¡Arma definitiva!
Capítulo 8
Un olor hasta ahora incierto inunda la cocina y los soldados han ido a llorar a Lord von Voltaire otra vez. Pisoteando los pasillos hacia la cocina escupió una maldición hacia el hombre culpable de todo mal.
—Gün… agh… ¡achh…uú!
Un humo escarlata se precipita sin parar hacia el techo. Gwendal se asoma con una mano contra su rostro y las lágrimas cayendo sin parar de sus ojos.
—¡Maldita sea, ¿q-qué estás haciendo?!
El dolor punzante atacó su garganta cada vez que respiraba. Sus palabras se entrecortaron con la toz.
—Günter! ¡¿Qué, coff, crees que estás haciendo, coff?!
—¿Gwendal, eeeres tú?
¡¿Quien más podría ser?! El perpetrador descarado del gas venenoso está parado justo en el medio del humo que sale a borbotones usando una máscara y anteojos.
—¿Qu-qué es este horrible gas?
—Siendo que me has prohibido tirar animales pequeños al aceite hirviendo, tengo planes de emergencia. Mira esto, ¿no se parece este ají gigante a un ratón pequeño cuando lo miras bien de cerca?
—¿Estas tirando ají picante en el aceite?
—Sí.
—¿Un lote completo de ajíes picantes?
—¡Exacto!
Y así se inventó el aceite de chile rojo en Shin Makoku.
Gwendal se las arregla para arrastrar a Günter fuera de la cocina sujetándolo del brazo. Parece que aún no puede parar de llorar.
—Para con esto de adivinar la fortuna.
—¿Por qué? ¡¿No deseas el regreso a salvo de Su Majestad?!
—No estoy diciendo eso. Ciertamente querría que regresara a salvo… sería una molestia si muriese en tierra extrajera.
—¡¿Si muriese?! ¡…como puedes decir algo tan horrible! ¡Demonio, ogro, bestia sin corazón!
—Llámame demonio todo lo que quieras.
Ambos eran mazokus después de todo.
La belleza de Günter es tan extrema que las mujeres mantienen la distancia de él, y posee el título del segundo más codiciado. Ha mantenido la medalla como la belleza número dos de Shin Makoku por al menos cuarenta años y contando. Antes del nacimiento del joven lord Wolfram, Gunter poseía la corona y el título número uno del más codiciado por su belleza. Por lo cual se debe de aclarar que el poder del nuevo Maou no debe ser subestimado, siendo el capaz de hacerle poner esta expresión tan detestable en su rostro. Aunque la llegada de Draco debe haber marcado un cambio en los rankings del reino.
—O puede ser que… —El miedo se refleja en la cara desgastada más allá de todo reconocimiento. — ¡¿…finges apatía para esconder los retorcidos pensamientos que tienes hacia Su Majestad?!
—Tú eres el único que tiene pensamientos retorcidos hacia su persona.
—¡Aaaargh, pero que rabia! ¡Justo como pensé!
¡¿Qué es justo como lo pensó?!
Los ojos de Gwendal reflejan tal confusión que parece estar a un nivel de un crítico de literatura y de moda. Una crítica sobre el local, por favor.
—Tenía mis sospechas, aunque eran vagas. Después de todo, Su Majestad esta bendecido con tal sensatez, tal belleza… ¡incluso porta el noble rubio platino en su persona! Es poseedor de un fuerte sentido de justicia, compasión por su gente, y ambos picardía y ferocidad, se maravilla de todo con tal inocencia… En eras pasadas el favor de Shinou seguramente hubiera estado de su lad… ¡Gwendal!
Günter toma el cuello de Lord von Voltaire antes de que sea capaz de escapar.
—¡Ah, pero claro! Si uno tiene en cuenta las historias de tus relaciones pasadas, sabría que ustedes los hermanos se han enamorado de personas con temperamento.
—¡Deja de examinar cosas como esa!
El brillo en los ojos de Günter no era ordinario. Uno casi podía escuchar música de fondo detrás de él.
—…Primero Wolfram… ahora tú…
—Que absurdo y odioso malentendido.
—¡¿Cómo puede ser un malentendido?! ¡Aaah! ¡Todos han caído perdidamente enamorados de Su Majestad! ¡Lo van a mancillar!
— ¡Ayuda! ¡Alguien! ¡Necesito que me ayuden! ¡Se ha vuelto loco, Lord von Christ se ha vuelto loco!
No le quedó otra opción que pedir auxilio.
• • •
"¡Auxilio!" se escucha un grito desde el ala oeste y caminamos elegantemente rápido a revisar el pulso del paciente; otro grito de "¡no, no mueras!" nos lleva trotando con aristocracia al ala Este de la clínica para asegurarnos de que el paciente aun respira.
Estamos circulando como nobles alrededor del Hospital General de Van dar Via con la opaca Mörgif en mano, en la blasfema misión de anticipar la muerte de alguno de los pacientes terminales para proveer a la maken con una vida humana.
—¿Por qué este hospital tiene tan alto índice de supervivencia? ¡Es bizarro! Quiero decir, es genial para los pacientes y las familias. Sí, eso es extraordinario, pero…
No puedo pensar en acelerar sus muertes, y ni una persona ha muerto desde que llegamos esta mañana. Este es un hospital de tres estrellas, al menos eso dijeron. Hace un rato, mientras Wolfram revisaba el pulso de un paciente inconsciente, el viejo agarró la mano de Wolfram escabrosamente y abrió los ojos gritando el nombre de una mujer. Su hija y su nieto estaban encantados, y lloraron y balbucearon, derramando las lágrimas de cuatro años de penas y hablando con el abuelo.
