Infancia 4: La casa Arcobaleno.
Había sido algo peligroso, tenía suerte que no había nadie en ese momento que perdiera la vida por bajar un poco la guardia, desde que Bermuda comenzó a tener más responsabilidades también obtuvo muchos enemigos, habían visto al joven con un niño, bueno no podía culparlo en llevarlo a misiones completamente inofensivas, cosa que Luce dudaba, quizás el ahora padre quería más tiempo con su lindo y adorable hijo, la peliazul suspiro mirando a los hombres encerrados que quisieron raptar al niño, sabía que esto no podía seguir así ya que tenía una pequeña niña y una hija aun por nacer, consideró los pro y los contra, ya había tomado una decisión, esperaba que nada le pasara a su pequeño hijo con esos locos que tenía como amigos, se mordió el labio con dudas, nadie quería estar cerca de Tsuna, menos Skull que le tenía un cariño inmenso al niño en tan poco tiempo, eso le alegraba un poco, miro la ventana de su oficina esperando a ver a las personas que les pediría un gran favor, acaricio su vientre, cuando la puerta se abrió y aparecieron a los demás Arcobalenos, les sonrió a todos como siempre.
-¿Que pasa Luce?.-pregunto Fon curioso.
-¿Algo con el mocoso tal vez?.-dijo Reborn molesto.
-Si.-dijo sin alargar las cosas.-Atacaron la mansión, pero fueron rápidamente neutralizados, Tsunayoshi esta con Bermuda esta semana y yo con Gamma y mi pequeña hija habíamos salido, así que no hubo daños, pero la gente se estaba dando cuenta de quién es hijo Tsuna, estoy preocupada por él.-dijo con tristeza.-Por ello les he pedido que me ayuden...
-¿Con que?.-pregunto indiferente Verde, aburrido de todo.
-Quiero que Tsunayoshi viva con ustedes...-respondió pacientemente viendo las reacciones de todos.
-¡¿Qué?! Estas loca Luce.-se quejó Lal.
Suspiro esperando esas reacciones.-Por favor chicos, es un niño inocente que debe tener protección
-¿Por qué deberíamos aceptar con facilidad?.-pregunto molesto Reborn.
-Como sabrán Tsunayoshi es hijo del asesor externo de Vongola, que es sangre directa de Primo Vongola.-respondió.-Si alguien termina dañando el niño, podría usarlo para planes malignos, no sabe defenderse aún, sería peligroso que alguien tuviera a su disposición ese poder y más aun siendo Tsunayoshi un multi llamas de la voluntad.-ante ese argumento no podían contradecir, porque era verdad, sería malo para Vongola y para el mundo de la mafia.
A regañadientes aceptaron, solo tomo una semana que todos se acomodaran en la casa, cuando llego el niño en brazos de Bermuda era extraño, sabían un poco del joven Vincide aunque este parecía rancio a dejar a su hijo con ellos, por lo que sabían él también tenía un cuarto, esperaban no verlo tan a menudo, seria Vincide así que debían tener cuidado.
-Papà...
-Vamos a vivir aquí Tsunayoshi por tu seguridad.-comunico susurrándole, el pequeño asintió sin quejarse abrazando un oso de peluche, el que había elegido para este día, miro el lugar curioso, tan curioso como lo era un niño, sentía la presencia de aquellas personas que había conocido no hace mucho, esta vez los Arcobalenos notaban como el niño les miraba, les analizaba, eso no era posible ¿verdad? Solo paso un minuto antes de que sonriera de forma cálida, bajándose de los brazos de su padre, camino de una manera casi torpe hacia Skull, que le sonrió maravillado, le acaricio sus cabellos con bienvenida, Reborn molesto por la situación, le disparo a su lacayo, pero sorpresivamente Tsunayoshi creo una pared de color púrpura, Skull parpadeo incrédulo.
-¿Llamas de la nube?.-dijo desconcertado.
-No dañar a Skull.-se quejó enojado el menor, abrazando las piernas del Arcobaleno de la nube.
