Fue mi madre quien habló con Fanren acerca de lo que descubrimos. Según dijo, si lo hacía yo mismo, ella no me creería porque pensaría que solo lo decía por defender a Tsubasa. A mi hermana mayor le alivió mucho la noticia, y de hecho anunció que haría un desfile en Japón donde nos podríamos encontrar para disculparse conmigo y con Tsu. Lan le envió un email a Tsu con la noticia completamente emocionado y mi plumita le dijo que tenía una sorpresa preparada para él.

Los días parecieron volar hasta que llegó la fecha de su retorno. Para mí fue un gran alivio poder abrazar de nuevo a mi hermana mayor, y una gran alegría ver que Tsu y Lan se abrazaban otra vez.

-Esta es mi sorpresa, Lan -dijo Tsu tomando la mano de Mali-: ahora yo también tengo novia. Te presentó a Malika Hiram, la mujer de mi vida.

Lan se quedó boquiabierto.

-¡Eso es genial, Tsu! Me alegra mucho, es muy bonita.

-No es por desmerecer a la tuya, pero Mali es la niña más hermosa del mundo -dijo Tsu con veneración y Mali lo besó.

-En realidad... Sofía y yo solo salimos un par de veces. No éramos tan compatibles como creí en un principio -respondió Lan con un poco de tristeza, aunque había más resignación que dolor en su voz.

-Rayos, Lan... De verdad lo siento... -Tsu puso una mano en el hombro de su primo con las orejas rojas. Seguramente pensó que había contado dinero delante del pobre, aunque no era su culpa no saber la verdad.

-Está bien, primo, no te preocupes -dijo Lan recuperando la sonrisa y abrazándolo-. Ya habrán otras chicas. Por ejemplo, tu hermana -bromeó, y Tsu le dio un puñetazo fingido en el estómago.

-Si lo intentas, mi cuñado te dejará ciego con su magia de luz -se rió, y Lan abrió mucho los ojos por la sorpresa-. Con lo que le costó enamorar a Yu, dudo mucho que te lo ponga fácil.

-No la soltará hasta que lo maten -lo secundó Mali, y le brillaban los ojos de orgullo-. Mi hermano jamás se había comportado como lo hace con ella, y ha cambiado mucho desde que empezaron a salir. Yu no es la primera chica en su vida, pero sí la primera de la que realmente está enamorado. Pero no le digan que dije eso.

Los tres rieron y Lan suspiró con una sonrisa.

-Es la primera vez que el pequeño Tsu me derrota en algo -dijo sonriendo-. Espero que sean muy felices juntos.

En ese momento aparecieron Ai y Yu. Apenas vio al chico indio, la expresión de Lan dio a entender que aceptó que Yu estaba fuera de su alcance para siempre.

-¡Lan, qué bueno que volviste! -dijo Yu emocionada y lo abrazó. Estuve a punto de ahogarme por contener la risa ante la expresión de terror de mi sobrino porque Ai hizo tronar sus nudillos.

-Él es mi primo Lantian, Ai -dijo Yu al soltarlo-. Crecimos juntos los tres.

-Nunca olvides el nombre de Ailesh Hiram, Lantian Li -dijo el chico indio con fría amabilidad-. Algún día te cobraré lo que me debes.

Me imagino que se refería al beso que Lan le robó a Yu. El chico tragó saliva, pero asintió con la cabeza sin acobardarse.

-Estaré listo cuando llegue ese momento, Ailesh -respondió, y le tendió la mano. El aludido se la estrechó, y quedó pactado un ajuste de cuentas (como caballeros, desde luego: nada de magia ni armas, solo los puños) que, cuando se produjo, no tuvo más consecuencias que varios moretones y una nariz rota para Lan, aunque Ai también se llevó unos cuantos golpes y un labio hinchado. Desde ese día, fueron buenos amigos, aunque era a Tsu a quien Ai respetaba y quería como a un hermano. De hecho, según me contó Tsu, no lo llamaba Tsubasa sino Pankh (pluma en Hindi), demostrando así que lo consideraba como alguien con su misma sangre.

Y entonces, sucedió: Daidouji, nuestra gran amiga, diseñadora de trajes y Celestina autoproclamada, nos anunció su casamiento. Sakura no cabía en sí de alegría, y yo también me sentía muy feliz. Los niños estaban ansiosos y felices por la boda de "tía Tomoyo", y ya todos habíamos conocido a su prometido, un chico de Turquía llamado Zafar, durante el cumpleaños de los mellizos. Había visto lo que pasó con Tsu, pero le había prometido a Daidouji no decir nada porque, según dijo, le gustaba mucho la magia. Sin embargo, cuando todos nos acercamos a felicitarlos en la recepción, su amable actitud se convirtió en terror absoluto y un odio ancestral al ver a los hermanos Hiram.

