Los personajes de Brave 10 le pertenecen a Shimotsuki Kairi.
Felicidad
—Saizo... ne, Saizo... uuhh... ¿Saizo...? Saaaaaizo... ¡¿Saizoooo?! ¡Aaah, neee, Saizo-teba! ¡SAIZOOOOO!
Él puede escucharla a la distancia.
Y es raro, no el soñar con ella, obviamente, porque desde su partida la sacerdotisa forma parte de sus sueños, de sus pesadillas, de sus anhelos y de la aferrada idea al "si hubiera..." que por años lo atormentó. Lo que es raro para Saizo es que se siente muy real, mucho más que cualquier sueño lúcido que alguna vez tuvo. El ninja siente una calidez familiar, huele un aroma conocido, escucha esa cantarina voz como si la tuviera a metros de distancia, y todo se siente tan real, tan increíblemente real, como si no fuese un sueño, que inconscientemente se lleva una mano al pecho, tratando de que su corazón no se rompa por esa inmensa alegría, esa nostalgia, esa sorpresa, esa desesperación y ese temor a abrir los ojos y no verla a pesar de sentir que esta vez es verdaderamente real.
Saizo no quiere perder a Isanami otra vez.
Pero la voz persiste. Y se escucha cada vez más cerca. Y duele.
La calidez continúa también. El aroma y la calidez lo envuelven por igual, lo embriagan, lo hacen querer abrir los ojos y corroborar que no es su imaginación, pues es demasiado real y preciso hasta para él, desde el timbre de voz de Isanami hasta la sensación de aquella suave y cálida piel de lo que, ha de imaginar, es el regazo que alguna vez llegó a sentir en carne propia.
Pero Saizo aún tiene miedo, aun duda, aun se niega a hacerlo.
Él no soportaría otra vez perdiendo a lo más importante en su vida. La primera vez había dolido tan desgarradoramente que la herida seguía abierta, fingiendo ya no doler, fingiendo ya no querer arrancarle lágrimas de impotenica y tristeza...
—¡Me estoy entumiendo, Saizo!
El ninja frunce el ceño, comenzando a dudar severamente de si es un sueño el que está teniendo o si, efectivamente, es real que su anhelo se ha cumplido, por muy increíble que suene. Y por muy magnífico y perfecto que parezca, tanto que hasta parece demasiado bueno para ser verdad.
Y entonces Saizo comprueba que sí es real, que aun siendo demasiado bueno para ser verdad, efectivamente lo es.
Su Isanami, su querida sacerdotisa, está con él. Lo ha esperado, lo ha guiado a ella luego de saber la valentía con la que actuó hasta el final de su vida, aquella que ella le ayudó a forjar once años atrás.
Cuando la cálida mano, a pesar del tacto rocoso de aquella piel de piedra que tiene Isanami, le da una ligera bofetada a Saizo para despertarlo, éste abre sus ojos y ve, delante de él, a su amada... su amada Oscuridad. A su amiga, a la Valiente, a la sacerdotisa. A Isanami.
Sus ojos dorados brillan más que el sol, sus mejillas sonrojadas deslumbran una gran calidez, su sonrisa desborda felicidad, y su ser, su encantadora ella, aun cuando su tonalidad de piel es más grisácea y su aspecto sigue siendo el de esa adolescente que encontró cuando más necesitaba ayuda, gritaba entre risas y susurros que era ella, que siempre lo fue, ha sido, y seguirá siendo.
Frente a él, y no a la distancia, mientras se sumerge en la oscuridad del yomi, está Isanami dándole la bienvenida a su amado con la sonrisa más resplandeciente, hermosa, reconfortante, alegre y cándida alguna vez existente. Frente a él, atónito, enmudecido, con un nudo en su garganta y su cuerpo temblando y su corazón tan agitado como desbocado tambor, está el amor de su vida, su contraria, su oscuridad, su amado complemento.
Ambos, después de tanto, se han reencontrado, se han unido, se han reunido para nunca más separarse.
La espera ha valido la pena.
El dolor.
La tristeza.
El miedo.
El enojo.
El remordimiento.
La angustia.
El amor.
La alegría que sienten lo expresa tanto como el abrazo que ambos se dedican, ni bien Saizo se endereza e Isanami lo recibe con un llanto de felicidad y alivio, pues aquella familiar muestra, correspondida ahora por ambas partes, es la más clara muestra de ello.
La Luz y la Oscuridad han regresado a complentarse.
Los amantes han vuelto a reunirse.
