Los personajes de Brave 10 le pertenecen a Shimotsuki Kairi.


AU ambientado a inicios de Brave 10 S.


Aclaraciones antes de leer el capítulo (por si acaso):

Tessen: es conocido como un abanico de guerra y suele ser hecho de metal y/o madera según el tipo que sea. Yo aquí puse que fuera sólo de metal precisamente para que fuera más pesado.

Okuni: es la dizque sacerdotisa de Izumo con quien Isanami se enfrentó en los primeros capítulos de Brave 10 S, y gracias a la cual la beba le dio la primera victoria a los Valientes.

Nobuyuki: hermano mayor de Yukimura que en el segundo capítulo de Brave 10 S quiere comprobar las habilidades de los Valientes y los hace enfrentarse a varios de sus hombres.


Aburrimiento.

Luego de la absurda decisión de ese hombre —¿cómo se llamaba? Ah, sí; Nobuyuki Sanada— de "comprobar" que los Valientes de Sanada eran como Yukimura los retrataba —lord idiota—, y la intervención de Date en la pelea debido a su insistencia en apropiarse de Isanami, Saizo no tardó en sentirse verdaderamente aburrido de la pronta calma, relativa considerando que estaba en Ueda, y confundido también de que realmente hubiera más calma de la normal. ¿La razón? Isanami no estaba todo el rato tras él ni andaba gritando a los cuatro vientos que había hecho dulces para todos y eso, ciertamente, era raro. No es que al ninja le gustara que la sacerdotisa estuviera molestándolo día y noche sin descanso, pero sí era raro.

Tanta calma estaba irritando a Saizo.

El ninja no tardó en pensar que, ya que estaba solo y una de las que arruinaban su calma estaba perdida, lo mejor sería aprovechar el momento: disfrutar de la vista del cielo, el aire meciendo las copas de los árboles y haciendo bailar las prendas ajenas, respirar la tranquilidad y tal vez hasta escuchar a las avecillas y... ¿y qué demonios estaba haciendo?

A Saizo le tomó un momento comprender que, mientras planeaba una cosa, hacía otra totalmente diferente: buscar a Isanami. ¡Él a ella! Irónico, absurdo, sorprendente... pero cierto. ¿Por qué debía ser él el único al que molestaban? Fue un pensamiento rápido e infantil, pero si Isanami lo molestaba siempre, ¿por qué no hacerlo él? Estaba aburrido, después de todo, y sería su venganza.

Después de todo él había sido engatusado injustamente por esa chica, así que mínimo debía buscar cómo vengarse sin fallar a su promesa. Molestar a Isanami no atentaba contra su promesa de protegerla, ¿cierto? Tampoco es que fuera a clavarle alguna daga en su vestido o la asustara haciéndole creer que la partiría en dos...

«C-con la espada», se contestó a sí mismo, como si fuera pillado en una situación incómoda. Luego se golpeó mentalmente, porque mierda, él mismo estaba quedando como un imbécil... y un pervertido.*

Culpa suya no era, él no fue quien se insinuó recién conociéndose.

En fin, la situación era que estaba aburrido e iba a aprovechar ese momento para vengarse por todas las peripecias pasadas. Ya vería cómo la molestaría y también cómo evadería sus lloriqueos y quejas chillonas que solían, en ocasiones, darle migraña.

Además, sin Ana y sus comentarios, Kamanosuke y sus intentos de asesinato y las demás tonterías de los demás Valientes, Saizo sentía que tenía mayor libertad para molestar a Isanami sin que hubiera repercusiones a futuro. Aunque eso no significaba que realmente quisiera hacerlo por decisión propia, ¡sólo estaba aburrido y nadie estaba cooperando en traer un poco de caos a Ueda!

Saizo tardó un poco más en encontrar a Isanami, cosa que había comenzado a inquietarlo, hasta verla internada en el bosque haciendo movimientos extraños: no estaba bailando exactamente, lo notó de inmediato, pero sus movimientos eran demasiado gráciles —de alguna manera lo sabía— como para que se trataran de ataques. Además, tenía sus abanicos en mano, lo que no ayudaba a entender qué rayos hacía la sacerdotisa además de moverse peculiarmente.