Él único lastimado fue Wolfram. Se agarró la muñeca y murmuró algo con sudor frio en la frente. Sonó como un encantamiento contra el mal. Pero un mazoku diciendo encantamientos parece un tanto extraño.
Estamos atascados en esta persecución alrededor el hospital porque Mörgif necesita recuperar su energía. Poco después de que la saqué de la terma perdió todo su brillo y su firmeza, suspiró un débil "jao…" y desde entonces no ha dicho nada.
No es que las espadas normales deberían decir algo de todos modos, pero las mágicas no paran de hablar, ya sea para contar sus aventuras o criticar a los nuevos portadores. Por eso son tan peculiares. Ahora, incluso su superficie parece haberse secado de alguna manera, y está tan marchita como una bruja en medio de una extremosa dieta.
—Así que lo que Günter escribió en su diario era verdad… ¿no se puede usar la maken a menos que absorba una vida humana?
—Una vida… eso es fácil de decir, pero… no de conseguir. ¡No es como si pudiera ir a comprarlo al Callejón Diagon!
—Si está buscando cantidad, lo más rápido seria prender fuego un pueblo. O matar una familia, pero eso es un poco menos efectivo.
— Josak, Su Majestad nunca haría algo tan terrible como eso. Aunque creo que en la antigüedad los humanos atacaban magos desde las sombras para quemarlos o ahogarlos, así que….
— Nunca podría tomar la vida de un inocente. No soy como los muggles.
Así que nuestro grupo completo se dirigió al hospital por la mañana y terminamos corriendo frenéticamente hasta el mediodía.
Pero incluso aunque hemos corrido hasta el cansancio, nadie ha puesto un pie del otro lado todavía… de hecho, no menos de tres personas revivieron. Nos han dado las gracias, y la gente ha comenzado a llamar a Wolfram el Ángel del Amor. Pero a nosotros eso nos genera sentimientos encontrados.
—…Este plan no está funcionando como debería. No importa que tan preparados estén como guardias, ¡nunca los dejare hacer una estrategia de nuevo!
Decaído por el cansancio apoyo mi mejilla en mi mano mientras tomamos el almuerzo en el comedor del hospital.
Hay pocas personas alrededor, lo cual no me sorprende, este es el último día del Festival del Fuego y todos se están preparando para el gran evento final. La gente del lugar está ocupada con el comercio, los turistas están ocupados paseando y mirando. Así que solo los pacientes y sus familias y el personal del hospital están aquí atascados.
Como Mörgif no vino con una vaina, está envuelta en tela y parece una versión barata momificada de sí misma. Lo que por supuesto significa que no puedo ver su cara, pero no me voy a preocupar por eso ahora.
Extrañamente, y a pesar de todo el lio que causó, la cara de Mörgif no asusta para nada.
—Hemos estado preguntando por el lugar, disfrazados de gente que reparte buenos deseos, pero no hay ningún otro paciente en condición crítica en este hospital. ¿Así que vamos a tener que intentar en el sanatorio al Este o en el asilo del Oeste?
—Sé que esto es por Mörgif, pero odio andar esperando todo el día a que alguien se muera.
—¿Todo el día? Solo ha pasado medio día, Su Ma… ups, quiero decir, Señorito.
Conrad mira mi plato y empuja su postre hacia aquí.
—No parece tener tanta hambre como siempre. ¿Qué pasa? No comió mucho durante el desayuno tampoco. ¿La comida del hospital no es de su agrado?
—No, no es eso, es solo que…
—Si hay algo más que le gustaría comer dígamelo y lo iré a buscar. El turismo es la industria principal de esta isla, así que seguramente prepararan cualquier cosa que quiera.
—Quiero negroshinoyamakishy.
¿Se comen? El pedido de Wolfram es ignorado.
—Quiero… vamos a ver, ¿un platillo de Pescado acompañado de Ratatouille? Si no existe, pizza estaría bien.
—Una rata ¡qué asco! ¿Pizza? ¿Qué es eso?
— No, no una rata. El Ratatouille no es una rata, Wolf. Es un guiso de tomates, ajos, cebolla, pimientos, berenjenas y calabacín, regados en aceite de oliva. Se condimenta con las llamadas hierbas provenzales, como tomillo, romero, orégano, laurel y albahaca. Pizza es un famoso pan italiano, horneado, plano y circular, y lleva los más diversos ingredientes por arriba. Me gusta más la básica: es con salsa de tomate y queso.
Conrad me mira, me toca la frente, y entonces apoya la suya en la mía como una madre que le toma la temperatura a su hijo.
—Basta.
—No tiene fiebre, pero se ve pálido. Probablemente aún está cansado de anoche. Muy ben, Josak irá al Oeste, y yo al Este. Usted y Wolfram quédense en la ciudad. Hemos alquilado el segundo piso de una casa privada, les será más fácil permanecer escondidos allí que quedándose en una posada.
—Espera, no pueden hacer nada si no estoy cerca.
—Hay una gran posibilidad de que sea en vano. Aun así, si consigo un caballo puedo llegar allá en dos horas. Con usted conmigo tomaría el doble. Iré a mirar, y si parece prometedor volveré por usted.
Asiento poco convencido y levanto la incómoda y pesada Mörgif.
Es liviana para ser una espada y encaja en mi mano como si estuviera moldeada para ella, pero es más pesada de lo que parece cuando la ando cargando por todos lados como equipaje. Y no importa con cuanta tela esté envuelta, soy el único que puede tocarla sin que le dé un choque eléctrico.
—A-arriba.
