One shot extraño que intercala perspectiva de Ban y perspectiva de Elaine dedicado a la señorita Kaede-Hime :3


V. Círculo

Ira

La emoción emergente que dominaba sus sentidos desde que el demonio de roja piel le arrebató a la mujer de sus sueños. Un enfado perpetuo que disimulaba persistiendo como un bandido; un eco de su vida anterior que retomaba de nuevo el control de sus andares. Plantaba los pies sobre el suelo, simulando un paso firme que encauzaba su camino. En dirección al rincón idóneo donde plantar la semilla que la joven hada había depositado en su mano, el último deseo pronunciado antes de apagarse por completo.

¿Y cómo se supone que el alegre trotamundos iba a recuperar la sonrisa ante tal tragedia? Elaine en siete días había alumbrado su existencia, esa oscura travesía que cargaba a sus espaldas el solitario zorro. Pero su voz se había apagado y ni el aroma silvestre de su suave piel quedaba para acompañarlo.

Su sonrisa se había marchitado junto al bosque.

Tantas eran las lágrimas derramadas por ella, que el llanto se había extinguido en sus mejillas. Ban ya no podía llorar, porque la tristeza dio lugar a la ira. Y se debatía entre ambas emociones, como si éstas fueran marionetistas que tomaran su existencia.

Sin embargo, depositó la semilla sobre la tierra árida esperando que desde el carmín de sus heridas brotara la vida.

Y así lo hizo.

Mas, la ira jamás se disipó.

Incluso en los tiempos en los que compartió su viaje junto a otros, donde el inmortal halló la amistad y vivió aventuras con las que olvidar…

La ira aguardaba en su interior, latente. Deseando brotar por la flor que perdió. El hada que inundó su vida de alegría.

Envidia

Mientras la cerveza descendía por su garganta la risa provocó que la expulsara de su ser. Extensa fue la espera en su celda inalcanzable, de la que no deseaba salir por creerse sus compañeros fallecidos. ¿Por qué realizar el esfuerzo de marcharse de su prisión si ya nada le quedaba en el mundo? Grato error el suyo. Su capitán vibraba enérgico, ahora acompañado de la joven princesa que parecía rendirse a los encantos de Meliodas. King al fin había comprendido que Ban no era el causante de la pérdida de Elaine y titubeaba vergonzoso ante una alegre gigante, al tiempo que el verdadero Gowther los observaba perplejo. Incluso, el nuevo miembro porcino parecía encantado con los platos que el albino preparaba. Sólo los dos últimos pecados faltaban para percibir que el pasado había retornado hasta frenarse en aquel tiempo donde convivieron dichosos.

Aunque por mucho que se esforzara nada le llenaba como el recuerdo de Elaine. En ocasiones, creía sentirla cerca, como un ente fantasmal que se colaba en sus sueños y arropaba su cansado cuerpo. Después, se reiteraba que tal deseo era imposible. Sus cabellos dorados nunca más acariciarían sus mejillas bajo un manto de estrellas, recelosas de no ser las más hermosas a los ojos de Ban.

Pero a sabiendas de la improbabilidad, él nunca se rendiría. Devolvería a Elaine a la vida y cumpliría la promesa que le hizo.

Tomó de nuevo la cerveza y se la llevó a los labios. Sus ojos rodaron hacia el horizonte, contemplando a cada uno de sus seres queridos. En cierta manera los envidiaba. A su parecer, todos se sentían completos mientras que él tenía que contentarse con mantenerse en pie.

Sin su amada.

Se maldijo. No deseaba un destino cruento para sus amigos. Sólo anhelaba reír de verdad, tal y como sus acompañantes hacían.

Lo que el viejo zorro desconocía era que no todas las amplias sonrisas eran sinceras. Algunas, ocultaban siglos de pesar.

Codicia

Nunca entendió a los humanos. Durante siglos su comportamiento se le hacía extraño. Seres destructores atrapados en pieles ávidas de poder. Depredadores en potencia, cuya carencia de piedad los arrastraba a traicionar incluso a los suyos. Los humanos fueron los causantes de su soledad, ellos provocaron que muchos años atrás varios de sus compañeros fueran aniquilados. También King desapareció por su causa. Más tarde, los banales intentos de aquellas criaturas por hacerse con la eterna juventud sólo reafirmaron su postura.

Los despreciaba.

Hasta que Ban logró cambiar su percepción sobre ellos.

