Los personajes de Brave 10 le pertenecen a Shimotsuki Kairi.
Capítulo ambientado durante los sucesos de Brave 10 (manga) y antes de Brave 10 S.
Enojo.
Desde que Saizo tuvo que verse forzado a estar en Ueda porque cierta personita lo engatusó, el ninja se dio cuenta de que podía enojarse con mucha más facilidad de la que él imaginó cuando trabajaba para esos hijos de puta que tanto odiaba. Aunque bueno, él ya era enojón desde hace unos años.
Isanami incluso había bromeado al respecto.
—Ne, Saizo, ¿tú naciste enojado, verdad?
—¿Qu...?
—De seguro tus papás eran enojones también, ¡por eso tú eres así!
Y su risa, tan bonita y jovial y menos escandalosa de lo que Isanami era, apaciguó ese enojo antes de que Saizo pudiera decir algo.*
Como, por ejemplo, que él no tuvo padres porque desde niño fue entrenado para ser un ninja.
Saizo, además, descubrió que era un malhumorado mucho más pronto de lo que él se dio cuenta de que Isanami era oscuridad. No era su culpa, estaba viviendo en un lugar donde no quería estar, soportando a un mono que cada dos por tres buscaba asesinarlo —él o los demás ninja Koga—, tolerando a un lunático que sólo deseaba destruir cosas y matarlo y bañarse en su sangre —maldito depravado—, escuchando todo el maldito tiempo la vocecita de Isanami cuando jugaba con Benmaru o Seikai, quienes la malcriaban siempre, esforzándose en ignorar a Kakei y su «¡así no se debe comportar una señorita!» que a cada rato le gritaba a Isanami cuando ésta comía de más o andaba con poca ropa —¿según quién?, esi siempre vestía así—, tragándose las ganas de golpear a Yukimura por sus comentarios fuera de lugar y sus miradas raras que escondían un pensamiento desagradable
—Isanami es linda, ¿a que sí? Y ya debe estar cerca de la edad como para casarse...
¡Y una mierda! ¿a él qué le importaba si la niña ya sangraba o si ya pensaba en tener hijos? Bueno, sí, le importaba porque seguramente ella quería que fuera él el padre, ¡pero ese no era el punto!
Eh, también tenía que tolerar los coqueteos de Jinpachi con Ana —¡karma, Ana, por tus engaños!**— y ocasionalmente que Rokuro se pusiera en plan "mamá", ordenando a diestra y siniestra. Aunque eran situaciones menos molestas, Saizo también se enojaba y eso le había dejado bien claro que era un gruñon empedernido. Pero ¿era su culpa? Él estaba aguantando más de lo que debería y todo por un puto plato de soba.
Era injusto porque Isanami en realidad debía pagarle a él el favor, no al revés.
Pero había cosas buenas —pocas, pero había— al estar en Ueda, y la principal era que ya no padecía hambre. También podía darse largos baños y flojear de vez en cuando, siempre y cuando Isanami con su presencia no causara problemas.
Aún no olvidaba que casi moría por las trampas de ese mocoso, Benmaru, ya que tenía que estar cuidando de la carga andante. Y cuando lo había golpeado, molesto de sus travesuras, Isanami lo había protegido. ¡Inaudito!
—¡Saizo, no lo molestes!
Ese maldito mocoso hasta le había sacado la lengua, protegido en los brazos de su «nee-chan», sólo para cabrearlo de tal modo que una vena resaltó en su sien, amenazando en explotar. ¡Ese mocoso era un bastardo aprovechado! Maldito crío de la calle, había sabido adecuarse a la situación...
Y no se olvidaba tampoco de que hasta siendo una bailarina Isanami había causado problemas con dos de los hombres de Date, haciéndole enojar sin entender del todo la razón. Es que ¡¿cómo era eso posible?!
—¡Esta vez me toca a mí salvarlos!
Sí claro, bien, puede que consiguiera dinero, pero sólo había resultado una molestia ver su enternecida carita cuando la mujer le pidió que se uniera a ellas. Eso le molestó porque el viaje no terminaba allí: no, había tenido que llevarla a Izumo y verla llorar porque todo lo que amaba había perecido.