Todos estaban impresionados, escucharon murmurar a Bermuda "Nueva llama" así que era el despertar de una nube, Lal mordió el labio inferior, sabia como todos, que las nubes había que andar con cuidado, eran posesivos y a veces agresivos, Skull era excepción a este último, era muy contrario a una nube, ya que el usuario de la llama era distante, posesivo, agresivo y indiferente, por otro lado el motocicleta le gustaba estar rodeado de gente, amable, temeroso y cobarde, "Aunque últimamente no está siendo particularmente cobarde" pensó para sí misma, todo lo que ella reconocía como común o ordinario estaba cambiando, todo gracias a ese niño.
Casi todos estaban pensando lo mismo, las cosas estaban cambiando con el pequeño cielo cerca, no sabían cómo afrontar todo.
Tsuna hizo un puchero aferrándose al hombre amigable, era cálido, su llama era tan cálida y protectora, lo acurrucaba, lo animaba a seguir, rió un poco disfrutando de esa sensación, nadie noto el pequeño brillo del chupete del motociclista al tenerlo debajo de sus ropas.
-Tsu-kun es el caballero de Skull.-dijo animado.
-Gracias Tsuna.-le sonrió agradecido, había un sentimiento alojado en su pecho, en su alma, en su llama, le pedía a gritos cuidar al niño, era algo confuso pero no le desagradaba ese hecho.
El de ojos color caramelo miro a su padre que abría un portal.-Cuídate Tsunayoshi, volveré pronto.
-¡Claro papà! Suerte~.-movía sus manito en despedida, al ya no verlo comenzó a temblar un poco, era gente desconocida en sus ojos infantiles, aunque sabia y intuía que Skull era el único que no le daba mala miradas, se aferró a su nuevo amigo, no lloraría, Nana siempre le decía que su llanto era molesto y en consecuencia recibía golpes, él no quería golpes, él era un buen niño, sería un buen niño. Se estremeció al ser cargado, algo familiar y a la vez desconocido.
-Vamos Tsuna, te llevare a lugares maravillosos.-propuso Skull animado, viendo el temor del menor, no quería que llorara.
El menor solo se dejó llevar fuera de la casa que era amplia, atrás había una piscina y adentro de ella había un pulpo logrando que su lloriqueo se detuviera de forma inmediata teniendo la atención del menor.
-Uhh.-miraba encantado al animal.
-Ah te presento a mi compañero Oodako.-sonrió acercándose a la piscina.-Bien Oodako tenemos un nuevo amigo, se llama Tsunayoshi ¡Tienes que ser bueno con él!.-su compañero se movía animado, moviendo uno de sus tentáculos hacia el menor que lo tomo encantado.
Rió divertido.-Un gusto Oodako!.-se removió del agarre de Skull.
Toda la tarde estuvieron en el patio en el agua jugando con el pulpo que ayudaba al niño cuando estaba en agua para que no cayera en lo profundo, Lal a regañadientes les había traído algunos bocadillos, murmurando algo acerca de 'Luce' 'Vincide' y 'Estúpido niño'. Al ser de noche dejaron al menor en el cuarto de Bermuda y él, que cuando cayó dormido su padre había aparecido en el lugar, durmiendo con él, protegiendo su sueño en un abrazo protector, los días fueron estresantes para todos los de la casa excepción de Skull, Bermuda y Tsunayoshi, el primero porque amaba al niño, el segundo porque salía a trabajar y el último porque era muy ingenuo para notar la tensión. Después de todo disfrutaba la compañía de Skull, un día el motocicleta tuvo que irse ya que debía marcharse por un trabajo, dejando solo ese día a Tsunayoshi, el castaño ya conociendo la casa camino abrazando uno de sus peluches en sus brazos antes de ir hasta la cocina por un vaso de leche, al llegar a su destino encontró al rubio de ojos azules, que volteo su cabeza para ver quien entraba al lugar.
-Oh eres tu kora.
-S...sólo quiero leche.-dijo algo asustado por la mirada, tratando de encogerse en su ligar.