—¿Qué pasa Draco? Suenas como un viejo.
No quiero que me diga eso alguien que tiene ochenta y dos años.
• • •
La ciudad rebosa con la multitud de personas felices que la pasan bien. Han dejado sus preocupaciones de lado por un día y están disfrutando a más no poder del festival. Las mujeres visten vestidos largos de una pieza. Los estampados de flores se ondean con la brisa, tan hermosos como los verdaderos pétalos.
Esta isla está atiborrada de color, todo brilla tanto que duelen los ojos.
Observo el paisaje desde el segundo piso que alquilamos. Mörgif está a mi lado, sin gemir ni aullar.
—Oye, Wolf.
—¿Qué?
—León de Ruttenberg, ¿reconoces ese sobrenombre?
Wolfram lo piensa durante un momento observando la nada hasta que su vista vuelve al diario y dice: — Pensándolo un poco, creo que así es como solía llamar la gente a Conrart. Su cabello era un poco más largo en esa época. Ruttenberg es donde él nació.
—¿Quién es Julia?
—Deberías preguntarle eso a mi madre. Ella era muy cercana a Julia.
—¿Cercana?
—Bueno… en Shin Makoku habían tres mujeres con increíble majutsu. Una era Cherie Dorada, mi madre. Otra era Anissina Carmesí… ella y mi hermano… y Gwendal, tienen esta cosa… Es una lady bajita con cabello rojo que parece que estuviera prendido fuego.
— ¿Qué clase de cosa?
—¡No me preguntes! Y la última era Julia Blanca. Julia murió… hace casi veinte años. Aunque era una de las tres grandes brujas de Shin Makoku, nació ciega…
El maseki en mi pecho se calienta. Su dueña original debía ser…
—Es una pena que Conrad… perdiera a su amante…
Wolfram comienza a gritar salvajemente de repente. Hablar de Conrad casi siempre lo enoja, pero esta vez he dicho algo tan estúpido que lo he sacado de su zona de detonación.
—¡¿Julia?! ¡¿Julia la amante de Conrart?! ¡Nunca escuché de eso!
—¿Qué quieres decir que no era la ex novia de Conrad? Entonces me debo haber equivocado. Bueno, una pregunta más, Wolf. ¿Qué hay con el general Grantz?
Su expresión se endurece y sus blancas manos se cierran en puños sobre la áspera mesa. Las páginas abiertas del diario se mueven levemente con el viento.
—Grantz está ubicado en el extremo Norte de Shin Makoku. Es la ciudad natal de Adalbert.
Von Grantz Adalbert, es el primer mazoku que conocí en este mundo, el hombre que altero mi cerebro. El hombre que intentó matarme.
—Cuando su prometida murió el inmediatamente abandono este reino. Porque quería venganza contra los mazokus. Él estaba comprometido con…
¿Qué está pasando aquí?
—Julia Blanca… Lady Susana Julia von Wincott.
¡¿Qué?!
Después de la conversación que sobre escuché anoche, no puedo creer que Julia fuera solo una amiga. ¡¿Lo que significa que él estaba al borde de un triángulo amoroso con una mujer comprometida, casi casada?! ¡Por todos los magos, Conrad, que escándalo! Ahora sueno como Pansy.
—Draco —dice Wolfram fríamente.
— ¿Si?
—¿Por qué estas poniendo esa cara?
—¿Qué cara estoy poniendo?
Probablemente la cara de Pansy escuchando un nuevo chisme e intentando sacar provecho.
—¿Por qué estás preguntando sobre Adalbert y Julia con esa mirada expectante en tu rostro? Me está haciendo enojar. ¡Bueeeeno, entonces, sigamos leyendo este diario!
—No leas en voz alta.
—Aunque Su Majestad se comportaba con inalterable nobleza antes de la coronación, aun así tenía un aire de ansiedad en él.
—¡Wolf!
¡¿No está comenzando a sonar más como una novela?! Intento agarrar el diario pero él da un paso al costado y se escapa hacia la cama.
—…Esta efímera alcurnia, tan frágil que podría desmoronarse si la tocas, solo puede ser encontrada en jóvenes que aún no han cruzado la frontera de la adultez.
—Solo quema esa cosa de una vez.
Me inclino tratando de quitárselo a Wolfram de las manos y caigo encima de él. Este es el momento exacto en el que…
—Escuchen, Señoritos… ups.
—…
— ¿De casualidad estoy interrumpiendo algo?
Josak cierra la puerta de nuevo.
—No, no estás interrumpiendo.
—Ay, ay, Señoritos, a plena luz el día. Si van a coquetear deberían al menos cerrar la puerta con llave. No deberían tentar a sus mayores de esta manera. —Nos molesta Josak con la voz que usa cuando esta disfrazado de mujer, y entra a la habitación. Agita una pieza de papel amarillenta en su mano derecha antes de aplastarla sobre la mesa.
— ¿No ibas a ir al asilo?
—Estaba por ir hacia ahí cuando recordé usar la cabeza. Así que fui a la oficina de gobierno a mirar la lista de personas apuntadas en la institución. Es decir, si íbamos y no había nadie, hubiera sido una total pérdida de tiempo, ¿no es así? Y tenía razón, todos los ancianos se han ido a casa por el festival. Así que estoy contento de haberlo descubierto antes de ir hasta ahí… de todo modos, me dieron este folleto.
En el papel amarillo hay una larga línea de letras rojas, seguida de tres pequeñas líneas, seguidas de dos, tres más en letra pequeña. En el centro hay un boceto de una pareja de hombres jóvenes hombro con hombro apuntando hacia el sol.
