Max adoraba las matemáticas. Las matemáticas son perfectas y exactas... pero en su vida había algo que podía intrigarlo aún más que una ecuación: Sabrina Raincomprix.
Sabía que se había enamorado de ella porque era muy inteligente... pero no entendía cómo alguien tan inteligente podía estar sometida de esa manera a alguien como Chloé. Él no odiaba a Chloé, él entendía que algo iba mal en su vida o algo así, que había un motivo detrás de su comportamiento, pero aún así no se lo aguantaba todo, pero Sabrina sí lo hacía.
Tampoco sabía por qué no hablaba más. Solía escucharla sólo cuando la hacían hablar o cuando defendía a su amiga, pero nunca parecía hablar de nada por iniciativa propia. A él le gustaría escucharla, que ella hablase de sus gustos, de lo que le importaba a ella, de su asignatura favorita, de a qué profesor echaría de menos cuando se graduasen. Quería saber algo más de ella, algo más allá del hecho de ser la sombra de una niña rica. Entonces la observó cada vez que estaba sola, cosa que realmente pasaba muy seguido. Chloé tenía sus fijaciones y sus cosas y, desde hacía tiempo, no necesitaba a Sabrina detrás todo el tiempo. Así pues la pelirroja pasaba mucho tiempo en soledad y, aparentemente, estudiando sin hablar con nadie. Max tardó un tiempo en comprender que ella necesitaba hacer eso.
"No tienes que hacerle los deberes"
"¿Uh?"
"Los deberes de Chloé; no tienes porqué hacerlos"
Notó un sonrojo en ella.
"N-No son deberes"
Max la miró con incredulidad. Parecían deberes pues era una hoja llena de operaciones matemáticas.
"Pues lo parecen, Sabrina"
"S-sólo me divierto haciendo estas cosas"
Se sentó a su lado, no pudo evitarlo.
"A mi también me gustan las matemáticas"
"Ya lo sé" dijo ella asintiendo.
Max solía ser tímido, pero en aquel momento no le salió serlo.
"Eres muy inteligente, Sabrina"
Y el sonrojo de ella se hizo más fuerte aún. Sabrina quiso decir algo, pero él la calló con un beso.
Incógnita despejada.
Fin
Feliz Navidad a todos :)
