudando a acomodarse entre los muslos de su linda caperucita y de paso jugando con el elástico de sus medias altas, consiguiendo levantar la falda que a su parecer comenzaba a ser molesta. Dejo un camino ascendente de besos con destino a sus labios distrayéndola del rumbo que tomaba una de sus manos, tocando por fin sobre la tela el punto más sensible de todo su cuerpo. La sintió tensarse cual cuerda por unos segundos, para luego notar con satisfacción como parecía derretirse, aunque sus dedos solo rozaban por sobre la tela de su ropa interior percibía perfectamente el calor que emanaba, quizás también un poco de humedad.
Deslizo sus besos hacia la oreja de la chica, disfrutado de lo cerca que escuchaba los suspiros de placer, beso ese punto entre su mejilla y mandíbula, prosiguiendo a jalar con los dientes el lóbulo de su oreja, con cada beso la fotógrafa se estremecía, la respiración de por si errática se le volvía quebradiza, los espasmos de placer por toda la estimulación la estaban haciendo temblar. Cuando pensó que nada en el mundo se podía sentir mejor, el chico hizo a un lado la tela que los separaba, y un mundo nuevo de sensaciones aún más intensas se mostró para ella, uso una de sus manos para cubrir su boca, casi ni pudo contener aquel pequeño grito, de verdad que no quería ser tan ruidosa pero todo aquello la superaba, inconscientemente flexionando las piernas busco más aquel contacto, abriéndose a él, quien no podía dejar de mirar fascinado las expresiones de su linda novia perdida en el placer, había dejado a un lado su entretenida misión de marcar el níveo cuello ajeno para poder apreciarla.
Aunque eso lo ponían en un dilema, casi ya no aguantaba estar lejos de su calor, pese a que se sentía fenomenal estarla tocando, deslizar los dedos por todo lo largo de ese húmedo y exquisito lugar, juguetear con ese sensible botón que le hacia gemir dulcemente, el mismo necesitaba mucho más, la joven tan perdida en su placer lo había privado de su tacto, y la erección que se gastaba estaba haciéndose un tanto dolorosa, aun así siguió unos minutos más con sus caricias en la parte más íntima de su preciosa novia, disfrutando, embriagándose con los gemidos que intentaba controlar, con delicadeza tanteo la entrada por la que estaba tan ansioso y alborotado, averiguando como y donde demonios él y su pareja conseguirían el mejor placer posible, todo esto de alguna manera sin dejrla de estimular en su punto mas sensible, pues la hacia retorcerse entre sus bazos de la manera mas exquisita posible.
Akane jamás había pensado de una manera poco ética de las manos de su novio, siempre le habían fascinado las melodías que él era capaz de hacer con el piano, nunca se planteó realmente como seria que la tocara a ella, y mucho menos a un nivel tan íntimo, ahora que lo tenía deslizando con delicadeza uno de sus largos dedos dentro y fuera de ella, a un ritmo bien marcado que la hacía enloquecer, pensó que jamás podría volver a verlo tocar y tener los mismo pensamientos inocentes de antes ahora que ella misma lo vivía, a demás de que, para deleite del chico y vergüenza de la pobre fotógrafa se podían escuchar en aumento los húmedos sonidos que hacían sus dedos al entrar y salir, caldeando mas si es que era posible el ambiente, era inexplicable el placer que el propio Shindou sentía al tan solo estar jugueteando con sus dedos y escuchando extasiado los adorables jadeos.
A partir de aquel punto Akane ya no tenía lucidez, no recordaba cómo se llamaba o donde demonios estaba, no recordaba cómo o cuando el chico había retirado también su falda y ropa interior, perdida con los besos que había comenzado a darle su novio apenas y notaba las suaves caricias en sus piernas y el vacío que había dejado él tras dejar de estimularla.
—Shin-sama — Dicho suspiro se le antojo más bien como una súplica, y es que él tampoco quería dejar de tocarla ni sentir la calidez que desprendía su piel de porcelana, ahora adornada con perlas de sudor, el mismo también termino por despojarse de toda prenda, la curiosa mirada lila siguiéndolo había perdido todo pudor, solo quería que volviera con ella, el joven tomo sus manos entrelazando los dedos del chica con los suyos, fundiéndose de nuevo en los labios ajenos.