—Ya te lo dije, no quiero usar magia en territorio muggle.
—¡Urgente búsqueda de trabajadores! Se testigo de los últimos momentos de una vida. ¡Ven a vitorear a un hombre joven de tu edad afrontar su muerte! Se buscan jóvenes atractivos adolescentes. Las espadas propias son bienvenidas, salarios extraordinarios, entrevistas a cualquier hora… Yo tampoco puedo leer la letra pequeña.
Wolfram toma el papel molesto.
—La cursiva humana es tan rara. Carece de toda elegancia o belleza. Es muy diferente a lo artístico de nuestra escritura.
— ¿Qué clase de trabajo es ese, ser el testigo de los últimos momentos de una vida? Suena a una batalla campal [1].
—No entiendo la caligrafía de esta isla.
—Lo que importa es que usted y su espada pueden estar presentes durante los últimos momentos de alguien, ¿verdad? —Josak palmea sus manos vigorosamente—. Así que vamos a intentarlo. ¡A la entrevista!
—No creo encajar con la apariencia que piden.
¿No sé si esto sea correcto?
Los dos mazokus responder a coro: — ¡Estarás perfectamente bien!
Lamento decir esto, pero su sentido de la estética es cercano a la obsesión.
• • •
—Esa espada que tienes ahí parece bastante gastada —murmura el entrevistador, observando a Mörgif—. Pero la cuestión es que nos llego esté adolescente ayer de repente, y realmente nos puso en un aprieto. Si no emparejamos a los jóvenes con otros jóvenes los espectadores no quedarán satisfechos.
¿Espectadores? Esto cada vez, suena más problemático.
Vinieron seis personas a la entrevista incluyéndome, y el resto de ellos son todos tipos lindos atractivos. Ninguno de ellos tiene la belleza particular de los mazoku.
—Pero cuando se trata del aspecto, ciertamente eres el más lindo. ¿Cual dijiste que era tu ocupación?
—Trabajo por cuenta propia.
—Qué clase de trabajo.
— Cazador — es lo que digo sin pensar.
—¿Tu nombre?
—…Severus.
—Mm, ¿entonces lo tomas?
— ¿Si?
—¡Mm, es una posición honorario, así que pon todo en esto!
Y así la fila de jóvenes atractivos es mandada a casa y el joven cazador entra.
Lo que quiere decir que Mörgif podrá absorber una vida humana. Aunque para eso tengo que ver como un joven de mi edad da su último aliento. O en el peor de los casos… tengo que terminar con su vida, ¡no creo estar listo para eso!
Silenciosamente reafirmo mi osadía y me encamino a la habitación de espera para darles las noticias a Wolfram y Josak.
—¿A dónde vas? Tu escolta ya está aquí, así que debes apresurarte y cambiarte en el carruaje.
—¿Cuál es el apuro?
—Seria descortés hacer esperar a nuestros espectadores.
Mi desconcierto le permite al presidente del comité empujarme dentro del carruaje. Me extiende una camiseta blanca y entra despacio y animadamente detrás de mí, apretujándose en el espacio que sobra.
—Repentinamente nos llegaron diez personas más, así que está garantizado que el festival de este año será un gran éxito. Tenemos cinco más que la media esta año, y con doce participantes los espectadores seguramente se irán a casa totalmente satisfechos.
—Claro…
Quiero que confirme mis sospechas. ¡Deja de acariciarme la pierna de ese modo, es asqueroso! Esto es acoso sexual. Pretendo no darme cuenta y rodeo la empuñadura de Mörgif con mi mano.
El viejo grita y salta afuera.
—Lo siento, genero mucha electricidad estática.
Me envían a un lugar cerca del puerto rodeado por una pared de ladrillos cubierta de hiedra. Se ve como un estadio a simple vista.
Un oficial me acompaña por un largo pasillo. En el camino hay un par de lugares por donde el ruido de afuera es audible. Suena como un subterráneo.
La habitación que me muestra ya está ocupada.
La amplia habitación es de color amarillo sucio con bancos a los lados. Más o menos diez hombres están sentados uno lejos del otro. También hay uno apoyado contra la pared mirando el techo y otro mirando la nada murmurando un mantra. El que porta una sonrisa cruel parece que está esperando algo. Todos están usando la misma camiseta blanca que yo, con sus armas a sus lados.
Una mujer esta parada sola y silenciosa en una esquina contra la pared.
Oprimido por el aura de sed de sangre de los hombres, mis pies me llevan en esa dirección. La delgada mujer que parece en sus veinte tiene el cabello rubio oscuro por los hombros. Sus labios están torcidos en una leve mueca y se abraza a sí misma con ambas manos. No hay muchas personas elegidas para la posición honoraria con ese aspecto.
De repente me doy cuenta de que mi boca está seca y miro alrededor de la habitación. Supongo que no sirven té aquí. Busco algo de cambio en mis bolsillos, pero lo único que tengo son un par de billetes.
—Señorita, ¿De casualidad tiene algo de cambio…?
Su cabeza se voltea como si le hubieran hechizado y baja la vista de mi rostro hacia el dinero. Sus estrechos ojos dorados avellana están rojos de cansancio y preocupación.
—¿Si tienes tanto dinero, que haces en un lugar como este? Un niño como tu…
Rápidamente presiona una mano contra su boca, pero ninguno de los otros ha oído.
—Pareces de la edad de mi hermano pequeño… cumple catorce este año. Mira, si no necesitas dinero no deberías aceptar un trabajo como este. Si te han dicho que es una posición de prestigio, no les creas… te están mintiendo. Puede parecer heroico y elegante cuando eres un espectador, pero es otra historia cuando eres el que se para ahí afuera. No eres la mano de la justicia o un mensajero de Dios… ¡solo eres jun asqueroso asesino!
