Más de cuatro años habían pasado ya desde mi primer encuentro con la maldad.
Todo había transcurrido con relativa calma: combatí con la maldad un par de veces más y gracias a ello pude mejorar mis habilidades; ahora podía controlar mejor mis espinas y sentirlas por fin como algo muy mío y parte de lo que era, además de que podía sentir cuando los problemas estaban cerca ya que se movían en mi espalda alertándome y preparándome; Victoria y yo nos habíamos vuelto inseparables, ella era mi mejor amiga (la única, en realidad) y cada vez que podía pasaba por las noches al castillo para visitarme, e incluso había fechas en las que la Luna podía dejar por completo su lugar en el cielo y desaparecer, eran en esas épocas después cierto tiempo en cada ciclo lunar en que ella podía quedarse días completos haciéndome compañía; probé cada fruto existente del bosque (incluso algunos de los que me arrepiento) y había aprendido tanto sobre todas las criaturas no solo de él sino de alrededor del mundo.
Mi juventud fue sin igual y aunque mi apariencia sería eternamente la misma me sentía cada día más sabia.
Sin embargo, recuerdo ser víctima de una inmensa incertidumbre.
Comenzó como un pensamiento extraño, después como una idea recurrente, luego como una inquietud constante para llegar a convertirse en una molesta obsesión que me perseguía sin tregua.
Todo este poder y sabiduría no le daban una respuesta al infernal cuestionamiento que me embargaba cada segundo que pasaba.
Había leído muchos libros, pero no estaba ni un poco cerca de terminar todos los que había en el castillo. Quería creer que en alguno de ellos estaría la clave para terminar con aquello que estaba por carcomer mis nervios completamente, por lo que durante meses estuve buscando arduamente dentro de esas fuentes del conocimiento sin descanso, hasta el punto de casi aislarme de todo. Por supuesto que seguí cumpliendo con mi propósito de vida, y admito que podría decirse que mejoré inmensamente en mis habilidades de combate gracias al deseo de terminar con la pelea para poder regresar al castillo y seguir buscando pero en ese tiempo no lo pensaba así, simplemente tenía que llegar a la respuesta para poder volver a dormir en paz.
Una noche me encontraba leyendo como siempre mientras estaba dentro de la tina tomando mi baño cuando una presencia rompió mi concentración.
―¿Existirá la noche en que entre y no te encuentre con la cabeza metida en un libro?― A pesar de su tono burlón no le presté mucha atención ―Además, ¿Qué te he dicho? Eso no es tomar un baño, Jadelyn, han pasado meses desde que lo hiciste como se debe― Tuve que soltar una pequeña risilla ante eso último. Tenía razón, ya no salía más de lo necesario.
―Bueno, mientras me queden más de 15 habitaciones llenas de libros que aún no he leído salir a tomar un baño "como se debe" tendrá que esperar―
―¿El castillo es tan grande, de verdad?― Solo ella podría estar impresionada por el número de cuartos antes que por la exorbitante cantidad de libros que todavía me aguardaban ―Además, no puedes estar hablando en serio, ¿planeas estar encerrada para la eternidad? de vez en cuando hay que salir y, ya sabes, caminar, tomar el Sol, divertirte un poco, no lo sé, quizás con las ninfas― Levantó las cejas sugestivamente y tuve que reír ante su gesto. Debo admitir que visitar a las ninfas sí era MUY divertido.
―No hay tiempo para eso, en serio que debo terminar―
―Bueno, te dejaré por hoy pero no creas que voy a darme por vencida― Me sonrió y se acercó a una de las pilas de libros para tomar el de arriba y abrirlo en una página aleatoria.
―Deja eso, lo vas a ensuciar― Me burlé retomando mi lectura ―Además, no debes leer eso, son secretos sobre las criaturas que solo los Espíritus y mi especie deben conocer― Dejó el libro y levantó sus manos haciéndose la ofendida.
―Oh, disculpe usted, gran Bruja del Oeste, no era mi intención entrometerme en su divina tarea― Comenzó a reír y le seguí después de un rato de mirarla con fingida amenaza. Unos momentos de silencio después habló de nuevo ―Pero, ¿sabes? muchos de estos "secretos" pueden saberse ya, digo, la mayoría llevamos mucho más tiempo aquí que ustedes― Dijo refiriéndose a mi especie. Reí ligeramente.
