¡El gran mágico escape!
Capítulo 3
Lord von Karbelnikoff Densham gobierna el área de Karbelnikoff por mandato de una larga sucesión de generaciones de Maou, los señores feudales más importantes del imperio mazoku. El pertenece a una de las diez grandes familias de la nobleza, y es considerado incluso en sus propios círculos sociales como un excéntrico. Además, el talento de Lord Densham se encuentra alejado de las artes de la guerra y más centrado en el área de la diplomacia y los negocios.
A pesar de su carácter jovial y astuto, él le rinde profunda lealtad a su rey. Para fomentar la prosperidad de las finanzas del estado depositó grandes sumas del dinero de los impuestos en las arcas públicas. Cuando se enteró de la llegada del 27avo Maou a su territorio no deseó nada más que una audiencia con él. Desafortunadamente llegó demasiado tarde, porque Draco ya había salido cabalgando.
El apresurado plan de Densham se desmoronó como un castillo de arena. Había planeado organizar una audiencia con el Maou en Karbelnikoff, fuera de la cabaña de veraneo real. Quería nombrar ese lugar como "La Cámara de Audiencias del Maou" y volverla accesible para el público general, obviamente estipulando un precio decente para el tour. En cambio de eso ahora se le ocurrió diseñar una moneda conmemorativa para perpetuar la visita del Maou. Mientras dibuja a mano el boceto de su nuevo plan le da un bocado a una tarta Karbelnikoff, una especialidad regional.
Él tiene una hermana menor, pero sus características en común se limitan al mismo color de cabello y de ojos. En lo referente a la diferencia de sus personalidades, la forma de hablar, sus gestos y puntos de vista, están en segundo lugar luego de los tres hermanos mazokus más diferentes de todos los tiempos. Aunque su hermana también es mazoku, sus súbitas apariciones y desapariciones parecían tener algo que ver con lo divino [1]. A esta mujer no le interesaba para nada el hacer dinero. A ella solo le interesa una cosa: nuevos usos para el maryoku en la vida cotidiana.
Su filosofía dicta que una habilidad tan práctica y emocionante como el majutsu no se debería usar solo para el combate. Sería un gran desperdicio si el majutsu no se aplicara también en la vida cotidiana. Solo así los mazoku podrían sacarle verdadero provecho. En su vida las cosas más importantes son: primero, experimentar, segundo, experimentar, tercero y cuarto son secretos, y quinto, experimentar de nuevo. La única persona que sabe que son la tercer y cuarta cosa más importante es su amigo de la infancia Lord von Voltaire.
Fue este mismo día que ella encontró un nuevo reto científico.
—Es muy importante que las ropas de Su Majestad sean lavadas minuciosamente y se las mantenga en condiciones, incluso si es una pena que el invaluable olor vaya a desaparecer — suspiró Lord von Christ—. El último paso es especialmente, peligroso porque las arrugas deben ser alisadas con una plancha caliente. Y es imposible dejar esta tarea extremadamente delicada a alguien más.
—Pero Günter, ese es el trabajo de la lavandera. Las chicas se van a poner tristes si les robas su trabajo —dijo Madame Cherie demostrando su consideración.
—¡Pero que está diciendo, Lady Cherie! Una de mis obligaciones más importantes es encargarme de los asuntos personales de Su Majestad, y eso también incluye lavar y preparar sus ropas.
La puerta es abierta con fuerza de repente.
—¿Acabas de decir que necesitas una manera más práctica de encargarte de la lavandería?
Las miradas de Günter y Cäcilie se dispararon a la puerta al mismo tiempo. Allí se encuentra parada muy recta una mujer esbelta, su voz literalmente rebosa de confianza, y sus ojos celestes ligeramente alzados a los lados brillan con el máximo poder de su espíritu. Su cabello rojo fuego está atado en la parte trasera de su cabeza y cae largo y bonito sobre su espalda. En el momento en que vieron esta intrépida belleza, el tutor palideció, mientras que la diosa sexual enlazó sus manos sobre su pecho.
