Inazuma eleven GO y sus personajes no son de mi propiedad, pertenecen a Level-5.
—Diálogos—
—Pensamientos—
"FlashBack"
0-0-0-0-0-0-0-0: Cambio de escenario
(*): Notas que dejare al final aclarando algo de ese párrafo.
Tema de hoy: Shindou revela un secreto a Akane
(Semi-AU/Romance/Confort/Fluff)
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.:.:Ojos de cristal:.:.
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La primera vez que la vio fue igual que para el resto de sus compañeros de clases, su profesor los había hecho callar y sentar un poco antes de comenzar la clase, alegando tener un anuncio que dar, una alumna que había estado faltando esas dos primeras semanas de clases se reincorporaría en esa semana que iniciaba, luego de resolver algunos asuntos especiales para su estadía en la secundaria Raimon.
Ese detalle llamo la atención de varios, preguntándose a que se referían con "asuntos especiales"
Al pianista no le despertó ningún interés.
Por lo menos en un principio, el deslizar de la puerta rompió por fin la intriga de muchos y llamo la atención de a los que no le importaba realmente, una joven bajita y menuda camino hasta quedar frente a ellos, a Shindou le recordaba a esas bonitas muñecas francesas de porcelana que a su abuela y tía les gustaban coleccionar, con sus trencitas y el color castaño apagado de su cabello. El profesor procedió a escribir el nombre de la recién llegada en el pizarrón mientras ella realizaba la típica reverencia y se presentaba como Yamana Akane, estaba seguro que había dicho un par de cosas más, pero apostaría lo que sea a que nadie en la sala le prestó atención a sus palabras, pues estaban ocupados mirando impresionados otra cosa. El mismo se incluía.
Sus ojos.
Cristalinos, de un color lila muy sutil, demasiado claros para ser normales, tan hermosos que robaban el aliento pero que te aseguraban que tal belleza no venía sin un precio, muchos comenzaron a susurrar adivinando su condición.
—Esos ojos no deben serle muy útiles — Pensó con cierta pena, un par de palabras mas del profesor, indicándole en voz alta el número de fila y columna de su asiento, con un asentimiento la joven camino como si realmente pudiera ver el camino hacia el único pupitre disponibles del aula que por esas dos semana estuvo vacío, justo el que se encontraba frente al suyo.
Aun con la mayoría de la atención sobre ella, el profesor dio inicio a las clases.
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Las semanas pasaron, la chica ciega se había adaptado sorprendentemente bien al aula de clases y a su compañeros, considerando que, era muy común que esos casos, ya fuera que tuvieran ceguera, fueran sordos, mudos o algo por el estilo, recibían una atención más bien negativa, siendo el foco del Bulling y los casos de acoso, sin embargo esa secundaria era conocida, no solo por su nivel en áreas deportivas y artísticas, si no que por el buen ambiente de sus clases, en su mayoría todo eran amables, era pocos los casos de acoso que salen del Raimon.
Pero quizá se debía también a la personalidad de la chica, lo notaba pues su primera semana de clases fue agotadora, el mismo se sentía agotado solo por estar un asiento por detrás de ella, todos en los almuerzos corrieron a bombardearla con preguntas, las típicas que se le hacen a los nuevos y además sumándole las preguntas referentes a sus ojos. La chica siempre contestaba de buena gana y con una sonrisa tranquila, aparentando una personalidad alegre y optimista, aunque lo que más le llamo la atención es que, pese a no verlos, giraba su rostro siempre que hablaba con alguien, buscando su cara, como si realmente pudiera ver los ojos de su compañero.
Era quizás por esos ojos que parecían escudriñarte el alma, por su voz melodiosa y su sonrisa de ángel que varios chicos –y un par de chicas- terminaban sonrojados o apenados tras conversar con ella, bueno, quizás también porque todos admitían que era adorablemente preciosa. Él era uno de los pocos en su aula que aún no habían hablado con ella, pese a ya haber trascurrido 3 semanas de su incorporación, y es que ya sentía que conocía todo lo básico sobre ella, solo por escuchar sus conversaciones con el resto, y no es que hubiera tenido otra opción, no tenían mucha distancia entre ellos como para ignorar lo que decía.
¿Por qué iniciaste tan tarde las clases?
Estaba esperando el encargo de sus libros de texto, después de todo en clases como literatura le exigirían leer y ella necesitaba indumentaria especial para ello, así como los libros de matemáticas para poder seguir el ritmo de las clases sin molestar a nadie.
¿Podrás orientarte bien en la secundaria?
Por el momento solo conocía de memoria los caminos al aula de clases, el aula de profesores y los baños, aun pedía ayuda para ir a clases de gimnasia pero con el tiempo no le seria problema.
¿Tienes hermanos?
No. Es hija única.
¿Planeas unirte a algún club?
De momento no lo ha pensado, planea tomarse la nueva secundaria con calma y llevarse bien con sus compañeros. Aquello le pareció una respuesta muy interesante al pianista, lo había dicho con cierto tono de anhelo y tristeza.
¿Por qué te cambiaste para tu segundo año?
Su padre cambio de trabajo recientemente, por lo que su familia se mudó. Tampoco le paso por alto lo escueta que había sido su respuesta esta vez.
¿Lo de tus ojos es de siempre o tuviste alguna clase de incidente?
Aunque la chica que lo pregunto se llevó un codazo en las costillas por parte de otra chica, por lo brusco de la pregunta, Akane respondió como si nada con una agradable sonrisa y tranquilidad, el problema con sus ojos venia de nacimiento.
¿Entonces no sabes cómo luce nada? ¿Ni los colores y esas cosas?
Se hacía una imagen de los objetos que podía palpar, los colores eran más para ella como un concepto, distinguía cada uno por sus nombres y sabía lo que eran pero nunca llegaría a imaginarlos y mucho menos distinguirlos.
¿Usas uno de esos bastones que los ayudan a guiarse?