Colonello miraba al niño con curiosidad, desde que vivían juntos al principio fue incomodo pero ya estaban familiarizados así que pudieron solucionarlo con rapidez, además veía con sincera curiosidad la interacción de Skull con el niño, ya que era extraño, el lacayo siempre era sumiso muchos de los casos, pero desde que conocieron el niño era alguien diferente, era cobarde, si, débil, también sin embargo tenía un aura protectora con el chico, era desafiante y peligroso, le desconcertaba.
-¿Quieres que te lo sirva? Kora.-preguntó desde su posición.
-P..por favor.-asintió sonriéndole agradecido, tomo el vaso que le ofrecían con alegría, tomaba lentamente hasta terminar.-Gracias.
-No es nada kora.-dudo un poco.-¿Quieres jugar? Kora.
Colonello desde allí no pudo evitar tenerle cariño al menor, era muy dulce y tímido, le enseño como camuflarse, ya que era sus día libre Lal no estaba alrededor para gritarle, se divirtió toda esa tarde con Tsuna, dos días después no podía dudar su amor por el pequeño cielo, tampoco noto como su chupete brillaba por unos momentos.
-Bien, Tsuna te presento a mi compañero se llama Falco.-dijo el rubio animado teniendo a su gaviota en su hombro.
-Es un gusto conocerte Falco!.-sonrió animado el niño, el ave bajo de su posición para dejarse acariciar por las manos infantiles.
Los demás integrantes notaron el nuevo cambio de Colonello y de Skull los dos actuaban diferentes pero se les notaba felices, les desconcertaba y les hacía estar cautelosos, cuando ninguno de los dos adultos pudieron cuidar de Tsunayoshi y Bermuda había viajado para encontrar a un delincuente de otro país, el castaño no podía ir a visitar a su madre por el anterior ataque, decidió salir a la parte de atrás de la casa, sintiendo desde hace días miradas en él, pero mayormente de unos ojos color verde. Verde había estado vigilando al mocoso desde que se habían obligado vivir juntos para su disgusto por Luce, queriendo proteger al niño que tenía la sangre Vongola en sus venas, no podía experimentar con el niño sabiendo que era hijo adoptivo de un joven que se estaba subiendo en un gran título en el mundo de la familia y más porque trabajaba en Vincide, y sería el futuro jefe del lugar, aun no estaba tan loco como hacer algo incorrecto, por ello solo anotaba lo que encontraba sorprendente en el mocoso desde que vivían juntos, el niño tenía a Skull literalmente comiendo de su mano, aún más cuando supo sobre su particularidad, un multi llamas, no había mejor concepto que eso, si no era raro tiene dos o quizás tres llamas de la última voluntad, aunque esas serían secundarias y débiles dependiendo, pero seguían siendo muy débiles para ser de mucha utilidad, pero Tsunayoshi era diferente, tenía actualmente cuatro llamas que había sido anotadas: cielo, nube, niebla y sol. Eso lo había completamente una persona única, lo veía a la distancia aun odia a los niños, a su vez le molestaba que esto sucediera, hasta que el mocoso se resfrío, ese día solo estaban él y con renuncia comenzó a cuidar al niño completamente callado, llamo a Luce para hacerle saber la situación, estuvo todo los días cuidándolo, ya no por obligación o por un espécimen en cuestión, el niño a veces murmuraba como le encantaba la calidez de la llama, le desconcertaba, pero quizás no era tan malo tenerlo a su alrededor, después de todo el niño se interesaba en él como nunca nadie lo había hecho, ignorando el hecho que su chupete debajo de su ropa había brillado.
Viper no le gustaba como su espacio personal era muy reducido, con fantasma a su lado miraba de vez en cuando al niño que estaba jugando con cubos en la sala de estar, la mayoría estaba ocupados dentro de la mansión, así que el ruido de arriba era insoportable por ello había bajado y sentado en el sofá contando su dinero, distraídamente sintió que alguien agarraba su túnica, al dirigir su vista al chico, frunció el ceño.
-¿Qué quieres?.
-Tsu-kun ¿Puede abrazarte?.-preguntó de forma inocente.
-Claro que no mocoso.-le gruño un poco, no le gustaba el afecto.