Y como se trataba de Isanami, a Saizo no le importó ser indiscreto. No se trataba de un asunto importante ni había necesidad de ser prudente con una chica que se veía bastante animada en lo suyo, concentrada, pero no entristecida ni furiosa.

«Tengo que ser más fuerte... mucho más fuert...»

—Se te ve un seno —comentó Saizo, trepado en un árbol, obviamente mintiendo.

De haber sido real ni lo hubiera dicho.

—¡Kyaaaa! —Isanami chilló, lanzando sus abanicos a ambos costados para luego cubrirse el pecho—. ¡No me vea...! ¿Eh? —La chica miró a todas partes, reconociendo esa voz, pero sin ver todavía dónde estaba a quien buscaba—. ¿Saizo? ¿Dónde estás...? ¿Q-qué haces aquí?

El ninja se sentó en la rama, hundiéndose de hombros.

—A tu izquierda.

—¿Eh? —Una piedrita golpeo la cabeza de Isanami, quien tardó poco en chillar, llevándose ambas manos a su cabello mientras giraba su cabeza hacia la izquierda, justo de donde provenía el ataque—. ¡Kyaa, eso dolió, Saizo! ¡Oh, allí estás!

Antes de que a Saizo se le ocurriera decir algo, o molestar a la chica otra vez, Isanami ahogó otro chillido y corrió a recoger los abanicos, metiéndolos bajo su ropa, pese a que era más que probable que Saizo ya hubiera visto lo que hacía.

Aparentmente hasta le había visto un seno.

—¡¿S-se puede saber qué haces aquí, Saizo?! —Isanami volvió a abrazarse a sí misma, más para que los abanicos no se cayeran que para protegerse de la vista ajena.

—¿Qué haces tú, mejor dicho?

—Só-sólo bailo... —rió nerviosamente, y sólo porque no podía diferenciar la mirada de Saizo, Isanami se animó a sonreír más tranquila y sincera—. No quería molestarte así que vine aquí...

—¿Sola?

—Sasuke me acompañó.

—Y te dejó.

Saizo no preguntó, lo aseguró, y aunque no supo por qué se sentía repentinamente molesto, lo atribuyó a la mención de su némesis... ya no tan némesis, en realidad. Pero si con eso se convencía del por qué de su malestar, no importaba.

—B-bueno, es que tuvo que irse un momento... ¡pero estoy segura de que regresará! Ya puedes irte, Saizo, ¡estaré bien! ¡Sasuke se fue hace un momento! —Mintió Isanami.

Sasuke ni siquiera sabía dónde estaba la chica actualmente.

—¿Qué hacías? —Insistió el ninja.

Isanami sonrió nerviosa, sin dejar de abrazarse.

—¡Y-ya te dije que bailaba! ¡Además, ¿tú por qué me viste un seno mientras bailaba, pervertido?! ¡Eso no se hace! ¡Por eso onii-chan cree que no tenemos una relación pura!

—Eso no es bailar, Isanami.

—Lo... lo es.

Isanami no sabía lidiar con la presión que causaba tanta atención por parte de Saizo. Era normal que titubeara en mentirle a quien amaba, porque Saizo la conocía bastante bien como para saber cuando mentía detrás de esa sonrisa que siempre ponia. Él la conocía mejor que nadie y por eso mentirle era lo último que la chica quisiera hacer, pero Isanami se había prometido también ser más fuerte para ya no depender de nadie.

Ella había prometido que se volvería fuerte... sola.

Saizo bajó del árbol, caminando rápidamente hacia la sacerdotisa, intimidándola con su pronta cercanía. El ninja mantuvo la mirada fija hasta notar que el rostro de Isanami se sonrojaba —¿era normal que se sonrojara de esa manera cuándo él se acercaba, pero no cuando ella estaba de encimosa casi restregándose contra él?— y sólo hasta ese momento se dignó en romper el tenso silencio entre los dos.

—No tienes que forzarte.

—... ¿e-eh? ¿Saizo...?

El ninja de Iga mantuvo la vista desviada de los curiosos ojos dorados y esas mejillas enrojecidas de una adorable manera, como si hubiera escuchado algo completamente distinto a lo que en sí se había pronunciado.