Si. Utiliza un bastón para invidentes cuando es necesario, pero no planea utilizarlo en la secundaria para no molestar o golpear a alguien por accidente. A Shindou le pareció una idiotez aquel hecho, ella tenía todo el derecho de utilizarlo si eso la ayudaba, y los demás al notar que usaba dicha herramienta deberían ser conscientes que tenían que apartarse o esquivarla, después de todo es ella la que no podía ver, no al contrario.
En su momento se tragaba los comentarios que quería hacer, después de todo no era con él con quien hablaba y se suponía que él le estaba prestando atención a Kirino, Hamano y Hayami quienes le hablaban de algo que en ese instante no le importaba.
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Los días pasaban normalmente, iban a clases todos los días, se quejaban por las tareas, él y sus amigos iban al club de Futbol después de clases y entrenaban para el próximo torneo, aunque ahora mismo sus mayores preocupaciones eran los exámenes parciales, si reprobaban alguno no tendrían permitido jugar en el torneo por estar reparando, así que para todos los clubs deportivos era algo así como cuestión de vida o muerte, Shindou reía junto con Kirino y Hayami del sobre actuado alivio de Hamano por haber pasado apenas, el profesor se dedicó a dejar una lista con las posiciones que cada uno ocupaban en la clase con respecto al promedio académico, muchos se aglomeraban para mirar con curiosidad, por su puesto el promedio de su amigo moreno dejaba mucho que desear, el de ojos cyan estaba tranquilamente posicionado entre los 10 primeros puestos, siendo superado Hayami que a pesar de todo no entraba en los primeros 5, el castaño que siempre se había esforzado quizás demasiado con ello, pues lo tenía de condición a cambio de poder practicar deporte, estaba en tercer puesto, se impresiono pues solía ser el segundo o primero siempre.
Aún más boquiabierto quedo al ver el nombre de Akane por encima del suyo y el de otra chica de su clase, había quedado de primera. En el fondo fue consiente de cómo un par de chicas con las que parecía llevarse chillaban impresionadas exigiéndole a la de trenzas explicaciones, apenas pudo entender por su tono bajo y abochornado pero al parecer la chica tomaba tutorías privadas los fines de semana, en son de no retrasarse en sus estudios por su condición de invidente además de para no retrasar a su clase o causar algún problema.
La curiosidad por ella volvió a picarle, parecía muy preocupada por su entorno y sus compañeros, le parecía admirable que se esforzara tanto pese a su condición. Quedo con ese sentimiento de ternura guardado en el pecho pues sus amigos reclamaron su atención nuevamente.
Pero no por ello se apagó su creciente curiosidad.
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Tocar el piano del salón de música en esos días que no tenía entrenamiento se había convertido en una especie de ritual para él desde primer año, más aun si estaban a las puertas o ya de lleno en un torneo, sentía que aquellas viejas y usadas teclas le daban suerte, le gustaba esa sensación y por mucho que el piano que tenía en su cuarto fuese de mejor calidad y mucho más costoso, a veces prefería por mucho el sonido nostálgico que solo un piano viejo y con mucha experiencia podría emitir.
Si guardaba silencio podía escuchar a lo lejos la sinfonía de la banda de la escuela practicar, también el ajuste de tono de los instrumentos del club de música ligera, el sonido de la carrera de los del club de atletismo pasar cerca del patio, sospechaba que no escuchaba el rechinar de los zapatos del club de baloncesto solo porque el gimnasio estaba demasiado lejos.
Aun así entre tanto ruido, no le costaba encontrar su propio sonido, su propia música, bastaba con comenzar a presionar las teclas y el resto solo fluía, de alguna manera todos esos familiares sonidos se le hacían más cómodos que la tranquilidad de su habitación. Aun así, pese a estar acostumbrado a los sonidos molestos, hubo uno que no pudo ignorar…. el de la puerta corrediza del salón deslizándose.
Inmediatamente dejo de tocar para ver quien había ingresado, a esas horas los clubs estaban operativos y el aula de música solo se usaba en clases por lo que no molestaba a nadie que él tocara, quedo un poco –bastante- impresionado de ver a su compañera de clases allí, más que todo porque se suponía que ella no se quedaba hasta tan tarde en la escuela.
—A-Ah… Y-Yo lo siento m-mucho… Solo — Parecía avergonzada y perdida, alargo el brazo palpando el filo de la puerta para usarla como escudo posteriormente, sus cristalinos ojos miraban al suelo con una expresión de aflicción.
— ¿Yamana-san? — Pregunto confundido, más por aquella actitud tímida que por su presencia, la joven solía ser más alegre y confiada en clases, no como ahora que parecía un cervatillo asustado.
—Esa voz…— Un murmullo más para si — Lo siento, no recuerdo tu nombre… Estas en mi clase ¿Cierto? — Vio fascinado como la chica de pronto dejo su timidez y se miraba más curiosa que otra cosa, esto se confirmó cuando por fin entro en el aula y cerró la puerta tras de si — Te sientas detrás de mi…
—Así es — Confirmo impresionado, no esperaba que lo reconociera para nada considerando que jamás le había hablado — Me llamo Shindou Takuto.
—Yamana Akane — Correspondió con una tierna sonrisa aunque no fuera necesario — Lamento mucho interrumpirte, solo quería escuchar mejor pero las paredes se interponían, no planeaba abrirla entera — Parecía avergonzada nuevamente mientras jugueteaba con sus dedos nerviosamente, sonrió aunque ella no lo notara.
—No te preocupes, no es nada — Trato de calmarla — Pero me impresiona bastante que me escucharas, se supone que esta aula esta levemente insonorizada para no molestar a otras clases, y con todo el ruido de la banda y eso — Alago, realmente nunca la habían escuchado antes, la joven no borro su sonrisa pero sí que cambio de expresión, ¿Algo más cabizbaja quizás?