—¡Mi querida Anissina!
Lady von Karbelnikoff Anissina fue la compañera de juegos de Lord Gwendal durante su infancia, y la que le enseñó a tejer. Junto a Madame Cherie es considerada como una de las tres mujeres mazoku más poderosas en Shin Makoku.
—¡Oh Anissina, cuánto tiempo sin vernos! Como no habías venido a visitar a mi hijo últimamente, había empezado a preocuparme por ti.
—Perdone mi larga ausencia, Su Antigua Real Majestad. Estoy deleitada de verla tan bien. ¿Y Lord von Christ...?
—Sí, sí. Yo también me encuentro bien, gracias Lady Anissina.
—Suficiente de palabras cálidas, ¡vamos directo al grano! He tenido suerte de encontrarte aquí, Günter. He estado buscando a Gwendal, pero parece que ha dejado Karbelnikoff. Hay una cosa con la que me gustaría que me ayuden. Usando mi nueva invención se puede dejar maravillosamente limpia cualquier tipo de ropa. Me gustaría que vengan conmigo a testear la máquina.
—¿T-testear la máquina…?
—¿Estarías dispuesto? ¿Sí?
Si estaba o no dispuesto dependía completamente de ella.
—¡Muy bien, entonces denle un vistazo a mi último trabajo, mi gran orgullo! ¡Yo lo llamo, la lavadora-automatica-completamente-operada-a-base-de-maryoku-kun!
Con un amplio gesto pomposo, Anissina presentó su invención.
• • •
¡Mi decisión no podría haber estado equivocada! Y aunque me hace feliz, ¿tambien me pone nervioso como si me estuviera hundiendo en un pantano?
Encontramos un caballo moteado que logró escapado del peligro y continuamos nuestro viaje de dos. Teníamos que dejar atrás las dunas de arena tan pronto como fuera posible.
En la noche la temperatura descendió abruptamente. Para mí, un soldado sin entrenamiento, es más que una ardua noche más. ¡Ya fue el infierno durante el día! A causa del calor abrasador siempre estuve a punto de desmayarme. Para mantenerme consciente intenté mantener una conversación incesante, pero nunca recibí más que un "ajá" por compromiso o un "no" como respuesta. Si hacía preguntas más complicadas, Gwendal incluso se negó a responder. Con una brecha así en la comunicación, si hubiera sido una pareja casada hace mucho tiempo que se hubieran separado y divorciado. En realidad no me sorprende...
Como Gwendal siempre se ve osco e inexpresivo no puedo saber que le pasa por la mente. Me siento incómodo hasta la medula y tengo idea de cuál es la mejor manera de comportarme con él mientras cabalgábamos juntos en el balanceante caballo.
—¿Te molesta si pongo mis brazos alrededor de tus caderas? —digo abruptamente. ¡Demonios, esto no es una primera cita!
Mientras tanto, hay miles de preguntas en la punta de mi lengua: ¿Por qué solo yo pude ver al panda mortífero? ¿Por qué Gwendal no se cayó en el poso? ¿Cómo van a escapar de las arenas movedizas Wolfram, Conrad y los demás? Pero aunque pudiera hacer estas preguntas probablemente quedarían todas sin respuesta. Y no tengo más opción que recomponerme y esforzarme por no caerme del caballo.
—¡Aquí, toma esto!
—¿Mmm?
Gwendal me da la bolsa de cuero con agua.
—Acabo de tomar —me niego.
Aunque para ser honestos no recuerdo cuando fue eso. Sin embargo, estoy seguro que he bebido con más frecuencia que mi compañero de viaje.
—¡¿Tengo que forzarlo por tu garganta?! —bramó Gwendal.
—¡Está bien, ya me lo tomo!
Agarro la bolsa de cuero apresuradamente. Después de una amenaza como esa hubiera tomado hasta veneno. ¡Oh! Ya veo, ¿ese es el plan de Gwendal?