El pequeño castaño pestañeo antes de irse, Viper suspiro encantada de no tenerlo a su alrededor, cuando volvía a contar su dinero, después de unos minutos sintió nuevamente el tirón, suspiro irritada, antes de que preguntara por la nueva interrupción, noto unos billetes en las manos pequeñas del niño.
-Mammon-san ¿Me dará un abrazo si le doy dinero?.-preguntó algo sonrojando.
Viper lo pensó, era dinero fácil, no negaría eso, lo volvió a mirar, bueno podría aprovecharse de eso por un rato.-Si.-dijo tomando el dinero para luego guardarlo y cargar al mocoso que se acurrucó en sus brazo, no había pensado que algo tan trivial fuera tan agradable, por primera vez sonrió y no era algo con el tema del dinero, el abrazo era tan cálido, podría quizás dejar los abrazos del menor de forma gratuita, sin darse cuenta que su chupete brillo brevemente en el abrazo.
Luego llego Lal que estaba más que impresionara por el mocoso hijo de Bermuda, seguía impresionada por ello, ya que Tsunayoshi era de por si muy lindo en toda esa aura maligna del pronto jefe de Vincide, de igual manera de como tenía a los otros Arcobalenos atados a él, pensaba que algo ya no era relativamente normal con estas personas con quien debía vivir para su desgracia, Colonello no era de mucha ayuda, que le había tomado cariño al mocoso, Lal pensaba que todos estaban locos en querer a ese niño. Pero un día Tsunayoshi salió al patio tarareando y usando un traje de camuflaje que le habían regalado el francotirador, abrazaba un peluche de un ave blanco, miro a su alrededor antes de saltar o caminar lejos de las trampas buscando al Arcobaleno de la lluvia, ignorando que era visto por la mujer militar que estaba sorprendido.
-El mocoso es bueno.-murmuró para si misma, le siguió antes de saltar haciéndolo gritar.-Hey mocoso ¿Que estás haciendo?.
-B..buscó a Nello-nii.-respondió con timidez.-¿Lal-san lo ha visto?.-preguntó de forma esperanzada.
-No, el idiota fue a una misión.-bufo cruzándose de brazos, al ver lo desanimado que estaba el chico, lo cargo.-Pero te enseñare como caminar sin ser escuchado. Por cierto ¿Cómo notaste las trampas?.
-¿Uh? Tsu-kun sintió que debía caminar en lugares exactos ¿Tsu-kun hizo mal?.
-No mocoso, eres mejor que el estúpido de Colonello.-le revolvió sus cabellos castaños.
Sin darse cuenta, Lal había comenzado a querer al niño, enseñándole defensa personal, después de hablarlo con Bermuda, no era tan estúpida como hacer algo espaldas del joven padre, sin embargo no había notado su chupete que brillo dentro de su bolsillo. Luego llego Fon, que en silencio miraba los cambios que se hacían con respecto al pequeño Tsunayoshi, jamás pensó que Viper o Verde cayeran tan rápido, aunque el chico no era una molestia, era más bien muy tranquilo, no era caprichoso o se quejara con algo, siempre fue obediente, cosa que le podía curioso, los niños eran de por si caprichosos con juegos o cosas al azar, se enojaban por x motivo y lloraban mucho, pero no Tsuna, él simplemente seguía el ritmo como si fuera natural, como si fuera normal para él, pero vivir con asesinos no debería poner cómodo a un niño que no había entrado al mundo de la mafia desde su nacimiento, pero nuevamente Tsunayoshi no era un niño normal. Había ignorado cuando el chico se sentó a su lado un día que había sido horrible en su misión, estaban en silencio en el patio de atrás, mientras Fon meditaba para calmar sus llamas, la agradable sensación de paz comenzó a inundarlo, sin darse cuenta que la buena compañía silenciosa estaba para él, cuando menos lo supo, cuando necesitó paz en su tormentosa vida, siempre abraza o estaba cerca del pequeño cielo.
-Estar triste es bueno.-murmuró un día Tsunayoshi al estar al lado de Fon, rompiendo el silencio.
