Los personajes le pertenecen a Stephenie Meyer, salvo los que yo cree para esta historia. La historia es mía.
Capítulo 2
Pov Rosalie
–Mamá, el cumpleaños de Hannah es este sábado, ¿recuerdas?– Mia me recordaba por quien sabe cuánta vez en el día. Hannah era buena niña, su familia también tenía un buen perfil. Pero ahora que iba a cumplir doce, había organizado una fiesta en el patio de su casa, por la noche.
Había hablado con Emmett, tratando de convencerlo de que sería una fiesta normal como cualquier otra, pero él no parecía muy convencido.
–Lo sé, tesoro pero… –me detuve un segundo a ver unas remeras que me llamaron la atención, estábamos de compras mientras Zoey estaba en clases de Ballet.
–¿Pero?– Mia llevaba puestos unos shorts de jean, una remera musculosa color verde agua y chatitas, aún así su altura se dejaba notar, haciéndola ver más grande de lo que en realidad su edad decía.
–Tu padre no está muy convencido…–noto su rostro poniéndose de un tono colorado, dejando ver su enfado– Mia, ya sabes cómo es… aún así, hoy es jueves, tenemos tiempo de convencerlo–la atraigo hacia mí y le doy un beso en la cabeza.
–Papá nunca me deja hacer nada– ruedo los ojos. Emmett era muy celoso con sus hijas, sobre todo con Mia, que ya tenía varios pretendientes.
–Él solo quiere cuidarte, cielo. Vayamos a buscar a Zoey, ¿segura que no quieres nada?
–¿Podemos ir a Starbucks después de buscar a Zoey?– su sonrisa picarona me compra y le sonrío en respuesta.
Buscamos a Zoey, la cual como siempre estaba cansada después de su clase de danza. Zoey era la número uno en vagos, si se podría decir. Siempre estaba con flojera para todo, pero yo sabía que era sólo una etapa, al igual que a Mia se le pasaría pronto.
Como todos los días, me ignoraron al momento en que se sentaron en la mesa con sus bebidas. Yo me pedí un cortado y miré los próximos acontecimientos en mi celular, el cual me informaba sobre reuniones, citas médicas y demás cosas.
–Mamá…– Zoey me llama y la miro.
–¿Qué?– ambas se ríen y frunzo el ceño.
– Estabas ida– dice Mia.
–¿Ven porqué no quiero que tengan celular?... ¿qué sucede?
–Estamos a 3 de diciembre…–Mia mira a Zoey y ambas se sonríen de forma cómplice.
–¿Y…?
–¡Hay que armar el árbol de navidad!– gritan ambas y me asusta su entusiasmo, pero a la vez me alegra verlas así de entusiasmadas. Thomas y Noah ya perdieron el interés a la hora de armar el arbolito. Me río y guardo mis cosas en mi cartera.
–Como pasa el tiempo eh… bien, si quieren mañana podemos salir de compras navideñas…
–¡Siiii!– gritan ambas sin dejarme terminar. Les hago una seña y salimos del Starbucks tomadas de la mano.
– ¿Cuántos regalos podemos tener cada uno?– pregunta Mia.
–¿Papá se disfrazará de Santa de nuevo? Porque si es así, hay que sacar las fotos antes de que el gordo aparezca porque sino Caleb saldrá llorando…
–¡Zoey!– me reí– hace dos años también esperabas a Santa– ella rodó los ojos.
–Ya estoy grande. De todas formas sigo teniendo lista de regalos– sonrió alzando sus brazos emocionada.
– Mi único deseo, en cambio, es que papá me deje ir a la fiesta de Hannah. Mamá por favor, si no voy voy a ser la única que no tenga de qué hablar porque todos hablaran de la fiesta– Mia hizo puchero. Rodé los ojos.
– Mia tranquila, ya te dije que vamos a hablarlo después. Zoey, ya que eres grande, ¿qué tal si haces una cuenta de todo lo que cuesta tu lista?– le sonreí.
Al llegar a casa, me puse a cocinar. Estaba cansada y mi día no terminaba más. Emmett apareció a mis espaldas, rodeándome con sus brazos.
