―¡Mira, Jadey, lo estoy logrando!― Exclamaba Cat extática entre risas. Las comisuras de mis labios se curvaron en una casi imperceptible sonrisa. No me sorprendió para nada cuando le resultó tan fácil el cabalgar por el prado con aquel afeminado unicornio, pues a leguas se notaba que era bastante... manso, por así decirlo.

―Sí, Cat, lo veo― Le respondí desde mi posición recargada en el tronco de un árbol, bajo la sombra de su frondosa copa. Ahí el aroma de Cat era un poco más soportable, o por lo menos, no me causaba tanta ansiedad. Tanta.

―¡Esto es tan divertido!― Reía mientras el unicornio, cuyo nombre era Gwyn (vaya sorpresa), trotaba con movimientos exagerados, para causarle gracia ―¿Por qué tú no montas uno? ¡Así podemos galopar juntas hacia el amanecer!― Hizo una voz extraña y "masculina" al decir lo último y tuve que reír ante eso. Citó aquella frase del fragmento de un libro que una vez le leí ―Andaaaa, sabes que quieres― Oh, no, se está acercando. Me alarmé al sentir mis sentidos aturdirse gracias a que el aroma se volvía más fuerte.

―Eh, no, no es necesario, tú sigue divirtiéndote, yo estoy bien aquí― Por amor a los Espíritus, retrocede.

―¡Me divertiría más si tú también lo hicieras! ¡Vaaamos! ¡Hasta podríamos jugar carreras! ¿Qué dices?― ¡Mierda, ya casi llega! Cuando estaba a un par de pasos de distancia, como si de una respuesta a mis plegarias se tratase, un estruendoso relincho desde las alturas captó nuestra atención. ¿Podría ser...? Sonreí de lado al reconocer aquel ronco y profundo sonido.

―¡Thaddius!― Exclamé con el entusiasmo de aquel que luego de mucho tiempo ve a un viejo amigo. Enseguida, un grande, imponente y musculoso pegaso oscuro como el ónix bajó hasta unos cuantos metros de nuestra posición, causando una gran ráfaga de viento con sus enormes alas para atraer la atención de sus compañeros, a lo que estos instantáneamente bajaron la cabeza, dóciles. Sin casi poder creerlo me acerqué a mi compañero hasta quedar frente a él, y ambos hicimos una corta reverencia. Después de unos segundos, éste acortó la distancia y pegó su frente con la mía; cerramos los ojos lentamente. Subí mis manos para colocarlas a ambos lados de su hocico y acariciar el suave pelaje de sus mejillas ―Es un placer verte de nuevo, Thaddius―

―¡Wow!― Gritó la pelirroja emocionada mientras se acercaba a nosotros montando a Gwyn sonriente ―¡Es tan... es tan... !― Su corto vestido se subía un poco al cabalgar. Si centro la vista podré... ¡Bruja, contrólate! Sacudí la cabeza para alejar aquellos pensamientos tan indecorosos.

―¿Tan "yo"?― Enarqué una ceja cuando reparé en sus palabras tan extrañas (pero curiosamente normales para ella), consiguiendo olvidarme momentáneamente de lo revelador en su atuendo.

―Sí, digo, ambos son tan rudos y fuertes, arrrgh― Hizo una graciosa imitación de furia ―Pero al mismo tiempo son lindos y adorables, awww― Se abrazó al cuello de Gwyn para demostrar la "ternura" que le causábamos, y éste asintió apoyándola. Ni al pegaso azabache ni a mí nos causó ninguna gracia. Antes de que pudiese pensar en algo para "contraatacar" se me ocurrió una idea. Volteé hacia Thaddius y compartimos una cómplice mirada. Ya les enseñaríamos.

―Somos realmente adorables, ¿no es así? Pues...― De un ágil movimiento me monté al lomo de mi estimado amigo ―Veamos qué tan adorables nos encuentran cuando los derrotemos en una carrera de aquí al otro extremo del prado― Giramos hacia esa dirección ―¡Corre, Thaddius!― Y sin darles tiempo para responder dimos rienda suelta al galope, alcanzando altas velocidades en cuestión de milisegundos, dejando al asombrado par atrás mientras las pesuñas del pegaso chocaban contra el pasto (apenas) una y otra vez.