-¿Qué quieres decir Tsunayoshi?.-preguntó tenso y sin su sonrisa adornando su rostro.
-Que es bueno estar triste, Tsu-kun muchas veces estaba triste y lloraba y lloraba, pero la mala sensación se iba con el tiempo, Tsu-kun nunca tuvo abrazos cuando estaba triste, ¿Tsu-kun puede abrazarte?.-preguntó mirándolo con esperanzas.
Fon por otra parte estaba sorprendido por la certeza de ello, pensaba que había ocultado si tristeza, su maestro había fallecido por culpa de él, como siempre buscaba el calor que transmitía Tsuna para calmarlo, con duda, como si fuera la primera vez que lo tomaba en sus brazos, acurrucó al niño apegándolo a su cuerpo, a la vez que lágrimas caían por sus mejillas.
-Tsu-kun quiere mucho a Fon-san.-susurro abrazándolo mientras sonreía un poco.
-Y...yo también te quiero Tsunayoshi.-sonrió melancólico sin soltarlo de sus brazos, mientras su chupete rojizo brillo entre el abrazo.
La vivencia en la mansión Arcobaleno comenzó a cambiar a ser más familiarizada junto con el nuevo conjunto, Tsuna cuando veía a su padre no se separa de él por nada y los demás entendieron que el menor extrañaba a su padre por ello les daban espacio a su manera, Bermuda por otra parte suspiraba por la falta de tiempo que había tenido para ver a su hijo, pero el nuevo cargo que se le había dado necesitaba una organización más exacta, aun así cargaba o le leía cuentos a su hijo de vez en cuando, al menos en el momento que su hijo quitaba su timidez al miedo que le rechazada, miro su habitación, la mitad del cuarto estaba llena de peluches de diferentes tipos y colores, y la pared pintara de suave color celeste y la otra mitad de color negro con sus vendas y cadenas, la cama era grande para los dos. Sabiendo que su niño tenía miedo de dormir solo pensando que le dejaría al día siguiente, con sus cadenas en el suelo, camino fuera de la casa con Tsuna en sus brazos, el tintineo que hacían llamaba la atención de los Arcobalenos pero ya se habían acostumbrado. Bermuda sonrió protegería a su hijo de cualquiera.
-Papà, papà ¿Has visto a Ookado? Es un pulpo muuy grande.-contaba y relataba su vivencia con las personas más fuertes del bajo mundo, mientras el jefe de Vincide escucha cada uno de los relatos de su hijo con paciencia.
-Ya veo, entonces te has estado divirtiendo.
Asintió emocionado.-Todos son cálidos.-murmuro acurrucándose en el mayor.-Pero siempre extraño a papà.-hizo un puchero.
-No te dejare Tsuna, pero subí de rango, debo organizar mejor las cosas, pero siempre vendré por ti.
-¿No dejaras a Tsu-kun?.
-Nunca lo haría.-prometió con solemnidad.
-Tsu-kun ama mucho a Papà.-sonrió más contento.
-También te amo Tsunayoshi.
Los días eran cómodos y agradables para los Arcobalenos, el único molesto con todo aquello era el mejor sicario del mundo, Reborn había notado cada uno de las acciones del mocoso. Pero le enfurecía tanta sumisión de sus compañeros que habían caído por el niño, no era tan especial, desde que habían vivido todos en la misma casa, echaba al mocoso de su vista sin importarle dispararle a propósito aun si asustaba al niño y recibía miradas molestas de los demás, no le importaba, a él no le importaba nada que tenga que ver con él. Pero para su desgracia hubo un día en el que debía ser de niñera, gruño molesto por eso, no había nadie en la casa solo él y el mocoso, que estaba acostado en el suelo mientras dibujaba en lo que haría un niño de su edad, estaban en silencio, por lo menos, hasta que Reborn noto como se inquietaba el niño, extraño había pensado.
-¿Que sucede?.-siseo frunciendo el ceño.
-Alguien viene.-murmuró asustado.-Algo malo viene.-miro asustado al sicario.
