Descargo de responsabilidad: No soy dueño de la película de Troya (2004) o Naruto en general, y de lo único que soy dueño es de esta historia alternativa/paralela que he escrito por diversión.
Naruto, El Guerrero Troyano
Capitulo 3: La Bienvenida (Parte 1)
"Hablando"
"Pensando"
"Rasengan" Ataques/Habilidad/Jutsu/Magia/Técnica
Dioses/Demonios/Monstruos/Villanos Hablando
Dioses/Demonios/Monstruos/Villanos Pensando
Lectura/Noticias
Menelao junto a un pequeño grupo de sus hombres lo acompañaron hacia la ciudad de Micenas en donde gobernaba su hermano, Agamenón. Ambos hermanos se encontraron frente a frente en el palacio en donde se dieron un fuerte abrazo reconfortante, para que luego se quedaran mirando por un segundo.
"Quiero que vuelva." Menelao comento con un tono entre triste y molesto al sentirse 'traicionado' por su esposa.
"Por supuesto que sí. Es una mujer muy hermosa." Agamenón estuvo de acuerdo con el comentario de su hermano menor, mientras que a la vez se miraban fijamente a los ojos.
"Voy a matar a esa traidora con mis manos, te lo juro. Debemos convertir a Troya en cenizas." Menelao gruño con los dientes apretados.
"¿Creí que buscabas la paz con Troya?" Agamenón pregunto algo curioso, pero por dentro.
"Tenías mucha razón ..." Menelao contesto con su mirada en el suelo, ya que se sentía muy avergonzado por no haber escuchado las palabras de su hermano mayor.
"La paz es para los débiles y las mujeres.", Agamenón le recordó a su hermano con una expresión seria, mientras que a la vez ponía sus manos en los hombros a este último. "Los imperios se forjan por la guerra." El Rey de Micenas explico con la misma expresión.
"Toda mi vida he estado a tu lado, he combatido contra tus enemigos. Tu eres el mayor, te llevas la gloria. Así es como funciona el mundo. ¿Pero alguna vez me he quejado, hermano, o te he pedido algo?" Menelao pregunto con un tono tranquilo.
"Nunca. Eres un hombre de honor. Todo el mundo en Grecia lo sabe." Agamenón respondió con seguridad la pregunta de su hermano menor.
"Los troyanos escupieron sobre mi honor. Un insulto para mí es como insulto para ti." El Rey de Esparta dijo nuevamente con un tono molesto.
"E insultarme a mí, es insultar a toda Grecia." El Rey de Micenas aseguro con seriedad.
"¿Vas a ir a la guerra conmigo, hermano?" Menelao pregunto con su mirada fija en su hermano mayor, esperando tranquilamente una respuesta positiva de este último.
En respuesta, Agamenón le ofreció su mano derecha a Menelao que inmediatamente le dio un apretón de manos a su hermano mayor seguido de un fuerte abrazo tranquilizador ... aunque el Rey de Micenas no pudo ocultar su gran sonrisa por el giro de acontecimientos a su favor debido a que ahora podía hacer.
Un Buen Rato Después
"Yo siempre creí que la esposa de mi hermano era imprudente ... pero hoy vemos que puede ser bastante útil.", Agamenón comento con una carcajada divertida al final de sus palabras. "Nada unifica tanto al pueblo como el enemigo en común." El Rey de Micenas dijo con diversión y algo de burla, porque sus planes estaban yendo hacia donde el quería.
"Los troyanos jamás fueron conquistados. Se dice que es imposible hacerlo y lo será más si tienen a ese joven guerrero de su lado." Néstor le recordó a su Rey con un tono serio.
El monarca de Micenas se quedó pensativo durante unos segundos al recordar que los troyanos tenían a ese maldito 'semi dios' de su parte y sin duda sería un dolor en el culo ... maldita sea, necesitaría por lo menos la ayuda de Aquiles y la bendición de todos los dioses del olimpo, si quería tener una oportunidad para derrotar a Naruto, pero ignorando ese problema decidió seguir con su comentario.
"El viejo Príamo presume ser intocable tras sus altas murallas y por tener a Naruto bajo su mando. Además, piensa que el dios Apolo lo protegerá de nuestra ira.", El Rey de Micenas dijo con una mueca, para que seguidamente caminara hacia donde estaba su fiel consejero. "Pero los dioses solo protegen ... ¡A los fuertes!" Agamenón aseguro en voz alta, mientras que a la vez golpea con fuerza la mesa con su puño izquierdo.
Néstor se quedó en silencio ante las palabras de su Rey debido a que no quería tenerlo en su contra, pero sabía muy bien que eso último que había dicho era cierto.
"Tienes mucha razón en tus palabras, mortal. Los dioses solo apoyamos y protegemos a los fuertes." Una voz desconocida dijo con un tono entre burlón y superior.
Tanto Agamenón como Néstor se dieron la vuelta rápidamente hacia la dirección de la voz y cuando ambos vieron la persona dueña de ese comentario quedaron congelados en sus lugares.
"¡D-Dios Ares!" El monarca de Micenas exclamo con un leve tartamudeo ante el dios de la guerra.