Solo que esta vez dejando un poco de lado todo el frenesí de deseo y placer, lentamente, una caricia delicada y deliciosa, demostrándole todo el amor que en esos momentos podía expresarle pese a que no creía jamás poder hacerle entender lo mucho que la amaba, lo agradecido que estaba por poder compartir con ella todos los días y ese momento tan especial que él estaba regalando, entregándole su cuerpo a él como nunca antes lo había hecho con nadie, sus lenguas se entrelazan en lo que resultan uno de esos besos prolongados y tiernos, esos que te dejan sonriendo como idiota enamorado tras separarse.
—Te amo — Murmuraba el joven entre beso y beso que depositaba ya fuera en sus mejillas, oreja, mentón, cualquier lugar disponible, maravillando a la de ojos lilas pues no solo le estaba brindando el mayo placer que había sentido jamas en su vida, a demás podía hacerla morir de enternecida por lo dulce y cálido que era su pareja cuando le empezaba a propinar aquellos mimos.
Suspiraron contra los labios del otro, cuando una de las manos del pianista la abandono para sujetar su muslo derecho y volver a la posición de antes, solo que esta vez muchísimo más cerca, ambos gimieron contra los labios del otro al sentir la esperada caricia, sus intimidades se rosaban esta vez sin ninguna clase de protección, la fricción provocada por cada movimiento amenazaba con volverlos completamente locos, más aun al pobre futbolista que no podía evitar mecerse contra ella, buscando el alivio que a diferencia de la más bajita, no había tenido.
—Quiero entrar — Pidió contra sus labios, sabía que ambos bien podrían encontrar alivio sin llegar por completo al coito, quizás fuera normal que muchas parejas de primerizos solo experimentaran y jugaran previamente, pero realmente quería hundirse en ella, quizás por toda la excitación del momento, realmente no le importaba, entre sus brazos estaba el ser más preciado de su vida, si ella no quería o le asustaba llegar más lejos en ese momento, bien podría esperar todo lo necesario.
—Hazlo…— Jadeaba contra sus labios, había enganchado sus piernas a las caderas del joven y llevado su mano libre para enredar los dedos en el cabello castaño y rizado, no estaba pensando lucidamente gracias al volcán ardiendo que era su vientre, pero estaba muy muy segura de que lo quería hacer, amaba a su compañero, no podía imaginar hacer esa clase de actos con nadie más. Más y más besos le fueron dados, lentos y dulces... fuertes y excitantes... perdida en ello no noto que él había abandonado la unión de sus manos, noto entre curiosa y frustrada como ceso todo contacto por unos momentos, con la cabeza vuelta gelatina no proceso sino hasta que el pequeño paquete plateado fue desechado que su novio se había encargado de algo que ella olvido por completo en su momento, suspiro agradecida cuando el cálido cuerpo del moreno volvió con ella, ya con un preservativo puesto y sin nada que les impidiera disfrutarse uno al otro. Con cuidado el chico procedió a intentar acoplarse lo mejor posible al cuerpo de su pareja.
En un principio la intromisión fue disfrutada por ambas partes, si el calor que obtuvo de ella con tan solo rozarse fue delicioso, no paraba de imaginarse como seria que si miembro fuera rodeado por completo, sin embargo su imaginación poco le hizo justicia, mordió esta vez sin querer el cuello ajeno, buscando controlar un poco los roncos sonidos que dejaba escapar, era simplemente abrumador, caliente y abrumador, pero delicioso al mismo tiempo, miro hacia el rostro de su pareja buscando alguna clase de dolor o desagrado, ella solo sentía y expresaba incomodidad, por breves segundos se había sentido muy bien pero tras una intromisión más profunda un incómodo ardor en la zona de la unión comenzó a molestarla aunque ello no llegaba a doler, al menos aun no.
El pianista no detuvo sus movimientos lentos y contantes, llegando a entrar por completo, también había dolido un poco, después de todo estaba entrando a un lugar demasiado apretado, sin embargo la humedad y calidez le brindaban el placer suficiente como para ignorar todo lo demás, busco las manos ajenas nuevamente para entrelazar sus dedos, busco con los labios lo suaves senos reanudando sus mimos, cualquier cosa en son de distraer a la castaña de la incomodidad de la intromisión.
