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• veinte •

A estas alturas Eren se ha acostumbrado a la repentina lluvia de ideas y largas noches de insomnio de Levi. No es raro que su esposo pase horas tras horas encerrado en su despacho, y que salga esporádicamente solo durante las comidas, gracias a que Eren mismo le ha hecho prometer aquello ante su preocupación por la carga que todo eso puede significar en la salud de Levi; aunque aún hay días en los que Levi es un terco absoluto, aún más si la fecha límite de entrega está cerca.

Eren no mentirá y dirá que no lo extraña de vez en cuando durante esos días, pero despertarse con los brazos fuertes y un calor reconfortante en su espalda por las mañanas después de esas crisis es un compromiso suficiente para que no pueda molestarse.

A veces, ese tipo de situaciones, con Levi encerrándose tanto en sí mismo, le recuerdan aquel tiempo en la universidad cuando ambos estarían tendidos a través de la sala de estar con hojas de papel pegadas en sus caras y dejadas en lugares extraños. Todavía puede recordar el olor del café que le despertaría y las manos cálidas que envolvían una manta sobre sus hombros y los suaves labios sobre su frente como un saludo.

Algo que ahora él suele hacer por Levi al encontrarle algunos días durmiendo en su silla.

El sonido de la puerta de su dormitorio siendo abierta y luego cerrada le dice que no será uno de esos días. Con un gemido, Eren rueda en la cama para quedar frente a la puerta y pueda ver la silueta de Levi acercarse. Sus ojos cansados apenas luchando por mantenerse abiertos.

—Deberías estar durmiendo — Levi le dice, sentándose en la orilla de la cama para cambiar sus ropas.

Eren sonríe ligeramente. —Lo estaba. Me desperté justo ahora.

—Lo siento.

—No, está bien. ¿Has terminado ya? — pregunta Eren, sin realmente interesarse, él solo quiere volver a dormir.

Siente a Levi pellizcar su nariz, sin brusquedad. —Pregúntame eso por la mañana, cuando de verdad te interese.

Eren se ríe. —De acuerdo~

—¿Eren? — Levi llama.

Pero Eren apenas hace un ruido pequeño con los ojos cerrados por completo. Siente, entre sueños, los labios de Levi presionarse contra los suyos, su mano acariciando dulcemente su mejilla.

—Te amo — su esposo susurra contra sus labios, antes de alejarse en pros de acostarse a su lado.

Eren sonríe, enternecido, considerando si debería decirle que se ha enterado de eso o no. Aunque sin duda Levi le dirá que lo ha soñado.