Los personajes de Brave 10 le pertenecen a Shimotsuki Kairi.
Capítulo ambientado durante los sucesos de Brave 10 (manga) y antes de Brave 10 S.
Preocupación.
Saizo se había tragado sus tiernas esperanzas de niño cuando descubrió que no era más que una herramienta como él* lo fue en su momento —ese hombre que, dejando de serles útil a esos imbéciles, fue asesinado sin pena ni gloria—, y pronto todo atisbo de sentimiento se ahogó en sangre al aceptar su realidad. Por eso, cuando encontró a esa chica huyendo en la nada, donde él moría de hambre y su ego al mismo tiempo se alzaba arrogante, lo que el ninja menos se imaginó sería sentir otra vez.
Pero descubrió que enojarse era normal: Isanami era insoportable a veces, era toda una niña mimada criada como princesa —con un enorme corazón lleno de bondad escondiendo la oscuridad de una diosa sin misericordia—, una muchachita enamorada, una sacerdotiza... buena en lo que hacía, no podía negarlo, aunque verla danzar era lo que menos prefería hacer si con eso conseguía tener un rato para sí mismo sin que ésta gritara su nombre con la suficiente molestia para denotarle que terminaría llorando en cualquier momento. Saizo aún se preguntaba si era normal que Isanami fuera tan llorona.
Y entonces, conforme pasaba el tiempo y él seguía soportando a la engatusadora sacerdotiza —y al resto de inadaptados que decían ser los Valientes de Sanada—, pasó lo impensable, lo... lo prohibido: Saizó comenzó a preocuparse por Isanami incluso de nimiedades como que la chica corriera con sus estúpidas bandejas con manju o molestara a Kamanosuke —bueno, eso no era una nimiedad, ese cabrón era peligroso—, o que su horquilla estuviera bien colocada y su ropa no fuera a revelar de más... aunque eso era por Kakei más que nada. O en casos más severos, como aquella vez en Izumo, cuando la chica sintió que su mundo —ese pequeño mundo incinerado por órdenes de Tokugawa— desaparecía de sus manos y dejaba en su lugar un dolor que ella no debía sentir... no, que nadie debía sentir —pero menos ella—, lo hizo preocuparse de que no fuera a irse muy lejos para que no se perdiera, cosa de hecho imposible porque se trataba del hogar de la chica. O cuando el bastardo de Date secuestró a Isanami, aprovechándose que tanto él como Kakei estaban malheridos —Kamanosuke ni contaba, ese idiota sólo estorbaba más de lo que ayudaba—, Saizo se preocupó y... y temió que Isanami estuviera en peligro, ¡porque estaba en peligro! Y ni qué decir de cuando justamente Kamanosuke secuestró a la chica y todavía osó maltratarla... en ese momento, aunque preocupado, Saizo estaba furioso... y eso fue un gran descubrimiento para él.
Sí, tal vez desde ese momento, ahora que hacía retrospectiva, fue cuando él comenzó a preocuparse por Isanami aunque la considerara molesta. Ella era frágil y vulnerable, después de todo: era tan ajena a la guerra, a madurar antes de tiempo, a herir para sobrevivir —sin que esa horquilla lo hiciera— y tragarse el miedo y el dolor porque no se podía dar ese lujo. Ella era tan ignorante a esa vida que el ninja comenzó a preocuparse de todo en su lugar y a cargar con todo el peso de ella en sus hombros.
Y eso estaba mal, muy mal. Él no se había preocupado por sí mismo como se preocupaba por Isanami. No era una buena señal llegar a esos extremos.
Pero era inevitable.
—Ne, Saizo...
La chica era como un imán de... hombres que representaban problemas. Alguien debía cuidarla y tristemente ese alguien era él.
—Neeee...
Además, ella confiaba ciegamente en él —a menos que se tratara de mujeres—. ¿Qué más podía hacer? Le irritaba escucharla llorar o verla triste.
—¡Neee-teba**! —Gritó Isanami, haciendo de sus manos un amplificador de su voz.