A pesar que la lengua ajena la hacía suspirar, aun no encontraba placer en el vaivén entre sus caderas, más bien sí que había rozado ese agudo dolor al romper el himen del que tanto se hablaba, mas no tenía el valor de frenar a su acompañante que sí que parecía estar comenzando a encontrar placer en las lentas penetraciones.
Mas hizo bien en callarlo, pues luego de un par de minutos toda incomodidad fue quedando en segundo plano, remplazado por la agradable sensación de tenerlo en su interior. Sus piernas pensaron por sí mismas, dando más acceso y enganchándose a la cadera del futbolista. Un gemido de placer y sorpresa se escapó de entre los hinchados labios de la joven pues de esa forma la intromisión se volvió más profunda y por cortesía de Shindou, cada vez mas rápida y fuerte. Todo aquello era la gloria misma, al menos para el joven que extasiado no dejaba de morder y succionar cada centímetro de su pecho, conforme y mas que feliz al escuchar a su linda novia gemir de place, por fin disfrutando tanto como el de estar unidos, la chica comenzó a llamar a su nombre entre jades necesitados, sosteniéndose de el lo mejor que podía sin notar que comenzaba a arañar la espalda ajena, que o bien lo ignoraba o bien lo disfrutaba de alguna manera.
Olas de calor barrían el cuerpo del pianista cada que la escuchaba clamar ya fuera "Shin-sama", ese dulce apodo que le había colocado o su nombre, pues en algún momento perdido entre la bruma del placer y los movimientos constantes entre sus caderas, su tierna niña lo había comenzado a balbucear.
—Ta...Takuto... A-Ah...
Akane no trato de disimular sus lloriqueos de inconformidad cuando él luego de que lo llamara así repetidamente se detuvo de repente por unos instantes, abandonando sus ahora húmedos y estimulados senos producto de las contantes lamidas y succiones. Shindou como si fuera un pequeño niño busco refugio entre su hombro y cuello, produciéndole escalofríos pues su aliento chocaba en esa zona donde al parecer, era sensible cierto tipo de toques, a la vez también abandonaba una de sus manos para poder sostenerse de las sabanas y la cama. No entendió muy bien porque le dio un casi inentendible "lo siento" si no hasta que reanudo las penetraciones, más rápido, solo un poco en un principio pero aumentando en todo poco a poco, más velocidad, más fuerza, más calor, más humedad, mas todo, mas, mucho más.
El joven realmente no quería ser tan brusco, pero aquellos sencillos gestos como rodearle la cintura uniéndolos aun mas y escucharle balbucear entre gemidos su nombre lo habían vuelto loco, juntando todo eso con la sinfonía de jadeos y gemidos que recibía directo a su oído era una sencilla receta para descontrolarlo. Le encantaba estar unido a ella, hundirse en que delicioso espacio de seda liquida, como se había vuelto más accesible y húmeda a medida que seguían. Literalmente ambos dejaron de pensar en algún punto y no eran más que sensaciones, nuevas y placenteras sensaciones.
Las mordidas que él le daba, como las uñas de ella se clavaban y deslizaban por la fuere espalda ajena, los rudos besos y jugueteos con sus lenguas, los incomprensibles balbuceos de ella tratando de pronunciar su nombre perdida entre besos, embestidas y lujuria. Todo era un delicioso cóctel de sensaciones, acompañado por el húmedo y obsceno sonido de sus intimidades unidas y el seco choque de sus pieles brillosas por el sudor.
—S-Shin… ¡Ah! ¡S-Shin-sama!... Es-Espera... Creo que, n-no aguan…— Trataba por todos los medios que en esos momentos tenia de hacerle entender que o se detenía o ella terminaba explotando, pues literalmente se sentía estallar, más él muy gustoso callo sus suplicas con los labios y la lengua.