—Que no te fuerces.

—¡Pero no lo hago! —De hecho sí, sólo un poquito—. ¡Quiero ser fuerte, Saizo! ¡Muy fuerte! Así... —Isanami bajó la vista, observando el suelo—. Así no tendré que causarle molestias a nadie... ¡no tendrán que protegerme siemp...!

—Ya eres fuerte —le interrumpió Saizo, animándose a verla.

Isanami alzó la mirada también, observando esos ojos que día con día iban dejando atrás la frialdad y odio que un día existieron en ellos, no pudiendo evitar sonrojarse y sonreír de oreja a oreja, maravillada de aquellas palabras que tanto anhelaba.

—¡¿De...de veras?!

—Fuiste la primera en ganar esa absurda competencia, ¿qué más pruebas quieres?

A fin de cuentas, Isanami no había querido que el interfiriera; ella sola había ganado. Ella ya era fuerte, quizá no tanto como los demás Valientes, pero lo era. Para ser una niña mimada que en su vida había conocido el mundo real, y que había sido forzada a conocerlo en las peores condiciones, Isanami era fuerte. Mucho más fuerte que cualquier chica de su edad.

La sacerdotisa se cubrió la cara, dejando caer sus abanicos. Saizo arqueó una ceja y, aprovechando que la chica se mecía y chillaba agudamente mientras decía cosas semejantes a "¡Saizo me dijo fuerte!", se agachó para recoger los dos objetos... que ciertamente le sorprendieron un poco: eran más pesados de lo que imaginó.

Saizo también notó que eran tessen, no unos abanicos comunes y corrientes como supuso a primera vista, y seguramente debían ser los mismos tessen que Isanami usó contra Okuni en su lucha.

—¡Me dijo fuerte, fuerte, kyaaa!**

—Isanami...

—¡A mí! ¡Kyaaa, a mí! ¡Saizo!

—Oe...

—¡SÍÍÍÍÍÍ!

—¡Isanami!

—¡Kyaa! ¡¿Q-qué pasa, Saizo?!

—¿Dónde los conseguiste? —Se refirió a los tessen, viéndola con ambos abanicos en mano, cruzado de brazos.

Isanami se sonrojó, no supo si por la pregunta o porque Saizo se veía encantador con los tessen en mano.

—E-ewr... uhm... ¿que me preguntaste? —Sonrió, hundiéndose de hombros.

—¿Dónde conseguiste los tessen?

—¡Ah! ¡Sasuke me los compró!

Saizo los dejó caer como si hubiera tocado algo tóxico y peligroso: Isanami chilló, hincándose para recogerlos, aunque las caídas no les hacía nada. ¿Cuántas veces no los había tirado por accidente y seguían funcionando a la perfección?

—¡Saizo, no hagas eso!

—Tú los lanzaste peor.

—¡Porque me asustaste! ¡Y me viste un seno también, pervertido!

—Si tuvieras...

—¡¿Eeeh?! —Isanami frunció las cejas e infló sus mejillas—. Bueno, ¡perdóname por no ser como Ana!

La sacerdotisa se dio media vuelta, orgullosa y ofendida, tratando de que las lágrimas no escozaran sus ojos. Se abrazó a sí misma, con sus tessen en mano y aunque temblando por el coraje y llanto reprimido, comenzó a alejarse sin ver atrás, sin hacer más dramas ni gritar y chillar como quisiera.

Saizo arqueó una ceja, no esperando esa reacción, ni mucho menos que Isanami se alejara sin recriminarle cuánto se le ocurriera.

—Oe, era bro...

—¡No me hables, Saizo! ¡Estoy molesta contigo!

—¿Tú puedes privarme hablarte pero yo a ti no? Qué injusticia.

—¡Injusticia que juegues conmigo de esa manera! —Rugió Isanami, sorprendiendo a Saizo. Los ojos de la chica estaba llenos de orgullosas lágrimas—. ¡Ya vete y déjame sola!

—... oe, hoy estás más quejica...

—¡SAIZO!