-¡No puedes estar emparentada con esta gente, Tomoyo! -dijo, pálido de ira, señalando a Ai y Mali con el dedo- ¡Ellos hicieron sufrir mucho a mi familia durante siglos! ¡Solo les interesa el poder y nada más!

Por más que los chicos intentaron defenderse y explicarle que no podía culparlos por los pecados de sus ancestros, Zafar parecía trastornado. Vociferaba que Ai y Mali solo traerían la ruina del Clan Li y que no iba a permitir que le hicieran daño a su esposa. Para nuestra mala suerte, resulta que era un magnate de la siderúrgica; el Clan Li sufrió un gran golpe económico cuando movió sus fichas contra Industrias Lobo Japonés para "castigarnos" por "ponernos del lado de criminales genocidas".

Fue terrible. Y lo peor de todo es que, tras indagar un poco en su legado familiar, los mellizos Hiram confirmaron que era cierto: el patriarca Abdul Hiram había entrado en Turquía en los tiempos de Chandragupta Maurya y tomado la ciudad de donde era originaria la familia de Zafar. Los turcos habían invadido India por mucho tiempo según la historia oficial, pero nadie sabía (o nadie quería admitir) que Abdul era un poderoso mago solar que orquestaba la resistencia india desde las sombras con sus facultades sobrehumanas, particularmente con su don de causar pesadillas y alucinaciones horribles al mirar a una persona directamente a los ojos. La gente apodaba a ese don como "los ojos del diablo", y había sido transmitido de generación en generación hasta que se perdió el linaje de Abdul debido a que un descendiente rompió la ley de la endogamia y su hijo desarrolló un don distinto.

Con el poder cuasi absoluto de "los ojos del diablo", Abdul sometió a la población y los oprimió con mano de acero hasta suprimir por completo la magia de aquella provincia, y tenía la intención de hacer lo mismo en todo el resto del país para privar de magos a Turquía y, posteriormente, sacar a los invasores de India usando sus poderes. Zafar era uno de los millones de niños que nacieron sin magia debido a la "eugenesia" que practicaron Abdul y sus descendientes por generaciones, al menos hasta que Gran Bretaña tomó el control de India y obligó a los Hiram a regresar a su país de origen, donde fueron derrotados por los magos ingleses en una batalla sangrienta que no consta en ningún libro de Historia. ¿Quién podía culpar al pobre Zafar por odiar el apellido Hiram?

Los ancianos del Clan Li y yo nos reunimos con urgencia, había que hacer algo. La solución más fácil era apartarnos de los Hiram y cortar todo lazo con ellos, pero eso no solamente implicaba repudiar a quienes ya habíamos recibido con los brazos abiertos, sino también romper los corazones de mis hijos al separarlos a la fuerza de los seres que más amaban en el mundo. Además, como habían dicho Ai y Mali, ellos no tenían la culpa de lo que habían hecho Abdul y sus descendientes. Su único pecado era haber heredado el apellido Hiram. Habría sido una terrible injusticia por nuestra parte el darles la espalda por causa de un rencor tan viejo y enconado, y además tan absurdo a estas alturas del partido.

Decidir respaldar a los chicos y a sus padres, sin embargo, tuvo como consecuencia un desprestigio sistemático por parte de Zafar y sus socios en el mundo del acero, lo cual nos puso al borde de la bancarrota. Y el golpe de gracia fue que Zafar viralizó en Internet un video del cumpleaños de mis hijos que no solamente mostraba la transformación de Tsu, sino que estaba editado para enfatizar la homosexualidad de mi hijo. Llegó a tal punto que también robó y difundió las preciadas grabaciones que Daidouji había hecho de Sakura (y posteriormente de mí también) desde que comenzó a capturar las Cartas Clow para ponernos en evidencia como magos. Por supuesto, ella lo abandonó después de eso y, gracias a los dioses, no tuvieron hijos.

Los Hiram nos apoyaron incondicionalmente, fue gracias a ellos que logramos resistir económicamente y reconstruir nuestro patrimonio material... Pero habíamos sido expuestos como hechiceros, era solo cuestión de tiempo para que la gente se diera cuenta de que no había trucos digitales en esos videos, y tampoco trampas de ilusionismo barato. En un mundo que ha perdido la fe en lo sobrenatural y el respeto por las fuerzas rectoras del universo, los magos simplemente no tienen cabida... ¿nos esperaba acaso la hoguera?