Ya nadie ni nada volverá a romper el vínculo que tienen, el equilibrio que sus existencias reunidas denotan, y nadie ni nada, nunca más, se entrometerá e intentará extinguir el amor que fluye en ambos cuan río sin control.
—Bienvenido a casa, Saizo —susurra Isanami, sintiéndose sin aliento, sintiéndose acalorada de su aniñado rostro, e inmensamente feliz porque por fin, oh, por fin, ella ha podido realizar su anhelo—. Eh, ese corte te queda bien, y ese aspecto. Qué maduro luces —sonríe, en un intento de no romper a llorar otra vez, incapaz de apartarse del hombre que aún la abraza y mira sumido en una profunda alegría.
Saizo vuelve a estrechar a Isanami en sus fuertes brazos, la abraza con fuerza y se apega a ella sin dejar de temblar, sin que su corazón se tranquilice, sintiendo que no puede decir nada, pero quiere decir todo.
—Te extrañé —es lo que sale de su boca.
—Yo también.
Pero aún hay más. Mucho más qué decir.
—… Isanami... —Saizo no se aparta, abochornado de que Isanami le vea. Porque ella sabe qué quiere decir su ninja. Lo ha esperado desde hace mucho tiempo, de hecho—. Isanami, yo...
—Comeremos soba otra vez, ¿verdad? —Le interrumpe ella—. Me lo prometiste.
Isanami aparta suavemente a Saizo, sonriéndole como siempre lo ha hecho.
Y él ya no puede más. El beso con el que él decide expresar todo y nada, y poco y mucho de lo que siente a su amada, pronto es correspondido por la muchachita, demostrando, sin palabras, los sentimientos que siempre estuvieron presentes, cuan vínculo irrompible, desde hace mucho.
Y ese beso, ese beso tan dulce, tan tierno como si de niños se tratasen, pero tan profundo como el secreto pacto de dos amantes entregándose el uno al otro, sin miedo ni pudor, hace que sus interiores se revuelvan al unísono, tan emocionados y agitados como sus corazones que se sienten fusionar por el amor que los conecta a su alma gemela, y sus seres por fin... por fin, después de todo por lo que tuvieron que pasar, encuentran en el otro lo que tanto necesitaban para estar completos, felices, plenos.
Y el beso, sabe Saizo y sabe Isanami, es sólo el inicio de esa nueva vida para ambos, de su existencia uno al lado del otro, para siempre.
—Me pregunto si podré tener hijos —murmura Isanami, ruborizada del rostro, luego de lo que le parecen eternas horas de plena felicidad expresada con tan anhelado beso.
Saizo carraspea abochornado, evadiendo la mirada, pero se arma de valor para encarar a su... a su mujer.
—Tenemos toda la eternidad para intentarlo.
Isanami se ruboriza más, pero esa tímida sonrisa que surge del rostro ajeno la conmueve más que avergüenza. Saizo tiene razón, después de todo. Ni siquiera la muerte los va a separar ya. Los amantes tienen todo el tiempo que el yomi mismo posee. Los amantes tienen la eternidad que sólo los dioses y los muertos poseen. Saizo ahora tiene la vida que Isanami tiene, la que ella ha decidido compartir a su lado, la vida que él nunca imaginó tener, y ahora ansía jamás dejar ir.
Aun si ha tenido que dejar atrás a sus demás amigos.
—¿Cómo se llamarán?
—¿E-eh?
—Nuestros hijos.
La sacerdotisa mira hacia el techo, oscuro y sin rayos de luz, pero brillante y cálido ahora que Saizo está a su lado.
Los años que han pasado se sienten tan lejanos y solitarios comparados con ese instante.
—¿Seikai, tal vez?
—Eso sería sólo para uno.
—¿Cuántos hijos tendremos?
—¿Cuántos quieres tener?
Isanami sonríe, dirigiéndole una mirada entre burlona y abochornada a Saizo.
—¿10? Bueno, 8. Con nosotros serían 10. Como los Valientes de Yukimura-sama.
—Tendremos mucho trabajo, entonces.
—Yo, tú no tanto.
—Claro —Saizo rueda los ojos.
Isanami toma su mano, luego de instantes en silencio, y cuando él le da un suave apretón, la chica rompe el silencio.
—Gracias, Saizo. —Por salvarla, por protegerla, por darle una mejor vida, por tolerarla, por luchar por ella, por recordarla, por amarla... por todo. Los ojos de la chica se llenan de lágrimas—. Lo siento por no poder traer a los demás, por sólo traerte a ti... s-sé que es egoísta, pero yo... yo...