—Mi audición y tacto son más agudos de lo normal, después de todo son los que me ayudan a falta de vista, así que los tengo más desarrollados — Parecía una frase ensayada, eso o ya lo había repetido muchas otras veces.
—Aun así, es sorprendente — Alago de nuevo, recibiendo como recompensa el tierno sonrojo en su pálida piel, aunque fingió demencia y no menciono nada sobre ello — ¿Quieres acompañarme y seguir escuchando? — La expresión de sorpresa de ella le divirtió, su rostro era muy fácil de leer, contuvo la risilla mientras se levantaba y tomaba prestada una de las sillas de los pupitres del salón, acercándola al piano.
— ¿E-Esta bien? ¿No te molesta? — Aun no había despegado su espalda de la puerta, lista para irse en caso de que su compañero lo pidiera, el mismo Shindou se había sorprendido de lo espontaneo que le fue hacerle aquella sugerencia, normalmente disfrutaba de estar solo en esos ratos, pero en vista que no había tenido oportunidad de hablar con ella antes, lo dejo pasar.
—No me molesta — Se acercó a ella para tomarle la mano y guiarla a donde había colocado su asiento, sintió el pequeño sobresalto de sorpresa en ella por el toque de su mano, sin embargo le pareció extrañamente agradable el sutil apretón que le devolvió, muestra de que no rechazaba su mano.
—Gracias… — Murmuro entre agradecida y avergonzada una vez sentada, estaba a un lado del piano y dándole de frente a él, por lo que aun ponía verla mientras tenía enfrente las teclas, murmurándole de vuelta que no era nada comenzó de nuevo la pieza que había dejado a medias, una melodía dulce y algo triste. Quedaron en silencio un rato, uno falsamente concentrado en las teclas, cuando en realidad la miraba a ella mecerse levemente con la melodía del piano, y la otra embelesada por el bello sonido, esta vez disfrutándolo de primera mano.
—Que sonido más precioso…
—Lo sé, este piano pese a ser antiguo tiene un muy buen sonido, está bien afinado por su contante uso, por eso me gusta — Explico sin dejar de tocar. La joven pareció meditar aquellas palabras pues quedo con un rostro pensativo.
—No sé mucho sobre los instrumentos en si… Pero me encanta la música, y yo creo que se debe en parte a un buen instrumento, y en parte a la interpretación y los sentimientos que le ponga el músico a una pieza — Expreso mirando en su dirección, amenazándolo con dejarlo paralizado por esos ojos de cristal suyos, tan penetrantes que enserio sentía que podía verlo — Cuando dije eso me refería a que tus dedos crean un sonido precioso — Sonrió, dándole esa carita de ángel y cerrando los ojos para perderse una vez más en el sonido de las teclas. El sentía los dedos hormiguear por lo que se concentró en las piezas blancas y negras para no equivocarse, eso sería vergonzoso más aun considerando que lo acababa de alagar, y mucho.
—Gracias… — Murmuro sin recibir respuesta realmente, sentía las mejillas levemente calientes y un retumbar anormal en el pecho, más trato de ignorar todo eso durante los minutos siguientes que ambos pasaron en silencio, dejándose absorber por la música. El pregunto por mera curiosidad por que estaba allí tan tarde, sin mencionarle su conocimiento de que ella no solía quedarse tanto luego de clases, ella contesto que se habían retrasado en ir a buscarle, su padre tenía algo importante que hacer, el comprendió que la buscarían en auto pues no podría volver sola, mucho menos en una ciudad nueva.
Un tono de teléfono los interrumpió, ella se disculpó pues era su señal para retirarse, el rápidamente la tranquilizo y la ofreció acompañarla hasta salir de la secundaria, después de todo él no tenía entrenamiento ese día y no tenía mucho más que hacer allí. No le dejó negarse pues el chico ya había devuelto la silla a su puesto y tomado sus cosas y ella apenas se había dado cuenta.
Finalmente accedió extendiendo su mano, el castaño comprendió y tomo esta, volviéndose a unir en un cálido apretón.
Recorrieron en silencio el camino hacia el portón de entrada donde un auto azul marino esperaba, se despidieron tranquilamente, casi tímidos en lo que deshicieron su agarre, el chico siguió con su camino por la calle y ella avanzo hacia el vehículo, palpando hasta dar con la manija de la puerta para finalmente entrar y perderse de su mirada.
El chico guardo las manos en los bolsillos, tratando de conservar el agradable hormigueo que nada tenía que ver con haber estado tocando un buen rato.
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Quizás se estaba volviendo un paranoico pero; luego de ese encuentro y de que unos días más tarde descubriera a unos chicos de su misma clase "bromeando con ella" o más bien Sobre ella se había vuelto un tanto… protector, después de todo se le había vuelto fácil leer esa carita tan expresiva suya, estaba incomoda por lo que esos idiotas hablaban sobre sus ojos y su condición, ese día junto con Kirino habían fingido tener algo de qué hablar con ella y con una profesora para rescatarla de la indeseable compañía, ella viendo que era su manera de escape rápidamente capto, agradeciéndoles después hasta no poder más con su tímida sonrisa, y alegando que rara vez le pasaban esas cosas, pero que no le importaban mucho.
Shindou ese día no le creyó, tampoco el pelirosa pero mirándose entre sí acordaron con una mirada no mencionar nada, ella parecía querer evitar el tema.
Desde entonces la observaba muy a menudo, era fácil en clases y aunque no todos los días, sí que los chicos y él la invitaban a unírseles en los almuerzos, se quedaba tranquilo de todos modos cuando las que parecían ser sus amigas también se iban con ella en otras ocasiones, por alguna razón comenzó a velar por ella muy celosamente, era una persona muy agradable y alegre, así que siempre que podía le evitaba malos momentos con quien quisiera meterse con ella. Gracias a ello se podría decir que eran amigos, tanto con el pianista como con el resto de los chicos, parecía pasarlo bien con ellos cuando almorzaban juntos.