Menos Seikai, aunque él era una jodida molestia hecha músculos.
Por suerte la chica terminó actuando arisca cuando se descubrieron mutuamente sus identidades y aunque había aceptado ese regalo que Ichimaru le dio, ella tenía cierto cuidado consigo misma, lo que reducía —un poco— el trabajo de estarla cuidando todo el tiempo.
Pero eso sólo fue un momento, en Kyoto, porque regresando a Ueda volvió a ser el problema andante de siempre, que lo sacaba de quicio constantemente y lo hacía enojar a niveles exagerados, superando, en ocasiones, esa absurda pregunta que le dejó un amargo sabor de boca, como si hubiera comido un limón con todo y cascara.
—¿Estás celoso, Saizo?***
¡Diablos, nunca! De suerte esa vez no explotó... aunque sí con Kamanosuke cuando el quejumbroso fue a decir que el agua no estaba lo suficientemente caliente. ¡¿A él qué mierda le importaba eso?!
Aunque Saizo había descubierto también que su enojo se evaporaba rápido cuando Isanami estaba involucrada... y no sabía por qué. Tal vez porque tenía que estar atento a cada movimiento suyo para que no se metiera en problemas.
En serio, ¿por qué diablos siempre se metía en problemas? O al contrario, ¿por qué causaba ella los problemas? Ella o Izanami, daba igual.
De haber sabido que esa chica que huía de varios ninjas era un problema andante, Saizo no la hubiera salvado ni hubiera dejado que ese soba fuera su perdición...
—Oh, ¿a qué viene esa cara, Saizo? —Preguntó Yukimura, encontrando al ninja sobre el tejado, viendo, con sus manos sirviendo de recargo a sus mejillas, hacia nada en particular.
Isanami ya se había ido hace rato.
—Tch.
Yukimura sonrió, viéndole con esa maldita miradita que tanto irritaba a Saizo.
—Escuché que fue a dar un paseo con Sasuke. Qué chico, ha tomado en cuenta nuestros comentarios.
En realidad Isanami se había ido con Ana al baño.
Saizo miró furtivamente a Yukimura, fingiendo indiferencia.
—Bien por ellos.
—Mooh, qué aburrido.
El señor de Ueda se retiró, murmurando algo como «a ese paso Sasuke realmente te ganará» que Saizo decidió ignorar, bajándose del tejado sólo cuando ya no escuchó ninguna señal de que Yukimura siguiera cerca.
Ana le vio, sabiendo que había sido buena idea dejar que Isanami se adelantara mientras ella corroboraba que no habría ningún fisgón —ajam, Yukimura— o que Saizo fuera a largarse no sin antes hablar con él.
Era urgente, de alguna manera.
—Saizo —le llamó, encaminándose al meditabundo ninja.
—... ¿Ana?
—Isanami se cortó. ¿Podrías ayudarme a traer unas vendas?
—¿Se cortó? —Preguntó el ninja, con obvio interés... ¿y preocupación?
No, era enojo. Enojo porque él no se había dado cuenta por estar ensimismado en sus pensamientos.
—Fue algo leve. Se distrajo y terminó enterrándose una astilla en su palma. Pero lo mejor es prevenir, sus manos son muy frágiles.
Saizo lo sabía. Isanami era frágil, todo acerca de ella lo era.
Su enojo creció sin un verdadero motivo, pero supo controlarse, asintiendo de mala gana para ir a buscar las malditas vendas.
Yukimura le había mentido como era de esperarse, pero en ese momento Saizo se sorprendió de haber preferido que Isanami estuviera con Sasuke a que estuviera a espera de vendas porque una puta astilla la había herido.