―¡Hey, eso no es justo!― Escuché a Cat quejarse desde lejos. Miré hacia atrás rápidamente y reí ante los pobres intentos de Gwyn por alcanzarnos. No es que no fuese veloz, es solo que en comparación con su masa muscular y la de Thaddius digamos que era obvio que no podrían ganarnos.

―¡Nunca pusimos reglas, así que lo es!― Mordí mi mejilla para vitar reír. Casi podía sentir el puchero en sus labios de fresa varios metros atrás.

―¡Pero por eso es que no lo es!― No me contuve y solté una risa ahogada. Lo mejor sería terminar con la tortura de esos dos. Con un toque en su oscura cresta larga y brillante volví a indicarle a Thaddius que aumentara la velocidad, no solo para ganar pronto sino también para mi propia satisfacción. Hey, eso no era considerado explotación pues en mi defensa a él le encantaba correr.

Unos momentos más tarde llegamos a nuestro destino en el extremo opuesto del valle y el pegaso, como si fuese una especie de baile de la victoria o algo por el estilo, levantó las dos patas delanteras, quedando parado sobre las traseras y soltó un airoso relincho, fuerte y grave . Debo admitir que me pareció extraño, pues tal como había dicho Cat, Thaddius y yo nos parecíamos, demasiado, y este tipo de actos exhibicionistas no eran muy propios de él. Antes de que pudiera preguntarle al animal qué insecto le había picado llegaron nuestros rivales (perdedores) de carrera, la pelirroja soltando un bufido y bajando del pegaso en un fluido movimiento con ayuda de sus alas.

―¡Hicieron trampa!― Enarqué una ceja divertida mientras igualmente bajaba al suelo antes de darle una pequeña palmada a Thaddius en el lomo y murmurarle un "bien hecho", seguido de dejarlo descansar un rato.

―Si mal no recuerdo, ustedes fueron quienes lanzaron la piedra primero― Su expresión no tenía precio, era un combinación entre un puchero aniñado y una mirada asesina, o su intento de ello.

―Pues ustedes fueron quienes lo provocaron, no es nuestra culpa que sean tan adorables― Pequeña astuta. En su mirada destelló una chispa maliciosa luego de decir aquel comentario. Por alguna razón en lugar de molestarme como debería encontré aquel cambio en su mirada sumamente atrayente. Oh-oh, hay que pararlo ahora.

―¿En serio?― Cambié mi peso de una pierna a otra, incómoda, intentando seguirle el juego ―¿Puedes creerlo, Thaddius? Siguen diciendo q...― Pero no pude terminar la oración pues al voltear a verlo grande fue la sorpresa que me llevé al encontrarlo trotando lentamente alrededor de Gwyn, sacudiéndose un poco para mostrar su sedosa melena azabache, haciendo un par de poses extrañas en las que resaltaba más su musculatura y de vez en cuando dándole ligeros toques y empujoncillos sugerentes con la cabeza a su evidentemente feliz compañero ―Wow... Bueno, debo decir que eso no me lo esperaba― Me dediqué a mirar al extraño par durante un par de segundos más. Nunca creí que los gustos de Thaddius pudieran ser de colores pastel y crestas rosas. Uno esperaría que le atrajera lo grande y fuerte, no lo pequeño y delicado. Creo que después de todo sí éramos iguales. Perdida en el camino que mis pensamientos iban tomando eso sentí repentinamente cómo era empujada hacia adelante, para después impactar contra el suelo sobre mi abdomen en un golpe seco ―¿Pero qué...?―