¡¿Asesino?!
Ella sujeta mi hombro y me sacude continuando con la conversación unilateral.
—Te daré un consejo amistoso: sal de aquí ahora mismo y vete directo a casa. Si no tienes casa, ¡entonces vuelve con tus padres! Si mi hijo no estuviera enfermo, nunca me mancharía las manos de una manera tan espantosa. Si no estás desesperado por dinero, ni siquiera pienses en hacer algo como esto siendo tan joven.
¡Justo lo que creía! Seré el Dementor [2] de ese chico.
—Espera, ¿qué significa eso de asesino? Quiero decir, alguien leyó el folleto por mí y dice que buscan a alguien para "¡presenciar los últimos momentos de una vida, vitorear por un joven mientras afronta su muerte!" usted, señora me llama asesino, ¡¿Sin justificación ni pruebas?!
—¿No lo leíste tú mismo? ¡Hay tantos niños como tú, y todos son engañados! No es un trabajo en el cual vitoreas por alguien, es una ejecución. Es el último espectáculo del festival, una horrible y cruel exhibición, ¡un lugar donde la gente se mata los unos a los otros para entretener!
Hay un gran evento final el último día del festival en la arena cerca del puerto… definitivamente te arrepentirás si te lo pierdes, insistió la propietaria de la posada.
¿Ella se refería a esto? Debí leer el maldito folleto por cuenta propia, ¡¿Josak sabia esto?! — ¿De qué está hablando? ¿Ejecución?
—Alguien siempre entra en pánico, todos los años. —El hombre de la sonrisa cruel en el rostro sin afeitar se burla mientras escucha mis preguntas. Se acerca con una gran hacha a su lado. Mi mano sobre Mörgif aprieta su agarre. Su vaga sonrisa se ensancha.
—No tienes por qué estar nervioso. Nadie va a causar una escena aquí. Después de todo, somos todos camaradas, ¿no? Sé todo sobre darle una paliza al rostro de alguien, pero parece que tú no tienes ni idea. Siempre hay niños como tú todos los años… esta es mi cuarta vez, así que no es nada nuevo para mí.
—Ya veo, ¿entonces por qué no me dices lo que hiciste las otras tres veces? — saco al Draco Malfoy que todos conocen, ese que es envidiado y temido en el colegio. El hombre se pone recto sacando pecho. Mi única aliada aquí es Mörgif, y soy muy consciente de su presencia a mi derecha. Solo puedo confiar en ella.
Su suave gemido viaja por mi brazo.
—Está bien, te contare. Una vez que salgas de esta habitación entrarás en la arena. Van a arrastrar un criminal fuera de la celda del otro lado, vas a pelear con él. Tomarás tu espada, tu lanza, tu daga o lo que sea que tengas de arma y lo cortas en trocitos. Sin misericordia. Porque estarás enfrentando un criminal que ya ha sido condenado a muerte. Juega con ellos tanto como puedas, al público le gusta eso. Y si complaces a la audiencia te contrataran el año que viene. Obtuve este trabajo el año pasado también. Nadie simpatiza con criminales, puedes matarlos y nadie va a culparte. De todos modos esta es una posición honoraria.
La mujer me susurra: —Tienes que salir de aquí antes de que te vuelvas como él. Ha adquirido el gusto por asesinar gente. Es como un borracho que siempre esta sediento hasta que mata.
Tiene que estar bromeando, ¿gusto por matar? Por gusto, por habilidad, o por lo que sea, es repugnante.
Analizo la situación: la puerta por donde entré debe estar cerrada, los sujetos a mí alrededor están ansiosos y sedientos de sangre y probablemente moriría al poner un pie fuera sin autorización. Tengo mi varita, pero usar magia frente a tantos muggles pone en riesgo mi persona. Sin olvidar, los muggles odian a los mazokus.
—Esa espada que tienes ahí parece bastante gastada, ¿estás seguro de que la afilaste?
El hombre a mi lado intenta tocar a Mörgif.
—No la…
Cae para atrás con un grito estridente y frota frenéticamente la mano izquierda contra el piso buscando un lugar frio.
—¡¿Pero qué demonios?! ¡¿Qué pasa con es esa arma?! ¡No es una espada normal! ¿Oye niño, de donde demonios sacaste esa cosa…?
El chirrido metálico hace eco desde la entrada y la pared opuesta, seguido del clamor de la gente y la luz que entra desde el pasillo.
—Prepárense, ustedes dos.
Tres soldados perfectamente armados nos llaman a mí y a la mujer.
Soy el cazador principal y la señora la segunda.
Considero soltarme del guardia y salir corriendo a toda velocidad, pero no hay donde correr en el medio de la arena. No va a cambiar nada.
Mientras nos escoltan por el sombrío pasillo la mujer me dice: — Escucha, no hay chances de escapar ahora, pero no desesperes. Un niño como tú no debe convertirse en un asesino. Solo tienes que hacer tiempo. He escuchado que se les perdonará la sentencia de muerte si nos ganan, así que te atacarán con todo lo que tienen, pero solo corre y esquiva y gana todo el tiempo que puedas.
—Si ganan se les perdona la sentencia de muerte… ¿eso significa que antes ya han ganado?
—Rara vez. He visto este evento varias veces desde que era pequeña, y muy rara vez sobrevive un criminal.
Así que rara vez los de la posición honoraria pierden.