El ninja cerró los ojos, dando un suspiro, para luego encaminarse hacia Isanami aun cuando lo que menos quería era que la chica le lanzara los tessen. Isanami no notó su cercanía, tratando de caminar sin temblar ni romper a llorar en cualquier momento, apretando con fuerza los abanicos hasta que sus manos le dolieron.

Y cuando menos se dio cuenta, el brazo del hombre rodeó sus hombros, apegándola a él, sorprendiéndola del mismo modo que la avergonzó y... y alegró.

—¿Estás en tus días?***

El ya de por sí sonrojado rostro de Isanami se incendió en llamas y Saizo tuvo que apartarse antes de que ésta manoteara, chillando cuan ratón mientras maldecía del mismo modo, apretando sus tessen para que éstos no se le cayeran en cualquier momento.

—¡YA DÉJAME SOLA, SAIZOOO!

—Debiste decirlo antes.

—¡SAAAAIIIZOOOOOOO!

El ninja cubrió sus oídos, retirándose con una media sonrisa. Isanami siguió chillando aunque el ninja ya no estaba cerca de ella —aunque seguía de espectador, escondido en el bosque—, sin darse cuenta cuando sus abanicos salieron volando a ambos costados suyos. Luego chilló porque temió que sus armas fueran a lastimar a algún animalito de por allí y corrió a buscarlos, aún enrojecida del rostro y con su corazón tan acelerado que sentía que cualquiera podía escucharlo y confundirlo con un desenfrenado tambor.

Saizo no tardó en entender por qué a Isanami le gustaba molestarlo —según él—... aunque molestarla a ella era mucho mejor. Sus reacciones, aunque a veces peligrosas, eran encantadoras.

Saizo, además, ya no estaba aburrido y dudaba estarlo en mucho tiempo, porque cada que se sintiera de esa manera, sólo debía recordar la adorable carita de Isanami, roja como las rosas, con lagrimitas en sus ojos y sus manos meciendo frenéticamente sus tessen hasta mandarlos a volar lejos de ella para luego irlos a buscar cuan niña perdida en el bosque.


* Perdóóóón, dios, es que malpensé eso y cuando menos me di cuenta, ya lo había escrito y no sé, no quise quitarlo xD.

** Yo sí creo que Saizo era consciente de que Isanami no era débil, pero obvio, en un sentido más emocional que físico, porque Isanami demostró ser bastante fuerte para su edad. Cuando supe que tenía 15 cuando vio cómo todo lo que amaba era quemado y además, que fue perseguida y traicionada por quienes "querían ayudarla" (hay un mini capítulo que lo menciona), me sorprendió su fortaleza y la amé aún más que antes.

*** Inche Saizo, ahora sí se desató molestando a Isanami xD. Ya era su turno de vengarse, jaja.


Debo confesar que el final iba a ser distinto, pero... creo que éste está mejor. Igual, tal vez en un one-shot a parte haga la idea original. Varios de estos capítulos me dan ideas que pueden ser mucho más largas, pero obvio no puedo subirlos aquí porque estoy manejando más que nada sentimientos y emociones, no una trama como tal.


Kiryhara: yo no sé cómo odian tanto a Isanami, está bien que a veces sea medio latosa, pero es un amooor. Ayñ, juro que sufrí cuando noté que pocos querían a Isanami, y qué bueno conocer quien la quiere TwT, ya me siento menos incomprendida (?). Y jujuju, es fanfic Sasuke/Isanami ya anda en mente, así que sólo queda esperar a que esté listo uwu. Gracias por tus comentarios, siempre me alegran el día (me reí juerte cuando mencionaste el meme de Plankton xD)

f Sophy-Chan x3: intento no tardarme pero lol, creo que a este paso estaré actualizando semanalmente porque ya se me vienen las emociones más... eh, "difíciles" a mi parecer. Gracias por comentar, como siempre n-n


Sólo para dar un adelatito, y por si notan que me tardo en actualizar, los siguientes capítulos (aún no sé en qué orden ponerlos) son «Orgullo», «Vergüenza» y «Miedo». Los dos últimos son los que más me están costando trabajo, así que pues, ojalá comprendan si me tardo en actualizar n-n. ¡Hasta luego!