Y nuevamente comienzo a alucinar. Esta vez veo lo que parece un espejismo: una ciudad al otro lado de un torbellino de arena. Me froto los secos y adoloridos párpados pero los resplandecientes edificios no quieren desaparecer. Tal vez mis lentes de contacto se han movido, mis sensibles ojos se sienten extraños.
—Puede ser que solo lo esté imaginando, pero veo un pueblo —digo.
Gwendal no dice una palabra, pero voltea el caballo en esa dirección. Cuanto más nos acercamos más clara se vuelve la forma de las casas. El color beige uniforme de las paredes probablemente se debe a la gran cantidad de arena mezclada con el cemento. El edificio gigantesco en medio del pueblo es una construcción sólida con paredes de piedra. Tal vez es un santuario o un edificio gubernamental. Debido al shock por el calor mi cerebro ya no es capaz de pensar descripciones más precisas.
El pueblo es pequeño pero amplio, expandiéndose como hasta una milla en el horizonte. No hay tiendas, solo se puede ver una polvorienta y sucia fachada detrás de otra. Tengo serias dudas sobre donde se puede comprar algo aquí.
Algunas mujeres caminan por el lugar, y los niños juegan en el suelo. Hay una increíble cantidad de soldados estacionados por todo el lugar, pero no hay un solo hombre civil a la vista… ¿No es eso extrañó en una ciudad?
Cuando estamos a punto de entrar cabalgando el soldado de guardia se adelanta para detenernos. Usa un uniforme militar simple sin mangas, y una espada que luce muy pesada enganchada en el cinturón. Su rostro tostado color bronce tuerce una sonrisa, y su corte de cabello es muy extraño. Su cabello corto, marrón esta rapado a los lados, dejando una mata de pelo circular en la parte de arriba que está teñida de rojo.
—No se permiten los caballos en el pueblo —nos ladra el soldado.
Gwendal baja silenciosamente del caballo. Mientras actúa como si me ayudara a bajar, susurra a mi oído que esconda mi rostro.
—¿Vienen del desierto? —pregunta el soldado.
—Ajá —masculla Gwendal.
—¡Vaya, me quito el sombrero! ¿Y no se han topado con los Hinemos?
¡¿Hinemos [2]?!
—No, no vimos nada —responde Gwendal en un tono monótono.
No tengo idea porqué, pero los Soldados de repente empiezan a reír.
—¡Vaya perros suertudos!
—El caballo necesita descansar. Además necesitamos agua y provisiones. ¿Hay algún hotel en este lugar?
—Ni idea —contesta el soldado.
La tropa entera vuelve a carcajear. ¿Acaso son unos lunáticos suicidas? ¿No saben con quién se están metiendo? Si Gwendal los hace trizas ellos mismos tendrían la culpa.
Sin embargo, en lugar de enseñarles modales a este grupo de imprudentes, Lord von Voltaire Gwendal —el invencible mazoku entre los mazokus, famoso por su frialdad sin precedentes— los mira brevemente y rueda los ojos.
—¿Podrían por favor tener la gentileza de informarnos donde encontrar un hotel en la ciudad? —dice en un tono tan modesto que pensé que podía haber escuchado mal—. También apreciaríamos mucho si nos pudieran decir donde conseguir algo de agua y comida.
—¡Bueno, eso depende de cuánto estén dispuestos a desembolsar!
Gwendal solo murmura algo para sí mismo. Dejamos el caballo y nos adentramos a pie en el pueblo.
¿Acaso se vienen las elecciones? No importa donde mire, las paredes están tapizadas de carteles. Los dibujos no son mejores que los de un nene de primaria, las caras de los candidatos, un hombre y una mujer, son más parecidos a círculos con pinchos encima. No puedo leer lo que está escrito debajo del dibujo.
—Quédate aquí y no hagas nada estúpido —me dice Gwendal y desaparece dentro de uno de los negocios.