– No pienso lavar los platos.– susurré.
–Me parece bien. Mañana podríamos pedir pizza. Y el viernes dejar a los chicos con Alice y Jasper así tenemos una noche solos.
– J aja. Ojalá pudiera. Creo que el viernes trabajo hasta tarde.
– Alguien necesita vacaciones, ¿eh?– me dio vuelta con sus brazos y me besó. Correspondí al beso sonriendo.
–Sí. Bien merecidas vacaciones… ¡La comida!– grité al percatarme que había dejado los fideos hirviendo.
–Lo tengo cubierto mamá. – Mia sonreía aun con la mano en el interruptor de la cocina. Le sonreí en agradecimiento, ¿hace cuanto se encontraba ahí?
Luego de cenar y que Emmett lavara los platos, ya me encontraba acostada y con los ojos cerrados. Estaba agotada. Siento el peso extra en la cama y sonrío. Normalmente Emmett se acuesta y luego me abraza. Ese peso no era de Emmett. Abro los ojos y me encuentro con Mia sonriendo.
–Ay corazón, ¿vas a insistir por la fiesta otra vez, no es asi?
–Lo siento– me da un beso en la mejilla– tu duerme, no voy a molestarte. Sólo a papá.
– Sí que eres insistente eh– sonrío– después ve a tu cama, ¿de acuerdo?– no escuché su respuesta, ya que entré en un coma de sueño profundo hasta el otro día.
El despertador sonó a las seis treinta, lo apagué a duras penas y como siempre, noté que Mia se quedó a dormir con nosotros anoche. Rodé los ojos, esa chiquilla siempre iba a ser una de las más mimadas. Me levanté y la arropé dejando un beso en su frente. Mia dormía toda despatarrada en la cama, era increíble que no me haya despertado.
–Buenos días oso– dije al entrar al baño para arreglarme. Emmett ya estaba acomodando su corbata. Su despertador sonaba quince minutos antes que el mio. De esa forma llegábamos bien con el tiempo a compartir el baño.
–Buenos días ángel– sonrió y me beso en la mejilla– ¿panqueques?
–Así es– sonreí y antes de irse, palmeó mi trasero con una de sus manos pesadas. Me reí.
Terminé de alistarme y fui a levantar a Caleb, los gemelos ya debían de estar abajo, así que fui a la habitación de Zoey y luego a despertar a Mia.
En cuanto me serví el café los cuatro niños bajaron las escaleras con sus mochilas y tomaron sus lugares para desayunar.
Emmett llevaba a los gemelos y a Caleb, mientras yo me encargaba de llevar a las chicas. Mia me dedicó una mirada de súplica, rodé los ojos.
–¿Amor, te importa llevar hoy a las chicas? Yo alcanzo a los chicos– sonreí.
–De acuerdo, nena. Terminen esos panqueques, que en diez nos vamos– ordenó Emmett.
–¿Diez?– Zoey juntó los ojos haciendo una expresión graciosa y se apresuró a masticar lo que tenía en la boca.
–No es una carrera, Zo…
–Si, lo es. No encontré mis zapatos– levantó sus pies y me reí de verla en medias.
–No hables con la boca llena, ahora los busco. – fui a buscar sus zapatos y la ayude a terminar de alistarse. Le desee suerte a ambas y las despedí al igual que a Emmett.
El timbre sonó minutos después de que se hayan ido, terminé de limpiar a Caleb y fui a abrir.
–¡Tanto tiempo!– Tanya sonreía de par en par y yo la miraba como si fuera un fantasma.
–Hola, Tanya. Buenos días… Estábamos por irnos.
–Oh sí, querida. Ya veo… Quería confirmar si la dirección era la correcta– sonrió– bueno, supongo que volveré en otro momento… lamento molestar. Mándale mis saludos a Emmett– se dio la vuelta y se fue. ¿Qué demonios fue eso?
¡Sorpresa! Volví :D No tengo idea todavía sobre qué cada tanto voy a actualizar esta historia. Pero decidí darle una oportunidad. Gracias por seguir la historia :) Nos leemos!