Saizo la mira fijamente, no sabiendo por qué ella le agradece cuando debe ser al revés, ni por qué se disculpa cuando no ha hecho nada malo. Sin embargo, las palabras que brotan de su garganta son otras muy distintas a las que tenía planeadas en primera instancia, y él, más que su sonrojada mujer, es el más sorprendido.
—Te amo. —Ella le ha enseñado a vivir, incluso cuando ha muerto. Y ella le enseñó lo que era morir, incluso estando en vida. Ella era su todo y su nada. Y si vivir sin sus camaradas era el costo para vivir con ella, Saizo estaba más que dispuesto a aceptarlo porque los Valientes eran conscientes del sacrificio que debían realizar. Él lo era, sobre todo, y lo sigue siendo—. Yo... Isanami... n-no era eso lo que...
—Yo también te amo —susurra ella, rompiendo a llorar, y abrazando a su amado, otra vez—. Gracias por no dejarme sola... gracias, gracias, Saizo... gracias...
Por mucho tiempo Isanami estuvo sola, pero ya no más.
Por mucho tiempo Saizo estuvo solo. Pero eso ya ha acabado.
Ahora ambos se tienen el uno al otro ahora, y si el destino decide hacer sus jugarretas nuevamente, quizá, algún día lejano o no tanto, la Luz y la Oscuridad no sean los únicos en su nuevo hogar.
Quizá, sólo quizá... los Valientes podrán comprobar que su sacrificio y esfuerzo no ha sido y no será, jamás, en vano.
Brave 10 Feelings.
Fin.
Confieso que terminé llorando y tuve que tomarme varios descansos para poder terminar el fic, tanto porque me costaba escribir como porque las lágrimas no me dejaban ver :'v. Y es que me cuesta mucho escribir romance, y más entre dos personajes que son tan contrarios (sobretodo por Saizo), pero hice mi mayor esfuerzo en no hacer algo tan cursi, pero tampoco tan indiferente, consiguiendo este resultado. Espero que haya quedado bien, o al menos pasable.
Otra cosa; en este headcanon que tengo quise que Isanami sólo pudiera "tener" a Saizo ya que técnicamente ambos son "inseparables" tanto por su vínculo como por el poder que tienen como Valientes. Pero como no quería dejar a los demás, quise insinuar una reunión (que podría ser más como una promesa de verse en otra vida, tipo reencarnando).
¡En fin! De veras que me siento muy feliz de haber podido terminar este fic. ¡Y antes de que acabara el año! xD. Me siento muy realizada, nunca creí que podría escribir sobre mi OTP, y lo hice. Ahora sólo falta terminar mis fics pendientes para sentirme mejor, jaja.
Sofy-ChanX3: traté de apegarme al canon hasta el final, por eso hice este capítulo que remedie tantas veces que nos quisieron y nos separaron a la OTP, rompiéndonos el corazoncito aksfh. Espero valga la pena ;w;. Y no te preocupes por el tamaño de tu comentario, te agradezco mucho haber seguido hasta el final *corazoncito gei*, de verdad eso me animaba mucho a seguir.
Kiryhara: ¡exacto! ¡Esos dos se aman! A mí nunca me harán cambiar de parecer, aunque me los hayan separado al final. Pero yo los he reunido y aunque nunca será oficial en el manga, a mí jamás me quitarán la idea de que pudieron reencontarse aksfhafk. Si hasta en el último capítulo de Tawamure Saizo insinúa que algún día van a comer soba otra vez QAQ. Y bueno, pues espero que este capítulo te agrade, sí está medio triste en un momento (lol, bueno, es verdad, conmigo ya no se sabe, hasta yo me engaño), pero siento que en general ha sido el capítulo más bonito de todos los que escribí xD. También te prometo que actualizaré pronto el otro fic, o lo más pronto posible. Demasiadas cosas han estado pasando y no me dejan avanzar con él tanto como quisiera xDU
¡Y pues nada! De veras muchas gracias por seguir este fic hasta el final *corazoncitos geis*. No creí que fuera a haber quien leyera esta idea, y gracias a ustedes decidí no sucumbir a la fiaca, la universidad y a la moribundez (?) del fandom. Espero seguirnos leyendo en otros fics, ya sean los que tengo comenzados, o nuevos que están en camino, como el fic que Sofy-Chan me estaba ayudando a concretar hasta que me atacaron los finales xDU.
¡Un fuerte abrazo y felices fiestas!
