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• veinticuatro •
Aún si no habrá personas a quienes Eren pueda presumir, Levi cree, el crío adora la idea de decorar el lugar acorde a la fecha. Es diciembre, le dice, pongamos un árbol y luces y esferas, y muérdago... y un montón de cosas a las que Levi no le encuentra sentido y que no pueden significar más que un mayor desastre que limpiar cuando todo termine, pero cede, porque más allá de su aversión adora la felicidad de Eren.
Están en ello, Eren tercamente decidido a colocar la estrella en la cima del pino con nada más que la ayuda de Levi (a pesar de que el caprichoso niño eligió un árbol demasiado grande), cuando en un pequeño trastabilleo Levi se tambalea y su peso y el peso extra provocan que ellos caigan.
Eren de espaldas contra la alfombra, y la cabeza de Levi colisionando en su pecho, ríe con fuerza. Llevando sus manos contra los mechones oscuros de su esposo, enreda sus dedos ahí en una caricia.
La calma llegando a él poco a poco.
—¿Te parece gracioso? — Levi le pregunta, rudo, sacando las manos bajo la cabeza de Eren (que ha protegido del golpe) logra levantarse sobre él. Eren, sin preocuparse mucho, bajo él, sigue soltando risitas; sacude la cabeza en negación y lleva sus dedos al rostro de su esposo.
Fijan sus ojos el uno en el otro, buscando las palabras que decir aunque ya no las haya. Abren sus bocas en esperanzas de que las palabras lleguen solas.
No lo hacen.
Sin embargo, siguen mirándose. En los ojos de Levi se refleja Eren y en los ojos de Eren se refleja Levi. Verde y azul derritiéndose en uno mismo.
—Me gusta cuando ríes así — Levi se sincera.
A continuación inclina su rostro.
A Eren le gusta la sensación del aliento de Levi entre sus labios. En realidad también le gusta la sensación de las manos de Levi acariciando su cabello, sus mejillas y cuello. Él lleva sus propias manos hasta los hombros de su esposo.
Se separan tras un último corto beso. Levi dejando descansar su frente en el pecho de Eren, dándole la oportunidad de acariciar sus cabellos de nuevo.
Es perfecto así. Es perfecto, aún si después de un rato la posición se vuelve incómoda y ambos tienen que ponerse de pie y arreglar su desastre.