Justamente por ser tan protector… Por no usar otra palabra. Noto cuando cierto cambio ocurrió, la joven ya no era frecuentada por "sus amigas" y siendo antes alegre y sociable había empezado a mostrase más como aquel cervatillo asustado que vio en la sala de música y que de vez en cuando, mostraba con su grupo. Le incomodaba mucho ese cambio… Parecía reprimida y solitaria, sin una sonrisa real y con sus bellos ojos más caídos de lo normal. Por esa misma razón en esas semanas se acercó mucho mas a ella, no le gustaba verla sola y mucho menos privarse de su linda cara sonriente, a ella parecía agradarle su compañía, incluso aunque solo fueran ellos dos solos, sin necesidad de los otros.
Un día durante su almuerzo , sin razón en particular sacaron dicho tema, estaban solos los dos pues Hamano y Hayami fueron solicitados por un profesor, y Kirino –Quien se había dado cuenta de lo que pasaba incluso antes que el idiota de su mejor amigo- que no quiso hacer mal tercio decidió acompañar a sus compañeros de equipo.
—En un principio pensaba que te incomodaría estar con cuatro chicos, por eso no te invitaba tan seguido — Estaban en una de las escaleras de las salidas traseras del edificio donde recibían clases, eran lugares poco frecuentados así que su grupo conseguía tranquilidad allí siempre, aunque ese día fueran solo dos.
—En realidad me caen muy bien, me divierten mucho las discusiones de Hamano-kun y Hayami-kun — La risilla ligera de la joven no pudo faltar, Shindou tras apreciarla unos segundos le acompaño.
—De hecho en un principio les amenazaba que no dijeran nada raro, no quería que te ahuyentaran o algo así — La joven pareció levemente impresionada, le "miro" para después negar con la cabeza.
—Me agradan mucho, me alegra que me traten como si nada, normalmente lo que me incomoda es que quieran tratarme de manera especial, eso solo me recuerda que "no soy normal" — Los palillos con que comía quedaron a medio camino — Me hace muy feliz que se comporten como si nada conmigo, igual que Kirino-kun, siempre es muy amable pero no una amabilidad forzada, me hacen sentir que enserio les agrado.
—Les agradas — Afirmo de inmediato embobado con la suave sonrisa de ella, agradeciendo secreta y culposamente que ella no pudiera notarlo — Igual que a mí — Soltó esta vez mas bajito y en un tono avergonzado, de nuevo junto con una sensación de culpa agradeció que ella no notara el sonrojo que se había instalado en su cara. Que solo se intensifico con el sonido de la risilla de ella.
—Ese tema parece muy importante para ti — Comento en son de cambiar el rumbo de la conversación, además de sacarse de encima una duda que tenía desde hacía bastante.
—Si bueno… Estudie en casa con tutores la mayor parte de mi infancia, una vez intente ir a clases en primaria pero no funcionó muy bien — Su sonrisa esta vez no le agradaba para nada, era más bien desganada — Digamos que los niños tan pequeños no suelen tener mucho tacto — Ella tan dulce como siempre no quería lanzarle directamente la frase de "los niños son crueles" por más que él castaño sabía que quería decirlo — En resumen nunca he tenido muchos amigos.
— ¿Y tú anterior secundaria? — Por fin dejo caer la pregunta, se arrepintió casi enseguida pues ella dejo hacerse un silencio prolongado. Cuando estuvo a punto de retractarse ella inicio.
—Fue…— Pareció buscar bien la palabra u oración a decir — Complicado.
— ¿Te molestaban? — Quiso morderse la lengua pero no pudo contenerse a preguntar, la chica un poco dubitativa negó con la cabeza.
—No en realidad, solo… Me ignoraban mucho, por así decirlo, aparte siempre tenía algunos problemas como chocar con la gente, estar retrasada en clases por distintos motivos y bueno, supongo que yo no les agradaba — Más que lucir molesta o indignada estaba insoportablemente triste, no quería verla lucir así — Así que no tuve muchos amigos.
—Perdón por hacerte recordar eso — Murmuro apenado, la chica dio un ligero sobresalto al escuchar el tono arrepentido de su voz.
—N-No es nada de verdad, todos pasamos por ratos malos a veces, la verdad ya no me importa mucho, estoy muy feliz ahora contig… — Pareció tratar de morderse a lengua antes de soltar algo innecesario frente al castaño, y de paso sonrojándose ligeramente — E-Estoy mucho más a gusto con ustedes en este lugar — Dio la sonrisa más tranquila que consiguió, alterándolo a él sin querer… Era demasiado bonita como para que sonriera así repentinamente, algún día causaría alguna clase de accidente con esa sonrisa.
—M-Me alegro — Se esforzó por sonar lo más tranquilamente posible, su comentario de recién no le había pasado desapercibido del todo y se sentía estúpidamente feliz. A ella le gustaba estar con él, solo con eso sentía millones de mariposas explotar y revolotear en su pecho.
—Siempre quise un amigo como tú, alguien con quien poder hablar sin contenerme ni tener miedo de decir nada incorrecto y que no solo se me acercara por lastima — Aunque habían vuelto a comer la atención seguía volcada en la conversación, miro enternecido como la chica bajaba la mirada un poco apenada — Gracias por eso.
—No tienes que agradecerle a la gente por querer ser tu amigo — Reprendió con una risilla, aunque interiormente no podría estar más feliz.
—Pero es lo mínimo que puedo hacer… — Se justificó acomodando su caja de almuerzo ya vacía — Además… Yo…
Parecía dubitativa, insegura de si seguir hablando, y aunque ya había aprendido que era un rasgo típico de ella siempre le preocupaba un poco.
— ¿Pasa algo?