El ser divino conocido como Ares aparece como una persona de altura un poco más alta que la promedio (Aunque esta en realidad era su forma Humana), es de tez blanca casi pálida. Tiene el cabello largo y una barba, que parecen estar hechos de fuego. Su vestimenta consiste en una túnica marrón sin mangas, hombreras con caras de lobo incorporadas, y lleva brazaletes y botas con cadenas. Sus botas le suben hasta las rodillas. (Es la versión de God Of War, pero solo en vestimenta)
Agamenón y Néstor no dudaron ni un solo segundo en arrodillarse ante la presencia de tal divinidad para mostrarle respeto y sumisión ante él.
"El mismo y en persona ... pero dejemos nuestras formalidades de lado y hablemos de lo que verdaderamente me interesa." Ares ordeno con un tono oscuro,
"¡Por supuesto, Dios Ares!" Agamenón acepto de inmediato sin protestar, para que seguidamente se levantara de su posición de rodillas.
"Bueno, los escuche hablar de este tal 'Naruto' y el problema que será en esta guerra contra Troya." Ares comento de brazos cruzados, observando al dúo de mortales que tiene frente a él.
"Si, mi señor. El joven troyano pudo derrotar a soldado Aquiles en una pelea a muerte sin esfuerzo alguno, pero al final Naruto perdono la vida de nuestro campeón." Néstor contesto con su mirada en el suelo por miedo de ofender al dios de la guerra si un mortal sin valor como él lo miraba a los ojos.
"¿Aquiles? ... si, recuerdo al hijo de esa ninfa y estoy algo sorprendido que fuera derrotado por este guerrero troyano." Ares admitió con los ojos cerrados, mientras su mente se perdía por unos segundos en unos antiguos recuerdos.
"Aquiles es el mejor hombre que tenemos bajo nuestro mando, pero Naruto lo derroto como si fuera nada más que un juego de niños ... tal vez él sea un 'semi dios' o algo parecido." Agamenón opino con una mueca de completa molestia en un intento de ocultar su miedo.
"No ... ese muchacho no es un 'semi dios', porque yo y los demás dioses del olimpo lo sabríamos desde hace mucho tiempo.", Ares dijo abriendo los ojos lentamente y luego enfoco su mirada en el mapa que mostraba el Mar Egeo. "Naruto es otra cosa totalmente diferente a cualquiera de nosotros y sin duda es un peligro para el futuro de todos los dioses, hay que eliminarlo cuanto antes." El Dios de la guerra explico apretando su puño izquierdo con fuerza.
"¿Qué piensa hacer mi señor?" Néstor pregunto con un leve indicio de curiosidad.
"Es muy simple, mortal. Le daré el poder suficiente a Aquiles para que cuando se enfrente a Naruto lo mate en una gran batalla y por fin todos los dioses podremos dormir en paz." El dios de la guerra respondió con una expresión seria, aunque en realidad esto era una verdad a medias porque los dioses no tenían casi conocimiento o era muy escaso con respecto a Naruto.
"Esa es una gran idea, Dios Ares." Agamenón elogio con un tono algo nervioso, que trato de ocultar bajo una sonrisa forzada.
"Por supuesto, mortal. Después de todo soy el Dios de la Guerra."Ares se auto elogio con una sonrisa de pura soberbia, mientras que sus ojos brillaban de un rojo malicioso.
Una mujer de unos 40 años aproximadamente, buscaba ostras y perlas a la orilla del mar para armas un hermoso collar.
"Dicen que el Rey de Ítaca tiene lengua de plata.", Tetis comento para sí mismo, aunque por supuesto se dio cuenta de la presencia de su único hijo a unos dos metros de su posición. "Sabía que vendrían a por ti. Mucho antes de que nacieras ... sabía que vendrían." La ninfa dijo con un tono neutro y ligeramente misterioso, todavía sin darse la vuelta.
Aquiles en respuesta se quedó en silencio y de brazos cruzados observando a su querida madre.
"Te pidieron pelear en Troya.", Tetis adivino con su mirada en su hijo, que en respuesta dio un suspiro y desvió la mirada hacia el cielo. "Te voy a hacer otro collar con ostras, como los que te daba cuando eras niño. ¿Te acuerdas?" La ninfa pregunto un tono maternal a su querido hijo.
"Madre ...", El rubio se quedó callado durante unos segundos, observando con interés la pequeña ostra que tiene en su mano derecha. "Esta noche lo decido." Aquiles comento con su mirada en el hermoso color verde del agua del mar.
"Si te quedas en Larisa ... encontraras paz y una mujer maravillosa. Tendrás hijos e hijas, y ellos tendrás hijos. Todos te amaran ... al morir jamás te olvidaran.", Tetis dijo con su mirada fija en el rubio, que todavía seguía mirando el agua debido a que no podía mirar a los ojos a su madre. "Pero al morir tus hijos y sus hijos también ... tu nombre se perderá." La ninfa termino de explicar uno de los posibles destinos de su hijo.
Luego de esto, la mujer adulta se acercó a paso lento hacia el ojiazul hasta quedar frente a frente.