―No lo creo― Ella solo me sonrió y comenzó a caminar por los alrededores de la habitación. Antes de que pudiera retomar mi lectura me asaltó una poco ortodoxa idea. Ya lo había intentado todo y sin frutos así que no podría perder nada ―Eh, ¿Victoria?―
―¿Ajá?― Respondió sin voltear a verme, muy entretenida pasando sus dedos distraídamente por los estantes de libros.
―Hace unas semanas leí un libro…―
―No me digas― Decidí ignorar aquello.
―Sí, y bueno, este libro trataba el tema de, además de los otros cientos que lo tratan, lo que se origina en el corazón, ya sabes, las emociones y los sentimientos, ¿sabes algo de eso?―
―Oh, sí, yo sé que hay seis emociones, aunque no recuerdo cuáles son― Seguía volteada y yo pensaba en algún modo de no hacer mi cuestionamiento tan directo.
―Eh, sí, miedo, sorpresa, aversión, ira, tristeza, alegría. Las he estudiado muy bien pero yo me hablaba más sobre los sentimientos― No era catalogada una emoción, pero me sentía muy nerviosa en esos momentos.
―Oh, entiendo, bueno, yo no sé mucho sobre ese tema―
―Exacto, no es muy estudiado porque varían dependiendo de la persona y son más bien propios además de que…―
―Jadelyn― Me interrumpió y volteó para encararme ―Te conozco, y sé que no eres del tipo de andar con rodeos, simplemente no lo haces bien, no está en tu naturaleza― Me sonrió y yo le correspondí a su humor―Así que si quieres preguntar algo solo hazlo, aunque tal vez tú conozcas más respuestas que yo― Reímos un poco y aunque eso aligeró levemente el peso de mis hombros no me relajé por completo, pero decidí que lo mejor sería soltarlo de una vez y sin más exordios. Al mal paso darle prisa, por lo que respirando hondo lo hice.
―¿Qué se siente el amor?― Una vez que lo dije supe que la había tomado por sorpresa. Me observó por algunos momentos sin comprender, tal vez preguntándose si había oído bien.
―Eh… ¿Te… te refieres a algo en específico o…?― Me encogí de hombros, ya mucho más tranquila después de soltarlo.
―No, solo… ¿Qué se siente el amor?― No encontraba las palabras para explicar mi cuestionamiento, sabía que era complejo y por ello el tema me intrigaba tanto.
―Bueno, Jadelyn, yo creo que ya lo sabes, digo, hay muchos tipos de amor, debes sentir por lo menos uno― En eso tenía razón.
―Sí, sé que hay amor familiar, como el que sientes hacia tus progenitores, y en este caso yo lo siento por lo más cercano que tengo a eso que serían los Espíritus…―
―O también fraternal, como cuando amas a un hermano o a un amigo― Me interrumpió ―Dime, ¿algún amigo que se te ocurra?― Reí un poco.
―No, realmente no, ahora que lo pienso solo hay una persona que no me teme pero es excesivamente irritante e impertinente, siempre me molesta cuando trato de leer, me saca del castillo por la fuerza y habla como si todo fuese un juego― Puso una mano en su pecho, "sorprendida".
―¡Pero qué descaro!― Abrió mucho su mandíbula ―Me pasa lo mismo, yo conozco una criatura tan pagada de sí misma que le es imposible mirar a alguien más a su nivel, además, es inmensamente gruñona y aburrida, de no ser por mí su vida se reduciría a libros y una completa falta de diversión― Sin poder evitarlo explotamos en carcajadas durante un largo, largo rato. Cuando paramos salí de la tina, me sequé con magia en menos de dos segundos y en otro más ya estaba vestida, sin embargo esas no eran mis dudas exactamente.
―Victoria, tengo una última duda― Nos sentamos en el balcón de esa habitación mientras veíamos al Sol comenzar a ponerse. La atmósfera era agradable pero a pesar de ligera, la inquietud seguía presente.
―Soy toda oídos― Me sonrió cálidamente, alentándome a continuar.
―¿Qué se siente enamorarse?― El amor era un sentimiento tan puro y aparentemente tan bello. En esa forma o presencia era la única que yo no conocía y para mi pesar era el que más me fascinaba. Un tono ligeramente rosado apareció en sus mejillas cuando escuchó mi pregunta.
―¿Qué te hace pensar que yo…?―
―Por favor― Le interrumpí riendo sugestivamente ―Podré no ser la criatura más querida ni la más sociable, pero he escuchado los rumores del Astro Rey Beckarious y tú hace un tiempo ya―
―Por supuesto, debí imaginarme algo como eso― Rió nerviosamente, claramente incómoda.
