Fjaka, o el arte de no hacer nada
Buenas fanfiction! Este fin de semana he estado creativo, y he decidido comenzar a cumplir con una vieja promesa que hice en Kitsune no Kibo: un fic puramente NaruShion. Digamos que, ya que en mi fic principal tengo una pareja de tres, veo justo hacer un oneshot homenaje al NaruSaku (pasión y color) y un fic de varios capítulos para la sacerdotisa. Si me preguntáis cuantos capítulos tendrá… estoy aplicando la filosofía que da título a este fic, así que no puedo daros cifras exactas xD tengo claro el inicio, y tengo claro el desenlace, pero no sé nada más, lo dejaré fluir, aunque le calculo unos diez capítulos. Solo puedo aclararos que tendrá un rollo mucho más buenista que el de KnK, para mí es algo nuevo. Tendréis que tener paciencia, porque se avecinan los exámenes de marzo y no podré publicar, pero no desesperéis, nunca dejaré una historia sin completar.
En cuanto a su planteamiento, encaja en el mundo de Kitsune no Kibo, es una especie de" ¿que habría pasado si?" a lo bestia, quitando a todos los malos, esas conjuras, esas maldad es del rubio... solo Naruto y una nueva filosofía de vida fruto de cierto desengaño amoroso, la opción radicalmente contraria a la que tomó en KnK. A ver que tal sale.
Fjaka: estado mental psicofisico en el que no se aspira a nada y no se hace nada. Definido en pocas palabras como "el placer de no hacer nada".
Cap1: siempre la misma canción…
-aaaaaaaaa- personaje hablando
-aaaaaaaaa- personaje pensando
-aaaaaaaaa- ser sobrenatural hablando
-aaaaaaaaa- ser sobrenatural pensando
Obviamente, los personajes y el mundo Naruto pertenecen a Masashi Kishimoto, yo solo aportó la historia y entierro a boruto en lo más profundo del infierno para que no vuelva a salir. No autorizo el plagio de mis obras.
Konohagakure no sato, la gran aldea de la hoja, villa ninja de Hi no kunai, célebre por su larga historia, por sus poderosos ninjas, por su célebres innovaciones en los campos médicos y militares y, en los últimos tiempos, famosa por ser el hogar de Naruto uzumaki. El relámpago naranja de konoha. El héroe del mundo. Ya han pasado meses desde el fin de la gran guerra contra Uchiha Madara y su megalómano plan de dominación mundial, meses marcados por una gran actividad: había que reconstruir lo destruido, llorar a los caídos, reorganizar a los supervivientes y estrechar lazos entre las aldeas para que no se repitiese la guerra nunca más. El consejo gokage, en una reunión extraordinaria, había acordado mantener indefinidamente la alianza y destinar sus recursos a borrar cualquier posible rastro del Shinju, kaguya o Madara, fruto de lo cual era bastante común ver equipos shinobi quemando esas repugnantes raíces blancas, o cuerpos de zetsu que se habían escapado de su destino durante la guerra. En definitiva, los tiempos cambiaban, y tras la tempestad llegaba la calma, una calma que todos esperaban fructífera y duradera.
Pero, si todo va bien… ¿Por qué Naruto uzumaki se sentía tan incómodo? Naruto nunca había destacado por ser muy pausado, pero era cierto que la paz mundial debería de arrancarle una gran sonrisa. Sin embargo, era común verle en las clases de Iruka distraído, suspirando, con una expresión de tensión en su rostro, y eso tenía preocupados a varios. Hatake kakashi, sexto hokage de la hoja, había previsto con su afilada mente que quizás la inactividad haría mella en el rubio, y lo había sometido a un sistema de estudio riguroso que no sólo supliese su formación básica ineficiente, sino también le mantuviese ocupado, pensando en algo. Con cosas que hacer. Pero, aún así, Naruto uzumaki sentía una carga sobre sus hombros, y preocupaba a propios y extraños. No había que malinterpretarlo, Naruto era la persona más feliz de la tierra con respecto a la paz. El problema era otro. El problema era el de siempre, con sus cabellos rosados y sus ojos verdes. Sakura haruno, su amor desde que tenía uso de corazón, y su tormento desde que tenía uso de razón.