"Y si viajas a Troya ... se escribirán miles de historias sobre tus victorias y tu batalla final contra un joven troyano durante miles de años. El mundo recordara tu nombre.", Tetis dijo con sus ojos azules fijos en los ojos de su hijo, que le devolvieron la mirada con seriedad. "Pero si te vas a Troya ... jamás volverás a casa. Tu gloria junto a tu ira cegadora solo te llevara a tu perdición. Y yo jamás te volveré a ver." La ninfa termino de explicar con un temblor en su voz el segundo y último destino de su único hijo.
Aquiles se quedó con su mirada en el cielo debido a que su mente estaba analizando en profundidad las palabras de su madre y por supuesto no podía aceptar que moriría a manos de ese maldito troyano ... no, él no iba a morir ya que antes lo mataría primero al joven que lo humillo de esa manera y recuperaría su antiguo honor junto a la gloria eterna de su nombre que quedaría archivado para siempre en los libros de historia.
"¿Sabes si esto es verdad, madre?" El rubio pregunto con una mirada que varía del enojo y la seriedad.
"Lo sé, hijo." Tetis aseguro con tristeza, ya que ella en sus visiones pudo ver como un joven troyano de cabello negro matar de forma brutal a su hijo
...
pero eso no era lo único que había visto en sus visiones ... no, las otras cosas que ella vio eran terribles y estas causarían una gran desequilibrio en el mundo.
Con Naruto
Las enormes puertas de madera maciza de las murallas que protegían a la ciudad de Troya se abrieron de par en par para permitir que sus soldados entraran victoriosos de nuevo a su hogar. Todos los ciudadanos saludaban y gritaban los nombres de sus héroes dándoles la bienvenida con pétalos de flores blancas, pero había un nombre en particular que se gritaba a los cuatro vientos por casi la mayoría del público femenino.
"¡Bienvenido a casa, Naruto!" Un grupo de mujeres con vestidos blancos, sin duda ellas eran bailarinas y muy bellas.
"¡Naruto, muestra tus músculos!" Otro grupo de chicas pidió con ojos muy esperanzadores y algo lujuriosos.
Héctor y Paris le dieron una mirada divertida a un sonrojado Naruto que no sabía qué hacer con tanta atención dirigida hacia su persona ... incluso hubo un grupo de mujeres que le mostraron sus pechos ante la mirada sorprendida del pelinegro, que casi sufrió una hemorragia nasal para diversión de los príncipes troyanos.
Aunque para no poner tristes a las damas presentes, el ojinegro les dio una sonrisa a las mujeres y a la vez flexiono su brazo derecho frente al público femenino. Esto causo que todas ellas chillaran de la alegría y seguidamente se desmayaran con hemorragias nasales ante tal vista tan masculina.
"¡Naruto! ¡Pon a tus hijos en nuestros fértiles vientres!" Otro grupo de chicas exclamo en voz alta, ya que al ver esos músculos digno de un dios del pelinegro despertó aún más su lujuria.
"¡Cállate, perra! ¡Él es mío!" Una de las chicas del mismo grupo dijo en voz alta, ocasionando que las demás empezaran a pelear entre ellas por ver quién era la que podría yacer una noche con el atractivo ojinegro.
Naruto observo la pelea de las mujeres con una gota de sudor estilo anime cayendo por su frente porque no se esperaba eso, pero para no causar un alboroto en la entrada de la ciudad por 'su culpa' decidió tranquilizar a las chicas quitándose la capa negra que lo protegía del molesto sol, revelando de forma sorpresiva su torso desnudo y musculoso provocando que todo el público femenino se volviera completamente loco y empezaran a empujar con fuerza a los pobres soldados que mantenían el orden para que no se abalanzaran sobre la carreta de cierto muchacho de ojos negros.
"Mierda ... creo que lo empeore.", El pelinegro murmuro con algo de miedo cómico al ver como los guardias troyanos fueron abrumados por todas las mujeres y seguidamente ellas saltaron sobre su carreta donde lo inmovilizaron entre todas. "¡AYUDA!" Naruto exclamo con horror cuando las chocas se lo llevaron a la fuerza secuestrado a un lugar desconocido, pero muy divertido y placentero.
Héctor, Paris, Helena y todos los ciudadanos presentes se rieron a carcajadas al ver esto porque sin alguna esto pasaba muy seguido en la ciudad cuando se trataba de Naruto, pero no hicieron nada para salvar al joven de cabello negro puntiagudo debido a que este siempre de alguna forma lograba escapar de las garras de sus secuestradoras, aunque cuando el ojinegro aparecía en alguna parte de la ciudad, prácticamente de la nada y aterrorizado siempre con su ropa rasgada en varias partes de su cuerpo dejándolo casi al borde de la desnudez
...
Fin De La Primera Parte
¡Espero que les haya gustado la primera parte del tercer capitulo!
Como siempre les digo en cada capítulo si tienen alguna opinión o critica déjenla en la caja de comentarios, siempre estoy interesado en leer que piensan sobre los capítulos que subo.
Bueno eso sería todo hasta el próximo capítulo.
¡Ja ne!
El Capitulo Tiene 2514 Palabras.