—Akane… Akane… — Era todo lo que podía repetir lucidamente desde hacía unos minutos, perdido y nublado con el solo objetivo de conseguir que gimiera cada vez más fuerte, poco a poco fue agregándole entre balbuceos incomprensible dulces palabras que nada tenían que ver con su frenético ritmo. "Te amo" "Preciosa" "Cariño" entre más cosas que hacen suspirar a cualquiera.
—P-Por favor… Ghhw… ¡Para! Me… Siento que me…. Voy a deshacer — No mentía, pero con todo y eso, pese estar pidiendo que se detuviera su cuerpo exigía todo lo contrario, sus manos lo apretaban contra si desesperadamente buscando más fricción entre sus cuerpos, sus caderas seguían el ritmo marcado de las penetraciones, sus piernas lo enganchaban negándose a dejarlo ir, si ya de por si estaba lagrimeando por todo el placer que sentía directamente pondría a llorar si la dejaba en tal estado de necesidad.
El nudo que sentía en su vientre se fue a apretando más y más, llegando a ser un tanto doloroso hasta que por fin, gracias a la placentera fricción entre sus sexos la más pequeña pudo tocar por primera vez en su vida en cielo en la tierra, disfrutando sin inhibiciones por primera vez las sacudidas de un orgasmo en todo su cuerpo, el delicioso calor la hacía temblar de pies a cabeza, perdiendo instantáneamente toda fuerza o movilidad, sus piernas antes en tensión alrededor de su amado perdieron su agarre, igual que sus brazos se dejaron caer flácidos sobre él, sobre estimulada como esta y aun disfrutando de los restos de aquella demoledora experiencia, casi culmina nuevamente pues el castaño no había dejado de moverse dentro y fuera de aquel dulce punto.
Aunque poco tardo en probar también de las mieles del orgasmo, deleitado con lo maravillosamente estrecha que se volvió su amante mientras lo experimentaba, al punto de literalmente tragarlo por completo y exprimirlo. Agotados se dejaron simplemente descansar en los brazos del otro, recuperando el aliento perdido, disfrutando aun de la sensación de la piel desnuda de su acompañante y la maravillosa unión que aun mantenían.
Poco a poco la euforia del momento fue bajando junto con el ritmo alocado de sus pulsos, quedando solo cuerpos laxos y acompasadas respiraciones, el primero en moverse fue el chico, recostándose a un lado para evitar aplastar aún más a la delgada chica bajo suyo, aprovechando de paso para salir con cuidado de ella. Adormecida como estaba por el cansancio se dio cuenta de dicha sensación de vacío, suspirando en parte por su estado sensible ya que la suave sensación aun la excitaba y en parte de alivio y satisfaccion, aun así no perdió tiempo en buscar refugio en los brazos contrarios, encontrando casi enseguida junto con la cómoda sensación de las sabanas cubriéndola, así pasaron un par de minutos hasta que el chico se removió un poco buscando escaparse de su agarre.
Preocupada apretó su abrazo sin intenciones de dejarlo ir.
—Tranquila… — Beso su frente, aquel tono de voz dulce y cansado solo conseguía adormilarla más — Dame 5 segundos — Solo así consiguió que su novia lo dejara ir justo ese tiempo, suficiente para deshacerse del ahora molesto y húmedo preservativo en una papelera que reposaba junto a su mesa de noche, una vez esto, volvió casi enseguida suspirando de satisfacción al ser acogido por el cálido toque de la oji lila.
Cansados como estaban no tuvieron energías para nada si no descansar un largo rato más, maravillados por el cálido sentimiento de euforia y amor que les apretaba el pecho.
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—Siento mucho si fui muy brusco — Murmuro contra su cien en lo que depositaba pequeños y castos besos a cada poco, ciertamente estaba sonrojado y un tanto avergonzado de ello pero incluso ya luego de un rato de descansar Akane no tenía energías ni ganas de esforzarse por ver su lindo rostro avergonzado. Ella solo hizo un ruidito de negación mientras negaba a duras penas con la cabeza.
—Estoy bien… muy bien — Suspiro sonriendo contra el torso desnudo de su amante, aun un tanto adormilada pues entre estar aún piel con piel y las relajantes caricias del chico en su cabello no le dejaban muchas más alternativas.
