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• diez •

No todo el tiempo es fácil. No siempre sus conocidos apostarían a que es perfecto. Pero son quizá todas esas imperfecciones lo que lo vuelven perfecto para ellos.

A veces pelean, no son peleas grandes o demasiado importantes, por lo general terminarán en una disculpa suave, un abrazo y un beso. Ambos lo suficientemente enamorados como para permitir que ese tipo de tonterías arruinen lo que tienen.

La pelea más grande, la que les llevó a decidir hablar antes de explotar, fue un mes después de que ambos comenzaran a vivir juntos, con Levi en su último año como estudiante de letras, y Eren en sus inicios como estudiante de veterinaria. En ese entonces Levi aún trabajaba publicando mes a mes para la revista y había un plazo especialmente cercano que chocaba con sus exámenes finales.

Alguna vez, alguien le había dicho a Levi que tiendes a lastimar a las personas que más amas sin siquiera saberlo. Levi recuerda estar tan estresado y haber desahogado todo en Eren.

Ese día Eren había llegado a casa temprano con todo tipo de bebidas y algo de comida mal sana, hablando y hablando, Levi se había enojado tanto que había terminado casi gritándole que estaba cansado y que él debería saberlo y algunas otras cosas que no es capaz de recordar. Eren le había golpeado tan fuerte la cara antes de marcharse todo enojado; y solo después de que la puerta se cerró Levi recordó que había sido él quien le había pedido que volviera pronto a casa para pasar la tarde juntos, e incluso si no hubiese sido de esa forma no debió tratarlo así.

Fue tras él, pero Eren parecía haberse evaporado. Le buscó en casa de Mikasa, su prima y amiga de Eren, pero ella no le había visto después de despedirse en la universidad. Fue a la casa de Armin, su otro amigo cercano, pero él tampoco sabía donde podría estar. Decidió entonces recorrer todos los lugares posibles a los que Eren podría recurrir, al ser huérfano, no tenia padres con quienes ir, de modo que sus opciones se redujeron al karaoke, al restaurante familiar cercano a su departamento, el parque un par de cuadras más abajo. Pero él no estaba en ninguna parte.

Levi recordó, vagamente, que Eren adoraba ir al muelle a mirar los atardeceres.

La luz de la luna apenas iluminaba su silueta cuando le encontró sentado con los pies colgando sobre el mar; Eren no hizo ningún movimiento a pesar de que sintió a Levi sentarse a su lado.

—Lo siento — Levi dijo.

—Oh, ¿de verdad?

Eren se estremeció, no llevaba suéter y el frío de la noche no era placentero. Levi le ofreció su chaqueta, Eren no se negó.

—Solo... estoy agotado.

—¿Así que crees que gritando el cansancio se irá?

—No... pero me está jodiendo, necesito terminar; sin embargo tu eres mucho más importante que cualquier cosa. Si me dejases...

Eren inhaló profundamente antes de recargarse sobre su hombro. —No te voy a dejar tan fácilmente. Si tuviese que dejarte por cada vez que te pones paranoico, lo habría hecho hace mucho tiempo. Aunque todavía estoy enojado.

Eren sonrió vacilante, antes de girar el rostro y besar gentilmente los labios de Levi.

—Te amo — Levi susurro sin darse cuenta.

Los ojos de Eren brillaron igual que el agua del mar y la luna. —Por supuesto que sí. Ahora vayamos a casa antes de que enferme. Oh, y estarás a cargo de los quehaceres por un mes, excepto cocinar, tal vez muera por alguna de tus comidas.

Eren se rió cuando Levi pellizco sus costados. Levi sonrió ante el alivio de sentir los dedos de Eren deslizándose entre los suyos.

Por suerte Eren es una persona tan indulgente con un corazón amable. Si lo hubiera perdido en ese momento, Levi jamás se lo habría perdonado. Jamás se lo perdonaría si sucediera aún ahora, pues él está seguro de que nunca podrá encontrar a alguien como Eren de nuevo.