Naruto siempre la había amado, era una especie de leitmotiv en su vida. Pero mil factores le habían impedido declararse de forma seria, fuera de sus peticiones de una cita que la haruno se encargaba de esquivar: cuando eran niños, el ostracismo de la aldea; cuando eran gennin, la obsesión de la joven con Sasuke Uchiha; cuando fueron adolescentes, la guerra… y ahora, que todo eso supuestamente había acabado y ya no tenía obstáculos, Naruto uzumaki se encontraba aún peor. Su seguridad se había ido al traste cuando se había encontrado a Sasuke despidiéndose de la kunoichi en la puerta de la aldea. No sabía de que habían hablado, pero todo había finalizado con un extraño gesto del Uchiha y un sonrojo notorio de la haruno. Ah, y el sonido del corazón del rubio resquebrajándose. A pesar de que Sasuke era su mejor amigo, le ardían las venas solo de pensar que terminase con Sakura. No eran solo celos, era algo más: a pesar de su arrepentimiento, Sasuke había menospreciado toda su vida a Sakura, la había insultado, humillado, vejado… e incluso intentado matar dos veces, y una tercera si se contaba ese genjutsu tras la lucha con kaguya y los planes que el Uchiha tenía con el mundo. No la iba a hacer feliz jamás, eso estaba claro. El que se sonrojase no era sólo una muestra de amor, era una muestra de que esa Sakura fuerte, esa Sakura que le había enamorado, quizás no existiese. Que en lugar de ser una leona aparentando ser un cordero, fuese al revés.
Y se descubría pensando una vez y otra en ella aún así. Como un disco rayado, como esa canción que te aburre ya pero dejas en bucle por costumbre hasta quedarte dormido. Es que le era imposible evitarlo, y no poseía los recursos de otros para aclararse. Si salía a tomarse unas copas, sentía la tentación de ir a por ella; si intentaba olvidarla, soñaba con ella; si hablaba de ella de temas banales, se descubría resistiendo a duras penas el impulso de darla un beso. Siempre volviendo a ella, algunas veces incluso arrastrándose. Siempre la misma cantinela. En su defensa, tendría que decir que no es que la kunoichi no le enviase señales, hasta un atolondrado como él se daba cuenta: era común verla abroncándole, o buscándole cuando el joven se esforzaba en evitarla, como si necesitase tenerlo cerca. Pero, por cada paso adelante, daba uno y medio hacia atrás. Así que, a lo mejor, tocaba ser valiente de nuevo y dejar atrás esa sensación de confusión, de estar en medio de ninguna parte. De estar viviendo la vida que otros le habían elegido. Y para ello, solo podía hacer una cosa: declararse. Cumplir lo que se había prometido: confesarle a Sakura chan lo que sentía en cuanto trajese a Sasuke de vuelta.
Quedó con ella por la noche, con la intención de hacer las cosas bien, y sabiendo que, con alguna copa de por medio, se envalentonaría lo suficiente como para decir cosas que no se atrevería a decir a la luz del sol. Era curioso ver a un hombre que, literalmente, aguantó un combate contra una diosa él sólo durante una hora retorcer las manos entre sudores por solo encontrarse en presencia de esos ojos verdes. Ella había accedido gustosa a esa invitación, lo cual era un paso adelante; y se había vestido con un precioso vestido color vino, lo cual era otro, que duda cabe; y se había reído y divertido durante la cena, otro punto más. Pero aún así, evadía el contacto a menudo, no daba pie a nada más. Entreabría la puerta, pero no lo hacía completamente, y eso confundía al uzumaki. No tardó en agotarse la noche, y el rubio se ofreció a acompañarla a su casa. Anduvieron bajo las estrellas, y él se atrevió a tomarla de la mano. Y ella lo permitió con una sonrisa, punto a favor. Y, con el tiempo, llegaron a su casa.
-Me lo he pasado muy bien, Naruto.- declaró la joven, soltándose de su mano como si no hubiese pasado nada. Demonios, otro paso atrás…
-Yo… yo también dattebayo…- contestó Naruto, intentando hallar las palabras para comenzar su confesión. Ella se dio la vuelta y se preparó para entrar, y entonces Naruto tuvo que poner a su cerebro a marchas forzadas.- Sa… Sakura chan… po… ¿podríamos hablar?