Reborn por otra parte alzo una ceja por lo dicho, hasta que miro por donde miraba el niño, la ventana, por el rabillo del ojo noto una silueta, maldijo por lo bajo, su compañero animal se movió hasta su mano, dirigió su vista al menor.
-Ve a tu cuarto y escóndete hasta que yo lo diga, no salgas aun cuando escuches algo aquí abajo ¿entendido?.-murmuro sabiendo que era escuchado, al ver como el castaño asintió, acomodo su fieltro.-Vete, con sigilo.
Tsuna se levantó con cuidado, sus pasos no eran escuchados, eso sorprendía al sicario, era sigilo perfecto, prefiriendo ocuparse con el intruso, con león convertido en una pistola, espero paciente, mientras tanto Tsunayoshi fue a su cuarto, miro el closet y se escondió allí, se acurrucó en su lugar, invocando sus llamas de la niebla y nube, en su mano derecha apareció la llama de la nube y en la otra la llama de la niebla, con su imaginación, tomo a sus peluches para controlarlos, esparciéndolos por todo el cuarto, desde donde estaba, temiendo que Reborn le pasara algo, ahogo algunos quejidos, la sensación extraña estaba tan fuerte que le dolía su cabeza, escucho ruidos fuertes en la parte de abajo y balazos, se acurrucó como podía en su lugar con temor, luego de unos minutos escucho pasos en el pasillo, se estremeció atemorizado. Reborn al matar al intruso, limpio el desastre, suspiro subiendo al segundo piso, abrió la puerta y se sorprendió estar rodeado de los peluches de Tsunayoshi, noto las llamas de la nube rodeando cada uno de los peluches controlados por la llama de la niebla, alzo la ceja ante la forma que estaban, todos estaban más grandes y con garras o algún arma, estaban preparados para atacarlo, se aclaró la garganta.
-Tsunayoshi, soy yo ya termino todo.-alzo un poco más la voz para ser escuchado, unos segundos después todo volvía a su lugar, estaba sorprendido por el control que tenía el menor con las llamas, lo vio salir del closet, suspiro al ver rastros de lágrimas.-Solo ven aquí mocoso.
El castaño corrió y abrazo las piernas del sicario, muy aliviado, Reborn tuvo la tentación de sonreír, lo cargo dejando que se aferrara a él.-Algo como esto no me matara Tsuna.-murmuró bajando a la sala, prendió la televisión y la puso en algo interesante dejando que el menor se acomodada encima de él.
-P..pero Reborn pudo salir herido.-se quejó abrazándolo más.
Bufo.-Ten más fe en nosotros mocoso, somos los más fuertes.
El de ojos caramelo levanto la mirada, notando un pequeño corte en la mejilla del azabache, llevo su pequeña mano y con la llama del sol la curo, Reborn miraba cada movimiento, impresionado por la suave llama que le tocaba, tan cálida y agradable.
-Te quiero Reborn.-murmuró Tsuna acurrucándose en el pecho del mayor.
El nombrado miro al niño antes de acariciar tentativamente sus cabellos castaños, sonrió un poco.-Eres un niño extraño.
Desde allí Reborn le había tomado cariño al niño, nunca comento lo sucedido así que nadie supo, aunque todos los Arcobalenos estaban sorprendidos por el cambio del mejor hitman del mundo, que siempre estaba cerca del menor, hasta jugaba con este cuando se lo pedía, Luce no podía venir por el hecho de que pronto daría a luz y debía estar descansando, pero igualmente llamaba para saber de Tsunayoshi, este siempre tenía nueva ropa bonita de animales o trajes iguales de su nueva familia, ese día en especial sabía que su padre volvería de su trabajo así que le pidió ayuda a Fon y a Skull para hacer un traje como el de su padre, los dos hombres con rapidez encontraron cosas para hacer el traje, vendaron un poco el cuerpo del menor pero de igual se veía, una capa algo desgarrada y un sombrero de copa igual a Bermuda, faltaron las cadenas, pero no había del tamaño del menor, este rió divertido y en sus manos salieron llamas de la niebla haciendo una copia exacta de las cadenas de su padre, al ver en el espejo chillo animado, bajando y mostrándole su ropa a los demás que sonrieron divertidos, jugando con león cuando un portal se abrió, se levantó pensando que era su padre pero era otra persona que no conocía, le miro curioso.