―Mira, sé que no me incumbe y que el hecho de que lo hayas querido ocultar fue para no ser la comidilla de las especies y eso así que si tú…―
―No, no, está bien… me tomaste con la guardia baja eso es todo― Relajándose, volteó la vista a la puesta de Sol de nuevo, sonrió como jamás la vi hacerlo y luego de unos momentos en los que de verdad creí que no respondería rompió el silencio con su voz siendo apenas un tímido susurro ―Enamorarse se siente como… como el sentimiento más contradictorio que podrías tener― Su sonrisa se amplió, y supe que no me estaba hablando precisamente a mí ―Cuando ves al ser amado, en tu estómago sientes como si encerraras un millón de hadas y estas revolotearan sin control; tus piernas dejan de tener la misma fuerza y temes caer si te mueves un mísero paso; tus ojos se abren desmesuradamente y a pesar de eso tu visión se nubla, bloqueando cualquier cosa a tu alrededor menos a esa criatura; sientes como si martillaran tu cabeza y te paralizas por completo, con todas esas sensaciones a punto de hacer que te desmayes― No reparó en que la estaba mirando como si le hubiese crecido otra cabeza, no obstante prosiguió con una voz sumamente suave ―Sin embargo, nada de eso te importa, porque es… es como si con solo ver sus ojos todo lo malo que sientes de repente estuviese bien… y ya nada más importa, y al mismo tiempo importa mucho más. Sientes algo mejor que beber de las aguas más puras, comer el fruto más dulce, escuchar los cantares más embelesantes de mil sirenas, ver los más increíbles cien cielos estrellados, aspirar el aroma de las diez mil flores mejor perfumadas, volar con los vientos más dóciles, nadar en el río más cristalino…― Se detuvo unos momentos para tranquilizarse, y en ellos yo solo anhelaba que continuara ―Todo es perfecto y a la vez nada lo es, y eso… eso es perfecto, eso es estar enamorado de verdad― Por primera vez en mi vida sentí humedad en mis párpados pero no la liberé.
―Eso parece ser lo mejor que alguien podría sentir― Realmente no sabía qué decir.
―Oh, vaya que lo es― Sin despegar su vista del frente, en el que el Sol ahora parecía brillar con una intensidad inmensamente más cegadora que antes, prosiguió ―Y tú algún día lo sentirás, estoy segura―
―No lo sé, Victoria― Me pasé una mano por el cabello, masajeando mi cráneo un poco ―Somos solo ocho de mi especie, y no creo que podamos reunirnos muy seguido realmente, ni siquiera creo que debamos hacer eso― Reí ligeramente pero sin humor.
―No necesariamente tiene que ser de tu especie, que yo sepa en esta tierra yo soy la única de mi especie― Ahora sí me miraba y la calidez en ese gesto me hizo corresponder a su sonrisa ―Si alguien te tiene que amar ya lo sabrás, solo tendrás que saber reconocerlo― Tocó mi hombro en un fraternal roce ―Ya habrá tiempo para eso, pero estoy segura de que sabrás qué es el amor, o al menos el de ese tipo― Sin decir una sola palabra más nos quedamos ahí, disfrutando tanto de la vista como de la mutua compañía.
Ese día aprendí dos cosas: que el amor significaba, entre muchas otras cosas, un alto al sufrimiento y la más grande alegría… y que la falta de éste, significaría un enorme vacío y el más inmenso sufrimiento…
HOOOOOLAAA
Jaja tarde pero seguro, aquí estamos ya con el siguiente capítulo.
Ustedes deben estar tan desesperados como yo, pero paciencia, criaturas, nuestro preciado Cade vendrá pronto.
Creo que no necesitamos más aclaraciones pero quiero aprovechar para dar dos ENORMES agradecimientos: a LABATO, TE HAMO con todo mi jart y no sabes cómo TE SUPER ESQUILO (xDDD) por ayudarme con esta historia, significa demasiado uvu; y a arandiagrande, chico, TE AMO (xDD) prepárate para el acoso sexual (?): tus comentarios siempre me sacan una sonrisa, y eres el que me saca de la depresión que me causa el que nadie más comente TTTuTTT. Jaja eres bien cool y es genial que te guste esta historia, me siento halagada de que seas mi fan, como tú dices.
Sin nada más que agregar ahora sí, me despido.
¡Adiooooos!