—Me alegro — Soltó con una risilla, pero no podía hablar mucho pues el definitivamente también se sentía "muy bien" aunque se describiría mejor con las palabras satisfecho y feliz. Luego de un rato de cómodo silencio y tiernas caricias la manager se atrevió a hablar.
—No es que me queje, pero quiero preguntar cómo es que de estar leyendo un guion de una obra infantil terminamos así — Cuestiono con interés buscando la mirada de su novio, era una pregunta valida puesto que, no es que ella hiciera algo con el fin de provocarlo ni mucho menos.
— ¿No te estabas durmiendo hace un par de segundos? — Trato sin disimulo de obviar la pregunta queriendo volverla a acomodar entre sus brazos en su posición anterior, donde la chica no podía verle a la cara ni distinguir el sutil rastro de pena en su rostro.
—No, ya me recupere — Y así parecía, sonriendo de lo más feliz y renovada lista para un día normal de escuela, claro que el cabello desordenado desentonaba bastante si lo ponía en ese contexto. Akane al ver que no tenía muchas intenciones de cooperar mientras apartaba la mirada se acomodó sobre el de tal forma que no podía evitar su rostro, ocultándolos a ambos tras la cortina de los suaves risos de la castaña crema.
—No deberías hacer eso — Menciono el chico con nerviosismo interno aunque no lo aparentara en lo absoluto, tenía el cuerpo desnudo de su novia sobre él inevitablemente rozándose y pues no era de piedra a pesar de que recién habían concluido dicho acto.
—Pues dime — Esa risita de niña pequeña e inocente iba a ser su perdición, suspiro sujetándola de a cintura y acariciándola lentamente. Tras pesarlo unos minutos, sonrió ladinamente y opto por la sinceridad. Cabe mencionar que, de por sí solas las caricias ya la tenían con un caos de mariposas revoloteando en su pecho, aquella sonrisa hizo que sus mejillas explotaran en carmín y no pudiera hilar pensamiento coherente.
—Yo solo seguí el guion — Susurro con diversión buscando los labios ajenos en una fugaz, insuficiente y sensual caricia, demasiado lenta y húmeda como para que su pobre corazón pudiera soportarlo luego de todo lo acontecido — Devoré a mi caperucita.
Oficialmente su cerebro murió y se volvió gelatina junto con sus neuronas. Chillo avergonzada por tal respuesta ocultándose en su pecho mientras sentía y escuchabas las mal disimuladas risas del futbolista que la abrazo acogiéndola gustoso.
De ese momento en adelante Shindou no será el único en tener problemas para concentrarse debido a las distintas "interpretaciones" que se les vienen a la mente leyendo el dichoso guion de obra.
Oh! Y por si se lo preguntan, en esa linda versión de ambos la caperucita estuvo más que feliz de entregarse por completo a su querido lobo.
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-Se va donde el Sr Rincon-
Me siento sucia (? Ok no :,v
No me maten si algo no les gusto o si la narración no fue buena ni las descripciones o algo así x,DDD es la primera vez que me digno a hacer algo como esto y creo que no lo volveré hacer! Me muero de vergüenza XDDDD aparte es el capi mas largo en la historia de este fic... 7000 faking palabras :,v jo-der
Lo siento si me salió muy dulzón, poco realista o algo parecido. Están leyendo un Lemon escrito por una jovencita de 18 años más virgen que una monja :vvvv no me llamo María en vano! :D! (? Ok no XD
Me base más que todo en mi MUY LARGA lista de leídos de fics lemon y libros eróticos :v
...
No me juzguen son hermosos 7-7 (? Además todo aquel que disfruta de leer alguna vez en su vida tendrá que leer una escena o un libro con escenas eróticas XD
Ya dejando la payasada por favor no le paren mucho a la narración cutre ni a la escena de lo último que estaba súper roja y concentrada de que nadie me viera escribiendo semejantes cosas :,,,,V además algo SUPER IMPORTANTE! de mencionar y que me dio una pena increíble de escribir x/D Siempre proteganse en estas situaciones! ya sea por enfermedades de transmisión sexual o por que todavía no quieren o son muy jóvenes tener un pequeño retoño. Es mejor prevenir que lamentar :v
Sin más que agregar me despido XD
ATT: Maria Violet. Bye Bye :,3