-¿Ahora Naruto?- preguntó algo incómoda la ojijade. A ella también se la notaba tensa.- Ma… mañana tengo que madrugar…
-Por favor… es importante…- le pidió Naruto, asintiendo ella y parándose en frente suyo, apoyada en la valla que marcaba el límite del jardín del hogar haruno.- verás… dattebayo, esto es muy difícil… desde hace mucho me… me prometí que te diría esto después de traerte a Sasuke… he… he cumplido mi promesa, Sakura chan, él está de vuelta, y tú tienes ahora todo lo que quieres, es por eso por lo que he hecho todo, no pienses mal…- aquí Sakura sonrió, enternecida. Lo cierto es que Naruto siempre se había esforzado en traerle la felicidad, y ahora sentía, tras seis años infernales, que podía alcanzarla.-… pe… pero, quiero decírtelo… te amo, Sakura chan. Te amo desde los cinco años, y ese sentimiento… ese sentimiento sigue ahí… no te quiero obligar a nada, pero solo quiero saber si tú sientes lo mismo…
-Na… Naruto…- Sakura reaccionó con nerviosismo, casi pánico a esa confesión.
Temía que llegara este momento, y deseaba en lo más profundo de su corazón que tardara mucho más en llegar, que incluso no llegase en algunos momentos. No el hecho de enterarse de los sentimientos de Naruto, esos ya los conocía desde antes incluso de su falsa confesión, cuando Sai prácticamente se los había tirado a la cara para recriminarla. No, temía el hecho de tener que enfrentarse a esos sentimientos, tener que resolver su dilema moral y ese lío que tenía en su cabeza… ¿Naruto o Sasuke? Por Naruto no iba a negar que sentía algo… un fuerte afecto como mínimo. Se lo había ganado, lo había peleado cada centímetro, e incluso en algunos momentos ella se esforzaba por descubrir si excedía de ser su mejor amigo y llegaba a algo más, como cuando aceptó esta cita. Pero, por otro, Naruto no despertaba en ella lo que despertaba el Uchiha cuando era cercano, cuando abandonaba esa pose de frialdad. Esos ojos negros, ese físico imponente, esa oscura seducción… esos intentos de asesinato habían dañado enormemente su sentir, y casi la habían hecho decidirse por el ojiazul, pero después Sasuke se había mostrado tan cálido en su despedida… esa forma de tratarla, ese gesto… ¿y si Sasuke ya no sería más una sombra? ¿Y si se convertía en ese hombre cálido que poblaba sus fantasías adolescentes? Ahí estaba el conflicto, y ahora tendría que decidir.
-No quiero presionarte Sakura chan, y pase lo que pase seguiremos siendo amigos… si tú quieres dattebayo… solo… solo necesito saber si tengo una posibilidad…- intentó calmarla Naruto, buscando que estuviese más cómoda.
-Naruto… no es tan fácil…- intentó evitarle la joven.
-Ya… ya lo sé, tampoco lo es para mí confesarme… pero necesito saberlo… ¿puedes verme como algo más que un amigo?- preguntó, intentando simplificar el problema. Era uno de los dones de Naruto, simplificar cosas complejas, llegar a la esencia de un conflicto y solucionarlo.
-Es que… es que…- empezó a contestar una visiblemente incómoda Sakura.- no… no lo sé… en serio que te quiero, eso lo tengo claro… pero… pero está Sasuke kun…- aquí Naruto frunció el ceño. Ya se imaginaba que algo tenía que ver…- ta… también le quiero… y creo que él a mí también…
-¿Le amas?- cuestionó Naruto, decidido a llegar a la esencia misma del problema.- ¿Aún después de intentar matarte?- se había prometido no sacar a relucir ese tema, pero sabía en su interior que tendría que hablar de ello en algún momento con la haruno. Ya había ignorado tácitamente el tema, pero Naruto aún recordaba cómo se sintió: la angustia de casi no llegar a tiempo, el verla indefensa ante el Uchiha, el pensar en no volver a verla… si hubiese llegado un segundo más tarde, todo habría sido muy diferente… hubiese matado allí mismo al pelinegro.
-Eso… eso quedó en el pasado Naruto… creo… creo que ha cambiado, ya viste que nos pidió perdón…- repuso la kunoichi, intentando defenderlo.