Saizo gruñó en respuesta, ensordecido, viendo a la sacerdotiza llevar sus manos a sus caderas, con un adorable mohín que siempre le daba la razón cuando decía que era infantil. Bueno, es que era una niña aún... aunque ella dijera que no y él no la tratara tampoco como niña todo el tiempo.
—¿Qué quieres?
—¡Te pregunté qué cuál se me ve mejor! ¡Mira, mira bien, Saizo! —Isanami acercó su rostro al ninja, cerrando sus ojos. Hasta ese momento Saizo notó que... ¡¿qué?!—. ¿Rosa o rojo, ne, ne?
¡Sus labios estaban pintados!
—Ninguno —contestó secamente, absteniéndose de quitar la pintura de esos aniñados labios él mismo.
Isanami infló una mejilla, haciendo lo que el ninja había querido ya que con sus mangas se removió la pintura, cuidadosa de no correrlo a toda su cara. Se hundió de hombros, cansada, y guardó sus pinturas con desgano.
A Saizo le tomó unos instantes comprender que había estado cavilando todo ese rato, y que la razón de su monólogo mental nació tras la grandiosa idea de la chica de querer verse más madura porque seguramente el imbécil de Jinpachi se burlaba de que era una niña. ¡Ese sujeto le coqueteó a Kamanosuke; obviamente su palabra no tenía importancia! Pero para Isanami sí. Todo para Isanami tenía importancia... y eso le preocupaba a Saizo, para variar.
—¡Bueno iré con Sasuke un rato! —Dijo la chica con una gran sonrisa, una sincera y emocionada: le gustaba estar con Sasuke porque se encontraba rodeada siempre de bonitos animalitos y nadie se burlaba de ella. Sasuke era tímido pero adorable, encantador. Él siempre la hacía sentir mejor cuando Saizo no ayudaba.
Saizo advirtió que aún quedaba un poco de pintura rosa en sus labios rosaditos por naturaleza, pero lo dejó pasar. El rosa se veía bien porque acentuaba su aniñada naturaleza, su cariñosa forma de ser, su... bueno, acentuaba su "ella", después de todo. O eso creía. Él no entendía bien el extraño mundo de los cosméticos femeninos ni del mundo femenino en general.
Despidiéndose de Saizo con su cantarina voz, Isanami salió dando brinquitos, dejando al ninja seguir con sus cavilaciones.
Y sólo en ese momento, cuando el tarareo de la chica desapareció y la realidad golpeó al ninja, el estómago de Saizo se retorció y sintió un malestar extraño apoderarse de él. ¿Jinpachi había vuelto a humillar a Isanami y recién se daba cuenta? ¿Qué acaso ese pirata no se daba cuenta de con quién estaba tratando? Sí, Isanami no era como Ana: ella tenía una carita redondita, pechos pequeños —no tanto, pero con los enormes senos de Ana sí parecían pequeños—, ojos grandes, cuerpo esbelto pero no exuberante, grácil sólo para bailar y no para pelear, mirada de niña, actitud de princesita, voz chillona, labios tiernos y no seductores... pero no tenía nada que envidiarle a la ninja. ¿Por qué insistía en querer demostrar ser quien no era para que un idiota, que a leguas se notaba que la molestaba a propósito, dejara de pensar algo que Isanami sí era? ¿Qué tenía de malo ser una niña? Él no le veía nada malo. O tal vez ya se había acostumbrado a todos los defectos de Isanami que uno más no hacía ruido.
Saizo suspiró, sin entender cómo funcionaba Isanami porque siempre que pensaba sobre ella terminaba confundido. Tal vez por eso se preocupaba tanto por ella: era difícil de entender, así que tenía que estar cuidando de la sacerdotiza para que no saliera con una ocurrencia que terminaría perjudicándola más temprano que tarde.
Y eso le molestaba, ¡rayos! ¿No podía simplemente ignorar los problemas de Isanami, ya sea suyos o que giraran en torno a ella? Era un lío tener que cargar con más problemas de los que él mismo cargaba. Era molesto preocuparse todo el tiempo, era irritante tener que velar siempre por ella.