―¡Ja, te lo mereces por hacer trampa!― Me giré para hallarme cara a cara con Cat, quien se encontraba sobre mí (como ya se le había hecho costumbre) sacando su lengua y riendo triunfal ―¡Ja, ja! Cuando no haces trampa no eres tan rápida, ¿o sí?― Me parece haber escuchado más comentarios además de ese, sin embargo mi mente no los procesaba, era como si mi razonamiento se hubiese apagado y el único pensamiento coherente que quedase en mi mente fuera la imagen de aquella hermosa pelirroja que se encontraba sentada encima de mi bajo abdomen, moviendo sus deliciosos labios rosas en quién sabe qué tantas habladurías; su piel bronceada reluciendo bajo la luz del Sol, tentándome a acariciarla lentamente, y a pasar mi lengua por toda su longitud, disfrutando de ese sabor desconocido que prometía tantas cosas buenas. Por segunda ocasión en ese día que nos veíamos inmersas en esa misma posición, no obstante a diferencia de la primera vez yo no tenía ninguna intención de alejarme; quizás debido al fuerte aroma de Cat combinado con el sutil toque salado de la fina capa de sudor que perlaba su cuerpo por la actividad física, o tal vez gracias al insistente y casi insoportable movimiento de mis espinas en mi espalda obligándome a olvidarme de mi noción del control... No lo sé, pero a causa de lo que sea que haya sido yo, más que permanecer inmóvil, no resistí un segundo más de su innegable presencia y la tomé de la nuca para estampar mis labios contra los suyos rudamente, haciéndola jadear por la sorpresa. No perdí absolutamente nada de tiempo y forcé mi lengua entre sus labios al interior de su cálida boca mordiendo su labio inferior, entrando en contacto con una sensación tan intoxicante y adictiva que me hizo perder mis inhibiciones todavía más. Mis movimientos eran frenéticos y descontrolados, casi rayando al punto del dolor; envolví su cintura con mis brazos y estrujé su pequeña figura con fuerza, queriendo absorber todo lo que pudiese de su delicioso cuerpecillo, dejando mis desvergonzadas manos recorrer su espalda de arriba a abajo, una y otra vez, enterrando mis yemas en su suave piel y disfrutando de los temblores que eso le causaba. Me dispuse a asaltar su cuello, por lo que dejando un camino de besos (mordidas) por todo su mentón hasta mi desprotegido objetivo, el cual marqué con mis afilados dientes, succionando la piel de vez en cuando. Fue unos segundos después que entre respiraciones entrecortadas y uno que otro quejido pude escuchar lo que su voz intentaba expresar ―J-Jade... P-para...― Me detuve en seco, abriendo mis ojos desmesuradamente. Aquella simple palabra había sido como un gran balde de agua fría. Me aparté de su piel como si ésta me quemara y me dispuse a disculparme enseguida.

―Cat, yo... De verdad lo siento, no te imaginas cuánto, yo solo... Ay, Espíritus, lo he arruinado. Nunca quise qu...― Si ya me encontraba mareada, mi cabeza comenzó a dar vueltas cuando sentí sus delgados brazos enrollarse en mi cuello, atrayéndome hacia sí en un cálido e inocente abrazo, muy contrario a la situación en la que habíamos estado unos escasos segundos antes. Correspondí su gesto estrechando su pequeña cintura, enterrando mi nariz en sus cabellos de fuego, inhalando profundamente su aroma tan reconfortante a lavanda y jazmines.

―Jade... No te pedí que pararas porque no me hubiese gustado lo que estabas haciendo...― Impactada, me alejé un poco para mirarla a los ojos.

―Pero, si no era por eso, ¿entonces...?― Agachó la mirada. Se le notaba avergonzada, y prueba de ello era el adorable matiz rosado que empezaban a adquirir sus mejillas.

―Es que... Bueno, lo que pasa es... Quiero decir que...― Palmeé suavemente su espalda, alentándola a proseguir ―La verdad yo...― Exhaló exasperada. Se notaba en su expresión frustrada que esto le causaba algo de trabajo gracias a que le daba pena, mas respirando profundamente un par de veces, y tomando una gran bocanada de aire, habló ―MesentiríamáscómodasitebesaraatiynoaSherise― Tuvieron que pasar un par de segundos para que pudiese descifrar sus palabras tan atropelladas, y una vez que lo logré, comprendí lo que le pasaba tan claramente como una bofetada al rostro, pero lo que era aún más sorprendente era el mensaje implícito escondido en dicha oración, ese que me aseguraba que el único motivo por el cual ella no se sentía del todo cómoda al continuar con mi arrebato era porque no quería sentir que lo hacía con alguien que no fuese yo. Cuando ese mensaje fue procesado por mi mente solo la miré, sin saber qué otra cosa hacer. Algo en aquellos traviesos ojos chocolate me decía que ella notó cuando comprendí su intención.