Pero la muerte los había separado. Y aunque su alma merodeaba entorno al albino, pese a los intentos que hizo de hablarle… nunca sus palabras lo traspasaron. Sin embargo, prefería mantenerse como la sombra que velaba los sueños del inmortal a dejarlo marchar.

Desde el otro lado, ella siempre sería su guardiana.

Tras una ardua espera, su sangre fluía de nuevo. Rebosante de vida, partió en su búsqueda para tomar lo prometido. Tras muchas centurias reflexionando acerca del comportamiento humano, los comprendió.

Esa necesidad de poseer, tan innata en aquéllos cuya vida se esfumaba ante sus ojos.

Ban daba vida a la codicia de la chica.

Lujuria

El hambre voraz provocaba palpitaciones en su corazón. No se distanciaría de los labios que tanto había soñado besar; si cedía, quizá la tragedia los sacudiría de nuevo y nunca más unirían sus cuerpos a la par. Sentía el aliento cálido rozando el suyo propio, fusionándose a la par que sus sentidos. Rodeó con sus brazos la tonificada espalda del varón, clavando su dorada mirada en la de él.

Sus pupilas carmesí brillaban; vestigio del fuego que durante años se mantuvo apagado en Ban. Elaine deslizó sus dedos por el tronco musculado, retomando el beso, alternando el frenesí por un juego más pausado.

Los humanos no era lo único inhóspito para el hada. Su longeva existencia no denotaba experiencia. Todavía le quedaban muchas cosas por descubrir del mundo; su plan era hacerlo junto a Ban.

Sin un ápice de inseguridad tomó su rostro con las manos, hablándole con la mirada. «Tómame —le susurraba en silencio—. Hazme tuya, como me prometiste» Y como si el joven leyera también su mente, obedeció.

Con delicadeza pasó sus largas manos por la piel de la muchacha, dejando caer el vestido que la cubría. Guió a Elaine hasta su propio cuerpo, para que le desvistiera con un mismo proceso. Las ansias provocaron que las prendas desaparecieran más temprano.

Empujados por la lujuria marcaron sus pieles de ternura, deseo y pasión. Siendo aquella noche la primera en la que hicieron el amor.

Gula

Un aroma delicioso invadió su olfato y las tripas dialogaron sin cesar. Escuchó la risa más encantadora que habían llenado sus oídos y sonrió, abriendo los ojos con letargo. Lo primero que encontró fue a su amado luciendo un delantal que cubría su desnuda anatomía, en su mano derecha portaba una bandeja con apetitosos manjares.

—No quería despertarte, parecías dormir muy a gusto —comentó sonriente.

Elaine negó con la cabeza, enderezando su cuerpo hasta sentarse sobre la cama, al tiempo que avergonzada tapaba su desnudez. «No seas absurda —se recriminó—. Ban ya te ha visto desnuda» y la propia idea enrojeció sus mejillas.

—¿Qué sucede, Elaine? —el estómago de la rubia sonó y está incrementó su rubor— Toma, abre la boca —comentó vivaz, depositando en los labios del hada una tortita dulce.

El sabor se depositó en su paladar y la embriagó por completo. No recordaba haber degustado nada tan sabroso. Ansiosa tomó la bandeja y devoró con gula el contenido ante la atónita mirada del joven.

—¡Esgtá degliciosgo, Ban! —afirmó con la boca llena.

—¿Sí? Me alegro mucho —apartó con delicadeza un mechón dorado, impidiendo que éste se bañara en el chocolate que acompañaba las tortitas—. Siempre quise prepararte algo.

De pronto ella le miró, ignorando el chocolate que recubría sus labios otorgándole un cómico aspecto. Ban tenía la capacidad de llenarla por completo con su mera presencia, hecho que provocó el aflorar de sus lágrimas.

—¡Elaine! —exclamó preocupado el albino.

Pero ella no lloraba apenada, sino de dicha. Estaba viva. Contando sus días junto a Ban. Tenía la eternidad para llenar su estómago de las delicias culinarias del inmortal. Se abalanzó hacia él, olvidando la ausencia de ropajes, y lo abrazó con euforia. La bandeja se esparció por la cama, empapando las sábanas de los restos de comida. Algo que no les importó en absoluto.

La gula era un pecado curioso: podía manifestarse con un hambre atroz y mutar hacia un deseo arrebatador.