Pero era mejor eso que sentirse un inútil, una herramienta que no servía, un ninja que no valía.
Después de todo, Isanami le daba valor. No como herramienta ni como ninja, sino como persona. Como hombre. Como su luz... ¿pero qué significaba eso? Se preguntó mentalmente. Ella siempre decía que era su luz, que lo quería, que confiaba en él. Pero él era un asesino. ¿Por qué ella le daba el valor a él como para ser su luz?
Saizo no supo por qué pero se preocupó. Isanami no sabía quién era él realmente, no como Ana lo sabía, o Sasuke se lo imaginaba. O incluso Hanzo. Y él... él se preocupó de que ella pudiera descubrirlo. Si lo hacía el valor que ella le daba como su luz, como su todo, se vería afectado.
Y Saizo no quería perder ese título, porque ser el Valiente de Luz le daba igual, pero ser su luz era... el ninja rascó su nuca, tratando de calmar esa inquietante sensación en su pecho.
«Ella nunca lo sabrá», se convenció, molesto de que su preocupación escalara exponencialmente por un mero supuesto, una idea fugaz que había cruzado su mente. «Ella jamás lo hará», se repitió a sí mismo.
Él era un asesino, un ninja que servía como herramienta para dañar, un juguete de la gente poderosa. Pero él era su luz también, y ese valor que ella le daba superaba cualquier otro adjetivo existente. Ella lo había hecho el Valiente de Luz, no sólo Kirigakure Saizo, el ninja Iga prodigio.
Sin importar nada, Saizo era su luz e Isanami era su oscuridad, pues entre más brillaba él, más oscura era ella... y más resaltaban los sentimientos que ésta le profesaba abiertamente, más profunda era la preocupación del hombre ante su contraria... y más doloroso era la idea de que ambos opuestos se perdieran.
Por eso Isanami no debía saber quién era —o fue— Saizo antes de encontrarla. Por eso el ninja se preocupaba de todo y nada cuando se trataba de ella: porque no quería perder lo único que no creyó que tendría cuando más lo necesitaba.
Amor.***
* El amigo de Saizo, que tuvo cuando era más niño, es un factor constante porque queda implícito —y muy claro, pese a eso— que Saizo lo estimaba mucho. Haberlo perdido le afectó mucho, lo cambió. De niño se veía que era más... bueno, un niño (y era adorable aunque sólo salió en unas pocas viñetitas). Por eso es que lo menciono en uno u otro momento de cada capítulo.
** Hubo un CD Drama o algo así, en la cual Isanami finge ser chico en una escuela para varones nada más, donde ella grita de esta manera para que Saizo le haga caso —no recuerdo exactamente por qué, y no entendía casi nada tampoco xD—. No sé cómo se llamaba pero sí recuerdo que Shimotsuki Kairi hasta hizo una ilustración al respecto. A ver si luego me vuelvo a enterar de cómo era la cosa que sería buen material para un fic.
*** Me refiero al amor que siente Isanami por él. Aún no se emocionen que me falta varios capítulos para abordar enteramente el sentimiento que él comenzó a Saizo por Isanami —porque es obvio que se enamoró, a mí no me mienten con esos más de 80 capítulos DONDE SE VE CÓMO COMIENZA A SENTIR COSAS POR ELLA ASDHADASD okya, me calmo, lo siento—.
Kiryhara; awww, me da tanto gusto no ser la única —activa en el fandom— que no le hace fuchi al SasukexIsanami a pesar de que la OTP es SaizoxIsanami. Es que sí, son tan bellos juntos asdksad, por eso me gusta añadir una que otra insinuación de estos dos —si ya estoy haciendo un fic SaizoxIsanami y otro IchimaruxIsanami, ya viene siendo hora de un SasukexIsanami xD—.
Aww, me sonrojas, creo que ahora sí he podido escribir un fic bueno de la OTP y, en general, de Brave 10. Me siento feliz :'D
¡Hasta la siguiente actualización!