-Sakura…- comenzó a exponer el rubio, consiguiendo la plena atención de la fémina al omitir el chan.- no te voy a negar que ya no está obsesionado con la venganza, que ya no está en la oscuridad… pero no deja de ser Sasuke… nunca te ha valorado, ni te ha tratado bien, y no te verá jamás como a una igual… ni yo lo he conseguido, y eso que he perdido un brazo…
-¿Tu que sabrás Naruto?- se defendió con vehemencia la ojijade. Una parte de ella estaba deacuerdo con Naruto, sobre todo su inner, pero por otra creía firmemente en que el Uchiha cambiaría. En que volvería con ella y vivirían felices en konoha. Que todo quedaría atrás.
-Se bastante del teme, en sus manos hay más sangre mía que suya…- contestó con rudeza el uzumaki.- y sé lo suficiente de ti como para saber que no es capaz de hacerte feliz. Con él te cohibes, te contienes, tú no eres así… eres Sakura haruno, no el útero con patas que Sasuke quiere para rehacer su clan… yo te amo, Sakura chan…
-Tu no me amas.- reaccionó la haruno con molestia ante la dureza de las palabras de Naruto. Sasuke había cambiado, estaba convencida, lo vio cuando le rescató de la dimensión del desierto de kaguya. En sus ojos vio algo intenso, y estaba convencida de que era amor. Por eso le ofendía tanto lo dicho por Naruto. O eso creía, porque su inner solo había asentido ante el discurso del uzumaki .- Solo compites con Sasuke, y esa competición la has llevado a mi. No me quieres, quieres ganarle a él. Todo es por él, y si lo piensas me darás la razón.- expuso, ofendiéndose ahora notablemente el uzumaki.
-¿En serio piensas así de mi?- preguntó con furia, tanta que se puso a la altura de la haruno, que, aunque enfadada, dio un paso atrás. Quizás se había excedido al contestar eso y no lo había pensado bien…- ¿En serio me consideras tan enfermizamente obsesionado con el teme que estaría quince años jugando con tus sentimientos, incluso a costa de mi propia vida? ¿En serio crees que fui tras él cuando se fugó de la aldea por rescatar a un amigo? Fui por ti. Siempre es por ti.
-Na… Naruto…- se intentó excusar Sakura, viendo que esa conversación había subido demasiado de intensidad, lo que se temía.- no… no lo dije en ese sentido… sé que me quieres… pero creo que solo crees que me amas…
-Ya, crees eso y también crees que Sasuke ha cambiado hasta convertirse en tu príncipe azul…- sentenció con fuerza el uzumaki. Él tampoco quería acabar así, pero en esa conversación acababa de entrar en juego un factor importante: el futuro de Sakura. En serio que Naruto no quería que su amor no correspondido malgastase su vida esperando que Sasuke dejase de ser Sasuke… no era solo el rechazo lo que le motivaba a mostrarse así, era también el miedo.- ¿Así que no puedo ser más que un amigo?
-Naruto… no… no lo sé… estoy confusa…- se excusó la haruno, con lágrimas en sus ojos. Veía que, posiblemente, podía perder a su gran apoyo, y eso la aterraba.
-Bueno, me queda claro entonces. No voy a mentirte… me duele, pero te he prometido que seremos amigos dijeses lo que dijeses… solo necesitaré espacio para adaptarme. Porque me paso todo el día pensando en ti, y quiero dejar de hacerlo si tú no me amas…- En ese momento, su corazón se reblandeció al ver a la ojijade llorar. No soportaba verla llorar. Se acercó a ella y la abrazó, limpiando sus lágrimas, reconfortándola y liberándola de todos sus miedos. Su gran habilidad.- te prometo que nunca dejaras de ser mi amiga ¿vale?
-Na… Naruto, lo siento…- contestó entre lágrimas la pelirrosada.- yo… yo puedo intentarlo, puedo…
-No prometas lo que no estás segura de poder cumplir Sakura. No quiero que te impulse la culpa ni el miedo. Yo intentaré vivir mi vida, y si alguna vez decides dar el paso, y es nuestro momento, lo hablaremos, ¿vale?- ofreció Naruto, obteniendo el asentimiento temeroso de la ojijade.
