Día 5: AU

Descansar en Paz

P.O.V Shadow the Hedgehog

Sus latidos eran cada vez más lentos, debajo de lo normal. Respiraba con enorme dificultad. No me apartaba de su lado, temiendo que al salir y volver su último aliento haya sido dado.

Casi dos después de asalto al A.R.K habían pasado, escapamos apenas. Mientras la muerte recorría los pasillos, solo un alma en aquel desalmado y corrupto grupo de G.U.N supo del mal que hacía. Nos apuntó al vernos tratando de huir. Tu planeabas dejarme ir, pidiéndome que salvara el mundo; tu mundo. Pero él tuvo compasión. No solo nos ayudó a escapar, sino supo el ángulo correcto para lanzar la capsula de escape y que nosotros dos llegáramos a salvo a la Tierra. Lo vimos a él dispararle a la consola para luego ser acribillado por sus propios compañeros que veían como los había traicionado. Tú lloraste su perdida mientras caíamos a velocidades que rompían el sonido al entrar a la atmósfera del plantea; y yo siempre le llevaré respeto por dar su vida a desconocidos; respeto que irá hasta el final de mi vida (una larga vida).

Pero ahora, queriendo contener mi dolor, te veo morir lentamente en una habitación llena de aparatos conectados a ti que solo alargan efímeramente tu vida. Tus padres, a quienes muy poco veía en las comunicaciones, se alegraban escucharnos vivos. Nos hospedaron y trataron de brindarnos lo mejor, ocultando al mundo que tú seguías viva para evitar que los malos vinieran a nosotros. Pero en sus ojos veía dolor y sufrimiento cuando te abrazaban o te trataban con cariño. Sabían tu destino al tenerte a su lado (siempre pensé en ellos como ausentes, pero ahora entendía el motivo de su distanciamiento).

— María, me contaste hace tiempo atrás que al nacer los doctores no te daban más de dos años de vida. Gerald les demostró lo contrario. En un año el construyó el A.R.K. Lo hizo por ti. Te llevó al espacio, donde tu sistema inmunológico no podría recibir ningún daño. Y ahora que él no está... nosotros te hemos fallado.

— Shadow...— Quiso decir algo, pero no la dejé.

— Si tan siquiera tuviéramos los planos del ambiente estable del A.R.K. Podríamos al menos construirte un cuarto para ti. Podríamos al menos...

— Ya es tarde para eso. — Interrumpió ella. — Yo sabía a lo que me arriesgaba al subir a la capsula. Yo sabía que esto pasaría si decidía volver a la Tierra. — Esbozó una sonrisa que la hizo ver revitalizada, a pesar de su piel pálida. — Voy a morir aquí, y lo acepto con gusto.

A pesar de ella estar en pases con la vida, yo solo tenía furia

— ¡Fallé en salvarte! ¡Se supone que soy la Forma de Vida Definitiva, y definitivamente he fallado en cumplirle mi promesa a tu abuelo! — Caí en llanto junto a su cama.

Nunca había llorado de esa manera. Unas cuantas lágrimas podían escurrirse de mis ojos, pero nunca había caído en llanto; y ahora no había razón de contenerme. A quien quería como una hermana pronto dejaría este mundo de una forma permanente.

— Shadow, antes de irme solo quiero...— Se detuvo, tosió un poco y se acomodó la máscara de oxígeno. — Te pido que siguas protegiendo este mundo. Protégelo y hazlo un lugar más seguro. Sé que tienes el poder de marcar una diferencia.

— Seré igual a The Punisher (El Castigador). — Aunque bromeaba, ella frunció el ceño.

— Nunca debí dejar que vieras esa serie. Era muy violenta para ti. — Recalcó, dando golpecitos a mí mano como si me estuviera regañando.

— Oye, fuiste tú quien la puso. Yo solo me limité en evitar que lo cambiaras durante trece capítulos. —

Ella soltó una leve risa, aferrándose a mi mano cómo se aferraba a la vida.

— Te prometo que hare lo que esté en mis mano para hacer este un mundo mejor.

— Gracias. — Expresó María, contenta.

Luego de eso, las horas pasaron hasta convertirse en días; pocos días. Todos los que la cuidaron se despidieron de ella; hasta Abraham Tower (ese chico con los ojos de color marrón y verde) que sobrevivió como nosotros se logró traer hasta acá en secreto para que pasara tiempo con María (él y yo lo único que teníamos en común era que considerábamos a María una hermana mayor, algo bueno si lo piensas bien).

María nos veía a todos, manteniendo siempre su sonrisa, hasta que comenzó a cerrar los párpados con delicadeza. Su pecho se elevó y bajó una última vez, quedando quieto. Las maquinas ya no recibían ninguna señal de vida. Su final había llegado.

Muchos, casi todos, lloraron su perdida. Yo solo tomé su mano y la besé, así como su frente.

— Ahora ya nos estas protegiendo desde el cielo. — Dije.

Con una sensación rara, quise alzar la mirada. Al hacerlo, la vi usando un vestida de blanco con azul y teniendo unas alas grandes y relucientes (era un verdadero ángel). Sonreía mientras su silueta se desvanecía dejando en todos solamente la sensación de paz para que no sufriéramos más.