—N-No, yo solo… Quisiera que pudiéramos ser justo así de ahora en adelante, poder contarte cosas como estas sin sentir miedo y pues, que tú también confiaras en mi — Jugueteaba nerviosamente con sus dedos aun sin dirigir su rostro hacia el cómo solía hacerlo cuando hablaban — S-Siempre quise tener un amigo así, uno normalmente esperaría que ese tipo de amistad se tenga entre chicas pe-pero parece que no me se me da muy bien, ¡P-Pero si no quieres están bien! No debería quejarme, lu-luego de todo lo que te he contado…
Sin poderlo evitar dejo escapar la risilla que tanto había querido contener, verla tan nerviosa era de lo más adorable, mucho más considerando su tímida petición, la castaña callo sus balbuceos inmediatamente algo tensa y él se reprochó internamente.
—Claro que podemos tonta — Dejo caer una mano amistosamente sobre su cabeza, acariciando su cabello cual mascota para tranquilizarla y darle a entender que no se estaba burlando de ella o algo tan impensable como rechazar su oferta, gracias a todos los dioses pareció funcionar pues ella se relajó instantáneamente — Ya somos amigos, no tienen nada de malo que nos volvamos más cercanos, es normal — Aunque, cada que tenían momentos a solas como ese se le hacía más y más atractiva la idea de quizás y solo quizás… Ser un poco más cercanos que simples amigos.
—Gracias… — Debía en algún punto pedirle que dejara de lanzar esas sonrisas tan de repente junto con sus frasecitas dichas con voz de ángel, era demasiado para su pobre corazón en ese momento, con las mejillas algo rojas dejo sus caricias alegando que ya deberían volver al salón pues habían terminado con sus almuerzos.
Accedió de buena gana aceptando la ayuda que le brindaba el pianista para levantarse, para satisfacción del chico olvidaron soltarse de la mano entrelazando sus dedos durante el camino.
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Los días volaban literalmente, le encantaba ir a clases por más loco que sonara, siempre y cuando sus ratos libres pudiera pasarlos con la linda joven de ojos cristalinos, con las semanas que pasaban cada vez se iba volviendo más y más obvio lo mucho que la pequeña le gustaba, luego de mucho pensarlo detenidamente y gracias a mucha ayuda no pedida de sus entrometidos amigos había admitido para sí mismo que estaba enamorado irremediablemente.
Cuando por fin lo había admitido en voz alta frete a sus amigos –excepto ella, obvio- no había parado de insistir con que se lo dijera lo más pronto posible, aunque la verdad prefería callármelo un poco más, no por que estuviera inseguro, la chica no era cercana a casi nadie excepto ellos, aun así quería asegurarse de ser alguien que al menos tuviera en consideración para ser algo mas que amigos, por más que Kirino le asegurara lo poco probable que era ser rechazado, quería estar seguro.
Claro que ese periodo de espera no iba a ser tranquilo, sus entre Kirino, Hamano, Hayami, a veces también con ayuda de Kuruma y Nishiki se encargaban de molestarlo/ayudarlo siempre con el tema, terminando a veces en situaciones que, si bien de vez en cuando le hacían saltar el corazón en buen sentido, terminaba completamente rojo para la recreación de todos los presentes, obvio menos la joven que a veces no entendía por que todos se ponen a reír de repente.
Recordó con algo de pena aquella molesta escena durante el almuerzo de hace un semana mientras vagaba por los pasillos de la escuela en camino al edificio fútbol pues las clases habían acabado y tenía actividades de club.
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— ¿Cómo es que Yama-chan puede distinguirnos siempre en las conversaciones de grupo? — Pregunto de repente Hamano llamando la atención de todos mientras almorzaban, queriéndose sacar la duda de encima pues llevaban rato conversando de sin sentidos o de vez en cuando de su club, pues todos lo compartían menos la única chica presente que más que molesta parecía alegre de escucharlos — Sé que es por las voces y eso pero aun así es increíble que no se confunda de vez en cuando.
—No es nada realmente — Sonrió en dirección a donde había escuchado la voz del moreno — Aparte de que sus voces son distintas cada uno tiene personalidades diferentes y eso se refleja en sus palabras, lo raro seria que los confundiera.
—Así que es eso — Comprendió Hayami acomodando sus gafas, a él igualmente le había entrado curiosidad— Pero a pesar de todo Yamana-san no sabe cómo lucimos.
—Por supuesto que no idiota — Confirmo lo obvio Kurama.
—Bueno, me los puedo imaginar según algunos rasgos que se, pero no completamente — Respondió apenada — Sé que Nishiki-kun y Kirino-kun tienen cabello largo, que Hayami-kun usa lentes, que Hamano-kun es moreno, Shin-sama castaño y Kurama-kun tiene el cabello rizado, pero más allá de eso no me los puedo imaginar correctamente.
— ¿Cómo recuerdas todo eso? No recuerdo que nos describiéramos alguna vez o algo así — Comento el pelirosa.
—Son solo cosas que recuerdo de las conversaciones y eso.
—Hmmmm — Tarareaba Hamano en son pensativo.
— ¿Qué tanto piensas? — Pregunto Shindou con curiosidad al ver su mueca.
— ¡Ya se! Si tocas nuestros rostros te podrás hacer una imagen de nosotros ¿verdad? — Exclamo Hamano de lo más orgulloso por su idea, la chica solo pudo poner cara de sorpresa.
—P-Pero no podría pedirles eso — Un lindo sonrojo se pintó en sus mejillas, la verdad ya antes lo había pensado pero ni mucho menos había tenido el valor de dejar salir tal comentario.
— ¿Qué tiene de malo? ¡Yo me apunto! Empieza conmigo — Exclamo relajadamente Nishiki quien estaba a uno de sus lados, pese a aun tener sus dudas la de trenzas levanto su mano lentamente para luego ser tomada por la del moreno y guiada a su mejilla, con cuidado la chica comenzó a definir con una mano los rasgos de la cara del chico, pocos segundos pasaron antes de que su otra mano se uniera a la exploración palpando el rostro ajeno.