Me dejaron solo en la calle. Unos niños están arrodillados sobre el suelo seco tirando algo dentro de un círculo. Sus juguetes están llenos de clavos oxidados.
—¿Quieren convertirse en carpinteros cuando crezcan? —pregunté.
—¿Carpintero? ¡Qué disparate! Todos los hombres se hacen soldados. ¿Cómo se podría ganar el pan si no? ¡¿No es verdaaad?!
Los otros niños afirman con la cabeza.
—¡Vuelvan adentro inmediatamente! —grita una mujer enojada. Probablemente es su madre.
¿Acaso mi apariencia llama tanto la atención? Mi cabello está teñido de marrón y aún tengo puesto los lentes de contacto.
—¡Oigan, se están olvidando esto! —les llamé, pero cuando levanté los juguetes del círculo pintado ya no quedaba ninguno de los niños cerca.
Según el hechizo reloj que hago con mi varita (la cual llevo escondida en la manga de la mano derecha), son las tres en punto de la tarde. La temperatura aún no ha bajado y, el sudor cae por mi barbilla.
—¡Ey, chico!
Miro alrededor buscando la voz amistosa. Una linda mujer me saluda desde la puerta de un edificio enorme. Sus pestañas extremadamente largas probablemente le dan una buena protección contra la arena.
—¿No tienes calor? Entra a la iglesia, puedes esperar a tus compañeros aquí.
Günter me ha dado el sermón sobre dos cosas, que nunca debía aceptar comida o bebida de un extraño, pero refugiarme en un lugar a la sombra seguramente está bien. Sin embargo confiar en un desconocido está mal, pero soy un mago capacitado seguro está bien
El interior del edificio de piedra está muy fresco. El sudor se me seca de inmediato sobre la piel como si hubiera entrado desde la plataforma a un tren con aire acondicionado. Los ídolos de las deidades de este país están colgados en dos largas filas que llegan hasta el altar. Hay como unos 300 ídolos de esos.
—Son todos muñecos de paja —oculto mi sorpresa.
¡Al igual que el vudú! Un escalofrío me recorre la espalda desde el cuello. Este tipo de idolatría es demasiado extrema para mí.
—¿No rezas a estos Dioses?
De pronto un tipo con el peinado con apariencia de soldado me bloquea la salida con su espalda. Tiene al menos siete u ocho camaradas con él. Tengo un mal presentimiento.
—No muy a menudo —respondo—. Puede que le rece más seguido al dios del desayuno.
Los hombres me rodean con las manos en sus espadas. ¿Acaso quieren hacerme pedacitos en su propia iglesia?
—Mientras que mantengas la boca cerrada no te vamos a matar.
Oigo ruidos que vienen de afuera. Y luego el explosivo sonido de la puerta abriéndose de golpe.
—¡Vamos, salgamos de aquí! —grita Gwendal.
Hago un movimiento intentando escapar, pero alguien me agarra con fuerza y me baja la capucha. Me sostienen desde atrás y me miran la cara.
—¡Este es!
—¿De qué estás hablando?
Gracias a la mejor tecnología mazoku mi disfraz me hace lucir exactamente como un muggle normal. No queda ningún rastro del revelador gris ni del resplandeciente rubio. Pero entonces, ¿por qué demonios querrían capturarme estos tipos?
En este instante Gwendal entra a la iglesia malhumorado, capturado por los soldados. Seguramente no se tome el tiempo de apreciar lo fresco que está aquí adentro de la iglesia.
Aunque sé que hice mal, no siento la necesidad de pedir disculpas a mi compañero.
—Incluso para un guerrero mazoku es imposible usar majutsu dentro de una iglesia. ¿No es así? Éste edificio está lleno del poder de nuestros dioses.
—¿Qué quieren? ¿Dinero?
Los pliegues entre las cejas de Gwendal se vuelven más profundos, y sus labios están levemente distorsionados. Está claro que está bastante molesto.