—Tomate tu tiempo, eso es lo importante. Tendrán que hacer algo si el público se pone impaciente. Probablemente podrás terminar sin tener que matar a tu oponente tú mismo.
—Qu…
De repente el techo desaparece y me tragan la ovación. Hay tantas antorchas alumbrando la arena que parece más iluminado que de día. Es casi como si comenzara un partido nocturno.
Pero esto no es un juego de quidditch. No hay escobas volando, no hay anillos, no hay pelotas, solo pavimento de piedras rugosas y la brisa del mar. Lo que va a tener lugar aquí no es un partido, sino gente matando gente.
—Esto es un coliseo.
Todo el público está de pie cantando con las manos sobre el corazón una sonora melodía tocada por instrumentos de viento. Hay dos banderas en una vara, una es de Shimaron y la otra de la isla de Van dar Via. Entre toda esta idealización, soy el único creando en su mente estrategias.
Dese que fui invocado a este mundo he vivido varias situaciones de peligro, tanto de cerca como de lejos, que ningún mago estudiante o calificado podría llegar a vivir nunca. He sido atacado, peleado un duelo, casi asesinado y secuestrado. Pero nunca estuve solo, y siempre estuvo alguien conmigo.
Miro alrededor... Los soldados cierran el enrejado de acero y lo traban para prevenir que entremos de nuevo.
—Sí que tienen suerte. Los criminales que nos llegaron ayer son piratas, pero los peces gordos fueron todos deportados. Los que quedaron son los subordinados y los don nadie. Prácticamente no tienen habilidad para manejar la espada, ya ven.
— ¿Piratas? Los mismos que atacaron el crucero de lujo hace unos días.
—Así es. Lo que es impresionante es que había mazokus haciéndose pasar por pasajeros en esa nave.
¿Qué quieres decir con haciéndose pasar? Era un pasajero hecho y derecho con un ticket pago y todo.
—Como sea, más o menos para cuando la nave llegó al puerto se habían transformado en muñecos de goma... Deben haber querido venir al festival, pero quien sabe si están vivos o muertos…
Si la batalla se torna en un yo versus yo, mi yo versión Sr. Salvavidas, sería ideal. Culminando con una completa victoria para mí. Además de una muerte instantánea.
Un instrumento que suena como una trompeta toca una fanfarria.
El criminal condenado es arrastrado a la verja de en frente, y los dos nos preparamos para nuestra entrada. Está muy lejos para verlo claramente, pero se ve como un chico de doce o trece.
—¡Es solo un niño!
—Puede que sea un niño, pero también es una escoria. Drogó a todos los guardias en el crucero y la nave escolta para que así los piratas pudieran abordar sin problemas.
—No puedo matar un niño. En realidad no puedo asesinar a nadie.
Es verdad, ni siquiera puedo castigar a elfo domestico o matar un dragón. O echar a los gnomos de nuestros jardines, quienes básicamente ahora ayudan a mamá con el jardín.
Si, mamá, consiguió un trato beneficioso. Nadie pensaría que los gnomos son mejores con las plantas y no es que desacredite a los elfos, ¡pero son un desastre con ellas!
—No olvides lo que te he dicho. Haz todo el tiempo que puedas, pon impaciente a los espectadores.
—Está bien.
Un soldado me agarra el brazo y me arrastra a la arena.
Estoy solo. Tengo que salir de esto sin magia, ¡¿pero cómo?!
¿Qué vas a hacer, Draco Malfoy?
Siento una leve vibración en la punta de los dedos. Mi compañera está gimiendo, llamándome.
—…Mörgif.
Es verdad.
Es Mörgif, la más ponderosa maken.
Leal sirviente del Maou, no me vas a abandonar, ¿verdad?
—Así que, obediente Mörgif, ¿estás temblando de excitación?
No me digas obediente (respuesta instantánea).
Sonrió ladinamente. — Aun puedo cumplir mis amenazas, ¿sabes?
No hubo respuesta.
Mi oponente está sosteniendo una larga espada de dos manos. Reluce de lo bien mantenida que está.
Una brisa marina llega desde la costa y atraviesa el coliseo. Desato la tela amarillenta alrededor de Mörgif y la dejo ondear lejos en el viento.
Revelando la espada mazoku. —Todos deben estar hablando de la impresionante espada que eres.
—¿Que es ese patético grabado de una cara?
—¿Puede cortar a alguien algo tan desafilado?
—¡Qué asco!
¿Asco? ¡No da asco! Mörgif es inesperadamente impopular.
Antes de poder llegar al centro de la arena mi oponente grita de forma extraña y carga blandiendo su espada plateada contra mí.
—¡…Uah!
—Uoo.
Apenas lo paro a tiempo y mis brazos soportan el impacto. Mörgif gime levemente hambrienta cuando el metal choca contra el metal.
Puedo oír la respiración agitada de mi oponente justo a mi lado. Solo cuando salto lejos y pongo algo de distancia entre nosotros podemos vernos las caras. De verdad es un niño… debe tener alrededor de tres años menos que yo. Su cara está casi toda cubierta de pecas…
—Rick, ¿un placer verte de nuevo?
El chico me ha reconocido, la punta de su espada cae hasta el piso de repente.
— ¿Por qué está haciendo esto…?
— ¿De qué hablas? Te sugerí que los mantuvieras lejos de mi suite. Intente ser amable e incluso evite que siguieran golpeándote. Al menos por gratitud, ¡los debiste alejar!
El público grita. Mörgif es golpeada sonoramente y pierdo mi balance arrojándome hacia adelante.
—¡...ah!
Siento una leve y superficial sensación de quemazón en mi hombro.