—Ya veo… — Hablo para si tras retirar sus manos rápidamente — Así que ese es Nishiki-kun — Lucia feliz de por fin poder imaginarse correctamente el rostro de sus amigos, la dulce sonrisa que les mostraba fue lo único que precio aplacar el creciente mal humor de cierto castaño que miraba receloso la escena.
Todos allí sabían que los celos estaban de más ¡Pero no podía evitar tenerlos!
Tuvo que soportar de nuevo aquella sensación de malestar con Hamano que exclamo que fue su idea y él debía seguir, luego con Kurama que aceptó a regañadientes un tanto sonrosado –Luego se encargaría de lanzarle un balón a la cara durante el entrenamiento- y Hayami que se retiró los lentes para ese momento. Como inconscientemente iban por el orden en el que estaban sentados, él al estar también junto a Akane le toco se el ultimo, para su tortura y deleite del resto, así que Kirino paso a tomar su turno cerrando los ojos al sentir las delicadas y suaves manos de la chica.
Al terminar con el defensa se les hizo raro que no sonriera pues lo había hecho con el resto de los chicos junto con algún comentario. Esta vez sin embargo se quedó un tanto pensativa "mirando" sus manos.
—No sé qué pensar con respecto al hecho de que Kirino-kun sea más bonito que yo — Soltó un suspiro y paso a realizar un adorable puchero, lo había dicho con toda la sinceridad del mundo indignando al de cabellos largo si provocando risas con el resto — ¡No es broma! ¡Lo sentí! Tiene rasgos súper delicados — Trato de excusarse.
—Imagínatelo ahora con cabello largo y rosa en coletitas — Kurama no resistió la tentación de comentar eso ganándose una mirada asesina del atacado.
—Cállate — Espeto lanzándole sin remordimiento la lata vacía de soda que fue esquivada sin mucho problema.
—Lo siento — Se disculpó un tanto apenada la joven al escuchar lo molesto que estaba.
—Está bien me lo dicen mucho — Murmuro malhumorado pero sin reprocharle nada — Pero te corrijo, tu eres más bonita.
—Lo dices para hacerme sentir mejor — Akane rió un poco.
—Nop, Y creo que varios aquí lo piensan — Hablo con tono divertido mirando maliciosamente esta vez a su mejor amigo — Te toca Shindou.
Ambos implicados dieron un casi imperceptible respingo, el joven giro a verla y la chica giro el rostro a donde sabía que se encontraba.
—Si no quieres está bien — Aseguro la de trenzas al notar su silencio.
—Si hasta el gruñón de Kurama se dejó no veo por qué yo no — Agradeció al dios que fuera el que pudiera hablar normalmente sin dejar ver lo ansioso y nervioso que realmente estaba.
— ¿¡Quieres pelea!? — Todos rieron ante la reacción ofendida del peli azul por la broma.
El pianista tomo la pálida y pequeña mano de su amiga para depositarla en su mejilla siendo poco después seguida de la segunda, cerró los ojos maravillado por el suave tacto y lo tibios que estaban sus dedos, la sintió palpar con delicadeza sus mejillas y el mentón, delinear con sus dedos su nariz y cejas, se quedaron quietas por unos infamantes antes de volver a posarse en sus mejillas y con uno de los pulgares tocar con timidez sus labios, si antes intentaba con todas sus fuerzas no sonrojarse para que no lo descubriera con eso fracaso estrepitosamente. Poco después ambas manos de alejaron de él como si le quemara juntándolas inquietamente de vuelta a su regazo.
—Me alegra por fin conocer el rostro de Shin-sama y de todos — Tenia las mejillas ligeramente sonrojadas también, con ninguno de los anteriores había hecho tal atrevida acción pero el estar conociendo por fin el rostro del que consideraba su mejor y más especial amigo la había orillado a desear con todas sus fuerzas hacerlo, quien sabe cuándo o si tendría de nuevo esa oportunidad.
El pobre aún no se sentía con fuerzas para intentar hilar palabra, así que solo emitió un ruido de aceptación a la par que asentía, todavía sentía el corazón latirle en los oídos cuando a giro a su alrededor encontrándose con las anchas y zorrunas sonrisas maliciosas de todos. Aun con los nervios a flote frunció el ceño poniendo cara de indignación y lo más claramente que pudo pronuncio de forma muda la palabra "Muéranse" para inmediatamente apartar su rostro sonrojado en son de ocultarlo.
Obviamente fue recibido por las risas de todos y las confundidas preguntas de la chica cuestionando que había sido tan gracioso, solo recibiendo un avergonzado "nada" por parte del pobre Shindou.
El timbre sonó alertándoles que llegaban tarde a clases y zanjando para alivio de alguien la escena vivida.
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De solo revivir aquello se le encendían las mejillas, reprochándose por no poder olvidar el suave tacto de los dedos de Akane sobre sus labios. Gruño frustrado en lo que descendió las escaleras para poder salir del edificio donde recibía clases e ir a su cede de club.
Claro que un grupo de voces cercanas en el desolado primer piso, donde los de primer año reciben clases, llamo su atención, más que todo una vocecita que se escuchaba indefensa que reconoció muy bien.
—Ya les dije que no somos nada de eso — Frunció el ceño desconcertado, Akane no debería estar a esas horas aun en el instituto.
—Y no esperes algo parecido.
—Seguro solo te tiene lastima — Un par de voces agrias le hicieron parar en seco repentinamente preocupado, no sonaba como una conversación agradable.
—Lo sé — A penas y si fue un hilo de voz lo que escucho por parte de su amiga, sin perder tiempo se dirigió a la puerta del aula de dónde provenía la conversación y con sumo cuidado abrió a duras penas la puerta corrediza para poder mirar.
Estaban en la parte trasera del salón, Akane con la espalda recostada contra la pared jugueteando con sus dedos nerviosamente mientras que un par de chicas que reconoció de segundo, de un aula diferente, se pareaban erguidas y de brazos cruzados frente a ella, una castaña de melena larga y la otra de cabellos cortos y rizados de un intenso azabache, pese a que tenían distancia suficiente entre ellas sabía muy bien que no dejarían escapar a la de trenzas si es que lo intentara.