Entonces Saizo se dio cuenta de algo más, algo que sólo cuando entregaba las vendas a Ana, quien no le permitió acercarse porque Isanami no quería preocuparlo, supo que era. Nacido del enojo y la irritación y molestia de la vida que tenía actualmente, a Saizo le hervía la sangre de intensa furia cuando alguien hería a Isanami, así fuera arrancándole una hebra de su largo y azulado cabello o diciéndole niña o atacándola con más fiereza. Ya fuese Kamanosuke, ya fuese Tokugawa o Date... o un animal o cualquier cosa, Saizo se enfurecía ante la idea de que Isanami sufriera.
Y Hanzo fue el principal culpable.
El ninja de Iga, Hattori Hanzo, hacía enfurecer a Saizo porque gracias a él Isanami sufría y las lágrimas empapaban sus cachetitos de niña cuando los recuerdos regresaban a ella.
Sí. Saizo comenzó a odiar a todo el que hería a Isanami, incluyéndose a sí mismo. Pero ese sentimiento aún no era descubierto, sino que era confundido con ira, con enojo, con molestia y frustración porque Saizo había descubierto que él era parecido a Isanami cuando se conocieron, tiempo atrás —porque ambos estaban solos— y se enojaba y odiaba que el cruel mundo en el que vivían hiriera a esa niña****.
Isanami debía sonreír siempre. Isanami debía ser Isanami nada más. Isanami no debía ser oscuridad ni sufrimiento. Pero ella era eso: oscuridad y sufrimiento, era dolor, era angustia y resentimiento. Isanami era Izanami.
Saizo estaba más que molesto y ya no sabía exactamente por qué. Quizá porque Ana no le dejó ver a Isanami, o porque tuvo que ir por vendas y deshacerse de Kamanosuke en el transcurso, o escuchar a Kakei alarmado —y a Seikai y Benmaru también, ya que no habían visto a Isanami en lo que iba de la tarde—. Pero bueno, él era enojón por naturaleza, así que no había razón concreta para estar enojado. Sólo lo estaba.
—Ne, Saizo, ya estoy bien —fue lo primero que escuchó, antes de que Isanami, con su sonrisa encantadora y su mano vendada, le invitase un dango.
La malhumorada expresión de Saizo fue reemplazada por hastío en cuanto la sacerdotiza mostró una bandeja llena de dangos.
—Si sigues comiendo tanto dulce vas a engordar.
Saizo tomó uno de los dulces, notando el cambio en la expresión de la chica.
—¡Ah, qué cruel! ¡En lugar de decirme «gracias» me dices gorda! —Se quejó ésta, haciendo un mohín habiendo carburado el comentario.
—No, te acabo de decir glotona.
—¡Saizo! —Chilló Isanami.
Saizo ya no estaba enojado.
*Esto se me hizo más tierno que gracioso askdakdh.
** Por engaño me refiero a la traición de Ana a finales del manganime.
*** Referencia —casi trascripción— del capítulo 28 de Brave 10. La cara de Saizo fue hilarante y tenía que ser mencionada xD.
**** En el manga se nota más que Saizo se preocupa por Isanami de forma constante ya que que es un poco más abierto que su versión en el anime. Por eso es que uso el manga como referencia, además de tener mucho más contenido del cual basarme.
¡Ufff!, vaya que me tomó rato actualizar, aunque ya le he adelantado bastantito al fic, ¡yay! Espero que con esto las actualizaciones sean más seguidas.
Kiryhara: oh dios, no esperaba esto, lo juro. Cuando leí tu comentario me dio muchísima felicidad y me dije «hoy escribes porque escribes». Y eso sucedió, vaya, escribí bastante. Estar de vacaciones me ha ayudado a recuperar el tiempo perdido.
También me alegra bastante no haberme salido de los personajes, creo que de tanto estar al pendiente del manga me he aprendido sus personalidades y me esmero en que este fic se mantenga así —aunque a veces uno es débil y quiere hacer algo cursi xD—. ¡Y por supuesto que no abandonaré el fic! Aunque me tome rato terminarlo, no voy a dejarlo. Prometí no volver a hacer eso.
Así que gracias, de verdad muchas gracias porque tu comentario me ha motivado bastante a seguir y tratar de ser más constante. ¡La OTP necesita mucho amor!