Pereza

Ella, la guardiana inamovible. Ella, el hada de la responsabilidad. Ella, la amante de la razón. Ella, la mujer correcta…

Pecaba del mal del que tacharon a su hermano, la tal vagancia que denominaban pereza e inculpaban a aquéllos que se escapaban de sus quehaceres. ¿El motivo? Dormitar junto a su amor. Una excusa rebatible para cualquiera que no comprendiera los designios del corazón. Pero si su mente huía de las obligaciones y su cuerpo se recluía sobre el pecho varonil, ¿quién era ella para negarse a cumplir tales deseos? Una nueva Elaine había nacido y, esta vez, aprovecharía cada segundo que le brindara el destino.

Si la pereza era su pecado, que la marcaran sin reparos. Lo soportaría, siempre y cuando, su vida se alargara más allá de los suspiros. Y ésta, pudiera compartirla junto al ladrón empedernido.

Orgullo

Finalmente los siete pecados capitales se habían reunido. Dicho acto era un evento a celebrar. El grupo de viejos conocidos festejaba emocionado, deleitándose de la compañía de los nuevos integrantes del grupo. Pues el capitán de las sobras no escatimaba en atraer la atención, bien era sabido por todos que adoraba ser el centro de las miradas. Merodeaba a los pies de Ban, reclamándole un poco más del menú elaborado que solía cocinar. Por su parte, Elisabeth siempre aportaba candidez con su dulce expresión, esa que dedicaba expresamente al de dorada cabellera.

El presente les sonreía, incluso a Escanor, quien parecía desesperado por aclamar la mirada de la hermosa maga, recitando poemas dedicados a su admirada figura. Ban estrujó a Elaine, sentada sobre su regazo, besando su frente como un perdido enamorado. La rubia esquivó uno de sus arrumacos para plantarle un beso en los labios, destello fugaz de amor que pasó inadvertido para el resto de presentes. Ya que cada cual bebía y se divertía a su manera.

Por un instante, Ban quiso parar el tiempo de los otros. Mostrarles su amor por Elaine, el orgullo que cubría su pecho al ser correspondido ese dulce sentimiento. Se sentía en una nube en su compañía y deseaba gritar a los cuatro vientos su devoción. Amarla era su mayor orgullo. Pero se contuvo, le bastaba con su abrazo.

La achuchó, perdiendo la mirada entre el par de tortolitos que pronto competiría con ellos. Con su memoria reinstaurada King y Diane construían un futuro. El mismo que Ban quería con Elaine.

Ira

Maldijo el momento en el que comprendió que pecar era un círculo interminable. La felicidad un espejismo fácilmente quebrantable. Poco a poco, sus ojos percibieron la decadencia en Elaine, la fuerza de su cuerpo disminuyendo, la tristeza en su mirada florecer.

Se negaba a pasar por aquello otra vez.

Perderla de nuevo, que de sus labios se escapasen sus últimos suspiros.

Su furia no podría contener.

¿Por qué estaban destinadas sus almas al martirio eterno? ¿Qué caprichoso dios se burlaba de la sombra llamada destino, esa que los asfixiaba con su presencia? ¿En qué momento se convirtió en el iluso que creyó vencer?

La perdería.

Lo predecía.

¿Qué podía hacer él?

«Luchar —se dijo—. No rendirse. Jamás»

No importaba cuánto tiempo tardase, ni los hechos que lo desencadenasen. Si Elaine perecía, Ban la traería de vuelta las veces que hiciera falta.

Si Meliodas había presenciado ante sus ojos la pérdida de más de un centenar de Elisabeths, Ban no sería menos.

Definitivamente, rompería el círculo.


N/A:

Bueno Kaede reitero que si al menos no te disgusta me conformo. He decidido hacer como un juego con los pecados a través de la narrativa inspirada en lo que me sugiere tu propio estilo literario, pues ya te dije que me recordaba a las vanguardias de principios de SXX, así que este invento raro de OS es un homenaje a tu narrativa, claro está que no es algo que maneje con normalidad así que simplemente es un intento xDDD

Para el resto de lectoras: esta señorita a la que le he dedicado el OS también tiene Banlaine, así que siempre podéis acudir al perfil a leerlo. Gracias por pasaros por el mío, me he puesto al día ya en el manga y tengo mucho hype, puede que acabe haciendo fics sobre otros pairings también (?) xD

Especial agradecimiento por dejar sus reviews a jailys-sama, , Kaede-Hime y los guest!

Respuesta a Guest: No tengo en mente hacer la versión humana de Elaine en esta serie de drabbles y one shots, ya que ya era uso de ella para el AU que estoy preparando. De todos modos, este OS sacia algo los deseos carnales (?) xD