—No deberías juntarte con Shindou-kun, solo es amable contigo por cortesía igual que el resto — No supo que el molestaba más, la despiadado sonrisa de su cara y su despectivo tono o que estuviera hablando y decidiendo por él en un tema que no les incumbía en lo más mínimo.
—Ya te hemos dicho que deberías mantenerte lejos de él, solo molestas, además das muy mala imagen, siempre rodeada por todos esos chicos — Ambas rieron ante la cruel insinuación de doble sentido, sintió como sus dientes crujían de lo tensa que tenía su mandíbula, pero aun con toda las ganas de intervenir que tenía esperaba que la joven se defendiera, que proclamara que no se alejaría de él solo por esa clase de peticiones.
—P-Pero yo… No quiero, él solo es mi amigo, así que… — Parecía mas preocupada por él que por aclarar el hecho de "estar rodeada de chicos" pero la patada de una de las chicas a un pupitre cercano la ínsito a callar asustada por el ruido repentino.
— ¿Qué no lo entiendes? Estas a un nivel muy distinto del suyo, no tienes permitido estar con él, estúpida ciega — Eso fue todo, si antes estaba irritado en verdad no querrían tratar con él luego de escuchar aquello, eran pocas las cosas que le molestaban de verdad y a pesar de que era obvio que toda la escenita era por celos, ya no aguantaba tantos disparates dichos referente no solo a él sí no a la chica del que estaba tan enamorado.
— ¿Enserio? ¿Eso en qué nivel las deja a ustedes? — El ambiente pareció congelarse luego de que entrara debido a la filada voz del pianista. Las tres jóvenes se estremecieron, más aun la pobre Akane al no reconocer del todo el normalmente dulce tono de voz de su amigo tan cargado de desprecio y enojo.
— ¿Shin-sama? — Apenas y escucho su linda vocecita, camino con seguridad hacia ellas aun con el aura de molestia con el que repentinamente apareció. Las dos féminas aun shockeadas por tan mal giro de los acontecimientos se apartaron un par de pasos murmurando por lo bajo y con algo de repelús su nombre.
—Hasta donde me entero, el que decide con quien soy amigo y con quien pasó tiempo soy yo — Su lengua repentinamente se sentía como la de una serpiente, fría y cortante, con un helado tono serio que intimidaba, Akane en ese punto realmente dudaba si era él y todo ese tiempo se había estado imaginando ideales demasiado fantasiosos del chico. Después de todo para ella su compañero era como un príncipe amable y cálido, no aquel Shinigami que paralizaba solo con su voz — No es problema de ustedes en lo más mínimo, y no quiero volver a enterarme que orillan a mis amigos a alejarse de mí solo porque se les dé la gana, inclusive si ahora mismo les informo que ella es mi novia o que quiero salir con ella tampoco sería algo en lo que pudieran interferir, es mi decisión — Entre sus palabras se acercó lo suficiente a la temblorosa chica pálida, tomándola con cariño de una de sus muñecas y llevándosela con seguridad de ese lugar, cerro con más fuerza de la requerida la puerta que los separaría de aquel pálido par que los miraban en parte con impresión y en parte rabia.
No podía importarle en lo más mínimo.
Lo único que quería ahora era quitar de la linda carita de su amiga aquella expresión de aflicción, en silencio entrelazaron sus dedos y la llevo de vuelta a su propia aula, un lugar donde se sienta familiarizada quizás ayudaría a calmarla. No habían ni pasado dos segundo de cerrar la puerta cuando ella como siempre lo descoloco.
—Lo siento… por hacerte presenciar eso — Aquella disculpa lo descoloco ¿No era él quien tenía que disculparse? Indirectamente era por su culpa — Incluso tuviste que decir algo como eso para que me dejaran en paz, en verdad solo causo problemas — La voz de ángel que tanto amaba estaba quebradiza, frágil, llevo el dorso de sus manos al rostro para que no la viera con sus ojitos llorosos, lucia como una doncella desamparada que quería proteger a toda costa.
— ¿Por qué te disculpas, tonta? — No consiguió resistir el impulso de acunarla entre sus brazos, era mucho más pequeña que él, de cierta manera se sentía bien por ello, por poderla rodear por completo y cobijarla en un lugar seguro.
—Es que… — Aunque se encontraba tensa en un principio no tardo casi nada en derretirse en sus brazos y devolver el abrazo — A pesar que siempre aclaro que no tenemos se tipo de relación… Sigo causándote molestias, aunque todos saben que es imposible que te fijes en mí de esa manera… Aunque yo lo se… — Ahora parecía querer llorar por otro motivo, uno mucho más grande y doloroso, sus manos se aferraron al uniforme ajeno buscando estabilidad pues de un momento a otro no podía parar de temblar.
—No me molestas — Murmuro tratando de calmarla, al cabo de un ratito las comunes caricias en su cabeza lograron relajarla, con lentitud dejo ir al chico aun cabizbaja y algo avergonzada.
—Lo siento.
—Deja de disculparte — Los reproches con esas sonrisas amables no parecían ser muy fructíferos pero en ese momento no les importaba. Aun así la chica lucia afligida y culpable, quizás aun dándole vueltas en la cabeza a todo lo que dijo frente a aquel par.
—Pronto empezaran a haber más rumores de los que ya hay — Anuncio la chica más para sí misma que para él, tratando de pensar una buena manera para aclarar todo eso. A Shindou le comenzó a irritar de sobre manera eso, ¿Tan malo sería?
— ¿Te molesta? Que comiencen a decir que estamos saliendo… — Aunque trato de no sonar desilusionado quizás no hizo un buen trabajo.
— ¡N-No! Es decir… B-Bueno… — El sentimiento de satisfacción al verla enrojecer tanto opaco todo lo demás momentáneamente — No quiero… bueno…
— ¿Causarme problemas? — Suspiro.