Cuando la despidió, tras ayudarla a limpiarse las lágrimas para evitar que sus padres descubriesen que había llorado, Naruto abandonó esa pose fuerte que había adoptado e intentó recomponer su astillado corazón. No le quería, al menos no como él a ella. Incluso le dijo esa soberana estupidez de su competitividad con Sasuke. Toda esta conversación le jodía, le jodía muchísimo. No sólo por verse rechazado, él desde el primer minuto tenía claro que acataría lo que decidiese la haruno con entereza y seguiría siendo su amigo. Era por el hecho de contemplar a su amada ojijade con otros ojos, unos ojos críticos. La consideraba una chica lista, pero… ¿era listo alguien que esperaba un cambio tan radical de Sasuke, el rey del silencio? ¿Y si, entre Naruto y Sakura, el más maduro fuese el rubio? Y eso a pesar de que todavía dormía con ese ridículo gorro de pijama y tenía miedo a los fantasmas… ¿Conocía realmente a Sakura Haruno? ¿O se había enamorado de una imagen inventada por él? Tenía claro que amaba a esa kunoichi fuerte, temperamental, inteligente, capaz de vencer incluso a un akatsuki… pero, ¿y si todo eso era fachada? toda esa situación le daba migraña… ¿Qué hacer ahora? Había consagrado su vida a los demás y ahora se hallaba solo…
-Mocoso, tanto drama me está desconcentrando de mi duodécima siesta…- declaró con cansancio Kurama, el zorro legendario, mientras Naruto volvía andando a su piso con un notable enfado.
-Perdona si te estoy molestando con mis problemas…- contestó un molesto Naruto.
-No es que molestes, normalmente es entretenido verte quejarte, sulfurarte y decir todos esos dattebayo, es como ver a un niño jugando a ser mayor…- comenzó a comentar el biju, obteniendo un gesto de enfado del ojiazul.- pero ya estoy un poco cansado de esta canción… que es uno de tus grandes éxitos, no te lo voy a negar, pero podrías innovar un poco…
-Joder kurama, me acaba de dar largas la mujer de mis sueños, dame un respiro…
-Ya, y a eso añádele esa puta mierda de clases y el que muchos líderes de clan estén pensando en usarte de semental de cría.- añadió el Kitsune, aumentando aún más el enfado de Naruto, sobre todo por esa risa burlona del zorro.- Para mi es un orgullo que mi jinchuriki sea seleccionado para procrear con las mejores hembras, pero creo que tú y yo tenemos un concepto diferente de un futuro durado ¿no?
-Ya sé que estoy tocando fondo, no me lo tienes que recordar…- repuso con ira contenida el rubio.
Ambos comentarios eran ciertos: llevaba meses dando clases de historia, geografía, matemáticas… como si fuese un puto gaki de seis años recién llegado a la academia. Eso le frustraba enormemente, sobre todo por lo ridículo de la razón: según kakashi sensei, era necesario que aprendiese lo básico si quería ser hokage. Era cierto que tenía fallas en su aprendizaje, pero en absoluto le gustó que el peliplateado le tomase por estúpido y lo presentase como solo culpa suya y como conditio sine qua nos para alcanzar su sueño. Tenía tanta culpa como los profesores de la academia: ninguno se había esforzado lo más mínimo en ayudarle. Es más, muchos de ellos se dedicaron a torpedearle, como el encargado de las clases de genjutsu. Solo Iruka sensei se libraba de la quema, de ahí que hubiese pasado por el aro a ver qué sería él el que se encargaría. Pero no dejaba de ser algo innecesario adquirir esos conocimientos a marchas forzadas como se lo había presentado el hokage: atendiendo a su conocimiento práctico, el uzumaki alcanzaba el rango de sennin sin esfuerzo. Así que tenía que poner mucho de su parte para motivarse cada mañana al asistir a esas clases.
Y en cuanto a lo segundo… no podía ni tan siquiera quejarse. Para empezar, porque era un secreto a voces, pero un secreto al fin y al cabo. Un secreto que se habían molestado tan poco en ocultar que hasta el rubio lo había visto venir: el último uzumaki con vida, ignorado y vilipendiado por los grandes clanes, de pronto se encontraba con mil invitaciones y obsequios de esos antiguos enemigos, y casualmente las hijas más bellas de esos hombres solían cruzarse en su camino con alguna excusa estúpida para que las acompañase a casa. Ya había visto tantas torceduras de tobillo que misteriosamente se arreglaban solas al llegar al recinto del clan correspondiente como para diez vidas… cualquier otro estaría encantado con esas atenciones, incluso Kiba le había comentado que le tenía una gran envidia, pero el uzumaki no era así. No veía a las mujeres como úteros andantes o herramientas para lograr poder, para él eran personas, y eso implicaba que solo se plantearía algo serio con ellas si la chica le había llamado la atención desde el principio. Y en konoha, mal que le pesase, solo había una chica que le había hechizado, al resto las hablaba sin problemas, pero nunca las había visto como algo más que amigas. Además, no podía quejarse, podría ser peor y que se le aplicase la ley de restauración de clanes, y obligarle a ser polígamo. Solo su amistad con el hokage y un consejo civil más ocupado en reconstruir que en ganar poder le había librado de tal destino.