—¡Por supuesto que se trata de dinero! Pero queremos mucho más que lo que traen en los bolsillos. ¡Si los entregamos a las autoridades de la capital recibiremos una un botín de los gordos!
El soldado sostiene un cartel, es el que había visto antes.
—Estos dibujos son ustedes, ¿no es verdad?
—No, no somos candidatos —exclamé.
Hay un extraño silencio durante un momento. Aparentemente no era un cartel electoral.
—¡No pretendas que no sabes nada! Estos dibujos son iguales a ustedes.
¿Perdón? ¡¿Acaso tienes tomates por ojos?! Esta vez incluso Gwendal está sorprendido. ¿De verdad estos tipos quieren que creamos que esos retratos bizarros tienen algún parecido con nosotros? Dos globos con pelos pinchudos encima, un dibujo que yo hubiera hecho para el Día de la Madre a los dos años.
—¡Buscados! Un mazoku alto de pelo gris y una chica humana disfrazada como un chico. Ambos se han fugado juntos. Quien los capture recibirá una recompensa de 50 mil piezas de oro.
—¿Fugado? —exclamó Gwendal indignado. — ¿Me estoy fugando… con este?
—¿Qué es ese tono despectivo? —grito—. ¿Y quieres decir fugarse en el sentido de: Mis padres están en contra de este matrimonio, vamos a escaparnos juntos? ¡Por Merlín! ¡Eso sería completamente absurdo! ¡Estoy comprometido con su hermano menor! ¿Acaso nos vemos remotamente como una pareja? Por si no lo saben, mi prometido es más a…
¡Agraciado! Eso era lo que quería decir. Pero antes de que pudiera terminar de protestar, el Soldado forzó su mano por el cuello de mi ropa sin mi permiso.
¡Ahhhhh!
—Caray, esta chica es tan plana como una tabla, incluso si sus senos estuvieran en crecimiento…
A pesar de que está acosándome sexualmente delante de todos no muestra ni pizca de vergüenza. ¡Y tampoco es que estaba entre mis planes a futuro que me crezcan las tetas! Mi pecho es exactamente como tiene que ser. Tal vez crezca más musculo en mi pecho con un riguroso entrenamiento, ¡pero nada más!
—Buen, mientras tenga una cara bonita… Siempre hay tipos que les gustan las chicas que parecen chicos.
—¡No soy una chica, imbécil de mierda! ¡Mete mano entre mis piernas, ya que estamos!
Mi estallido impresiona a los soldados y se quedan en silencio un momento. Si Günter llegase a escuchar el lenguaje indigno para un rey que acabo de usar estallaría en llanto de la decepción. A decir verdad, a veces creo que tiene una extraña concepción sobre mí.
¡Maldición! ¡Para aclarar las cosas de una vez por todas quisiera que me arrancaran la ropa del ahora mismo! Hay mucho que presumir respecto al tamaño.
Gwendal tampoco puede controlar su ira y ruge furiosamente cada vez más fuerte.
—¡Déjate de tonterías! ¡No somos ni remotamente parecidos a ese dibujo!
—Exactamente —rugí yo también.
Un soldado me agarra el brazo derecho y le muestra el dorso de mi mano al otro soldado.
Durante largo viaje a través de las dunas de arena mis manos se enrojecieron. En el medio de la quemadura por el sol pude distinguirse una débil marca blanquecina que ya había visto antes en alguna parte.
—¡Aquí está la prueba! ¡En el país vecino esta es la marca para los que se dan a la fuga como amantes! Cualquiera que viole las leyes matrimoniales será marcado en el dorso de la mano. ¡Se escaparon de ahí, esto lo demuestra! —exclama el Soldado.
—Un momento… esto es el sello de Universo Acuático. Dice "Entrada gratis por un día". ¿¡Qué no saben leer?!
Por supuesto que no pueden leer lo que dice, este no es su idioma. ¡Maldito hechizo especial! Esto ya no se trata de mi libertad por un día, sino de mi libertad por la vida entera.