—Rick, Rick, Rick… Si hubieras acatado mis órdenes, tú y tus amiguitos estarían lejos, muy lejos de este lugar.
El chico balancea la espada tras mi espalda. Sus pecas casi han desaparecido en su rostro de ojos inyectados y mejillas rojas.
—Es tan astuto y misericordioso, milord.
Ahora sé porque me han puesto una camisa blanca: el rojo se ve bien.
— ¿De verdad vas a matarme?
—Seré un libre si le mato.
—Mienten. Vamos, Rick, son tan buenos mintiendo como tú de aprendiz.
Rick levanta la barbilla levemente y grazna una larga risa. Está cargada de desprecio y el desamparo de alguien al borde de la locura.
—¡¿Usted lo sabía?! ¡¿Es milord quién miente?!
— ¿Quién está mintiendo? Oh, hablas sobre pretender que ser un aprendiz y poner a los guardias a dormir. También sabía que tu obligación era colocar una escalera para que tus camaradas pudieran abordar fácilmente. Oh si, también se que fuste tú el que reporto que los pasajeros de la suite de lujo debían de estar aun en su camarote. Sabes, solo eran hipótesis, pero cuando realmente lo descubrí fue cuando me atrape justo antes de poner su plan en marcha. Temblabas, justo como lo haces ahora, entonces fuiste tan idiota que dijiste torpemente que estabas patrullando. Pero tus rondas habían terminado, tu superior lo dijo cuando salía de la suite.
La aversión de si mismo le llena, junto con el shock impreso en su rostro.
— ¿Pero por qué…? ¡¿Por qué no me delato?!
Él me mira fijamente, espera una respuesta. Las pupilas de sus ojos color almendra se han contraído hasta ser pequeños puntos, como si estuviera poseído por un demonio.
— Simplemente quise observar, ¿Dijiste que querías ser el capitán de un gran barco?
— Así es, milord. Hubiera sido el capitán de una gran nave. ¿Si ustedes no hubieran interferido?
—Capitán, ¿de un barco pirata?
—¿Que otra opción tengo? He estado con los piratas desde que tengo memoria. Un chico como yo, ¡¿qué otra opción puedo llegar a tener?!
Solo soy un joven, un sorprendente estudiante de magia, y no se usar una espada. Si tenemos que decir quien ha sobrevivido más matanzas, ese tendría que ser Rick que ha nacido como un pirata. Y aunque mi experiencia en este mundo es muy trivial, ese chico y yo tenemos algo en común.
Ambos fuimos marcados desde nuestro nacimiento, ligados al mundo que conocemos, Rick por piratas y yo por el señor tenebroso. Pero a diferencia de él, no estoy acostumbrado a ver sangre ni muerte. A diferencia de él, creo un nuevo bando. A diferencia de él, yo no me someto ante ningún ser.
—¡Jaooo! —gruñe Mörgif débilmente, el sonido viaja de la guarda hasta la punta.
—Bien, probablemente seas un experimentado de mil batallas, pero yo nunca he blandido nada excepto un bate. Y solo durante los entrenamientos, ni siquiera soy golpeador, soy un buscador.
—¡Realmente sabe mantener la compostura! ¿A quién le está hablando?
—A la espada.
Uh, ahora me siento como un idiota profesional.
—Babuu.
—¡No eres el bebé Mörgif, Merlín!
Como no ha absorbido una vida humana sé que aún no puede mostrar sus habilidades. Pero si no hago nada para defenderme mi oponente va a tomar la iniciativa. Tengo que hacer de alguna manera que Mörgif también pelee.
Haré lo que pueda.
—Te propongo una tregua. Tú tienes hambre y yo quiero vivir, ¿enséñame y podrás comer?
Aparecen palabras en mi mente de repente. No una voz, sino palabras escritas.
El metal choca contra el metal sonando como un instrumento agudo de percusión. Los dedos de mi mano derecha en la parte de arriba de la empuñadura se han entumecido. Mi dedo índice raspa la parte trasera de la guarda.
Haré todo lo que pueda.
—¡Seré libre si le mato! ¡Lo haré, incluso si es un aterrador mazoku! ¡Me honrarán si mato un mazoku! ¡Tal vez incluso signifique que alguien como yo pueda vivir mejor que como una basura!
Solo haré lo que pueda, pero…
—Debo tener cuidado, a un estás débil.
Repelo el arco plateado desde abajo, esquivo a un lado la punta y pongo distancia. Repelo el siguiente movimiento cruzado. Echo hacia atrás a Mörgif con todas mis fuerzas. Devuelvo.
La punta de la hoja de Rick golpea el piso sacando chispas azules. Con el borde del mango rozando mi ombligo apunto a su cintura echándome hacia adelante y abanico.
Mi peso cambia del dedo gordo de mi pie eje hacia mi brazo izquierdo. La excesiva fuerza lastima mis rodillas.
—¡…Ugh!
Rick se sacude y se tambalea, flexionándose y apretando una mano sobre su estómago. Saliva ensangrentada y espumosa le sale de la boca.
Bajo la punta de Mörgif y finalmente exhalo.
—No soy diestro con la espada.
—…M… —Probablemente sientas nauseas ahora mismo, pero es mejor que estar partido al medio. Está tan roma como parece. No pude cortar nada si no la afilo.
Rick me agarra el tobillo. Mira hacia arriba con fuego en los ojos, aun encorvado. Ojos encendidos de terrible odio. Debe detestarme.
—…Mata…me…
—No voy a matarte.