-La verdad es que me cuesta entenderte Gaki, ¿en serio no estarías encantado en un matrimonio con esa chica de las flores, la de los pechos grandes y ojos inquietantes y la inestable de los bollos en la cabeza? Para los estándares humanos todas están… apetecibles, cualquier macho alfa mataría por tenerlas en un harem…
-No empieces Kurama… ellas son amigas, y nada más. No puedo forzar lo que no hay, y no quiero hacerlo. Sería jugar con ellas, no se lo merecen.- se excusó el rubio, completamente apesadumbrado.- si estoy con una mujer, será por amor. Y punto.
-Venga mocoso, que no es el fin del mundo. Ya verás como todo se arregla.- intentó animarle el bijuu, ya abandonando su tono burlón para ayudar a su amigo.
-No le veo solución kurama… me veo atrapado, solo, siempre la misma historia… y es una sensación que quizás incluso sea más que un problema con Sakura chan… es como si me faltase algo, un pedazo, como si fuese un espectador en mi propia vida y los demás marcasen el ritmo… y me quita las energías, las ganas de seguir…
-Se llama desidia, cachorro… y ya me extrañaba que tardases tanto en fijarte…- completó el Kitsune de fuego, captando la atención del uzumaki. Quizás su amigo sobrenatural pudiese ayudarle…- gaki, tengo una idea… resulta que tu sensación ya la vi antes… concretamente en mi padre. Es esa sensación de no vivir tu vida, de estar siempre sujeto a un palo con una correa al cuello… puedes pasear, moverte, pero no alejarte, ¿me equivoco?- preguntó kurama, obteniendo el asentimiento del rubio. Lo había clavado.- conozco esa sensación porque la tuvo mi padre antes que tú. Cuando no tenía que entrenar para ser un digno hijo de kaguya, tenía que combatirla para evitar que esclavizase al mundo entero, y cuando después tuvo que estar décadas y décadas velando por evitar que el camino del ninshu matase a la humanidad. Se veía constreñido por todo ello, descubrió que, a pesar de ser objetivamente viejo, no había vivido nada interesante, nada suyo. Pero, un buen día, tras recorrerse prácticamente todo el continente llevando a rastras esa sensación, llegó a un templo. Y allí le dieron la clave que le hizo feliz, tan feliz que hasta encontró al amor de su vida y tuvo dos hijos ningen. Dime Naruto… ¿has oído hablar del fjaka?
-¿El qué? Suena raro… ¿es comida o algo?
-No, Naruto, no es comida…- contestó el bijuu con una gran gota de sudor en la nuca… su jinchuriki podía llegar a ser tan simple como una ameba…- el fjaka es un estado mental psicofisico en el que no se aspira a nada y no se hace nada.
-Emmm, kurama… ¿insinúas que debería de encerrarme en mi piso y quedarme semanas en la cama sin moverme? Me… me moriría de inanición, y tendría que ir al baño, ¿no?- preguntó con duda el uzumaki.
-No, Naruto, no se trata de eso… joder, esto va a ser más complicado de lo que esperaba…Naruto, llevas toda tu vida haciendo y aspirando a algo: cuando eras pequeño, hacías gamberradas porque aspirabas a que todos te reconociesen; luego hacías entrenamientos inhumanos porque aspirabas a defender a tus seres queridos; ahora cierras la boca porque aspiras a ser hokage… haces y aspiras, y no te funciona…
-Dices de… relajarme, dejarles a otros los problemas y descansar, ¿no?
-Algo así, me alegra que empieces a acercarte.- felicitó el kiuby, realmente contento de no tener que explicárselo todo con muñequitos, como se temía.- te digo, ¿Por qué no te tomas unas vacaciones?
