Epílogo

Mayo 1917

Hiroshima, Japón.

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Kenshi dio a luz mediante una cesárea a un niño el 25 de abril. La situación fue un poco alterada por el hecho de que cuando los dolores empezaron, Vladimir no estaba cerca y tuvieron que buscarle urgentemente. Al llegar, inundado por el estrés y dolor, Kenshi le atacó con palabrotas e incluso de lo que se iba a morir en un enojado japonés. Jim, que había ido para ayudar a Vladimir, suspiró. Era mejor sacarle el bebé pronto o Kenshi seguiría predicando la muerte de todos. Resultaba divertido viéndole algo descontrolado. Pero resultó hermoso ver al bebé cuando finalmente salió. Jim y uno de los gemelos se encargaron de limpiarlo mientras que el otro seguía ayudando a Vladimir. El pequeño recién nacido, a los dos días, fue nombrado Ruslán Vladimirovich, sin embargo llevaría primero el apellido de Kenshi por pedido de este. Ruslán era casi la copia de Kenshi a excepción de sus ojos que eran azules. Y cuando sus rasgos genéticos se mostraron, resultó más sorprendente al mostrar escamas doradas y plumitas en sus pequeñas alas.

Vladimir, asombrado con el resultado, comenzó a hacer estudios de su propio hijo y a hacer comparaciones con el primer dragón natural, Irina. Si bien la genética era la misma y no había nada extra en Ruslán además de las plumas en sus alas y el hermoso color metalizado, es como si el hecho de que Vladimir y Kenshi fueran dragones hubiera afectado en la formación del bebé. Pronto se formó la teoría de que dos dragones podrían impulsar este cambio genético de muchas maneras y se preguntó si al tener un segundo bebé tendría otra peculiaridad diferente al de las plumas.

Con la práctica que les daba haber cuidado de Michelle e Irina, encargarse de Ruslán fue pan comido, la interacción de los tres bebés era agradable. Irina tenía cierta predilección por su pequeño tío, siempre intentaba gatear hacia él o hacía pucheros cuando Kenshi cargaba a Ruslán porque ella también quería ser cargada por el japonés y no aceptaba los brazos de nadie más hasta que cumplían con su capricho. El japonés dio parte de su recuperación a pasar tiempo con sus bebés. Agradecía ir poco a poco recuperando los olores, mientras se encargaba de Ruslán. Le gustaba acostarse con él y tener a Michelle e Irina cerca. Presentaron a Ruslán al emperador, quien aunque parecía sorprendido por el aspecto del bebé, también se mostró maravillado por las alas y escamas. Más allá de eso, Ruslán era muy manso y solo despertaba cuando requería cambio de pañal o comida. Vladimir y Klaus comenzaron a cuidarlo cuando la ceremonia para que Kenshi fuera declarado, de forma oficial, Señor Feudal iniciaron.

Durante las preparaciones para el gran evento llegó Sasha que traía un muy entusiasmado Finnian, el ruso lo trajo para que ayudara con las grandes cajas que Vladimir había pedido que llevara a Japón desde la mansión en Moscú. Ahora que el lugar estaría clausurado hasta nuevo aviso prefirió traerse varios de sus equipos del laboratorio para que no se dañaran con el desuso. Finnian, que de por sí no se podía quedar quieto mucho tiempo, estaba eléctrico. "Apenas aguantable" fueron las palabras del mayordomo cuando llegaron a los terrenos del Señor Feudal. El rubio, en el momento en que divisó a Kenshi, se lanzó a abrazarlo, al igual que a Vladimir, que a regañadientes aceptó el abrazo. Klaus y los gemelos también fueron blancos del emotivo saludo y Finny prácticamente explotó de felicidad cuando se encontró con el pequeño bebé de apenas unas semanas de nacido.

Kenshi dejó que Finny cargara al bebé, vigilando que lo hiciera con cuidado hasta que luego pasó a manos de Sasha. "Su abuelo", nombró Kenshi al anciano. Después de todos los años que había pasado junto a Vladimir, era más un padre para él así que consideró adecuado darle ese título al viejo mayordomo. A Jim le cayó muy bien Finny cuando lo conoció, y la verdad es que se divertía mucho con sus ocurrencias. Sasha casi empezó a llorar de felicidad por el título ofrecido, casi, tuvo la suficiente entereza como para sorberse la nariz y asentir con una estoica sonrisa mientras los ojos le brillaban al cargar al pequeño heredero.

Finny fue de gran ayuda a la hora de surtir el laboratorio con las nuevas máquinas. Con su fuerza desmedida, cargar las grandes cajas fue cosa sencilla al igual que acomodar algunos aparatos, aunque Vladimir debía mantener un ojo sobre él para que no rompiera nada. El ruso le comentó a Sasha su idea de poner una empresa farmacéutica ahí en Hiroshima y el mayordomo, encantado con la idea, dijo que le ayudaría con el papeleo y las posibles importaciones. En todo ese tiempo Vladimir había estado practicando diligentemente su japonés y aunque su pronunciación no fuera la mejor de todas podía comunicarse con los empleados y el doctor local.

Los fines de semana Kenshi dejaba todo y se enfocaba en su nueva familia. Con la visita de Sasha y Finnian, salían de paseo todos o hacían algún día de picnic. Michelle ahora se enfocaba en coger curioso la cola de Ruslán por lo que volvían a tener cuidado con él. Al mismo tiempo, ya se apoyaba en sus piernas aunque no daba pasos por sí solo. Ruslán también permanecía más tiempo despierto y miraba todo con muchísima atención, en especial los otros bebés. Suoh interactuaba muy poco y solo se desenvolvía si era en privado con el ruso o con los bebés. Kenshi cuidaba mucho de que no le vieran hablar con él en voz alta. Dejaba la imagen de loco a Klaus y Vladimir, él tenía que cuidar su firme reputación. Agradecía que al menos, su dragón fuera lo suficientemente tímido para llamar la atención, Kenshi ya lo hacía por los dos.

Vladimir, que constantemente peleaba con su dragón, a veces en voz baja o en otras cuando se sacaban de quicio el uno al otro llegaban a los gritos, era muy divertido ver como el ruso se gritaba a sí mismo y luego otra respuesta igual de furiosa emergía de su boca. Al final terminaba con migraña y dando leves gruñidos en la cama por el malestar. Por suerte esas indecorosas exhibiciones por lo general se daban en la intimidad de su laboratorio o su cuarto.

Al contrario del ruso, para Klaus era como si Feyn apenas existiera. Apenas se manifestaba para interactuar con los bebés, porque eran sus amadas crías pero no se comunicaba con ninguno de los otros dos dragones y rara vez Klaus lo sentía fuera de su rincón oscuro, un lugar profundo en su mente en el que el dragón decidió anidar. Probablemente se mantendría de esa manera por siempre, después de todo...

¿Qué sentido tenía la vida sin su amado tesoro?


N.E.: Entre Tus Garras comenzó siendo una idea pequeña que se volvió en algo grande. Un deseo que se volvió en un sueño que poco a poco vamos haciendo realidad. Gracias por el apoyo que nos han dado con esta primera historia, esperamos de corazón verlos en los siguientes. Porque sí, en estos momentos se está cosechando Entre Tus Brazos, una secuela que nos llena de mucha ilusión presentar pronto. Mientras, siempre pueden disfrutar de la historia otra vez, o de las historias cortas que en el lapso de espera iremos publicando en esta misma cuenta.

Mil gracias otra vez por acompañarnos en estos dos años de publicaciones. ¡Dos años! Feliz año 2019.

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