-¿Quién eres?.-preguntó por fin, el intruso le observó unos segundos antes de reírse.
-Dios jajaja jamás espere esto.-se decía a sí mismo, se aclaró un poco la garganta.-Soy Alejandro, compañero de tu padre.
-¿De papà? ¿Dónde esta?.-apretó un poco al animal que le acompañaba asustado de algo mala le pasara a su querido padre.
-Oh nada malo pequeñín, Bermuda-sama le salió un imprevisto, pidió buscarte.-comunico, cuando otro portal salió y entro otra persona.
-Alejandro te demoras mucho, ¿sucedió algo?.-preguntó una voz divertida.
-Nada Small Gia.-suspiro un poco.
-Oh el es el hijo del jefe.-miro inspeccionando al niño.-Es...muy lindo.
-Es adoptado idiota.-hablo otra voz, los dos Vincide, viendo a big Pino.
Gruño Small Gia.-A quien llamas idiota, gordo.
-No peleen.-ordenó Alejandro.
-Solo era un trabajo, chicos.-dijo cansado Jack.-Eres adorable.-sacó una cámara.
-Pff si serán.-se quejó jager palmándose la cara vendada.-En verdad hacen todo este alboroto.
-Ah ya cállate jager, el niño es una dulzura.-dijo Big Pino.
Cada uno de los Vincide miraban al niño que les sonreía, diciendo que eran héroes y otras cosas más en su mente infantil podía dar, ninguno de ellos podía con tanta dulzura en alguien así, ellos eran el odio y venganza pero no podían negar lo agradable que era que no le estuviera juzgando, tan entretenidos estaban que no se dieron cuenta de que un portal aparecía Bermuda.
-Solo pedí algo y no lo pueden hacer.-gruño molesto el jefe haciendo callar a sus compañeros.
-¡Papà!.-grito animado el menor, corriendo hacia este que lo cargo con sus cadenas acercándole.-¿Te gusta? Lo hice con ayuda de Fon y Skull~.-dijo animado.
-Es muy bueno...-alabo, escondiendo una sonrisa.-Creo que ya conociste a mis compañeros de trabajo.-respondiendo mientras señalaba a los demás.
Asintió sonriendo.-¡Si! Son geniales.
-Bueno, vayamos a donde quería llevarte Tsunayoshi.-hablo Bermuda alejándose del lugar, después de eso cada uno de los miembros de Vindice se fue dejando solo a los Arcobalenos que no se habían movido de su lugar.
-Necesito olvidar este día, kora.-dijo Colonello en shock, algunos asintieron por lo dicho.
-Yo necesito quemar mis ojos.-dijo Skull murmurando.
Sin dudas sus vidas no serían las mismas con Tsunayoshi Von Veckenschtein.
Primero, tomó a la noche, buscando refugio y amor, curando el dolor entre los dos.
Segundo tomo al cielo, robándole su tesoro más preciado,
Tercero obtuvo la lealtad de la nube, dañada y animada,
Luego, el cuarto llevado por la curiosidad, una de las lluvias termina encariñada,
Quinto, ofendido y furioso, el rayo no cae por el pequeño, pero el tiempo observa las maravillas de tenerlo, terminando cayendo por él.
Sexto, la niebla indignada, decide ignorar aunque al final descubrió la felicidad en sus brazos.
Séptimo, la segunda lluvia furiosa por los cambios, decide estar en la defensiva, pero descubre que siempre había caía por él.
Octavo, la tormenta, tranquila y feliz, observo como su tormento llegaba a la calma con solo estar cerca de él, cayendo rápidamente en su encanto.
Noveno, el sol furioso, indignado por los acontecimientos era frío y malvado, cuando ve las cosas, descubre que, él no era tan malo en su presencia, aceptando la nueva compañía en su rutina.