-Kurama, no creo que me dejen… tengo esas estúpidas clases, y no podré aprender nada si no estudio…- intentó excusarse el rubio, obteniendo una carcajada del bijuu en respuesta.
-Por favor, ¿no me digas que tienes miedo? Tu tranquilo por los conocimientos, tienes contacto permanente con un zorro sabio milenario… ¿matemáticas? Vivo más allá de tu cuarta dimensión, no tienen secretos para mí. ¿Historia? Para mí son recuerdos, me cuesta tanto contestar esas preguntas como a ti recordar que comiste ayer. ¿Geografía? Me he recorrido el mundo entero en mis años de libertad. Y si preguntan algo que no sepa… tenemos al empollón de mi hermano songoku. Tienes una fuente de conocimiento total, un chakra casi infinito, veteranía en batalla… Creo que puedes permitirte relajarte en tu entrenamiento y centrarte en ti.
-Va… vale… me has convencido, pero… ¿Cómo lo hago? No he hecho algo así en mi vida…- repuso el uzumaki, mientras entraba al fin en su sucio departamento. La idea no le parecía mala, por lo pronto se libraría de estudiar. Era tomar el camino fácil, pero realmente esos conocimientos y ese poder eran también suyos. No podían separarle de su chivato de pelaje rojo sin matarle, así que… no eran trampas y nunca le faltaría esa fuente de sabiduría. Eso sin contar que el rubio era una persona curiosa: había entrenado, luchado, se había relacionado… pero nunca había dejado de hacer las cosas, nunca había podido sentarse a contemplar el paisaje, dejar pasar el viento… si era la mitad de efectivo de lo que kurama le había expuesto, le atraía la idea, y mucho.
-Por el momento, lo que te de la gana. Tú simplemente déjate llevar, céntrate en el presente y nada más. Olvídate de ser hokage, de Sakura, de tus estudios… solamente disfruta del sol y la brisa.- aconsejó el biju, también emocionado ante la perspectiva de animar al ojiazul y conseguir salir de ese bache sentimental y existencial en el que estaba.
Su jinchuriki era un héroe de guerra en tiempos de paz, y un amante no correspondido con mil medallas sin esfuerzo cuya recompensa parecía que sería ver a su amada en brazos de un maltratador con la personalidad de una chancla vieja… la vida no estaba siendo justa con un huérfano, maltratado, dolido y solitario joven que solo quería ser feliz, quizás fuese hora de dar un golpe encima de la mesa. De introducirse en las maravillas del "Fjaka".
Y fin del primer capítulo. Ya se que os dije que sería algo más de buen rollo y os habéis encontrado aquí con un doloroso desengaño amoroso y un uzumaki melancólico, pero ya lo dije en su día: hay que destruir si se quiere construir.
Como veis, el NaruSaku se ha ido al cuerno en el primer capítulo, así como el naruhina, el naruino y el narutenten. Esta historia es nueva, busca dar algo fresco, no esas parejas requetetratadas. Con respecto a Sakura, NO comparto este enfoque del personaje. Está basado en 2 de los 700 capítulos de Naruto, concretamente en los dos últimos, que se cargaron a una kunoichi prometedora y madura y la hicieron una regresión a los doce años… tanto trabajo para que venga un puro estudio famoso por destrozar cada manga que toca y se cargue al personaje femenino protagonista para evitar meter a Sasuke en su caja de pino sin nombre que se merecía desde que su personaje se quedó sin motivación tras matar a itachi… en fin, la Sakura que veréis aquí será esa "Sakura", no la de verdad, aunque evolucionará con el tiempo. Quizás lo que haga Sasuke tendrá algo que ver. Pero en este capítulo no seáis muy duros con ella, no es mala persona, solo es ingenua y esta confusa. La vida a veces nos pilla sin madurar…
El "malo" (porque en esta historia no voy a poner esas cosas épicas y esos megavillanos de manga con mil técnicas brutales… vamos, que no veréis al Chikara de Kitsune no Kibo) será el Uchiha, pero os adelanto que no habrá batallas ni nada. El fjaka es muy claro: no hay que hacer ni aspirar a nada, y Naruto lo va a seguir con fuerza. Es más, me va a salir un Naruto muy hippie me parece a mí…
En el siguiente capítulo aparecerá la fémina del fic, y veremos a Naruto aplicando el fjaka. Se titula "No es tan fácil no hacer nada". Espero que os guste, nos leemos.
