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• once •
—¿Qué estás haciendo? — Levi pregunta cuando al volver a casa después de una reunión importante en la editorial, encuentra a Eren caminando de un lado a otro con un bebé de no más de un año en brazos. —¿Lo robaste?
Eren rueda los ojos, mientras arrulla al bebé en sus brazos más gentilmente. Ve a su esposo acomodar su gabardina en el armario junto a la puerta antes de decidir entrar. Eren se acerca a él a la vez y se inclina para besarle los labios. Ve la forma en la que el ceño de Levi se frunce aún más cuando ve de cerca al pequeño.
—Es el hijo de Petra, la vecina.
—¿Y por qué lo tienes tú?
—Porque ella y su esposo tendrán una cita y la niñera ha enfermado, no fueron capaces de encontrar una sustituta y sería una pena que perdieran la reservación así que me ofrecí.
—Sí, suena a algo que tú harías.
—Levi — Eren refunfuña mientras ve a Levi desaparecer rumbo a su despacho.
Con el bebé durmiendo y después de las largas horas de entretenimiento previas a la llegada de Levi, Eren coloca al bebé en su portátil y después de asegurarlo bien, toma un descanso en el diván.
Sin darse cuenta, poco a poco, se queda dormido.
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Levi sale de su despacho media hora después de haber entrado, el departamento sospechosamente silencioso.
Al volver a la sala, lo primero que ve es a Eren jodidamente durmiendo y al bebé que se supone debe cuidar, mirándole risueño. Mira a su alrededor buscando a Miércoles y Verano, cuando no les encuentra decide echar una mirada a la habitación de huéspedes, y sí, ambos han estado encerrados ahí, al menos, Levi se dice, Eren tuvo la descendencia de alejar a las bestias antes de dormirse.
Con las bestias liberadas y su esposo de sueño pesado durmiendo, Levi no tiene más opción que recoger al crío.
Un ser indefenso, con un par de dientes diminutos y cabellos enmarañados, que estira sus regordetas manos en su dirección mientras le toma en brazos. Levi arquea una ceja, aún no entiende porque alguien encontraría esto encantador. Con un nuevo vistazo a su alrededor ve sobre la mesa el biberón.
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Eren despierta sobresaltado, de pronto recordando que tiene que cuidar un bebé, pero cuando mira en dirección del último lugar en el que le vio, el bebé no está.
Se preocupa, pero no deja que eso le domine antes de tiempo. Tan rápido como puede el corre hacia el despacho de Levi en busca de su ayuda.
—¡Levi, el bebé...!
Pero Levi le recibe con una mirada mordaz y un dedo sobre sus labios para pedirle que se calle.
El bebé entre sus brazos se aferra con fuerza a su camisa mientras duerme. Y la imagen no es desagradable en lo absoluto para Eren.
—Antes de que digas algo — Levi dice al descubrir su sonrisa —, tienes que volverte más responsable si deseas el tuyo.
—Pero Levi — Eren se queja ofendido.
Aunque sabe que tiene razón, ellos aún no están listos para este tipo de responsabilidad, pero el que Levi ni siquiera haya negado la probabilidad provoca en Eren un tipo de emoción desbordante de esperanza.