―Ahora...―

―Ahora tal vez podríamos regresar al castillo― Entonces, justo en el momento en que esa simple frase dejó sus labios no me quedó la menor duda: ya no había escapatoria, no solo porque su tono sugerente me dejara en claro que no podría zafarme, sino también porque toda mi fuerza de voluntad había perdido la guerra; mis instintos, mis espinas, mi ser entero se cansaron de resistor, ya se encontraban listos para dar ceder, y más ahora que había tenido un pequeño sorbo del elixir prohibido de mi amada hada. Las cartas ya estaban sobre la mesa; sucumbiría ante ella y su cuerpo de perdición, y ella por su parte se entregaría a mí, confiando su frágil ser a mis afiladas y bestiales garras.

―P-pero... ¿y los pegasos?― Su sonrisa maliciosa se amplió. Antes de decir aquello yo ya sabía que no funcionaría, lo hice por costumbre más que por verdadera convicción, supongo.

―Yo no me preocuparía por ellos― Mi mirada siguió a la suya y me encontré con la imagen de aquel par frotando frentes y enrollando sus largas colas ―Creo que se las arreglarán bastante bien por sí solos― Y aunque no fuese así, tenía que salir de ahí antes de que sus muestras de afecto me hicieran vomitar.

―Sí, ya lo creo― En eso, Cat se levantó y yo la imité, algo insegura. Ella solo sonrió y tomó mi mano para poner mi brazo sobre sus hombros, entrelazando nuestros dedos, y sin una sola pizca de duda o miedo, se dispuso a guiarnos de vuelta al castillo.


No me disculparé por la increíblemente despreciable y desconsiderada espera por la que los he hecho pasar simplemente porque no creo que una disculpa sea suficiente. Aunque, si sirve de algo, sepan que yo tampoco estoy muy feliz conmigo misma.

En fin, volviendo a mi actitud alegre de siempre, aquí van las notas el capítulo para el(la) lector(a) que siga ahí luego de esta eternidad (a quien de antemano le informo lo mucho que me apena que este capítulo sea tan corto comparado con todo el tiempo que me tomó subirlo):

1.- El nombre Gwyn en galés significa "blanco" o "hermoso", y "liso" o "suave" (por eso que Jade diga "vaya sorpresa" cuando dice su nombre). Me pareció que le quedaba al afeminado animal bastante bien.

2.- El nombre Thaddius en griego significa "valiente", y como no encontré otro que quedara con la personalidad de este imponente pegaso pues quise ponerle ese.

3.- Esta nota va especialmente dedicada al lector más fiel de esta historia, arandiagrande: hombre, no sé cómo decirte cuánto lo lamento, pero déjame informarte que solo para compensártelo tanto a ti como a todos(as) los(las) demás he decidido cambiar algo tenía planeado hacer en este fic, y será que SÍ HABRÁ LEMON. Yo no pensaba agregarlo, quería solo hacer algo así como un lime ligero y nada más, sin embargo, como creo que no les molesta (y a aquel(ella) que sí, mil disculpas) y sé que me sale bien, voy a escribirles su tan preciado lemon para el siguente capítulo. Intentaré que éste sea solo el lemon, para que así a aquellos(as) que no les guste puedan saltárselo sin perder mucho de la trama.

En fin, creo que eso sería todo por ahora.

De verdad, EN VERDAD que les doy mi palabra de que intentaré tener el siguiente capítulo pronto. Si no, que la corte real me decapite x'c

Una vez más, como en cada actualización, te ruego que comentes. Eso me anima a seguir escribiendo.

¡MUCHAS, MUCHAS GRACIAS A TODO(A) AQUEL(ELLA) QUE SIGA AQUÍ, FIEL Y APOYANDO ESTA HISTORIA!

¡Besos Reales!