—¡No hagas nada estúpido, o le romperé el cuello a tu pequeña amiga! Arroja las armas, acércate, ponte esto, y luego a la chica.
Parece que los soldados tienen miedo de acercarse a un mazoku. En cambio de eso arrojan una cadena corta y pesada a los pies de Gwendal. Hace el sonido apagado del choque del metal contra el metal. Mientras Gwendal clava la mirada en los hombres da un paso al frente, agachándose ligeramente hasta la cadena, y la levanta.
Nunca he tenido problemas con la policía. Quien hubiera imaginado que un día me iban a esposar en la iglesia de una tierra extraña. No solo soy inocente, ¡se han equivocado hasta con mi sexo! — No lo pongas en mi mano derecha… —le digo a Gwendal.
Respiro con dificultad ya que uno de los hombres me sostiene por el cuello. Gwendal pone las argollas de metal en mi muñeca izquierda y su mano derecha. Las esposas se cierran con un sonido que parece extinguir toda esperanza. Entre nosotros cuelga una gruesa cadena de unos treinta centímetros de largo. Era tan pesada que mi hombro se va directamente hacia suelo.
¡Tanta mala suerte no podría tener ni un cerdo! Ironía pura. De todo el mundo… encadenado a Gwendal. ¡Estamos encadenados! ¿Cuál de nosotros sería mejor para atacar y cuál para planear? Hablando de atacar, viene a mi mente las lecciones que di a las seis de la tarde de la semana pasada: ¡En caso que estés en el mundo muggle desarmado, es decir, sin varita! ¿Cómo debe defenderse al estilo muggle de un acosador?
—¡Ugh! —gime el hombre que me ha estado sujetando todo este tiempo y se desploma.
Le di un cabezazo y una patada en la ingle al mismo tiempo, lo que causó que me mordiera la lengua con fuerza. En un acto reflejo ataco uno de los ídolos, agarro su cabeza y la inclino hacia uno de los tipos.
—¡No se muevan! Un solo movimiento ¡y atravieso este clavo justo en el corazón de su dios!
En el vudú se utiliza una cuña especial larga y gruesa, pero no se puede tener todo lo que se quiere. Los clavos oxidados con los que los niños estaban jugando tendrán que ser suficientes.
¡Qué sacrilegio! Tener una figura divina de rehén. Si continuo haciendo cosas así tal vez algún día llegue a ser un Maou de verdad.
Sin embargo los ataques a la velocidad de la luz de Gwendal fueron muchos más efectivos que mi antiguo ritual para maldecir. Al patear con sus piernas extremadamente largas tres hombres salen volando por los aires. ¡Una patada alta, una patada giratoria y un golpe de rodilla en el aire respectivamente! ¡Uff! Todas sus patadas dan en el blanco con diabólica perfección.
— ¡Corre! —grita Gwendal.
¡No tiene que decírmelo dos veces! Salimos corriendo de la iglesia hacia camino brillante y polvoriento. Nos siguen las pisadas y los gritos. Algo agudo pasa silbando junto a mi oreja y queda clavado en el suelo a dos pasos delante de mí.
¡Ay, falló por poco!
Nuestro caballo está esperando en la entrada de la ciudad. Parece feliz con la hierba colgando de su boca. Gwendal sube de un salto caballo, me levanta por la cadena y lo espolea.
Ni siquiera me da tiempo a preguntar si me dejaría poner mis brazos alrededor de su cintura.
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Referencias
1. Recuerden que mazoku además de ser una raza específica de la serie también puede significar demonio.
2. Hinemos son muñecos hechos encastrando tubitos de cartón entre ellos. O de otros materiales, pero la gracia es que se usen formas cilíndricas alargadas encajadas unas con otras, ya sean aplanadas o quebradas en algunas partes. Es increíble la variedad de mechas (robots) que se pueden ver hechos con formas tan simples.