—S-Si
— ¿Qué voy a hacer contigo? — No pudo evitar reír, por más que le repitiera una y otra vez que no lo molestaba en lo más mínimo para ella parecía seguir siendo una preocupación constante, pensando en la mejor manera de evitar que siguiera con tales ideas en la cabeza no llego a otra conclusión mejor, con un suspiro derrotado y algo nervioso la tomo de los hombros separándose sutilmente.
—Akane ¿Te puedo confiar un secreto? Es algo muy reciente e importante para mí — Miro con ternura como la chica pareció cambiar de chip, estando ahora entre sorprendida y decidida.
— ¡Por supuesto…!
—Me gustas — Susurro cerca de su oreja como el secreto que era. La voz dulce y tranquila junto con aquella declaración no pudo más que dejarla muda y paralizada, como muchas otras veces junto con el sintió pavor al notar sus sentidos alterados, no podía escuchar claramente nada aparte de su retumbante corazón y sentía el suelo a sus pies dar ligeras sacudidas ¿O acaso era ella misma? No importaba, temblorosa como estaba se dejó sostener sobre el cuerpo ajeno que con gusto la recibió, dándole refugio a su sonrojada cara con expresión de desconcierto y felicidad.
¿Realmente le estaba pasando todo eso?
—No me causa problemas para nada lo que creen los demás, más bien me alegra un poco — Inconscientemente la estrecho delicadamente, nervioso de que no pudiera hacer tal cosa nunca más.
—P-Pe… Pero… Yo no merezco… — No era posible que fueran compatibles, lo quería, le gustaba mucho su mejor amigo y después de sentir como su corazón se sacudía violentamente por aquellas palabras confirmaba que era un sentimiento bastante fuerte, sin embargo era imposible que ella mereciera tal suerte, no era lo suficientemente buena o especial como para estar con él — De-Después de todo solo soy una…
Un corto y sorpresivo roce sobre sus labios le dejo sin respiración, le era imposible volver a hablar luego de eso, sentía que toda la sangre de su cuerpo se había confabulado para reunirse en sus mejillas, parecía un pequeño y brillante adorno de navidad andante.
—No completes esa frase jamás — Regaño levemente tirando con cuidado de una de sus sonrojadas mejillas a modo de regaño, y él pues no estaba muy distinto, el corazón aun le late en los oídos luego de tal atrevimiento — ¿Entonces es un no?
— ¡No…! S-Si… E-Es decir…yo… — Estaba tan nerviosa que se le enredaba la lengua, provocando que sus frases no fueran más que balbuceos incomprensibles, en silencio el pianista disfrutaba culposamente de ese lado nervioso pues lucia terriblemente adorable, como si fuera un conejito indefenso a merced de un lobo hambriento. Una vez más tranquila dio una honda respiración para por fin atreverse a contestar entendiblemente.
—También m-me gu-gustas… — Apenas y pudo escucharla pues bajo el volumen de su voz todo lo humanamente posible, y aunque le gustaría poder escucharlo claramente decidió dejarlo estar, la joven parecía haber batallado mucho como para obligarla a repetirlo. Aun así, no dejaba de sentir aquel hormigueo de felicidad por todo el cuerpo, pese a las altas probabilidades de que terminara así había estado sumamente nervioso.
—Gracias — Suspiro de alivio el chico juntando sus frentes sin liberarla del todo de sus brazos, Akane negó con la cabeza nerviosa.
— ¿Esta bien…? Solo soy yo después de todo… ¿Soy suficiente? — Comenzaba a creer que el único defecto molesto que tenía la de trenzas era su adorable inseguridad.
—Tienes que ser tu tonta, nadie más me gusta, solo tu — Se aseguró de remarcárselo, no importaba lo que dijeran el resto luego, no importaba si ella aun seguía insegura, solo importaba que estarían juntos y se aseguraría de cuidarla lo mejor posible de todo y de todos.
El sonido del celular de la más bajita los saco de su burbuja, ambos aun sonrojados y sin creerse lo que pasaba, era el momento de retirase para ambos aunque el chico ya estuviera llegando muy retrasado al club, pese a eso se empecinó en acompañarla hasta la salida y despedirse a regañadientes.
Al final aunque acordaron que era un secreto fue demasiado evidente para todo el cambio en ese par.
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PD, no espera... Ante Data IMPORTANTE(?: A partir de YA empiezo a actualizar mas seguido, por que si no me meto presión a mi misma ni de coña termino todo antes de año nuevo :,v Así que tendrán el doble de capitulos en la semana :,D Nuevas fechas: Martes, Miercoles, Sabados y Domingos. Estén pendientes con el capitulo de mañana! :3
Ahora si la nota original(?:
Lo siento por la última parte :,v me quedo medio rara porque no sabía cómo más terminarla.
Casi 8000 malditas palabras XD creo que es el más largo hasta ahora, aun así desde Koe no Katachi no me he sacado la cabeza de hacer algo similar con ellos, claro que sin un Shindou molestándola, no me lo imagino así ._.
Se me fue un poco del tema principal pero era el único que me permita narrar esta trama como quería XD
Por cierto, aclaro que no tengo ni idea de si los ciegos pueden hacerse una idea clara de los rostros al palparlos, ni si quiera sé si eso se hace –Bueno imagino que si pero es mejor no confiar x,D- pero era una escena que tenía en mente desde hace mucho tiempo y moría por ponerla, es un Fanfic déjenme soñar :,,,v
No tengo mucho más que agregar aparte de mis quejas por que por culpa de este puto capitulo me atrasé mucho ò,n,ó literalmente termine el capitulo pasado, el siguiente y el que sigue también antes de poder terminar este, en parte por flojera y en parte por no saber cómo acabarlo todo, solo tenía en mente el principio del fic –Por esas cosas nunca puedo terminar un long-fic TuT-
Así que no me maten mucho plz Ciao!
ATT: Maria Violet. Bye Bye ;3