—Uoo —advierte Mörgif. Siendo que eres la maken, debes querer absorber su vida tan pronto como sea posible, pero no es tan sencillo.
—No voy a matarte… no conoces más que la vida de pirata y eso no es correcto.
La audiencia comienza a rugir a causa de nuestra inactividad. Se están parando y gritando "¡culpable!". Hombres y mujeres escupiendo insultos hacia nosotros de una forma que me hace cubrirme las orejas, demandando que se decida una victoria o una derrota.
—¿De verdad disfrutan los muggles algo como esto?
Una mano embarrada de sudor y arena trepa hasta mi rodilla.
Me agarra el hombro tratando desesperadamente de levantarse y se limpia la sangre de la comisura de sus labios.
—Te golpee con todas mis fuerzas, no deberías sobre esforzarte.
Una ráfaga de viento cruza delante de mi vista.
El chico convulsiona fuertemente y colapsa. No puedo sostenerlo solo con un brazo y caemos sobre la roca húmeda de espaldas.
—¿Rick?
Está tendido entre mis piernas, hay una mancha roja esparciéndose tras su espalda. Una oscura flecha gris de acero sobresale de su camiseta blanca.
El público estalla con aprobación. Incluso hay gente abrazándose y bailando. Aplausos y clamores se esparcen por la arena… incluso respirar se vuelve dificultoso.
—¿Quién disparo esta flecha?
Si tardas lo suficiente y pones impaciente al público, un arquero matará a tu oponente en tu lugar. ¿Eso es lo que sucede? Los criminales rara vez sobreviven.
Así es como funciona.
—Esto es demasiado bajo, incluso para un Slytherin.
¡No! Nadie puede introducirse en mis estrategias, todos saben eso.
— Voy a lesionar de gravedad, a todo aquel que vuelva interferir en mis planes.
En el blanco puro dentro de mi cabeza mí ADN Malfoy suprime mis instintos Black.
No es por esto que estoy en este mundo.
No es por esto para lo que acepte ser el Maou. ¿No es así?
—Uoooo… uooooo….uoooo….
—¿Mörgif?
La maken gime intermitentemente. La piedra obsidiana en su frente brilla con fuerza.
Hay alguna clase de alboroto en la primera fila del público, de ese lugar sale una pálida y borrosa masa azulada del tamaño de una snitch y cae en una perfecta parábola en la boca de Mörgif como si la hubiese succionado.
—¡Espera, Mörgif, ¿qué era eso?! No puedes comerte lo que tira la gente. ¡Escúpelo… escúpelo ahora mismo!
La misma reacción del dueño de una mascota enojado con su lechuza por revolver aceptar las sobras de un desconocido.
—¡Oh no, el corazón del abuelo se ha detenido!
—Te lo dije, ya tiene ciento veinte y está viendo una ejecución en primera fila.
—Quería ver a la jovencita que estaba segunda, es una pena que murió en la primer ronda.
— Pero mira la satisfacción en su rostro.
—Guau, es verdad. Ha pasado toda su vida viviendo y muriendo por las mujeres, ¿pero tal vez en sus últimos momentos tomó el gusto por los chicos lindos?
¿Qué clase de nietos dicen cosas así sobre su abuelo…?
La maken comienza a temblar en mis manos. Dejo a Rick suavemente en el piso y me apresuro a tomarla con ambas manos. La luz de la piedra está haciéndose más fuerte… de repente lanza un rayo de luz directo hacia el cielo.
—Espera un minuto. ¿Chupaste el alma de ese viejo? No estaba tratando de invocarte en un lugar como…
Desafortunadamente me falta cierta información de vital importancia. ¿Qué pasa cuando invoco la maken? Um, veamos, había algo acerca de una vaca flotando en el aire… y una vaca flotando en el aire… No hay caso, el impacto de esa imagen mental fue tan grande que no puedo recordar otra cosa.
Mientras tanto, Mörgif sigue temblando y el público ha parado su festejo. Están demasiado ocupados como para siquiera pensar en la segunda ejecución. ¿Qué está pasando con esa espada? El murmullo de voces llena la arena.
Y Mörgif vomita.
—Puaj, ¿qué es eso que sale de tu boca?
Lo veas cómo lo veas, de la boca que me mordió sale una substancia amarillenta vomitiva. No lo puedo definir como líquido, aunque es indefinido no se siente húmedo.
El vómito amarillo finalmente se espesa en una ancha banda y me arrastra con una enorme fuerza. Si suelto a Mörgif probablemente saldrá volando con la fuerza centrífuga y no sé dónde podría terminar a parar. No puedo perder el arma definitiva luego de todo el lio por el que pase para encontrarla.
—Ouui ouuui.
—¿Esto paso porque tuviste el estómago vacío por quince años?
¡¿Y ahora tiene cólicos porque se atiborró?! La espada se parece al dueño.
Uno de los espectadores finalmente se da cuenta y comienza a gritar.
— ¡Es una espada mazoku! ¡Quemará el lugar hasta las cenizas, nos va a matar a todos!
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Referencias
1. batalla campal es una batalla donde ambos ejércitos eligen luchar en una localización elegida y en un momento determinado y donde cada facción tiene la opción de abandonar antes de que la batalla comience, o poco después del primer choque armado.
2. Los Dementores son seres horribles de gran estatura, cubiertos por una capa de color negro. Son temidos porque se alimentan de la felicidad y de los recuerdos alegres, dejando solo la tristeza y la desolación. Sus caras están ocultas por una capucha que sólo se quitan al dar el famoso "Beso del Dementor", que consiste en quitar el alma de la persona en cuestión por la boca, dejándola como una concha vacía.
